Con esta elección se cumplen 30 años de gobiernos
constitucionales, entre 1983 y 2013. Ahora se abre una nueva década con la expectativa
de un nuevo turno presidencial en el 2015. En estas elecciones de medio turno
se inició el proceso político de agrupamientos y referencias para discutir la
gestión del capitalismo local en el periodo 2015 a 2019.
En el medio, restan dos años de presidencia de Cristina
Fernández y muchas incógnitas, especialmente en materia de política económica. Luego
del holgado triunfo del 2011 (54% de los votos) se anunció una “sintonía fina”
que no terminó de consolidarse, y que esencialmente suponía un ajuste fiscal
sostenido en la baja de los subsidios a los servicios públicos y otras medidas
de contención del gasto. El interrogante, ahora con una votación que ronda el
tercio de los votos, es cómo, cuánto y cuándo se retoma la política económica
sugerida hace dos años.
Son variados los temas sobre los que existen expectativas
cruzadas de diferentes sectores sociales. Una cuestión remite a la aceleración
de los precios, base de un conflicto social en ciernes, especialmente con el anuncio
de un paro nacional con movilización lanzado para el próximo 20 de noviembre
por al CTA y la CGT. Obviamente que las patronales pretenden contener la
demanda de mejoras en los ingresos populares, apuntando a disminuir las pretensiones
salariales en las negociaciones paritarias de este fin de año y el próximo.
Otra cuestión en la misma línea alude al precio del dólar y en general de las
divisas, disputadas por el gobierno y los sectores hegemónicos. El turismo
hacia el exterior puede significar una salida superior a los 10.000 millones de
dólares anuales, y la factura de importación de combustibles puede alcanzar los
13.000 millones de dólares. Si a eso sumamos las cancelaciones de deuda, acrecentadas
con el reconocimiento de las sentencias del CIADI, la situación es preocupante y
se asocia a la evolución del tipo de cambio. Lo más probable es que se mantenga
el ritmo de devaluaciones recurrentes para evitar el alejamiento del paralelo y
en todo caso, se potenciarán las restricciones a la compra venta de divisas,
los límites a las importaciones, y la penalización a la operatoria en divisas.
La cuestión fiscal pasa a ser relevante, y con el presupuesto aprobado y la
capacidad legislativa que supone mantener mayorías legislativas del partido de
gobierno, todo se reducirá a la orientación que lleve adelante el poder
ejecutivo en materia de asignación y reasignación de partidas, con especial
incidencia en las provincias y en los municipios.
Vale la mención a Estados Provinciales y Municipales porque el
Frente para la Victoria, el partido de gobierno se mantiene como primera
minoría electoral y con quórum propio en las Cámaras de Diputados y Senadores.
Pese a ello, se ratifica un resultado adverso en los principales distritos
electorales, casos de la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa
Fe y Mendoza. En rigor, en 14 distritos disputó entre el segundo y el cuarto
lugar, manteniendo la preeminencia en 9 provincias. La cuestión federal será un
tema de interés para la disputa en los años venideros hacia la definición por
un nuevo turno de gobierno en la Argentina del 2015 al 2019.
En este sentido “federal” se juega el oficialismo y también
la oposición sistémica para dirimir candidatos presidenciables. Es una
oposición que disputa la gestión del capitalismo local. Sea el intendente Massa
(Tigre) ganador de las elecciones bonaerenses, el Gobernador Scioli, que carga
sobre sus espaldas la derrota en el mayor distrito electoral (Buenos Aires); Urribarri
(Entre Ríos) que aspira a ser delfín del cristinismo; o Cobos (Mendoza), Binner
(Santa Fe) o De la Sota (Córdoba), ganadores en sus Provincias.
Insisto con el concepto de gestión del capitalismo, porque en
esta campaña y en los primeros mensajes de balance electoral no se escuchó una
sola vos para modificar el rumbo del modelo productivo y de desarrollo, solo orientaciones
para corregir lo que se considera falencias en las decisiones de una inserción
virtuosa en el capitalismo global en tiempos de crisis.
El dato novedoso es la elección de la izquierda, sea la
tradicional de los partidos trotskistas, como las nuevas experiencias de
agrupamientos políticos visibles desde la crisis del 2001, especialmente en Buenos
Aires, la Capital Federal y Santa Fe. Entre
todos alcanzan el millón y medio de votantes y el trotskismo incorpora tres diputados
nacionales. Existe la posibilidad de conformar unidad de acción legislativa con
otros bloques y actuar como referencia de las movilizaciones y dinámica de la
protesta social.
Balance
de tres décadas
La primera década se construyó desde la esperanza por la recuperación
y vigencia constitucional (1983) hacia la institucionalización de una reestructuración
regresiva del capitalismo local desde 1987/8 y especialmente en el turno presidencial
desde 1999. Claro que queda el saldo de los Juicios a las Juntas militares que
empujó la lucha de la sociedad por los derechos humanos y que explican la
continuidad de un enjuiciamiento que no tiene fin desde la presión y demanda
del movimiento popular.
La segunda década pasó de la consolidación del aperturismo
económico, la inserción internacional subordinada, la flexibilidad laboral y
las privatizaciones, la sojizacion y la mega minería a la crisis del 1999/2003.
En esa etapa Duhalde se propuso "recomponer el orden" que la rebelión
popular había desarticulado. La cuestión del poder volvía a ser central en la
discusión de la Argentina y por eso se imponía “imponer el orden” para volver a
la normalidad del capitalismo.
La tercera década empezó con la propuesta de Kirchner de
"reconstruir el capitalismo nacional" y termina sin modificar la extranjerización
económica, el poder de las transnacionales de la biotecnología y la
alimentación en la concentración sojera y productiva exportadora; la mega
minería, el poder de la banca transnacional, las terminales automotrices; la
hipoteca de una deuda publica en crecimiento y acuerdos con el FMI y el Banco
Mundial, con anuncios de arreglos en el CIADI y el Club de París.
En tres décadas gobierna y legisla una constelación de
partidos y grupos que tiene en la cúpula al PJ y la UCR, que aun desdibujados
(expresión de la crisis política) colectan votos de la sociedad.
Si algo hace falta es construir alternativa política de
izquierda La base electoral no es desdeñable y debiera expresarse en acciones
de unidad legislativa y especialmente en el ámbito del movimiento popular y las
acciones de crítica y resistencia callejera, con organización popular.
En la Argentina como en la región se discute el cambio
político iniciado con el nuevo siglo. El debate es sobre el rumbo y la clave
está en la capacidad el movimiento popular por desplegar iniciativa política
desde una subjetividad contra el orden capitalista, que establezca límites a la
continuidad de la ofensiva del capital sobre el trabajo y la naturaleza y se
pueda gestar una nueva experiencia de organización social, económica, política
y cultural por la emancipación.
Buenos
Aires, 28 de octubre de 2013
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