Una vuelta al origen para volver a significar en el presente el papel transformador de las cooperativas
Mucho se discute en torno a la etapa actual del desarrollo social. ¿Qué capitalismo es el que está en curso? ¿En que momento del desarrollo capitalista nos encontramos? Hace casi un siglo que Lenin popularizó al Imperialismo como la fase superior y última del capitalismo11 y desde entonces, la recurrencia de crisis, resistencias y revoluciones nos deja en un debate sobre las características de nuestro tiempo y la lucha de clases en el presente y en el futuro.
El Parlamento de la Argentina transformó en ley la estatización del sistema de jubilaciones y pensiones. Ello supone que unos 78.000 millones de pesos que acumula el fondo administrado por las AFJP pasa a ser gestionado, probablemente desde diciembre del 2008, por la ANSES, el ente estatal encargado de administrar la seguridad social. A esos recursos deben adicionarse los recursos mensuales aportados por efecto de las retenciones obligatorias a las asignaciones de los trabajadores y los aportes patronales en carácter de contribución a la seguridad social. Es una masa importante de recursos que deja de estar administrada por el mercado, aunque debe reconocerse que había una importante regulación sobre el destino de esos fondos. Es así que el 55% de los recursos están invertidos en títulos públicos, más por inducción estatal que por propia decisión de las administradoras privadas. El Estado dispondrá ahora del total de esos recursos que debe cuidar, proteger y utilizar para estimular la actividad económica, la producción, y enfrentar un horizonte recesivo de la economía mundial con impacto en todos los países. Lo último como acaba de ser reconocido por la presidenta de la Argentina en Libia, como parte de su gira internacional. Es una afirmación distinta de las manifestadas hasta hace muy poco tiempo. Otra cuestión será discutir el tipo de activación de la producción, ya que hasta ahora se ha favorecido necesidades del capital hegemónico y destinado al consumo de altos ingresos. La articulación productiva con la satisfacción de necesidades populares sigue siendo una asignatura pendiente.
La realidad de la recesión mundial en curso y la asunción presidencial del problema es el punto de partida para pensar los impactosde la crisis en el presente y futuro cercano. Los efectos son los que pueden derivarse, por ejemplo, del anuncio realizado en Washington por el Citigroup para despedir 52.000 trabajadores del conglomerado empresarial. Deben adicionarse los 18.000 ya cesanteados, sumando en total 70.000 puestos de trabajo menos en la corporación transnacional. Recordemos que el banco transnacional tiene 1400 sucursales en 46 países y en la Argentina, instalado desde 1914, con 59 sucursales y casi tres mil trabajadores que pueden sufrir el destino de la cesantía. El gobierno de Bush acaba de inyectar 20.000 millones de dólares para sostener patrimonialmente a la entidad y logrando una suba (transitoria) de las bolsas del mundo. La inyección de liquidez al Citigroup puede llegar a 65.000 millones de dólares, poniendo en evidencia la magnitud del quebranto de los gigantes involucrados en la debacle capitalista. Por otra parte, el gobierno de EEUU denuncia la pérdida de 240.000 puestos de trabajo en octubre del 2008 y 160.000 en septiembre, totalizando 400.000 despidos en los últimos dos meses. El presidente recientemente electo en EEUU, Barack Obama, anuncia la creación de 2,5 millones de puestos de trabajo para los próximos dos años, 2009 y 2010, los primeros de su gestión. Es una propuesta para un ritmo de 100.000 nuevos puestos de trabajo mensuales que intenta contrarrestar el promedio de septiembre y octubre por 200.000 puestos de trabajo perdidos por mes, sin saber aún cual será el límite para un desempleo creciente que ya supera el 6,5% de la población económicamente activa en el país del norte. Las automotrices de Detroit, cuna del automotor, están en crisis y expresan que el tema es integrado en la esfera de los servicios y la producción. No es solo crisis financiera, sino económica, originada en EEUU y proyectada a la economía mundial. Aludimos específicamente a la Ford, Chrysler y GM, fuentes de innumeras turbulencias e inestabilidad, precisamente del empleo de sus trabajadores.
La GM es noticia en Argentina por su política de suspensión de la producción y el empleo desde fines de septiembre y que ahora negocia con el sindicato una política de rotación de las suspensiones y reducción del salario. Es un tema que había alejado la recuperación económica argentina entre el 2003 y 2007, donde el tema pasó a ser la discusión por los ingresos de los trabajadores en el marco de los convenios laborales. Ahora parece volver el sentido defensivo de la lucha sindical para privilegiar la defensa de la fuente de trabajo más que del salario y la lucha por su recomposición y aumento, pese a mantenerse la presión sobre los ingresos por el crecimiento de los precios, especialmente de la canasta alimentaria y familiar.
Respuestas ante la crisis
Las respuestas en la sociedad son variadas. Los empresarios acuden a la política del miedo ante el despido para contrarrestar demandas salariales e incluso reducir premios, compensaciones o demandas de mejoras en las condiciones laborales. La Central de Trabajadores Argentinos, CTA,propone suspender los despidos por 180 días y la Confederación General del Trabajo, CGT, empuja la idea de la doble o triple indemnización para evitar las cesantías. Ambas iniciativas pretenden frenar el atajo empresarial para custodiar la tasa de ganancia sobre la base del despido o la disminución de los costos de producción disminuyendo el salario y el costo laboral. Las patronales argentinas empujan un chantaje a dos puntas, sobre el Estado y los trabajadores. Al primero le reclaman subsidios, tipo de cambio adecuado (elevado) y fuentes de financiamiento suficiente y baratopara enfrentar el estancamiento. A los trabajadores les demandan una cuota de sacrificio para sostener el empleo. Nunca se les ocurre resignar parte de las ganancias, y es claro, que esa es la lógica del capital.
¿Qué dicen los datos oficiales sobre la evolución de la actividad económica y el empleo en la Argentina? Los datos son del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INDEC, para el 3º trimestre del 2008 y remiten a 31 aglomerados urbanos. La Tasa de actividad es del 45,7% de la población, lo que expresa una leve disminución para trimestres similares de los años previos. Un valor similar se encuentra hacia el 2003, momento de inicio de la recuperación de la economía Argentina, en una curva de ascenso que ahora retoma el punto de partida. De este modo se convalidan pronósticos de desaceleración de la economía en Argentina. La Tasa de empleo registra un 42,1% de la población, con una leve disminución respecto del mismo periodo del año 2007. Es un reflejo de las dificultades que se presentan en la economía local para mantener el ritmo de generación de empleo del ciclo anterior entre 2003 y 2007. Es un tema que se ve agravado con los anuncios de cesantías y suspensiones de la producción, anticipo de vacaciones, etc.
La Tasa de desocupación llega al 7,8% de la población económicamente activa. Se mantiene así la tendencia declinante del desempleo, aunque parece morigerarse respecto del ciclo de crecimiento económico anterior. El desempleo es menor que a igual periodo del 2007, pero se dificulta el ritmo de disminución. La Tasa de subocupación es del 9,2% y aquí si se presenta un estancamiento de los guarismos respecto del año anterior. La Tasa de subocupación demandante es de 6,3% manteniendo las tendencias del último periodo, mientras que aparece un crecimiento de la Tasa de subocupación no demandante del 2,9, reflejando la falta de estímulo en la búsqueda de trabajo de una parte de la población con problemas de empleo.
PT
PEA
PO
PD
PS
24.452.000
11.165.000
10.295.000
871.000
1.027.000
100%
45,7%
42,1%
7,8%
9,2%
Fuente: http://www.indec.mecon.ar/
PT = Población Total; PEA = Población Económicamente Activa;
PO = Población Ocupada; PD = Población Desocupada; PS = Población Subocupada.
Síntesis
Parece estar ocurriendo un cambio de tendencia en el ciclo económico que expresan las variables económicas de la Argentina luego de 5 años de crecimiento con tasas entre el 8 y el 9% anual. Ya no se espera para el próximo año repetir esos guarismos y la discusión pasa por analizar quién pagará el costo del nuevo ciclo.
La crisis es una oportunidad para modificar la ecuación de beneficiarios y perjudicados por el curso de la política económica. Para ello se requiere promover la distribución del ingreso y la riqueza en el marco de una integración alternativa con los países de la región. Argentina tiene que alejarse del epicentro de la crisis y acercarse a nuevas formas de articulación productiva, interna y globalmente, de la economía doméstica.
Es momento para cambiar. No alcanza con reproducir patrones de estímulos fiscales y monetarios para reproducir un patrón de producción que satisface demandas de consumo de sectores de altos ingresos. La ocasión es propicia para intentar una recuperación resolviendo necesidades insatisfechas de la mayoría empobrecida.
TEMAS DE DEBATE: LA CRISIS ECONOMICA INTERNACIONAL
Cómo mover las fichas en el nuevo tablero
Desconexión y reconexión
En la reciente cumbre del G-20 hubo consenso acerca de la necesidad de reformar el sistema financiero global, pero todavía no se avanzó con medidas concretas. Los especialistas describen el escenario actual y formulan recomendaciones. La cumbre del G-20 realizada en Washington se propuso “restaurar el crecimiento económico y reformar al sistema financiero global” sin discutir el tipo de crecimiento económico y su distribución. ¿Da lo mismo un incremento de la industria automotriz para uso individual, que una expansión de medios colectivos de locomoción? ¿Importa lo mismo crecer con depredación de los recursos naturales que hacerlo preservando el medio ambiente, la soberanía alimentaria o energética? ¿Vale contabilizar la producción militar o la actividad especulativa como referencia del aumento de la economía? Aparece más atractiva la discusión sobre la nueva arquitectura financiera, aunque valen algunos interrogantes. ¿Quiénes deben protagonizar dicho debate? ¿Los responsables del orden actual? Recordemos que Paulson saltó en 2006 desde Goldman Sachs a secretario del Tesoro de Estados Unidos. Su primer reflejo fue destinar 700.000 millones de dólares para “comprar carteras tóxicas” y salvar entidades financieras expuestas por créditos incobrables. Luego modificó la orientación para avanzar con estatizaciones temporales, para retomar luego el camino de la liberalización.
En ese sentido, la cumbre sostuvo que “nuestro trabajo estará guiado por una creencia compartida de que los principios del mercado, el libre comercio y los regímenes de inversión, y unos mercados financieros regulados en forma efectiva albergan el dinamismo, la innovación (...) que son esenciales para el crecimiento económico, el empleo y la reducción de la pobreza”. Luego de décadas de hegemonía neoliberal y políticas de restauración conservadoras, lo que menos se necesita es la reiteración de las políticas que llevaron a la concentración del ingreso y la riqueza junto al empobrecimiento de la población. No alcanza con las apelaciones a “fortalecer la supervisión sobre instituciones financieras” o promover “reformas del sistema financiero mundial y las organizaciones resultantes de Bretton Woods”, porque ese orden emergente al final de la Segunda Guerra es el que está en crisis: la economía mundial del dólar patrón de cambio. La discusión es sobre el nuevo orden mundial y especialmente sobre quiénes están habilitados para su consecución. En 1944 el debate lo dieron los vencedores de la contienda. ¿Quiénes son esos actores en la actualidad? Desde el 2001 se impuso un reclamo del movimiento popular mundial por otro orden posible y necesario.
La Argentina podría contribuir a ese de-safío con políticas económicas promotoras de la distribución del ingreso y la riqueza en una integración alternativa al librecambio sustentado por el poder económico mundial y local. Ello supone una desconexión del foco de la crisis y una reconexión virtuosa con países de la región para modificar la ecuación de beneficiarios en el desarrollo económico. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner manifestó en Washington la superación de la crisis desde “otro capitalismo”. Es una afirmación para interrogarse sobre la posibilidad de la tesis con transnacionalización creciente. Es tiempo para pensar audazmente en la superación del neoliberalismo y el capitalismo siguiendo la búsqueda creativa en la región, donde se sustentan propuestas más allá y aun contra el capitalismo; incluso socialistas.
Las respuestas a la crisis deben buscarse al margen de los responsables e involucrar a los pueblos y formar sujetos para el sustento de cambios profundos y que pugnen por resolver las diferencias que demoran la emergencia del Banco del Sur u otros proyectos de articulación productiva y cultural que oportunamente fueron suscitados. Remitimos a emprendimientos regionales energéticos, comunicacionales, de infraestructura (respetando el medio ambiente y la cultura popular) y en diversas esferas de la economía. Se trata de resolver problemas económicos sociales al tiempo que se construye el sujeto social para su implementación. Es una lógica diferente a la inyección de liquidez pública a instituciones invalidadas por su práctica, como el FMI. Más que reformar el FMI, nuestros países pueden organizar respuestas similares a la de Bolivia retirándose del Ciadi; o Ecuador con la Auditoría de la deuda pública. Son medidas convergentes con un estricto control al movimiento de capitales. Es tiempo para denunciar a los organismos multilaterales y construir institucionalidad alternativa. Algo contrario a lo sustentado por el G-20, que brega por la culminación antes de fin de año de la ronda de Doha (OMC), cuyo objetivo es bajar aranceles para bienes industriales en nuestros países, al tiempo que Estados Unidos y Europa mantienen cuantiosos subsidios a la producción y exportación de productos agrícolas. Se requiere denunciar cuantiosos tratados en defensa de las inversiones para instalar nuevas normas de intercambio que privilegien resolver necesidades sociales insatisfechas.
La reunión en Washington sobre “Los mercados financieros y la economía mundial”es la primera de una serie que se sucederá en el tiempo para pensar como salir de la crisis actual, que ya es recesión en la Europa del Euro y aceleradamente se acerca en EEUU, y con desaceleración económica en los países emergentes, atrasados o dependientes, configurando un cuadro recesivo de la economía mundial. Existe una importante caída de las ventas en las empresas, expresado en bajas considerables de la facturación, afectando seriamente el empleo y el consumo. La OIT indicó que serán 20 millones en el mundo los nuevos desempleados por esta crisis. El desempleo y la pérdida de ingresos agravan la tendencia decreciente del consumo popular y ello afecta a la inversión. Esa es la razón para que en la reunión del G20 se pensara en “medidas keynesianas” de reactivación de la inversión y el gasto público.
En realidad es poco lo que surge de la reunión y no podría ser de otra manera, pues hasta ahora el tema ha sido tratado en forma “nacional” por cada país, siendo que la crisis es un tema global que requiere respuestas integrales y mundiales. No alcanza con decir que la crisis es de EEUU, o que empezó en EEUU. Es evidente que la crisis es de la economía mundial. Otro de los problemas pasa por concentrar el tema en la dimensión financiera y es por ello que las principales recomendaciones estuvieron concentradas: a) en la regulación de las calificadoras de riesgo; b) los derivados financieros y el control sobre las entidades bancarias de inversión no controladas o insuficientemente reguladas y en el conjunto de instrumentos financieros productos de la ingeniería financiera desarrollada en los últimos años; c) en los organismos financieros internacionales, con el intento de reflotar al FMI en sus funciones de asistencia financiera, para lo cual hay que dotarlo de mayores recursos (Japón habla de contribuir con 100.000 millones de dólares al efecto). En rigor, el problema no es solo financiero, sino económico, e incluso de carácter civilizatorio, afectando el orden social en conjunto.
El problema de fondo es el orden capitalista, y no alcanza con pensar en “otro capitalismo” tal como indicó la presidenta de la Argentina en el cónclave de los jefes de gobierno. No alcanzan con cambios cosméticos en el orden capitalista, sino que hacen falta profundas modificaciones al orden socioeconómico vigente. No es un problema de que la crisis pasa ahora de lo financiero a lo productivo y por lo tanto resolviendo algunas regulaciones todo se normaliza; sino de cambiar también el modelo de producción y en consecuencia la circulación. En definitiva, producción y circulación en conjunto. La crisis no es de las finanzas y su difusión en la economía real, sino que es una crisis económica que objetivamente cuestiona el modelo de producción capitalista.
Nada de esto último fue parte del debate en Washington y por eso George W. Bush (desprestigiado internacional y localmente) insistió en la defensa del capitalismo, el libre cambio y la apertura de la economía. EEUU presionó al G20 para incluir en la resolución final una apelación para un final de la Ronda de Doha que se negocia en la OMC. El objetivo es la liberalización de la economía mundial y que varios países entre los presentes vienen rechazando, ya que los países capitalistas desarrollados piden facilitar el ingreso de bienes industriales a nuestros países y protegen sus mercados del ingreso de productos primarios. Mientras ellos demandan apertura, no dudan en destinar gigantescos subsidios a la producción y exportación, potenciando la asimetría de la inserción de las empresas y los países en el mercado mundial.
Algunos imaginaron que esta reunión sería un “Bretton Woods II”, a imagen y semejanza del de 1944 cuando al final de la segunda guerra se organizó el orden mundial bajo hegemonía del dólar y EEUU. El problema es que ahora no existe una potencia de reemplazo, sin perjuicio de que China puede terminar siendo una de los países que adquiera mayor protagonismo en el orden multipolar que pretenden los países en desmedro de la unipolaridad ejercida por EEUU. Hoy no existe esa potencia militar, económica con fortaleza suficiente para encarar un nuevo liderazgo del sistema mundial, tal como ocurrió en la posta traspasada de Inglaterra a EEUU en las postrimerías de la segunda guerra.
Al mismo tiempo que se realizaba el encuentro de los presidentes se realizó en varias ciudades del mundo un día de acción global. En la Argentina, en Rosario y Buenos Aires se realizaron acciones de un conjunto de organizaciones sociales y personalidades para difundir una carta dirigida a la Presidente de la Argentina relativa a la preocupación y rechazo por la presencia de Cristina Fernández en la Cumbre de Washington. La misiva encabezada por Adolfo Pérez Esquivel “pone en discusión las políticas hegemónicas en los últimos treinta años en el ámbito mundial que promovieron la liberalización de la economía a favor del capital transnacional” La nota critica a quienes visualizan este encuentro “como una importante oportunidad para fortalecer los cimientos del capitalismo, al abordar como mejorar la liberalización del comercio y la inversión” Se critica el libre comercio y a los organismos internacionales para proponer un conjunto de medidas que apuntan en resolver los problemas de los pueblos y no de los bancos o de quienes propiciaron la crisis. Se sustentan propuestas de integración alternativa y de nuevo orden mundial sobre la base del protagonismo popular en la toma de decisiones. Es el camino de la protesta y la constitución de sujetos para enfrentar la estrategia del poder.
Puede verificarse entonces la crisis y los problemas del capitalismo para superarla. Un asunto adicional a considerar es la capacidad de construir propuesta alternativa al capitalismo. Si el capitalismo está en crisis, es un problema también la estrategia de confrontación al capitalismo y la constitución de propuestas anticapitalistas y por el socialismo. Es un tema que empieza a discutirse en algunas de las realidades sociales y políticas de la región latinoamericana y caribeña, aunque debe consignarse que esas voces estuvieron ausentes en el debate en Washington, salvo en la protesta callejera, en esa y otras ciudades del mundo. Se discute la crisis, sí, pero también la posibilidad de otro orden social para la sociedad. No solo está cuestionado el neoliberalismo, sino también el capitalismo.