Milei profundiza un consenso para la dependencia
Resulta muy preocupante el consenso en la política liberalizadora del gobierno Milei, especialmente ante el deterioro de las condiciones de vida que suponen la perdida de la capacidad de compra de los ingresos populares, sean salarios, jubilaciones o planes sociales.
Eso explica la caída del consumo y por ende de la producción, confirmando tendencias económicas a la recesión y depresión.
Claro que el consumo suntuario se mantiene y existen expectativas de crecimiento de la producción exportable, por lo que se buscan inversores internacionales para el sector primario exportador, sea del complejo agrario, minero, energético, e incluso en ciertos sectores industriales.
De ese conjunto de problemas con tendencias contradictorias, de crecimiento y decrecimiento, se nutre el mensaje optimista del gobierno relativo a una perspectiva de mejora macroeconómica, relativa a inversiones y a evolución expansiva de la actividad económica.
Con ello disputa consenso y lo hace sobre la base del fracaso de políticas asumidas previamente y que no generaron “soluciones” de empleo y de ingreso para el conjunto de la sociedad.
¿Induce ese crecimiento macroeconómico una mejora en la calidad de vida de la población, especialmente de los empobrecidos?
Evidentemente no. La economía podrá crecer, si es que llegan esas inversiones externas en sectores estratégicos y por eso tanta presión de Milei y su gabinete para que haya R.I.G.I. (Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones) y ley Bases.
Son instrumentos jurídicos imprescindibles para asegurar a esos inversores internacionales mejores condiciones a sus apuestas económicas, asegurando rentabilidad y posibilidad de remisión de utilidades al exterior, junto a seguridad jurídica por treinta años. Todo un estatuto de la dependencia.
Es pura ganancia para los inversores de capital y sin posibilidad de derramar al conjunto social, que, descreído de los resultados de promesas pasadas, se esperanza en la fantasía liberal.
Con ese mensaje viaja reiteradamente Milei al exterior, especialmente a EEUU. Su objetivo es convencer a inversores internacionales para que radiquen sus inversiones en Argentina. Esta semana insistirá ante grandes empresarios estadounidenses.
La fantasía se ofrece localmente para ganar consenso, pero también en el exterior ante capitales que buscan rentabilidad ante la tendencia desaceleradora de la economía mundial luego de la crisis mundial del 2007/09.
Es una fantasía que bajo gobiernos constitucionales nutrió el consenso en los 90, con Menem y De la Rúa; y luego con Macri. La liberalización era y es la propuesta.
Ahora aparece potenciada con una expresión sin tradición de organización política previa, aunque asentada en apoyos esenciales en el balotaje y ahora con una oposición parlamentaria “dialoguista” (macristas, derecha radical, entre otros).
Podemos asegurar que esta nueva ronda liberalizadora no traerá soluciones a la mayoría empobrecida que demanda soluciones inmediatas y de manera crédula confía en el nuevo rumbo que ofrece Milei, pero no alcanza con nuestra certidumbre ante la subjetividad esperanzadora de millones.
¿Hay que esperar el fracaso de la política libertaria con el tiempo?
No, lo que hace falta es generar, con la crítica al capitalismo realmente existente una nueva propuesta asentada en soluciones colectivas asumidas de manera consciente por una mayoría social.
En realidad, es una tarea de siglos, que nutre el camino de la “utopía” en los albores de la acumulación originaria del capitalismo, que involucra a generaciones de hacedores y pensadores de un nuevo tiempo de “revolución” contra el régimen del capital.
No se puede explicar el gobierno y la expectativa en el libertario Milei sin asociarla a la ofensiva capitalista “neoliberal”, por medio siglo, desde el terrorismo de Estado de las dictaduras en el sur de América. Claro que hubo una historia de resistencia e intentos en sentido contrario, en la región y en el mundo, pero lo que prevaleció es la ofensiva capitalista.
La lucha de clases es implacable y tiene ganadores y perdedores, que no es inmutable. La historia se construye y supone desafíos civilizatorios, en la teoría y en la práctica, por lo que el presente convoca a recrear la crítica del capitalismo y desde ahí proponer nuevos rumbos de acción y práctica de colectivos sociales para reinstalar la perspectiva por el socialismo, el centro de la crítica de Milei en sus escritos y discursos.
No se trata de una fantasía, sino de construir imaginarios culturales en defensa y promoción de la soberanía, alimentaria, energética, financiera, en una dinámica de integración no subordinada con otros pueblos de la región y del mundo.
Eso es la lucha por el socialismo hoy. Pensar y actuar esa propuesta es menos utópico que recrear recetas de un capitalismo “reformista” que funcionó, un tema para el debate, por cierto, en tiempos de bipolaridad global entre 1945 y 1991.
Lo que digo es que no se pueden repetir recetas de reiteración de otros momentos históricos de la historia local, regional o mundial; sino ensayar nuevos rumbos de la crítica a lo que existe y se nos propone, al tiempo que se transitan nuevos imaginarios y prácticas programáticas de la sociedad socialista a construir.
Es algo que está en variadas experiencias de organización comunitaria, autogestionaria, cooperativa, social, no lucrativa, des-mercantilizada y en los propósitos de resolver la reproducción de la vida más allá de la lógica de la ganancia y la acumulación capitalista.
Son realidades existentes y que animan los programas de movimientos sociales, sindicales, feministas, ambientales, y de variadas organizaciones populares que protagonizan la resistencia a la liberalización a ultranza y construyen nuevos imaginarios de una perspectiva alternativa que requiere sistematizarse en un nuevo proyecto político popular.
Por aquí transita una discusión sobre qué y cómo hacer para construir consensos alternativos a la propuesta libertaria. Sin consenso social mayoritario anti capitalista resulta imposible modificar la correlación de fuerzas construida por el liberalismo actualmente gobernante.
No es tarea sencilla, en rigor, nunca lo fue y por eso, el capitalismo, pese a sus crisis, renueva su proyecto civilizatorio, convocando reiteradamente a la crítica y a la búsqueda de alternativa.
Buenos Aires, 27 de mayo de 2024
Lo visible e invisible en la ruidosa comunicación de Milei
Existe mucho ruido en el debate político e ideológico local actual, más precisamente desde la llegada de Milei a la presidencia de la Argentina.
Sus estridentes declaraciones, ahora en España en la cumbre de la ultraderecha, develan un objetivo central relativo a su estrategia para defender al capitalismo respecto del socialismo.
Al mismo tiempo, ocultan consideraciones relativas a los nefastos efectos que traen aparejados en la mayoría empobrecida de la población sus políticas en curso, de ajuste y regresiva reestructuración.
Los mensajes de Milei, especialmente sus formas agresivas, concitan el debate mediático y evidencian efectos problemáticos derivados, como las consecuencias críticas de las relaciones diplomáticas entre Argentina y España.
El acento pareciera concentrarse en la “forma” y se elude la cuestión de fondo, la “esencia” que sustenta el mensaje, contenido en su defensa del orden capitalista y la crítica a la oposición sistémica por el socialismo.
No debe subestimarse este asunto esencial del debate civilizatorio que Milei le propone a la sociedad contemporánea, no solo en el ámbito local.
Batalla cultural con argumentos liberalizadores
Es una reiteración argumental que sostuvo este año en Davos, en Los Ángeles y ahora en Madrid, y que despliega con argumentos, más de allá de los “plagios” en su libro “Capitalismo, Socialismo y la trampa neoclásica” de Editorial Planeta.
Milei privilegia su carácter de “divulgador de las ideas de la libertad” , más que un “teórico”.
Desde allí, apoyada en nuevas condiciones tecnológicas de la comunicación sostiene una “influencia”, especialmente en jóvenes generaciones.
Pretende generar consenso ideológico y político en torno al capitalismo, como la mejor forma de organización económico social histórica.
De ahí su alusión a 250 años de crecimiento de la riqueza, ocultando la violencia de la acumulación capitalista originaria y permanente en la desposesión de los pueblos.
Contrapone esa prédica favorable al régimen del capital al “asedio del maldito y cancerígeno socialismo”, que según él combate “la vida, la libertad y la propiedad”.
Siendo el socialismo el “mal”, cerró su intervención citando a von Mises con: “No cedamos frente al socialismo, vamos a enfrentarlo con mayor valentía.” Las citas son extraídas de su discurso difundido por el citado sitio presidencial “Casa Rosada”.
Estamos en presencia de un “divulgador” de extrema derecha que busca transformar el consenso electoral logrado en Argentina, en “sentido común” de época.
Con Gramsci aprendimos que ese “sentido” es el que imponen las clases dominantes para reproducir la lógica de dominación, por lo que sostenemos que detrás de Milei está el poder global del capital trasnacional más concentrado, más allá de la simpatía o no que genere en uno u otro de sus representantes, locales o extranjeros.
Asistimos a una experiencia del poder global, que con Milei, puede proyectar un programa de salvataje ante la desaceleración económica global que asume la crisis capitalista contemporánea.
Reestructuración capitalista y proyecto socialista
Lo real es la caída de la capacidad de compra de los ingresos populares, lo que genera recesión e incluso, una tendencia a la disminución de los elevados precios que siguieron a la devaluación de diciembre y la libertad de mercado que desató la impunidad empresaria.
Ese fenómeno de merma de ingresos apunta a un objetivo de relanzamiento de la lógica de explotación y saqueo que caracteriza al capitalismo actual, especialmente en los países de la región latinoamericana y caribeña, concebidos como proveedores de fuerza de trabajo barata y una inmensa disposición de bienes comunes.
No debe subestimarse a Milei, ni quedarse en la fachada insustancial de la locura, que aun siendo así, lo que importa son los cambios estructurales que empezaron desde su asunción, con el ajuste, el decretazo y su búsqueda de una legislación regresiva en el reordenamiento del orden económico del capitalismo local.
La estrategia de la ultraderecha solo podrá contraponerse con una fortísima iniciativa política que instale una propuesta de reorganización de la sociedad en las antípodas del régimen del capital.
Se trata de hacer visible la propuesta socialista, lo que supone cambios estructurales profundos para la “vida” de la mayoría empobrecida; para la “libertad” asociada al logro de la igualdad y la “propiedad” social de los principales medios de producción.
Ante la propuesta libertaria se requiere una conciencia social masiva en defensa del trabajo social comunitario, auto gestionado, solidario y en armonía con la reproducción social, en contra de la explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo de los bienes comunes.
Buenos Aires, 20 de mayo de 2024
La agenda que promueve el gobierno y la realidad
Casi en paralelo al paro nacional del movimiento sindical, el 9 de mayo próximo, el presidente Milei presentará su libro “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, de editorial Planeta, el 22 de este mes en el Luna Park, dos acontecimientos que competirán con la atención mediática para disputar consenso político.
La realidad del ajuste fiscal sobre la base de menores jubilaciones en el primer cuatrimestre del 2024 respecto del 2023 en casi un 40% se diluye en la discusión sobre las adhesiones a las protestas o al mensaje oficial sobre el debate estratégico entre capitalismo y socialismo, más aún cuando la discusión teórica se orienta hacia la corriente principal de pensamiento, la escuela neoclásica, en el país y en el mundo.
Hasta resulta curioso que, en el debate teórico, Milei explica su polémica evidenciando sus diferencias con José Luis Espert (página106 del libro), su principal espada en el Congreso. A Marx lo cuestiona en pocas líneas (página 120), mientras profundiza su crítica a los liberales contemporáneos, muchos de los cuales sustentan las principales ideas que impulsa el gobierno, pero sin la audacia y velocidad que le imprime el gobierno Milei a la regresiva reestructuración del capitalismo local.
En efecto, Milei pretende discutir el capitalismo actual y retrotraer la situación al tiempo del liberalismo reinante antes de la crisis del 30 del siglo pasado, antes del keynesianismo que se impuso entre los 30 y los 40 del siglo XX; y en rigor, antes de la revolución rusa y el imaginario de una sociedad no capitalista, en la perspectiva propuesta por el socialismo.
La propuesta de Milei no es solo para la Argentina. Por eso, el libro del libertario presidente comienza con sus principales discursos en el exterior, en Suiza y en EEUU, en el Foro Económico Mundial (página 49) y en la Conferencia de Acción Conservadora (página 61).
Ahí ofrece su modelo de ajuste con consenso para relanzar al capitalismo global a una senda de crecimiento, negada en la práctica con la ralentización de la expansión mundial desde la crisis del 2007/09.
Es un rumbo sugerido a EEUU en su competencia con China y por eso su asociación con Trump y una lógica de afirmación del liderazgo de EEUU y un guiño al principal socio político global: el Estado de Israel.
La lógica de la narrativa oficial apunta a instalar una agenda de debate en la coyuntura que trascienda los problemas de la cotidianidad, los que define el ajuste y la regresiva reestructuración que anticipa la Ley Bases y su reforma del estado, la laboral y previsional, las privatizaciones, tanto como el paquete fiscal y los beneficios a grandes inversiones en desmedro de cualquier iniciativa de expansión de la burguesía local.
Lo que se discute y lo que se esconde en la agenda de la coyuntura es lo que interesa. En la previa al paro y luego, el acontecimiento presentación del libro competirá en la consideración de la discusión en redes y medios.
¿Qué se discute y discutirá desde lo político?
El mensaje del paro remite al ajuste y al costo social ampliado en pobreza, incapacidad de consumo por el bajo ingreso popular, mientras que el discurso presidencial se concentra en un debate “civilizatorio”, privilegiando la disputa en la hegemonía del rumbo del capitalismo.
Según la narrativa que impulsa Milei, lo nuevo es su propuesta libertaria, liberal a ultranza, en tanto modo de vida obstaculizado por el socialismo en sus variantes, en su versión, desde el marxismo al keynesianismo, del populismo al feminismo y al ambientalismo, variantes de las múltiples formas que asumen las concepciones que impiden la voluntad individual y subjetiva de la lógica del mercado, de la concentración de los capitales.
A casi cinco meses de iniciado el gobierno Milei se extiende la resistencia al ajuste, al tiempo que la realidad de la caída del consumo popular, la recesión y la precariedad junto al crecimiento del desempleo y el subempleo se amplía generando desaliento e incluso molestia ante la insatisfacción de expectativas.
Pese a ello, el consenso político mantiene los niveles electoralmente logrados y desafía interrogarse sobre la ausencia de alternativa política para disputar el sentido social mayoritario para otro rumbo.
La fragmentación social y especialmente política impide frenar el avance del proyecto liberal de la derecha en el gobierno, y convoca a pensar en nuevas tácticas y estrategias de agrupamiento político y social, que habiliten nuevas representaciones e identidades.
Es un desafío de época para atender las demandas del nuevo tiempo, alumbrando un porvenir asociado con renovadas identidades para la transformación social, a contramano del régimen del capital y en contacto con la base conceptual que requiere un “cambio”, según sugiere la voluntad mayoritaria, ahora apropiado desde la ultra derecha liderada por Milei.
Buenos Aires, 6 de mayo de 2024
Mucha página liberal. Sobre el nuevo libro de Milei
Nunca había leído un libro ni artículos de Milei y eso que el señala que publicó muchos, varios de ellos denunciados por plagio. Incluso, ahora, la editorial Planeta retiró de circulación uno de esos libros en España porque incluía una biografía falsa, en donde se enunciaba que se había doctorado en la UBA. Ninguna editorial publica sin verificación del propio autor los datos incluidos en la edición, por lo que suponemos que no se trata de un “error de imprenta”. En rigor, Milei no se doctoró en ninguna Universidad, ni pública ni privada, solo obtuvo el “honoris causa” del Instituto Universitario ESEADE, ámbito de culto liberal en donde no existe pluralidad ideológica o teórica, solo liberalismo .
En fin, comentaremos un libro de un personaje muy cuestionado por sus prácticas literarias y más allá. Solo presté atención a discursos y escritos de Javier Milei desde que irrumpió en la política como legislador nacional en 2021 y mucho más desde el acceso a la presidencia en diciembre del 2023. De hecho, el libro que se presentará públicamente el próximo 22 de mayo, reúne los principales discursos realizados en el país y en el exterior durante su breve mandato, precedidos por su alocución al recibir el honoris causa de la casa universitaria liberal en diciembre del 2022. Las palabras preliminares están datadas en Olivos, sede de la residencia presidencial, en abril del 2024. Nada más nuevo, por lo pronto, en el pensamiento del autor que comentamos.
Se trata de un panfleto de 375 páginas con muchísimas reiteraciones, algunas prácticamente calcadas y otras apenas matizadas de un artículo a otro de los que integran y abultan innecesariamente el volumen. Los artículos son discursos oportunamente leídos o escritos preparados al efecto, en donde se reitera no solo la línea argumental esencial, de sustento y promoción del capitalismo y una despiadada crítica al socialismo, sino la reiteración de ejemplos que circulan de un discurso a un escrito en reiterada vocación repetitiva.
Influencia libertaria
El libro permite identificar el trayecto de la formación profesional de Milei y su descubrimiento en torno de 2014 de la obra de Murray Rothbard, especialmente “Monopolio y competencia”, dice él mismo, de donde obtendrá sus convicciones para una prédica sin objeciones a la defensa del accionar monopólico, asumiendo el carácter heroico de los empresarios que acceden producto de la competencia a la dominación del mercado. En general, muy pocos conocen al maestro inspirador de Milei, personaje de la ultraderecha estadounidense, con vínculos antisemitas, un negacionista del holocausto y vinculado a grupos promotores del racismo y la discriminación, caso del Ku Klux Klan. Rothbard, fallecido en 1995, fue fundador del partido libertario en EEUU y el padre de una de las ideas en campaña electoral relativa al derecho de los padres a desentenderse de los hijos, incluso incluirlos en la esfera mercantil, por solo mencionar uno de los grotescos de las propuestas del teórico liberatorio que inspira al presidente de la Argentina.
La realidad es que Rothbard es parte de un camino intelectual asociado a las reaccionarias concepciones de la tradición de la Escuela Austríaca de Economía, la EAE, especialmente sus referentes, entre los que Milei destacará a Ludwig von Mises (1881-1973) y a Friedrich von Hayek (1899-1992). Ambos protagonistas activos del conservadurismo al final del imperio austro-húngaro al final de la primera guerra mundial. La Viena socialista de 1920 tendrá a esos referentes de la EAE como acérrimos enemigos, defensores del conservadurismo del imperio fenecido. Vale mencionar que ese será el antecedente intelectual para que Hayek sea convocado a comienzo de los treinta del Siglo XX a Cambridge para confrontar con la novedad que suponía el incipiente desarrollo de la influencia de John Maynard Keynes (1883-1946) en Gran Bretaña.
Recordemos que Hayek, Nobel en 1974, escribe en 1944 “Camino de la servidumbre”, en que la tesis principal es que el rumbo de la política económica hegemónica en el sistema mundial desemboca en el socialismo, adjudicado al destino de las políticas de bienestar en boga a fines de la segunda guerra mundial. Mises y Hayek son los abanderados de la prédica en contra del socialismo, no tanto en consideración a Marx y su tradición posterior en la era de las revoluciones desde octubre del 1917, sino y muy especialmente en contra de Keynes y el keynesianismo reinante desde mediados de los 40 del siglo XX, que perdurará hasta la emergencia del neoliberalismo instalado a la salida de la crisis capitalista de los 60/70. Un neoliberalismo esbozado como proyecto en Mont Pelerin, Suiza, en 1947.
Milei en la tradición “cuantitativa”
En su discurso de diciembre del 2022 en ESEADE, Milei describe su lectura de un “árbol genealógico” del pensamiento económico, tomado de un texto de Axel Leijonhufvub , que curiosamente no se cita como correspondería a un texto académico, siempre y cuando imaginemos al autor comno un académico, cuando en rigor, apenas si es un divulgador libertario de la ultraderecha. Es importante el “árbol genealógico” porque le permite escindir a la EAE de la tradición neoclásica, y desde allí esbozar la crítica que incluye en el subtítulo del libro como “la trampa neoclásica”.
Leijonhufvub deriva de la teoría cuantitativa una rama que desemboca en Irving Fischer (1867-1947), quien sistematiza la teoría cuantitativa formulada en el siglo XVI, y finalmente en Milton Friedman (1912-2006), Nobel por el Banco de Suecia en 1976; y otra rama que inicia en Knut Wicksell (1851-1926), con interpretaciones diferentes a las de Fischer. De Wicksell despliega tres derivaciones, la escuela sueca, la de Cambridge (incluye a Keynes y dos derivaciones, una de las cuales identifica a los keynesianos “neoclásicos”), y la tercera son Mises y Hayek, tercera generación de los austríacos.
Esa descripción de las ideas de la “macroeconomía” dejan afuera de la evolución del pensamiento a la crítica de la Economía Política, o sea a Carlos Marx (1818-1883) y su tradición hasta el presente. Una lectura diferenciada a la de Milei sobre la historia del pensamiento económico, encuentra el parte aguas, precisamente en Marx, ya que la escuela clásica, sistematizada desde Adam Smith desde 1776, tendrá desarrollo hasta la crítica de Marx, que habilita el parte aguas de la evolución de la crítica en la diversa tradición de Marx hasta el presente, por un lado, y por el otro, la deriva neoclásica, incluido Keynes y su ruptura epistemológica y debate con los monetaristas y austriacos propiamente dichos. Esta descripción es asumida, incluso, por manuales tradicionales de enseñanza como los de Paul Samuelson (1915-2009).
Milei pretende en sus discursos y escritos desvincular a la EAE de la corriente neoclásica y por ello, la esencia de su crítica a la corriente principal en el capitalismo contemporánea se denomina “la trampa neoclásica”, subtítulo de su libro y de algunos escritos en este volumen.
Defensa del capitalismo
Los escritos o discursos apuntan a una estrategia ideológica de defensa del orden capitalista y, por ende, de la propiedad privada de los medios de producción, la libertad de mercado y la concentración monopólica. La hipótesis es que la corriente principal de teoría y política económica, la “neoclásica”, influye en las decisiones asumidas por los decisores en los principales estados del capitalismo actual y lo hacen sobre la base de los “fallos del mercado”, induciendo así a la intervención estatal, rémora derivada de la influencia keynesiana en la lógica normativa de la economía mundial contemporánea.
Por eso el título que remite a la confrontación entre capitalismo y socialismo y a la trampa neoclásica.
El título se arrastra como argumento en su discurso en ESEADE 2022 y en varias conferencias o artículos incluidos en el volumen que comentamos. Es un argumento constituyente de sus mensajes en el país y en el mundo, ahora más activo desde su posición institucional en la Argentina, por lo que insisto no debe subestimarse al Milei propagandista de la versión ultraderechista de una imaginaria estrategia de defensa y relanzamiento del capitalismo ante la crisis contemporánea.
Su visión del capitalismo remite a la imagen de la “pipa”, explicando la expansión de la producción y la disminución de la pobreza en sentido histórico gracias al orden capitalista. Claro que omite el proceso violento y expropiatorio de la acumulación originaria del capital, sujeto dominante en el capitalismo. El descubrimiento, conquista y colonización de lo que hoy llamamos América, genocidio mediante, es parte de ese mecanismo de constitución de relaciones monetarias mercantiles que organiza la sociedad contemporánea, en la región y en el mundo. Sin genocidio y saqueo no hay proceso de revolución industrial en territorio europeo. La revolución en el transporte y las comunicaciones favoreció el proceso de explotación y saqueo, esclavización mediante para la emergencia de la idílica sociedad capitalista.
Milei explica la gran expansión productiva de los últimos 250 años sustentados en gráficas de estimaciones extrapoladas de evolución económica y productiva que explicitan una gigantesca evolución de bienes de consumo, de producción y de la riqueza. En rigor, la tesis que motivó la sistematización del nuevo tiempo histórico fueron los estudios económicos de Adam Smith quien escribió acerca de la causa de la riqueza de las naciones. La pregunta para la investigación de Smith fue a propósito de la riqueza, en tanto novedad civilizatoria. Su aproximación lo llevó a la teoría del valor, que para Milei, constituyó el “error” de Smith. Milei destaca de los clásicos solo a Smith, negando su aportación sustancial y ordenadora de los debates posteriores con base a la teoría del valor trabajo, potenciada por David Ricardo (1772-1823).
Es Marx quien llevará a fondo el estudio de la ley del valor, especialmente con la especificidad de la “fuerza de trabajo” como mercancía que genera mayor valor en el proceso de producción, formulando el origen del excedente económico con su teoría de la plusvalía. Con Marx se inicia la crítica a la Economía Política y esta potenciará su carácter apologético del capitalismo, e incluso reniega del apellido para constituirse en “Economía” a secas, entre 1871 y 1890, para así desentenderse de lo social y correr sus objetivos y motivaciones a la mejora de las ganancias empresarias y a la reproducción de una lógica naturalizada de explotación de la fuerza de trabajo y saqueo de los bienes comunes.
Por eso, en el texto de Milei siempre se enaltece al “empresario” y toda la lógica de la escritura apunta a exaltar al sujeto “empresario”, nunca al trabajador.
Crítica a la crítica
La confrontación a la crítica de Marx da inicio la corriente neoclásica con todos los matices hasta nuestros días. Serán los austríacos, quienes en 1871 comienzan esa deriva, con Carl Menger (1840-1921) en 1871, a pocos años de publicado el Tomo I de El Capital (1867) y hasta 1890 con Alfred Marshall (1842-1924) y su identificación de la disciplina bajo la denominación extendida hoy como “Economía”.
Cuando Federico Engels publica los Tomos II y III de El capital, sobre borradores de Marx, un austríaco, Eugen von Böhm-Bawerk (1851-1914) lleva a fondo una crítica referida a las contradicciones de estos volúmenes con el Tomo I, incluso, aduciendo que Marx no los publicó en vida por las contradicciones que se conocen como los “problemas de la transformación de los valores en precios”, una polémica que involucró a marxistas desde entonces hasta el presente.
Desde allí es que Milei descalificará a Marx en pocas líneas, repitiendo que los aportes de Marx corresponden a Johann Rodbertus (1805-1875) y sus obras de los 30 y 40 del siglo XVIII. Engels responde a Rodbertus, quien acusaba de plagio a Marx. Es una amplia respuesta en el prólogo a la edición del Tomo II en 1885, en donde Engels señala que los antecedentes del plusvalor ya están en Smith y en Ricardo, que Rodbertus no va más allá que ellos, pero que la importancia de los estudios de Marx permitieron avanzar en la construcción de la teoría del valor (marxista), y más precisamente en precisar la mercancía “fuerza de trabajo” y la relación mercancía - dinero y la transformación del dinero en capital, en un recorrido conceptual de categorías que se despliegan en el Tomo I. En ese prologo anticipa se completará la elaboración compleja de Marx con la publicación del Tomo III publicado en 1894, dando por completo el proceso de producción y circulación del capital con la esencia de la tasa media de ganancia.
Claro que pedirle a Milei el estudio de Marx es mucho y apenas repite una vieja y desechada polémica entre Engels y Rodbertus.
Milei es parte de la crítica a la crítica y por eso argumenta desde la Economía y apenas reivindica a Smith y su “mano invisible”, no la teoría del valor trabajo, una de las bases esenciales del debate teórico, aun con la crítica neoclásica de mutar del valor objetivo al subjetivo, a las preferencias del consumidor, a los empresarios y nunca a las trabajadoras y los trabajadores.
Había que leerlo
Algunos colegas y amigos me decían que perdía el tiempo leyendo el panfleto que desde la tapa contrapone, sin mencionar a que ciudades pertenecen, pero que imaginamos. Por un lado, la urbanidad artificial de las modernas ciudades del capitalismo ostentoso, con la urbanización deteriorada producto de sanciones unilaterales y el boicot genocida por la vanguardia del imperialismo.
La foto del retiro de tapa es la pose de un pensador, que hasta ahora destaca como comentarista de la televisión, animador de las redes sociales que generó una gran ilusión social para acceder a la primera magistratura en la Argentina y desde allí irradiar “ideas fuerza” del libertarismo, muy alejado de las concepciones de la libertad como aspiración social para la disputa por la igualdad y la emancipación social.
No es un tema menor, porque en el presente sigue en campaña, local y global, que lo diferencia de otros derechistas, que junto a conservadores y cultores de la restauración conservadora se presentan como “nacionalistas”, caso de Trump, Bolsonaro o Meloni, Le Pen y otros.
En ningún lugar del libro, ni en su práctica política emerge un mínimo s de nacionalismo. Su prédica es universal en defensa del régimen del capital y de la dominación monopólica sobre el mercado y el Estado. Por eso pregona junto a la liberalización en interés del capital, la necesidad de un fuerte estado para asegurar la represión contra las demandas asentadas en el conflicto social por mejorar la vida de las clases subalternas.
No es necesario leer el libro para conocer la avanzada de ultraderecha que difunde Milei y su equipo para reestructurar regresivamente el capitalismo local. Lo sustenta como una muestra de lo que imagina para superar la crisis mundial contemporánea, que desde 2007/09 se expresa con un crecimiento débil. Según relata y escribe, su especialidad en promover el “crecimiento”, algo que brilla por su ausencia en una cruda recesión llegando al primer semestre de gobierno, apunta a resolver el crecimiento de la economía capitalista mundial, aunque en el camino, millones queden afuera, ya no solo de la reflexión de un escriba o hablador, sino ahora, de un personaje que decide los destinos de un país con pretensión de ser “influencer” en la política mundial.
Buenos Aires, 16 de mayo de 2024
El 1° de mayo y la ultraderecha en Argentina
La movilización obrera por el día internacional de la lucha de los trabajadores tiene registro desde 1890 y tuvo su materialización en la Argentina, en simultáneo con los territorios de mayor organización y lucha proletaria, especialmente en Europa y EEUU.
El capitalismo, en tanto relación social contradictoria, mostraba a fines del siglo XIX la voluntad e identidad por constituir un sujeto y un programa para la revolución y la emancipación social.
Argentina consolidó su estructura capitalista desde la propiedad terrateniente concentrada, favorecida por el Estado y la ocupación militar de vastos territorios conquistados a los pueblos originarios, junto al ingreso de capital externo y una clase trabajadora mayoritariamente inmigrante desde la segunda mitad del siglo XIX.
La reivindicación principal hacia 1890 remitía a las 8 horas y mejoras en las condiciones de trabajo, algo que se mantendrá en las luchas de años siguientes, contestadas con violenta represión, ejemplo de lo cual son las huelgas patagónicas, en el chaco santafesino, o la semana trágica en contra de la masacre en los talleres Vasena.
Eran reivindicaciones en contra de la impunidad “gran empresarial”, que venía con jornadas de trabajo en el mundo, que fueron de 16, luego de 12, incluso más en dónde se podía, para recalar en la demanda laboral por una jornada de 8 horas, una temporalidad que a más de un siglo se mantiene, pese al inmenso desarrollo tecnológico, de las fuerzas productivas y de las formas de organización de la producción y la circulación.
Democracia y revolución
Así, el primero de mayo se transformó en una fecha simbólica, expresión de la lucha por reivindicaciones democráticas y revolucionarias de la clase trabajadora en todo el planeta.
Es un recorrido que transita desde la disminución de la jornada laboral a la revolución, por lo que ya temprano, aun antes de 1890, en 1871, la reacción del poder capitalista adjudicó a la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) la responsabilidad ideológica por la Comuna de París.
No alcanzaba la lucha por reivindicaciones democráticas y la lucha era por el gobierno y el poder.
La fecha del primero de mayo es síntesis histórica de la tradición reivindicativa y revolucionaria que anida en el Manifiesto comunista, en la AIT y en la obra teórica de Carlos Marx y Federico Engels, especialmente “El Capital”, fundamentación del derecho de los expropiados a la expropiación de los expropiadores.
El primero de mayo es síntesis de la lucha de clases en el régimen capitalista, precisamente desde que las/os explotadas/os promueven la constitución de su proyecto clasista en contra de la explotación.
Claro que desde el origen aparecen distintas concepciones sobre la sociedad a construir y contra quién y cómo luchar. A esa diversidad la llamamos “fragmentación”, que es parte de la búsqueda del camino efectivo para las transformaciones necesarias, democráticas y revolucionarias.
Es un trayecto que puebla de la historia en la tradición anarquista, socialista, comunista, por destacar las principales identidades en el movimiento obrero mundial.
Son búsquedas de un proyecto clasista que recorren la historia de las luchas del movimiento obrero en todo el mundo, con las especificidades nacionales, que en la Argentina se procesa en ruptura con la tradición universal con la emergencia del peronismo hacia 1945, hegemonía desde entonces en la clase obrera y el movimiento popular.
Podemos afirmar que, desde el origen, el movimiento obrero busca su lugar en la confrontación con el poder concentrado del capital, y en ese camino se han construido estrategias y tácticas que animaron el debate entre anarquistas, socialistas, comunistas, en diversas variantes en su interior, incluso, corrientes que reivindicaron objetivos inmediatos y se asocian a una concepción sindicalista, mutualista o cooperativista, en donde también conviven diferentes estrategias y tácticas para su desarrollo.
El capitalismo, en tanto relación social supone contradicción y confrontación entre las clases sociales propietarias de medios de producción y de quienes solo tienen la posibilidad de ofertar su fuerza de trabajo para obtener compensación dineraria para resolver en el mercado la satisfacción, a veces, de mansera miserable, de los bienes y servicios que hacen a la reproducción de la vida propia y de la familia trabajadora.
La ofensiva del capital
Pero el capitalismo cambió con la acumulación de poder obrero y popular y concedió reivindicaciones, especialmente luego del 1917 y el ciclo de revoluciones hasta fines de los años 70 del siglo pasado, en lo que hemos denominado un tiempo de “defensiva” capitalista.
Muchas son las conquistas del movimiento obrero y popular desde las primeras formulaciones hacia 1848 y que fueron inspiración programática y de consignas de los primeros de mayo desde 1890.
La lucha y organización obrera y popular colocó a la defensiva al proyecto del capital.
Ante esa inmensa acumulación de poder popular, que afectaba seriamente la tasa de ganancia hacia fines de los 60 y comienzos de los 70 del Siglo XX, la respuesta del poder capitalista adquirió la forma de una fortísima y violenta “ofensiva”, la que se desplegó en inicio como terrorismo de Estado en Sudamérica, para constituirse en “modelo” de disciplinamiento del movimiento obrero y popular con la restauración conservadora en Gran Bretaña y EEUU; extendida al mundo europeo en los 80 y al mundo con la caída de la URSS en los años 90 del siglo pasado.
El capitalismo dejaba su temporalidad a la “defensiva” y construía un nuevo tiempo de ofensiva por la universalización del régimen del capital, lo que significaba desarmar las conquistas democráticas y revolucionarias logradas en una lucha más que centenaria.
Ahora, la “defensiva” era del movimiento obrero y popular. Es un tiempo de más de medio siglo de reestructuración regresiva del orden capitalista desde 1973, que tiene su expresión en la flexibilización laboral y salarial, la precariedad laboral, la pérdida de ingresos salariales y del conjunto de los sectores populares; con pérdida de derechos sindicales, sociales, colectivos, individuales, agigantando la desigualdad en la apropiación del ingreso y de la riqueza.
Es una dinámica que incluyó la complicidad de las burocracias sindicales, políticas e intelectuales gestadas en tiempo de ofensiva popular, quienes cultivaron una concepción más cercana a la negociación y la conciliación de clases en términos de demandas democráticas postergando el programa por la revolución.
Cada proceso nacional tiene sus matices al respecto, que bien vale considerar en tiempos de recreación de una estrategia para el movimiento obrero y popular ante los límites de la lógica de acumulación capitalista emergente a la salida de la crisis de los 60/70.
El neoliberalismo que inició como ensayo en Sudamérica tiene límite en la crisis capitalista del 2007/09, agravada en tiempos de pandemia y de guerras y militarización del presente, lo que se manifiesta en desaceleración económica en un marco de crecimiento del gasto militar, devastación del medio ambiente, expansión del delito y el capitalismo criminal, con mayor explotación y saqueo.
La ultraderecha y el disciplinamiento para extender la explotación
Nuestra hipótesis, es que otra vez, desde Sudamérica aparece un nuevo ensayo de relanzamiento de la estrategia ofensiva del régimen del capital, y remito al fenómeno de la ultraderecha en el gobierno de Argentina desde diciembre del 2023.
Este primero de mayo del 2024 desafía al movimiento obrero a discutir una estrategia, que más allá de las fragmentaciones de corrientes y tradiciones, recupere una dinámica de ofensiva popular, recogiendo un programa diversificado en la lucha de estos años, en donde lo democrático, sea la lucha por el ingreso, las condiciones de trabajo; las demandas del feminismo popular o el ambientalismo en contra del modelo productivo de devastación, y que enlace con la perspectiva de un cambio revolucionario en contra de la explotación y el saqueo.
La ofensiva terrorista de Estado de las dictaduras genocidas del sur a inicios de los 70´, tiene ahora proyecto con consenso electoral, para profundizar la lógica de subordinación del trabajo, la naturaleza y la sociedad en el capital, lo que requiere el disciplinamiento de la clase trabajadora a la propuesta liberalizadora del capital.
Es un tema que se juega en el disciplinamiento institucional del régimen representativo y federal a los designios del poder ejecutivo, subordinando y hegemonizando al poder legislativo y al judicial, una dinámica en proceso con el objetivo de consolidarse en próximos turnos de renovación parlamentaria y ejecutiva, hacia el 2025 y 2027.
Hablamos desde la Argentina y la realidad del gobierno Milei, en tanto reencarnación de un proyecto restaurador del poder oligárquico imperialista que pretende subordinar a las derechas locales en todas sus variantes detrás del programa de máxima del capital trasnacional, además, con pretensión de constituirse en modelo global para superar la crisis presente del capitalismo.
El movimiento popular en la Argentina, en la resistencia que hoy manifiesta al ajuste y la regresiva reestructuración capitalista, necesita recuperar su historia y desde la diversidad, reagruparse en la construcción de un proyecto político que recoja las tradiciones combativas nacionales y articule con procesos similares en la región y el mundo. Se trata de construir un programa y una estrategia de cara al primero de mayo y su historia, para hacer realidad en el presente las reivindicaciones democráticas y revolucionarias en la perspectiva de una sociedad sin explotación.
Buenos Aires, 1 de mayo de 2024
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