La crisis de la política en la
Argentina exacerbada a propósito de la muerte de Nisman y sus derivaciones en
la discusión sobre espías locales y extranjeros, sobre los archivos secretos y
la impunidad, oculta diversos problemas en la coyuntura económica.
Ese ocultamiento en el debate no
tapa la realidad de un ciclo de desaceleración y recesión productiva de largo
arrastre, con disminución estructural del superávit fiscal y comercial, lo que
motiva la búsqueda de inversiones y préstamos. Ello constituye parte esencial
del viaje de la presidenta Cristina Fernández a China. La delegación oficial se
completa con el Ministro de Economía, del de Planificación y el Canciller,
dando cuenta de la importancia que se asigna a la visita a realizar al nuevo
gran socio económico de la Argentina.
Una numerosa delegación privada
acompaña a la comitiva presidencial de la Argentina, e intentarán variados
acuerdos económicos con el gigante asiático. Todos los rubros interesan y se
piensa en el mayor mercado nacional del mundo, incluso si solo se considera la
demanda solvente que todavía excluye a millones de chinos, de una población de
más 1.300 millones de habitantes. Entre otras empresas del centenar que
involucra la delegación se destacan Nidera (semillas), Sancor (lácteos), Nike
(calzado y ropa deportiva), Laboratorios Bagó (medicamentos), Atanor (químicos),
Arcor (alimentos), junto a bodegas y sectores del cuero, zapatos, software,
alimentación, entre muchos que aspiran a vender y posicionarse como
exportadores del inmenso mercado chino.
Desde el gobierno se busca mejorar
el desbalance comercial con china y confirmar y extender las inversiones
prometidas, especialmente en infraestructura y en el sector energético, que
profundiza la crisis de falta de inversiones y que se manifiesta en cortes de
luz que afectan a usuarios de grandes concentraciones urbanas.
Por su parte, China está
interesada en esas inversiones y sus aspiraciones se confirmaron esta semana
con el acuerdo entre YPF y la petrolera SINOPEC, octava en el ranking mundial
para el rubro. El interés se concentra en la explotación de Vaca Muerta, tanto
en hidrocarburos convencionales como no convencionales. Es un acuerdo logrado pese
a la baja del precio internacional del petróleo, que da cuenta de que ninguna
de las grandes petroleras globales quiere perder posiciones en un gran negocio,
aun cuando no sea rentable en el presente dada la baja del precio internacional
del crudo.
Así lo explica la presencia en
el yacimiento neuquino de EXXON, Shell, Chevron, Petrobras y Total, que junto a
SINOPEC se ubican entre las principales 8 transnacionales del petróleo en el
ámbito mundial.
Pero como venimos insistiendo,
interesa la financiación que provee China, cuando ya se ejecutó el 25% de una
disponibilidad de préstamo en moneda china y equivalente por 11.000 millones de
dólares. Son recursos que ingresaron entre octubre pasado y enero y todo indica
que se continuará con el correr del año. El objetivo pretende asegurar recursos
para cancelar deuda y sostener el ingreso de divisas y cierto nivel de reservas
internacionales para atender la política cambiaria en un marco de restricciones
a la operatoria en moneda extranjera.
A esos recursos financieros se
suman los potenciales que se derivan del acuerdo de esta semana con Alemania,
suscripto por el Ministro de Economía y el Embajador de aquel país, para el
pago de deuda según lo establecido en el Club de París. Ello habilita, en
teoría, la apertura del mercado financiero alemán, europeo y mundial, cerrado
para la Argentina desde la cesación de pagos del 2001. Sobre el Club de París,
recordemos que Argentina refinanció en mayo pasado una deuda por 9.690 millones
de dólares, de los cuales corresponden a capital adeudado 4.955 millones de
dólares, intereses por 1.102 millones de dólares y punitorios por 3.633
millones de dólares. Son cifras que dan cuenta del cáncer de la deuda.
Tanto los préstamos de China
como los acuerdos con 16 países integrantes del Club de París significan un
importante incremento de la deuda pública, afectando recursos fiscales a futuro
y restringiendo la disponibilidad de recursos para otros usos sociales o
económicos. Estamos asistiendo a un nuevo ciclo de deuda que se inició en el
país y sus consecuencias se descargan sobre el conjunto social, especialmente
los sectores de menores ingresos. Es cierto que el stock de deuda disminuyó con
relación al PBI y eso otorga margen para nueva deuda confirmando el carácter estructural
del endeudamiento en la profundización de la dependencia de la economía
argentina.
Grecia,
Deuda y Argentina
Es interesante hablar de la
deuda a propósito del triunfo de Syriza en Grecia, cuyo principal problema a
abordar en el corto plazo es el endeudamiento, ya que durante el presente año
tiene vencimientos superiores a los 30.000 millones de euros, la mayor parte
antes del mes de julio. Convengamos que hablamos de una deuda elevada al 175%
de su PBI, desde un 100% en 2009.
Las primeras medidas asumidas
por Tsipras, el nuevo Jefe del Gobierno griego suponen restablecer el salario mínimo
y otorgar electricidad gratuita a 300.000 personas de bajos ingresos y confirma
lo difundido en campaña contra el ajuste y por la auditoría de la deuda. Esa
investigación de la deuda puede definir una reestructuración con una suspensión
de pagos hasta resolver la ecuación del repunte económico y la satisfacción de
las necesidades de una población. Recordemos que el pueblo de Grecia arrastra una
política asumida por sus gobiernos durante cinco años de austeridad definida
por la troika de la autoridad europea, el Banco Central de Europa y el FMI.
Esta nueva situación respecto de
la deuda que puede suscitar Grecia fortalecerá las iniciativas políticas globales
en curso en defensa de la soberanía de los países y en contra de la
especulación de los fondos buitres y el sistema de la deuda.
La investigación de la deuda
argentina, aprobada en la Ley de pago soberano de septiembre pasado podría
asociare a otra investigación desde Grecia y crear un clima más favorable en el
sistema mundial para debatir desde la defensa de las soberanías nacionales el
sistema de la deuda y la dominación, e incluso recrear las condiciones para
reinstalar la iniciativa política por una nueva arquitectura del sistema
financiero. Esta política de nueva arquitectura fue sustentada como programa
destacado de UNASUR en pleno despliegue de la crisis y la recesión durante el
2009 y que tiene entre sus puntos y como asignatura pendiente al Banco del Sur.
Son parte de los temas que se
reinstalan como mandato del voto de millones de griegos, que impacta en Europa,
especialmente en España y sus indignados organizados en el Partido “Podemos” y
con posibilidad de ganar y/o disputar las elecciones en España. Pero también
inciden en nuestra región convalidando las demandas democráticas más allá de la
crítica al neoliberalismo para constituirse en programa de gobierno y política
de Estado.
En rigor, no solo importa lo que
haga el nuevo gobierno en Grecia, e incluso el debate que ello genera en la
institucionalidad mundial, sino y especialmente la iniciativa política popular.
Fue la acción de masas en las calles la que constituyó el aluvión de votos en
Grecia, y el programa sustentado era contra la austeridad y la deuda, exigiendo
otras prioridades en la aplicación de los recursos públicos.
Por eso interesa en la Argentina
no solo considerar la demanda oficial de préstamos, sino y en sentido contrario,
la campaña popular por la suspensión de los pagos de la deuda, la auditoría de
la misma y la defensa de los bienes comunes que empuja la CTA Autónoma y un
amplio espectro social y político convocado en Asamblea. Es una campaña que
contiene una convocatoria a una Conferencia Internacional a realizarse entre el
22 y 24 de abril próximos con la pretensión de hacer evidente en la Argentina y
desde aquí al mundo sobre el flagelo de la deuda, con un enorme costo social y
en beneficio de un núcleo reducido de especuladores e instituciones del sistema
financiero global. La intención es constituir un movimiento por una consulta
popular denunciando el flagelo del cáncer de la deuda.
En el fondo, se trata de constituir
una política de investigación contra la impunidad de la deuda, del mismo modo
que se reclama contra la impunidad por el atentado a la AMIA. Sea por la deuda
o por la AMIA, la respuesta está más en la capacidad de generar subjetividad
social para investigar y reorientar la economía y la política en favor de las
demandas populares, contra la impunidad que se deriva del orden capitalista.
La desconfianza social
extendida, expresión de la crisis política, solo puede resolverse desde la
creación de una nueva realidad política, social y cultural derivada de una
propuesta alternativa en capacidad de disputar gobierno y poder. Es la
asignatura pendiente y que desafía a la sociedad argentina.
Buenos
Aires, 31 de enero de 2015