Decadencia del capitalismo local y disputa de la hegemonía estatal
Cristina Fernández de Kirchner (CFK) marca la cancha del debate político estratégico en el capitalismo local. Todos los análisis políticos remiten a su discurso del 20/6 y el impacto sobre las filas oficialistas y opositoras.
Sea para el elogio o la crítica, el mensaje ocupa el centro del debate mediático y político. Su punto de partida es la legitimación del “capitalismo como el más eficiente modo de producción”, asociado al consumo extendido de la población. Es algo que se contradice con el crecimiento de la desigualdad global en estos tiempos de triple crisis, a la que alude CFK: continuidad del impacto del 2008 más pandemia y guerra en Europa.
El mensaje deslegitima cualquier búsqueda de alternativas, ejemplificando con el cine: con “Good bye Lenin” explica el fracaso de la provisión de bienes y servicios para el consumo masivo; y con “La vida de los otros” critica el control social y autoritario del estado. La conclusión es que el capitalismo es lo que hay como horizonte, forma eficiente de producir, y debe desestimarse cualquier exploración de organización alternativa del orden económico social sustentado en la explotación y el saqueo.
Así, la disputa política se reduce a la mejor gestión del orden capitalista y de allí se deriva un conjunto de argumentaciones para explicar la especificidad de la recurrente y continuada inflación local, que diferencia a la Argentina de la mayoría de los países del sistema mundial, aun cuando ahora, la suba de precios aparece como fenómeno global.
Argumentos
La línea argumental apunta contra el discurso hegemónico, liberal monetarista, que instala un sentido común de causal “monetaria” para el ascenso de los precios.
Apoyada en estadística del G20, destaca que el país no se encuentra entre los principales “déficits fiscales” o “comerciales”, a la cabeza de los cuales se encuentra EEUU. Explicita los cambios regresivos en la distribución funcional del ingreso de estos años en el país, con perceptores de la ganancia que se apropian para el 2021 del 58% del ingreso, contra el 42% de los perceptores de salario. Abunda con datos relativos al crecimiento de la rentabilidad de las inversiones, antes de impuestos y pagos de deuda, que llegan en el país y para un caso al +412,6% entre 2019 y 2021. En rigor, la lógica capitalista de privilegio a la ganancia.
Los argumentos son críticos respecto de las causales monetaristas de la inflación, o de responsabilizar al déficit fiscal o comercial, o por desacoples entre la oferta y demanda, como aquellos que aluden a la presión tributaria.
Si enfatiza en la “evasión fiscal”, comparando la recaudación potencial del orden del 45% contra una efectiva del 28% del PBI.
La evasión fiscal, la fuga de capitales y el dominio de la producción y circulación de pocas empresas concentradas explicarían la situación actual de inflación recurrente. Ahí está la especificidad de la suba de precios en la Argentina, lo que demanda, en el discurso de CFK un estricto ejercicio del poder ejecutivo en el control estatal de estas variables y actores dominantes de la economía local. Son críticas a la ineficiencia del oficialismo en el ejercicio del gobierno.
En definitiva, el excedente económico, altamente concentrado en pocas manos, evade impuestos y acumula en divisas en el extranjero, para lo cual requiere que ingresen divisas al país, vía endeudamiento, tal como ocurrió en la gestión Macri (2015-19).
La deuda es el mecanismo privilegiado de ingreso de divisas para facilitar la fuga de capitales y, por ende, la constitución de activos externos por grandes capitales que actúan en el proceso de producción y circulación local.
El razonamiento continúa señalando que ante la falta de divisas luego de la fuga, el poder económico presiona por acelerar las devaluaciones monetarias para continuar disputando la apropiación privada del excedente económico.
Para resolver el problema demanda la eliminación de los secretos bancarios, fiscales y bursátiles y un ejercicio más decidido del control estatal sobre los grandes capitales.
Hegemonía
Quizá, el argumento ausente remite a la disputa de la hegemonía del Estado capitalista local, entre capitales externos y sus socios locales en contraposición con aquellos que disputan el excedente en el mercado interno; o entre quienes estimulan la acumulación en el marco de la especulación y la lógica fundada en la apropiación de rentas, del suelo o el dinero y aquellos que privilegian la producción de plusvalor en el terreno de la elaboración material de bienes y servicios.
La decadencia del capitalismo local viene de lejos. Si para mediados del siglo XX el país explicitaba el mayor PBI de la región, la debacle del presente se explica por la disputa política para disciplinar a la sociedad según las aspiraciones de la dominación. Brasil y México desplazaron a la Argentina del podio en la generación de riqueza, asociada a la construcción de hegemonía al interior de sus estados capitalistas.
Entre 1930 y 1976, ese poder de restauración estuvo asociado a los golpes de Estado, y ahora, sin posibilidad inmediata de golpe, la disputa electoral no termina de resolver una hegemonía restauradora del bloque de poder que construyó la Argentina potencia entre 1880 y 1930, por lo que la disputa política por el poder del Estado transita la alternancia de la gestión capitalista, tal como vimos con el menemismo o la alianza en los ´90, y luego con el macrismo.
Se trata de una alternancia que no termina de definir la estabilización del Estado capitalista para un proyecto de rumbo e inserción en la contemporaneidad crítica del orden global.
El Estado capitalista argentino no termina de disciplinar a las clases subalternas, con fuerte tradición (desde el último cuarto del Siglo XIX) en la organización popular, sindical, territorial, política y cultural; pero tampoco puede dirimir una clara hegemonía de un proyecto político que se orienta por la dolarización o subordinación de la economía local al dictado de la potencia del dólar; o aquellos que resuelven las contrdiciones con la devaluación para la apropiación recurrente del excedente económico.
Ni dolarización ni devaluación, como proyecto, parecen definir las contradicciones del capitalismo local, por eso la persistente decadencia local, como especificidad nacional de la suba de precios, ahora agravada por la inflación internacional.
La inflación mundial es producto de los debates por la hegemonía capitalista, en donde el régimen del capital confronta la perdida de rentabilidad, y la tendencia decreciente de la productividad del trabajo con mayor apropiación privada del excedente económico por grandes capitales concentrados.
Argentina desde su especificidad busca su lugar en el capitalismo global, pero también desde las desconformidades y protestas sociales extendidas puede encontrar nuevos rumbos de alternativa política para una emancipación en contra y más allá del capitalismo.
Buenos Aires, 21 de Julio de 2022
Aceleran la devaluación y suben las tasas de interés: son respuestas a las demandas del “mercado”
La Reserva Federal de EEUU (FED) elevó sus tasas de interés. Indicando que se “decidió elevar el rango objetivo para la tasa de fondos federales de 1-1/2 a 1-3/4 por ciento y anticipa que los aumentos continuos en el rango objetivo serán apropiados”, anticipando una suba similar en los próximos meses.
Si pretendemos indagar en las causas, estás se encuentran en el retomo de la combinación de estancamiento económico y la elevada inflación. Así, revivimos el fenómeno de la estanflación.
Las proyecciones económicos de EEUU, en el corto y mediano plazo (2022/24) se revisaron a la baja sobre los pronósticos de marzo pasado, con un pobre crecimiento para el 2022.
De casi cero, las tasas estadounidenses escalan a 1,75%, con varios incrementos en este año, y con perspectiva de continuar en ascenso.
No hay en el horizonte un pronóstico de importante crecimiento económico y de reducción inflacionario, por lo que se aceleran los procesos de enfriamiento de la mayor economía del mundo, con claro impacto en la economía mundial.
Más que reactivar, la respuesta monetarista de la FED apunta al enfriamiento de la economía, con consecuencias sociales regresivas en el orden local y global.
El Banco Central de la República Argentina actuará en el mismo sentido en estas horas, mucho más con la presión de especuladores diversos que demandan acelerar la devalución de la moneda local y aumentar las tasas, tal como se sostiene en el acuerdo con el FMI.
La demanda de especuladores y del mercado financiero es así satisfecha. No ocurre lo mismo con la demanda de mejoras de los ingresos populares, salarios, jubilaciones, beneficios sociales.
Por su parte, se espera que el BCRA eleve la tasa de referencia por encima de los 50 puntos, encareciendo el costo del dinero y afectando a los sectores más empobrecidos, fuertemente endeudados vía tarjetas, con las que mal resuelven los consumos cotidianos, afectados por una inflación que ya supera los 60% anualizada y se proyecta en torno a los 70/75% para todo el 2022 en Argentina.
Inflación y regresividad
La suba de la inflación mundial, principal problema para la mayoría social empobrecida, está motivando políticas económicas nacionales de restricción monetaria, por el mecanismo clásico de la suba de las tasas de interés.
Por eso, la Reserva Federal de EEUU viene cumpliendo sus anuncios de aumentos programadas para este año y se espera nuevos aumentos en los próximos meses.
El impacto inmediato resulta recesivo y afecta a la recuperación del empleo, del consumo y a la inversión, deteriorando los ingresos populares, salarios, jubilaciones y planes sociales. Incrementar el costo del dinero afecta a países, empresas y a familias empobrecidas fuertemente endeudadas.
Lo que se verifica es una alta concentración de ingresos de los grandes propietarios de medios de producción, induciendo una mayor desigualdad de ingresos y en la riqueza apropiada.
Es una información verificable en el sitio del Credit Suisse y su informe global sobre la riqueza . También resulta ilustrativa la información detallada de OXFAM sobre la desigualdad acrecida . En rigor, los organismos internacionales informan detalladamente el impacto regresivo sobre vastos sectores empobrecidos de la sociedad mundial.
Tiene lógica, la ganancia, en tanto objetivo del régimen del capital, resulta la única privilegiada en momentos de crisis. No hay espacio para relativas mejoras de ingresos salariales. En este sentido puede explicarse también la inflación, ya que mediante aumento de precios puede apropiarse el excedente económico bajo el formato de la ganancia. La inflación es un mecanismo de distribución regresiva del ingreso.
Mucho se esperó el fin de la pandemia para pensar en una dinámica de recuperación de la economía y que más allá de la ganancia, sean los ingresos populares los que permitieran reactivar el consumo y la inversión, la llamada “vuelta a la normalidad” demandada desde enfoques keynesianos.
La realidad es un proceso de crisis continua que aleja la salida del túnel y como señalamos, se privilegia la recomposición de ingresos del capital perdidos en tiempos recesivos.
En efecto, la pandemia continúa, sin fecha cierta de finalización, agravada por la guerra en Ucrania y el aumento del gasto militar a nivel récord en el ámbito mundial. Las consecuencias sobre el conjunto de la sociedad, especialmente los más empobrecidos, son alarmantes.
Quienes imaginaron que el 2021 suponía el cambio de la tendencia recesiva del 2020 se equivocaron. Solo aconteció un rebote, ya que las novedades asociadas a la continuidad de la pandemia y la guerra, impusieron nuevos límites a la expansión cuantitativa de la producción y circulación de mercancías, servicios y capitales.
Los datos apuntan a la continua desaceleración en un horizonte de recesión en las principales economías del sistema mundial. Los datos de los organismos internacionales así lo confirman. La reunión de primavera del FMI/BM confirmaron una perspectiva a la reducción de las tendencias de evolución de la economía mundial.
Continuidad del ajuste y necesidad de alternativa
En rigor, el régimen del capital no ofrece salidas a las demandas mayoritarias de la población mundial. Sin embargo, en el diagnóstico hegemónico se insisten en asumir las perspectivas de “reformas estructurales” concentradas en reaccionarias reformas laborales y previsionales. No aparecen, ni pueden aparecer rumbos alternativos.
Tiene su lógica, ya que la institucionalidad en el ámbito nacional de la mayoría de los países y en los organismos internacionales prevalece una cosmovisión subordinada a la demanda de las corporaciones transnacionales, forma de dominio del régimen del capital.
Las reformas reaccionarias solo contemplan la demanda de recuperar condiciones de posibilidad para recomponer la tasa de ganancia, postergando cualquier orientación a resolver las demandas sociales múltiples, aun con amenazas de hambrunas y agravamiento de la situación ambiental por la política energética asociada a las sanciones a Rusia.
Parece una orientación suicida, sin embargo, se reitera una dinámica que evidencia el objetivo de la producción y reproducción del orden económico sustentado en las ganancias, la acumulación y la dominación.
En ese marco se disputa la reorganización de la hegemonía capitalista, en donde el principal afectado parece el territorio europeo.
Al mismo tiempo, la elevación de las tasas de interés agrava el problema de los países altamente endeudados y subordinados a la lógica de la dominación del sistema mundial.
Recordemos que, en rigor, los más endeudados son los países capitalistas desarrollados, pero con capacidad de atender sus deudas, en buena medida asumidas en sus propias monedas. No es el caso de la mayoría de los países dependientes, endeudados en divisas que no producen y que, por lo tanto, están obligados a obtenerlas con elevado costo en el mercado global.
El capitalismo despliega en las condiciones descriptas una fortísima ofensiva contra trabajadoras y trabajadores, contra los pueblos del mundo, agudizando el saqueo sobre los bienes comunes y manipulando las conciencias sociales globales para no obstaculizar el gasto improductivo en la guerra.
Hay un doble movimiento de salto hacia adelante en la búsqueda de respuesta a la dinamización del orden vigente, al tiempo que destruye vidas y a la naturaleza misma. Como siempre sostenemos, resta visibilizar cuantiosas protestas y descontentos, que puedan articularse en una propuesta alternativa, que anime un horizonte posible de satisfacción de necesidades sociales sin acudir a la explotación y al saqueo.
Buenos Aires, 15 de junio de 2022
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