En dos cuotas se actualizará el salario mínimo según dispuso
el Consejo del Salario Mínimo, el Empleo y la Productividad. Un 14% en agosto y
otro 11% desde enero del próximo año, por lo que el acumulado hacia comienzos
del 2014 expresa el 25,2% publicitado como ajuste. Los precios se actualizarán
durante todo el año, más o menos en esos valores, y quienes perciban el mínimo,
lo harán luego de actualizados los precios. Los ingresos de los trabajadores
corren desde atrás a los precios.
En valores absolutos, de los $2.875 actuales, el ajuste
llevará el salario mínimo a $3.600 en enero del 2014. Tanto la CTA como la CGT solicitaban un
salario mínimo de $5.180 por mes, claro que ambas estuvieron excluidas de los
debates, a los que solo se invitó a las fracciones sindicales afines al
gobierno. Este monto resulta de un porcentaje de la canasta mínima de bienes y
servicios que se calcula en torno a los $8.600 mensuales, muy lejos de la línea
de pobreza o de indigencia que mide el INDEC.
Hace poco difundimos un informe de la Fisyp con datos de la
Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, con información al segundo trimestre
del 2012, es decir, referencias de hace un año, las que no se han modificado
sustancialmente. De allí surge que:
·
para 8.258.207 trabajadores en relación de
dependencia en la Argentina, es decir, asalariados registrados y no registrados,
se observa que el 38,2%, con salarios menores a $2.500 mensuales, unos
3.154.635 trabajadores perciben un ingreso promedio del orden de los $1.467 al
mes, que completan con otros $153 de actividades secundarias, totalizando un
ingreso mensual de $1.620. Son valores menores al salario mínimo vigente hasta
el presente, sin considerar la reciente actualización;
·
el 12,9% de los trabajadores percibía salarios entre
$2.500 y $3.000 al mes, son 1.065.309 trabajadores y obtienen un ingreso
promedio de $2.912 mensuales, al que adicionan $146 por ocupaciones
secundarias, sumando $3.058 al mes.
·
Sumando ambas categorías, las de menores
ingresos, se encuentra el 51,1% de los trabajadores, unos 4.219.944
trabajadores, con ingreso promedio menor a $3.000, valor inferior al nuevo
monto de salario mínimo.
·
La información reseña que aquellos trabajadores
que perciben ingresos mensuales entre $3.000 y $4.500 son el 24,7% del total,
unos 2.039.777 de personas, con ingresos promedio al mes por $3.834, a lo que
suman por actividades secundarias unos $215 por mes, totalizando unos $4.049
cada mes.
·
Finalmente, los que ingresan en promedio al mes
más de $4.500 representan el 24,2%, y son 1.998.486 trabajadores con ingresos
promedio de $7.048, y al que adicionan por actividades secundarias unos $274 en
promedio al mes, sumando por ambos conceptos unos $7.322.
Insistamos que son datos de hace un año y que cualquier actualización
que se haga, no modifica sustancialmente la referencia al deterioro del ingreso
de los trabajadores, más allá de cualquier actualización o cálculo que se
pretenda.
Una cuestión a insistir es que nuevamente se ningunean
consideraciones o debates sobre las otras cuestiones para lo que fue creado el
Consejo del Salario, es decir, el “empleo y la productividad”. La novedad
provino de la eximición del pago de ganancias al medio aguinaldo dispuesto por
el poder ejecutivo, ya que excede las funciones del Consejo.
Respecto del empleo, el trabajo informal, un 32%, no perfora
el piso de un tercio de los trabajadores en esa situación de precariedad y el
desempleo se mantiene en valores altos del 7,9%. El trabajo informal convive
con la precariedad en el empleo, la subocupación y la sobreocupación, todas formas
de expresión de la súper explotación de la fuerza de trabajo. Respecto de la
productividad, en términos generales ha sido apropiado como ingreso de los
empresarios más concentrados. En ese sentido se puede afirmar que las mejoras
de productividad no se socializan.
El salario mínimo es una referencia que debiera establecerse
antes de la realización de las negociaciones colectivas por salario y
condiciones de trabajo, aunque en la práctica se materializan a posteriori.
Siendo un valor de referencia, resulta útil compararlo con la capacidad de
compra del salario, algo complejo por la falta de credibilidad de las
estadísticas de evolución de los precios al consumidor que mide el INDEC. En el
mediano plazo, el valor de referencia del salario mínimo creció por encima de
los indicadores del INDEC, y a la par del promedio inflacionario determinado
por las pocas provincias que mantienen los registros de medición de precios,
diferenciándose del INDEC. Más difícil resulta evaluar el impacto real en la
capacidad de compra derivada del consumo cotidiano.
Vamos a insistir que en los ajustes, más allá de su magnitud
son bien recibidos por los perceptores, algo que vale para los anuncios del
salario mínimo o los ajustes previsionales. Sin embargo, la sensación de esos
perceptores es que los precios de los bienes y servicios de consumo cotidiano
se les escapan, en aquella alusión histórica de que “los salarios suben por las
escaleras y los precios por el ascensor”. La evolución del precio de la fuerza
de trabajo corre por detrás de un conjunto de precios que hacen al consumo
cotidiano del trabajador y su familia. Es una cuestión económica, sí, pero
sobre todo política, de quien define la apropiación del producto social del
trabajo. No es solo una cuestión de salario mínimo, sino del mínimo de ingreso
para satisfacer las necesidades en nuestro tiempo presente. Como siempre, se
trata de Economía y Política.
26
de julio de 2013
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