Sucedió lo que veníamos
anunciando desde la expropiación parcial de YPF, situación ésta que
oportunamente saludamos, pero en la que advertíamos se parecía privilegiar una
asociación para la dependencia con la Chevron.
La expropiación parecía a medida
de la petrolera estadounidense, la que fundó Rockefeller, y que ahora es
demandada por familias indígenas del Ecuador por 19.000 millones de dólares.
Denuncia motivada en la depredación de la naturaleza y la afectación de 30.000
personas en la Amazonía ecuatoriana, por explotación de hidrocarburos de la
Texaco (comprada por la Chevron) entre 1965 y 1990.
Fue sospechoso que EEUU no
criticara la expropiación de YPF, y ya se conocía el interés de Washington por
frenar cualquier intento de compra de YPF-Repsol por petroleras chinas. Es que
el petróleo es un insumo estratégico en cualquier parte del mundo, pero
especialmente en EEUU, donde se provocó la primera crisis petrolera,
energética, a comienzos de los 70´ y desatara la búsqueda de provisión petrolera
a cualquier costo, económico, social y natural. Es conocida la evolución
posterior de la sociedad mundial para asegurar la provisión de hidrocarburos al
mayor consumidor mundial: militarización, invasiones territoriales y afectación
de las soberanías de los países y pueblos del mundo, de Afganistán a Irak,
pasando por Libia y las eternas amenazas a Venezuela, para pensar solo en el
último tiempo. Todo ello es coherente con el estadounidense criminal accionar
sobre Cuba bloqueada. Si miramos hacia atrás encontramos el conflicto del medio
oriente que según comentarios generalizados olía a petróleo.
Crisis
energética y petrolera
La energía mundial tiene base en
los fósiles. Es muy lento el avance de fuentes alternativas de energía, y
claro, las petroleras tienen sus intereses en que esto no avance. Aun con 90%
de las reservas petroleras en manos de los Estados nacionales, las grandes y monopólicas
petroleras manejan la tecnología y se aseguran un negocio multimillonario, pese
al cenit alcanzado de reservas internacionales. Eso mueve al alza los precios,
con una demanda que no para y una oferta en franca disminución. Claro que esa
ecuación de precios favorece la extensión de la exploración y explotación, tal
como demostraron las producciones extra territoriales y ahora la
experimentación sobre los no convencionales, gas y petróleo atrapado en rocas
ubicadas en el subsuelo, a más de 1.000 y 4.000 metros de profundidad.
El productivismo siempre piensa
que la ciencia todo lo resuelve y así ensayan con nuevos materiales y
tecnología, no siempre calculando el costo humano y sobre la naturaleza. Es
común escuchar en estas horas, en defensa de la mega minería a cielo abierto y
de las petroleras, que toda industria contamina, y que es lógico que la
industrialización (para el bienestar del consumismo) genere “cierta”
contaminación, y agregan, a corregir. Por ello se justifican multas a todas las
petroleras, porque es imposible avanzar en la producción sin costo
contaminante. Recuerdo hacia 1992 el texto de John Galbraith “La cultura de la
satisfacción” que explica como los magnates de la producción global solo están
interesados en el devenir del bienestar de tres de sus propias generaciones,
incluyendo a hijos y nietos, desinteresándose del futuro de la humanidad y la
naturaleza. Solo les interesan sus ganancias, la acumulación y su reproducción
para la dominación y eternización del capitalismo.
Es Japón un país con tradición
de cuidado en el uso de la tecnología nuclear, ya que sus antecedentes fueron
Hiroshima y Nagasaki. Por ello es que asumieron tantas medidas de seguridad
sobre los emprendimientos nucleares. Sin embargo y pese a ello, esa previsión
fue superada por Fukushima en marzo del 2011, con explosiones y consecuencias
de radiación sobre el ambiente y la población. Es un ejemplo de que no alcanzan
las medidas de seguridad y que no resulta conveniente ensayar tecnologías
sospechadas sobre nuestras poblaciones y territorios. Vale la mención nuclear para
este caso sobre hidrocarburos no convencionales, donde la tecnología es la de
la fractura hidráulica o fracking, utilizada para explotar la roca en el
subsuelo mediante la inyección de toneladas de agua y arena combinada con un
cóctel de tóxicos que incluyen de 200 a 400 componentes químicos para favorecer
el accionar sobre las rocas que contienen el gas y el petróleo no convencional,
shale-gas y oil-gas.
Vale consignar que existen
estados estadounidenses que suspendieron el uso de esa tecnología mediante una
moratoria. En Europa estudian su regulación, y está prohibido en Francia y Bulgaria,
con restricciones en algunos otros países, y ya existen algunos municipios
argentinos que declararon sus territorios libres de fracking, en Río Negro, Mendoza
y Entre Ríos. En la medida en que se extienda el esclarecimiento sobre las
consecuencias de la aplicación del fracking, es factible que la protesta se
extienda. Muchos opositores solo critican la forma, que sea un decreto y no una
ley; que no se haya consultado previamente a los poderes neuquinos, pero muy
pocos manifiestan la agresión a la población y a los recursos naturales o
bienes comunitarios (o comunes). Por otra parte, no olvidemos que la
movilización del pueblo del Famatina y la solidaridad nacional lograda frenaron
el emprendimiento de la Osisko Mining Corporation, contrato cancelado a
comienzos de Julio del 2013 y que tenía vigencia otorgada por la Provincia de
La Rioja desde el 2011. No es menor detalle consignar que la movilización
popular definió la no realización del emprendimiento minero a cielo abierto.
Ahora cuando todos esperan el pronunciamiento del gobierno y legislatura
neuquina, propietario constitucional de los yacimientos, poco se considera la
protesta social, del pueblo mapuche y movimientos sociales y políticos que se
oponen al acuerdo entre YPF y Chevron respaldado en un decreto del Poder
Ejecutivo.
El tema es la crisis energética,
y eso es lo que hay que discutir. ¿Por qué hay crisis de la energía en el
mundo? ¿Qué lugar ocupa la Argentina en la misma? Muy pocos se atreven a
discutir el modelo productivo que dilapida en aras del consumismo las reservas
de hidrocarburos. En efecto, el productivismo y la obsolescencia programada hacen
inservibles prematuramente cuantiosos valores de uso. El objetivo es la
recreación constante del mercado capitalista, que subordina los valores de uso
a su contrario, los valores de cambio. Los hidrocarburos son recursos agotables
y el patrón de consumo es depredador y motivado en el tipo de producción a
escala global que se reproduce en todos los territorios. En nuestro país, sea
la producción agraria, minera, extractiva en general, o la industria y los
servicios promueven el uso intensivo de la energía fósil contribuyendo a la
crisis local y global. Un dato adicional relevante es el deterioro de la
capacidad de autoabastecimiento de combustible del país, con importaciones de
9.300 millones de dólares en 2011, aumentadas a 10.200 millones en 2012 y con
previsión de incrementarse un 30% para este 2013. Es que el modelo privatizador
de los 90´ destruyó la posibilidad de una gestión soberana de la exploración y
explotación de hidrocarburos.
¿Qué
se puede esperar de la política que subyace al acuerdo YPF-Chevron?
Está provocando mucha discusión,
y desde el gobierno se sostienen argumentos favorables a la explotación desde
la intervención de la petrolera de gestión estatal. Rápidamente viene a cuento
la negociación del Gobierno de Perón en 1955 con la California, sucursal de la
Stándar Oil, antecesora de la Chevron. O los acuerdos bajo el gobierno de Frondizi.
En el 55 había contradicción con la Constitución del 49 e incluso diputados oficialistas
como John William Cooke se manifestaron en contra, según recuerda Galasso. En
el 58 se iba a contramano de las concepciones previas en “Petróleo y Política”
y sus posicionamientos contra los contratos del 55. En ambos casos se fue a
contramano de la retórica previa. ¿Es asimilable a la actualidad? Sin duda, la
subordinación al modelo productivo y de desarrollo capitalista supone la
adecuación a los parámetros que define la acumulación capitalista en este
tiempo histórico. Ello significa producir en base a fósiles y con la tecnología
de época en manos de las corporaciones transnacionales, por caso la Chevron o
los que asuman la oportunidad de negocio que ofrece el decreto del poder
ejecutivo para la promoción de los hidrocarburos. Además, se vuelve a reiterar
la subordinación a tribunales externos ante litigios o controversias. Las
empresas podrán demandar fuera de la Argentina. Ya sabemos lo que ello
significa, ante 58 tratados bilaterales de defensa de las inversiones externas (tbi)
vigentes en el país.
Vale mencionar que en variadas
ocasiones hemos insistido en que Argentina necesita denunciar esos tbi, tanto
como retirarse del CIADI, ámbito al que acuden las empresas en contra de los
Estados y en el marco del Banco Mundial. Con el acuerdo con Chevron y los que
pueda venir se fortalece la institucionalidad de los 90 (los tbi) y se potencia
la dependencia petrolera y tecnológica, todo por atraer inversiones externas.
En este caso unos 1.240 millones de dólares, pero se anticipa que esa cuencia
requiere inversiones por 16.000 millones de dólares y en general para los
próximos años el plan de inversiones de YPF es de 37.500 millones de dólares.
Chevron es el comienzo de una asociación subordinada al capital petrolero
extranjero.
Otra cuestión destacable del
acuerdo es la posibilidad de exportar luego de 5 años, y no liquidar en el país
el 20% de la producción, siempre y cuando haya abastecimiento, y de no haberlo
se compensará a la empresa con referencia al precio internacional, que nadie
imagina con tendencia a la baja, especialmente por lo ya comentado del cenit de
reservas y la creciente demanda petrolera y gasífera. Como se puede apreciar,
las restricciones para hacerse de divisas no corren para las petroleras
inversoras según el nuevo régimen de promoción.
¿Se
puede hacer algo distinto?
Claro que sí, pero supone salir
de la lógica del modelo productivo de inserción subordinada y la promoción de
una estrategia compartida con países vecinos para encarar un trabajo de mediano
y largo plazo para reorientar la producción, no solo energética, sobre la base
de resolver en la región, y si se puede en el mundo, con criterio de soberanía
alimentaria, energética y financiera.
Cuando el movimiento del “pase
libre” sostuvo la gratuidad del transporte en Brasil, la respuesta fue que era
una demanda utópica, que incluso el boleto de transporte debía aumentarse.
Millones movilizados tiraron a la basura el incremento del ticket de transporte
y hoy existen ciudades que asumieron el transporte público gratuito. ¿Es
posible des-mercantilizar el transporte? Antes de las movilizaciones de junio
pasado en Brasil parecía un hecho imposible. La realidad demuestra que es
posible. La movilización pudo contra el aumento del transporte en el país
vecino e incluso en la gratuidad, del mismo modo que ocurrió con el Famatina o
contra la Meridien Gold en Esquel luego de un avasallador “NO a la mina” en la
consulta popular del 2003.
Como siempre es una cuestión de
voluntad popular. ¿Qué quiere el pueblo argentino? Solo la política puede
responder el interrogante. Muy pocos legisladores se pronuncian por la cuestión
de fondo, algunos desde hace años, con éxito relativo. El pueblo mapuche salió
a la calle. Hace años que los pueblos fumigados luchan contra el modelo sojero
y no siempre se los escucha. Las asambleas contra la mega minería protestan y
han logrado ciertos éxitos, pero no toda la población asume el legado y el
programa. La lucha contra el fracking recién comienza. Los trabajadores de la
energía, caso de la FeTERA en la CTA, y organizaciones sociales y culturales
como el MORENO y/o el Observatorio Petrolero Sur, entre otros, demandan por la soberanía
energética, contra el modelo productivo, la dependencia tecnológica y
especialmente el fracking. La CTA está en una campaña en defensa de los bienes
comunes, que puede extenderse más allá del país, máxime cuando YPF pretende
extender la asociación con las transnacionales para explorar y explotar
hidrocarburos no convencionales en Bolivia y Uruguay. Movilización y
articulación popular existe, y es aun insuficiente.
Es una cuestión de argumentos,
de ideas que deben poblar la discusión de fondo. No alcanza con la crítica
metodológica, se requiere ir al fondo, que para nosotros es el modelo
productivo y de desarrollo del capitalismo contemporáneo, en la Argentina y en
el mundo.
Buenos
Aires, 19 de julio de 2013
3 comentarios:
Brillante, Julio, como siempre... se me antoja un poco contradictorio con el documento que difundieron unas pocas semanas...
Abrazo
El analisis es absolutamente verdad,pero nos guste o no,le dependencia tecnologica la tuvimos siempre y la seguiremos mteniendo.Incluso cuando Repsol ya habia hecho el descubrimiento de Vaca Muerta,ellos tampoco tenian la tecnologia,lo cual llevaria a una asociacion con las que tuviesen la capacidad explotatoria y seria tan sieniestra como lo sera ahora. Tambien es verdad que nadie le da oido o teoma en cuenta a los reclamos del pueblo cualquiera que sea.¿La alternativa cual seria? ¿acaso seguir importando;seguir si conseguir desarrolllo?. Ellos son los que tienen la tecnologia y ponen las regalas,es como cuando uno esta apretado economicamente o financieramenter,quien tiene el bote salvavida pone las reglas,lo aceptas o te ahogas,aceptando aunque mas no sea podras nadra un poco mas cargado pero con la mexpectativa de llegar a la playa un poco mas cansado y lejos.
Tambien creo que hay algo de canje por los fondos buitres,solo hay que ver que casualmente el FMI ahora nos esta cuidando y es nuestro padrino contra los BUITRES;no se creo que no habia mas alternativas al menos hoy.
Alberto De Flores
Hola Gonzalo: el anterior es colectivo y supone un posicionamiento genérico ante las elecciones!!! Gracias por tus comentarios.
Hola Anónimo: el desarrollo tecnológico también podría ser una estrategia alternativa, especialmente asociado a otros países en la región!! Gracias por comentar.
Publicar un comentario