El gobierno intenta hacer propaganda sobre una
mejora en perspectiva de la economía y, sin embargo, los datos estadísticos del
propio oficialismo devuelven otra realidad, la que sigue definida por la
recesión y la inflación, más allá de las obras de infraestructura inauguradas,
especialmente en la ciudad capital de la Argentina. Un gran interrogante es
como afecta esta situación en la disputa del consenso electoral, incluso luego de
la renovación presidencial, especialmente con los condicionantes de política
económica futura, gane quien gane las elecciones presidenciales en octubre
próximo.
La recesión continúa y el INDEC lo señala en
los últimos datos oficiales, a marzo del 2019, que la actividad económica cayó
un -6,77% respecto de marzo del 2018, e incluso, se revirtió el signo alentador
que propagandeaba el gobierno, cuando señalaba que mes a mes, la actividad
venía creciendo, poco, pero creciendo. Sobre esa base sostenían que lo peor ya
pasó. En efecto, en diciembre del 2018 la actividad económica había crecido respecto
del mes anterior un 0,4%, en enero del 2019, un 0,5%, en febrero de este año otro
0,1%, y ahora en marzo, la reversión es de -1,3%, desarmando el discurso
alentador del oficialismo y confirmando una tendencia recesiva que complica la
situación económica del 2019. Es más, la caída acumulada en un año es del
-5,7%.[1]
En el informe del INDEC se comprueba que es el
sector de la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca el único que
manifiesta crecimiento con un 10,8% en marzo. Mientras, en el otro extremo,
figuran en baja el comercio minorista y mayorista con un -14,6%, principalmente
explicando por el deterioro de la capacidad de consumo popular. También en
fuerte retroceso está el sector de la industria manufacturera con un -13,2%. En
este caso resuena el incremento de cierres de empresas y los despidos de
personal, tanto como el cierre de negocios por la baja del consumo.
Los datos recesivos explican al mismo tiempo el
superávit externo de 1.131 millones de dólares para abril del 2019, como consecuencia
de 5.305 millones de dólares de exportaciones y 4.174 millones de dólares de
importaciones, los que sumados alcanzan 9.479 millones de dólares de
intercambio comercial de la Argentina, una evolución negativa del -16,2%
respecto a abril del 2018.[2]
Hay decrecimiento del comercio exterior, desmintiendo la propaganda oficial de
una mayor inserción del país en el mundo. El dato real es la baja de insumos
importados, imprescindibles para un sector industrial dependiente de bienes de
capital e intermedios. La suba del dólar por devaluaciones sucesivas disminuye
la capacidad de compra de la dependiente industria local e impacta en la
recesión, al tiempo que incrementa el peso de la deuda sobre el conjunto del
PBI, los bienes y servicios finales producidos en un ejercicio.
El FMI y la realidad
condicionan el presente y el futuro
Constituye una preocupación la coyuntura
recesiva, agravada con la inflación de precios, cuya tendencia alarma para el conjunto
del 2019, con un registro similar al del 2019. Repetir un valor entre 40 y 50% para
el presente año agravará el presente y el futuro cercano de la mayoría de la
sociedad empobrecida y de menores ingresos, más del 60% de la población,
incluida la discriminación de género al interior de la referencia. La cuestión
se agudiza por el condicionante estructural que la situación supone hacia
adelante, sea repetición del gobierno Macri para un nuevo periodo, o cualquiera
que lo suceda con el FMI exigiendo se cumpla el ajuste y la regresiva reforma
laboral, previsional y tributaria.
Por eso interesa profundizar en el estado de la
conciencia social sobre el momento económico y político. Es una cuestión a
dilucidar en los discursos y propuestas electorales. ¿Qué imaginan que ocurre
en el pensar y sentir de la sociedad desde el oficialismo y las oposiciones? ¿Alcanza
para el oficialismo con profundizar un sentimiento crítico al gobierno kirchnerista
por 12 años entre 2003 y 2015, especialmente en materia de corrupción? ¿Resulta
suficiente la comparación de la situación económica en el tiempo de los
gobiernos K contra la pérdida de derechos e ingresos en estos años bajo
gobierno Macri, tal como sostiene el kirchnerismo? ¿Existe lugar para un camino
del medio entre un gobierno Macri y otro Kirchnerista? ¿Hay posibilidad para
una propuesta de izquierda explícita, más allá de las hegemónicas?
Esta última pregunta supone también discutir que
se considera una propuesta de izquierda en la coyuntura actual. Es una premisa
que proponen algunos diagnósticos para toda la región, destacando el avance de
la ofensiva de las derechas y la política intervencionista de EEUU en la región,
especialmente sobre Venezuela y Cuba.
Me toca compartir ámbitos de militancia y de
relaciones personales, asociadas a un abanico de ideas a la izquierda del arco
político, e incluso críticos al orden capitalista. En esos espacios, estos
interrogantes son parte del debate regular y las respuestas y enfoques ensayados
en los debates son diversos, lo que dificulta la síntesis necesaria de amplios
espacios de confluencia ideológica por transformar la realidad.
Están quienes sostienen que la izquierda se
define la unidad de quien resulte más efectivo en culminar con el ciclo de
gobierno Macri, algo aún dificultado por la irresuelta interna del peronismo,
que involucra al “peronismo federal” y a la alianza entre el PJ y Unidad
Ciudadana, la que arrastra un colectivo de partidos políticos con diversa
tradición en la izquierda y el centro (categorías difusas pero generalizadas en
la prensa). Otros sostienen un camino más vinculado a la experiencia de la
izquierda partidaria, que encuentra en el FIT al principal polo de atracción electoral,
al mismo tiempo que sostienen los límites de una estrategia que no involucra
una unidad más amplia con sectores muy diversos de la acumulación política de
la izquierda, en el ámbito social, cultural y político. Coexisten con esas posiciones
las propuestas abstencionistas e incluso los que imaginan la potencialidad de
una articulación política y social que acumule para el futuro.
Claro que todavía falta tiempo, escaso, por
cierto, para la materialización de alianzas electorales y la confirmación de candidaturas,
todo lo que ocurrirá en menos de un mes. Ello incluye la alquimia de “colectoras
electorales”, corte de boletas mediante en las elecciones provinciales, válido
muy especialmente para la elección en la Provincia de Buenos Aires, un tema que
está pendiente de resolverse.
En este corto lapso se dirimen posicionamientos
políticos diversos que contribuirán a esclarecer muchas de las dudas actuales y
encaminarán colectivos sociales en uno u otro sentido.
Será un tiempo de discusión sobre propuestas
programáticas relativas al corto y mediano plazo, como que hacer con el condicionante
del acuerdo con el FMI, siendo muy pocos los que pretenden confrontarlo y
muchos los que piensan renegociar sin afectar el contenido regresivo de sus
términos. En el mismo sentido se puede pensar en la continuidad o no de un
modelo productivo sustentado en el agro-negocio; en la energía basada en las
promesas relativas a los hidrocarburos no convencionales surgidas de la explotación
del yacimiento Vaca Muerta; la industria de armaduría y la continuidad de los
mecanismos especulativos que definen el fuerte endeudamiento y la dependencia
de los fondos externos, sean inversiones productivas o financieras.
Articulación popular
Más allá del debate programático, la discusión involucra
las mejores o peores condiciones que se generan en la construcción de
alternativa. Por un lado, la continuidad de un gobierno que manifiesta que un
consenso electoral confirmará el rumbo de estos 4 años y se acelerarán los mecanismos
e instrumentos para su concreción. La contracara es la posibilidad de construir
consensos para discutir alternativa a futuro bajo un gobierno que suponga la
derrota electoral del gobierno Macri.
Todo lo cual se procesa en un marco de
descontento que se expande socialmente y un conflicto social que no termina de
explotar, aun cuando está el llamado a Paro Nacional para el próximo 29/5. Una
fecha simbólica, a medio siglo del Cordobazo, emblemática lucha histórica que
expresó una acumulación de unidad obrero estudiantil, por ende, de sectores de ingresos
relativamente elevados; a contramano de una penuria social que suponen los alicaídos
ingresos actuales de trabajadoras, trabajadores y sectores medios.
Resulta prematuro anticipar el final de estos
debates en la coyuntura, aunque puede ser estimulante que se generen espacios
de contención de diferentes posicionamientos político electorales, ejercidos en
unidad de acción en el conflicto social, pensando en el proceso político
posterior a la asunción a fines del 2019 de un nuevo gobierno en la Argentina.
Buenos Aires, 27 de mayo
de 2019
[1] INDEC. Estimador mensual de
actividad económica. Marzo de 2019, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/emae_05_1946015599C0.pdf (consultada el 27/05/2019)
[2] INDEC. Intercambio comercial
argentino. Cifras estimadas de abril de 2019, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_05_191E0031A3A3.pdf
(consultada el 27/05/2019)
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