En un mes, entre mediados de
junio y julio cayó un 30% la valorización bursátil en Shanghái, una de las
ciudades emblemáticas de la expansión económica de China, y en un año su deuda
creció de manera exponencial.
Hasta ahora, solo se escuchaba
hablar del crecimiento económico en China, especialmente desde el inicio de la
modernización de su modelo económico desde 1978. Las llamadas tasas chinas, del
10% anual o más, así lo verificaban.
En el último tiempo se habló de
desaceleración, con tasas del 7%, muy superior a la evolución de cualquier
economía nacional, de países desarrollados, emergentes o atrasados. El
interrogante es si bajo las nuevas condiciones de crisis evidente esto seguirá
así, e incluso afectará la tasa de crecimiento y con ello al sistema mundial en
una nueva espiral recesiva.
Vale el interrogante entre nosotros,
por ser China uno de los principales compradores de la Argentina y un nuevo
proveedor de fondos por inversiones externas o préstamos negados por el sistema
mundial. Es una situación bastante generalizada en la región latinoamericana y
caribeña, por lo que la situación se incluye en la agenda de preocupaciones de los
gobiernos y los pueblos en esta parte del mundo.
El éxito del modelo escondía que
junto al crecimiento se consolidaban todas las formas de las relaciones
capitalistas, entre ellas el trabajo asalariado estimulado por inversiones
externas difundidas por las transnacionales de todo tipo, sustentadas en el
aliento del Estado.
Las
relaciones capitalistas, el dinero, el Estado y la deuda
Ello suponía una inserción de
China en la economía mundial, como gran productor fabril y gestor de una fabulosa
masa de dinero, usada principalmente para sostener el déficit estadounidense, convirtiendo
a China en el principal acreedor del mayor Estado capitalista, de una deuda
pública gigantesca, la más grande del mundo.
Con esas relaciones de
producción, distribución, cambio y consumo se consolidó un tipo de desarrollo
sustentado en la expansión del consumismo interno y la exportación,
favoreciendo el despliegue de un sistema de crédito e inversión especulativa en
mercados diversos, especialmente alentando la burbuja inmobiliaria y el crédito
personal y empresarial local.
La intervención estatal tuvo ese
propósito, la de estimular la expansión de las relaciones mercantiles y
monetarias capitalistas.
Parecía que el gigante asiático,
ascendiendo en el podio de la producción y la economía mundial quedaba afuera
de la crisis mundial del capitalismo.
De hecho, China disputa la
primacía de la producción mundial con EEUU y algunos se anticipaban a predecir
el surgimiento de una nueva potencia hegemónica en el sistema mundial,
replicando otras previas transiciones en la historia del orden capitalista.
Parece que no, que la burbuja
especulativa tiene ahora su trayecto en China, con un Estado con capacidad de
intervenir muy fuerte desde sus tenencias por 4 billones de dólares de reservas
internacionales. Es lo que genera incertidumbre y expectativas de control de
los desastrosos efectos de toda crisis, especialmente entre los sectores más
vulnerables.
El Estado estadounidense tiene para
actuar sobre la crisis el poder del monopolio de la emisión de dólares. China
lo hace desde el poder de la tenencia de activos globales, especialmente
estadounidenses y el intento de hacer circular su moneda por todo el mundo, por
lo que generaliza acuerdos sustentados en intercambios en monedas locales. El
objetivo es la mundialización del yuan, la moneda local de China.
Desde allí y el poder estatal sobre
la propiedad de las principales empresas y la gestión de ámbitos de la
regulación de la política económica puede intervenir para aletargar los efectos
de la inevitable crisis.
Emisión como política anticrisis
Una crisis, que, reiteramos, es
mundial y se hizo visible en 2007/2008 en Wall Street, el mercado inmobiliario,
de valores y de toda la economía de EEUU, transferida al sistema mundial, con
escalas y acontecimientos visibles en España, Europa, con Grecia en el centro de
las noticias y la agenda actual.
En todos esos países el tema del
endeudamiento es clave. Es un mecanismo utilizado para posponer el problema de
la crisis e intentar superarla.
EEUU necesita prácticamente todos
los años la autorización parlamentaria a los efectos de incrementar su deuda,
que es del 100% de su PBI.
Al mismo tiempo, como esa deuda
genera intereses que deben cancelarse, el problema fiscal se constituye en
problema estructural y año a año, así como crece la deuda, se sostiene un
déficit fiscal (mayores egresos que ingresos) que se explica con emisión sin
límite, forzando la posibilidad que tiene cada Estado de imponer la circulación
de su moneda.
En el caso de EEUU, el Estado
obtuvo desde 1945 la prerrogativa de imponer al mundo la circulación y dominación
del dólar, aun con la crisis de la convertibilidad de 1971.
Hoy amenaza con la suba de tasas
que provoca la caída de las otras monedas y los precios de las materias primas
de exportación, generando condiciones para imponer una salida a la crisis
capitalista desde los intereses nacionales de la dominación transnacional
global. Pretende atrapar a los capitales excedentes del sistema mundial en
búsqueda de rentabilidad y seguridad.
Para el caso griego, el Estado está
limitado por los compromisos impuestos por el euro-grupo, y el monopolio en la
emisión del euro, que algunos quisieron violentar sin éxito, sugiriendo emitir
euros virtuales sostenidos para la circulación en el interior de Grecia. Era
parte de lo que se llama Plan B en la situación griega e incluso para otros
países atrapados en la lógica del euro y la hegemonía ortodoxa de Alemania y su
gobierno.
Algo así como los bonos
provinciales de la crisis del 2001, las “cuasi monedas” que favorecían el
intercambio entre los habitantes de la Argentina, más allá, claro, de quitas y
restricciones de sectores privados a la circulación de esos títulos públicos.
Fue el mismo argumento usado en los clubes del trueque, con el reconocimiento y
validez que la propia sociedad otorgaba a esos medios de pagos, los que también
fueron objeto de especulación y fraude. Fueron medios que desaparecieron con el
tiempo, pero el Estado y la Sociedad puedo imponerlos, aun transitoriamente
como medios de circulación y pago.
La soberanía de los Estados nacionales
está puesta en discusión por la crisis actual y sus manifestaciones monetarias,
que entre otros, se explica, según CEPAL, como volatilidades monetarias para
América Latina, con respuestas coyunturales diferenciales entre los países,
algunos devaluando sus monedas y otros posponiendo las medidas con políticas
diferenciadas, pero todos desde una lógica de subordinación al dólar o a las
monedas de aceptación en el mercado capitalista mundial.
Crisis,
hegemonía y alternativa
Por eso es que sostenemos desde
hace tiempo que la crisis no es de algunos países que se hacen visibles por
ciertas dificultades, hoy Brasil, Grecia o China, sino que el problema está en el
capitalismo en su conjunto y por eso, el principal problema que intoxica al
sistema mundial son las relaciones sociales capitalistas y el ejercicio del
poder mundial desde el principal Estado capitalista: EEUU, que ejerce con la
fuerza del dólar, las armas y la simbología del poder cultural la hegemonía
mundial.
El problema es que sus recetas
impregnan las instituciones que formulan políticas con pretensión universal, la
OMC, el FMI, el Banco Mundial, y con ellos se difunden las recetas liberalizadoras
en las cumbres y todo protocolo de asistencia a países con problemas. Cuando no
funcionan las recetas es siempre responsabilidad de mal aplicación de los poderes
locales, nunca del sistema ideológico que promueve esas medidas.
Asumo la dificultad de romper la
lógica de la receta del poder dominante para superar la crisis y restablecer la
normalidad de la valorización y la acumulación. Ello supone superar el conjunto
de valores culturales de la sociedad capitalista, de un modelo de producción
sustentado en la explotación y el saqueo junto a una cultura de consumismo
estimulado por las cuotas del irresponsable endeudamiento inducido por el
sistema financiero y las políticas públicas del capitalismo contemporáneo.
Tenemos el desafío histórico de
hacer realidad las propuestas emancipadoras que sucumbieron ante el proyecto de
dominación. Como siempre decimos, parece una tarea gigantesca que se inicia
desde el debate y la construcción de una práctica social por otro orden social
y cultural de cooperación, solidaridad y pensando en la armonía del metabolismo
social, lo que supone el respeto a la reproducción de la naturaleza, o sea, la
inclusión de la reproducción de la humanidad, su hábitat la sociedad.
Buenos
Aires, 30 de julio de 2015
1 comentario:
Excelente Julio! Puede ser que el hecho que tenes que escribir que el Yuan "es la moneda china" en un país que trabajo para saciar diariamente al monstruo chino -- pero con las reglas de ventas de "commodities" en dólares los argentinos piensan solo en dólares - sin saber ni siquiera que el Yuan/Renminbi es una moneda :)
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