¿Qué pasa en Formosa-Paraguay?
Formosa (Argentina), epicentro de un proceso histórico profundo y
complejo
Por Nicolás Fabri y
Ciriaco Buenaventura.
“El Imperio del Brasil, la Confederación
Argentina y la República Oriental del Uruguay, fueron los verdugos de un pueblo
que se levantaba orgulloso en medio de las selvas entre los milenarios ríos
Paraguay y Paraná. Con sus armas cambiaron la disposición del Río de la Plata,
rompiendo el equilibrio de la región, de la mano del liberalismo, que se instaló
definitivamente en Paraguay como herencia de la desastrosa contienda”. Prólogo
de Fernando Lugo en LA BRASA ARDIENTE CONTRA LA CUÁDRUPLE INFAMIA. Los
levantamientos de los pueblos de las provincias interiores contra la Guerra del
Paraguay. JUAN GODOY.
La provincia de Formosa, ubicada en el noreste
de la Argentina, limitando al norte con el río Pilcomayo que la separa de
Paraguay, al este con el río Paraguay que la separa de nuevo de Paraguay, al
sur con los ríos Bermejo y Teuco que la separan de la provincia del Chaco, y al
oeste con Salta, mediante un meridiano, Con 530.162 habs. en el año de 2010.
Tiene una profunda relación con Paraguay, pues
muchas oleadas de inmigrantes de ese país poblaron gran parte de Formosa,
trayendo su cultura e historia, temores y esperanzas. Esa historia viviente
tiene que ver con dos guerras: La triple Alianza y la contienda con Bolivia,
ambas guerras provocaron inmigración a Formosa, Misiones y Buenos Aires.
Antropológicamente el formoseño actual es el
resultado de una cultura que tiene que ver con el miedo, la mansedumbre, la
paciencia, producto de la enseñanza de padres temerosos de que sus hijos “se
metan en política” que es “una actividad peligrosa y controlada” por el
stronismo y sus nexos dentro de la provincia, muchos años antes del Plan
Cóndor.
Parte de esa cultura está extendida en el”
norte argentino” e incluso en buena parte del país, muy especialmente por el
trabajo ideológico del miedo, emergente desde los años de la dictadura
genocida.
El “no te metas” es una consigna que ganó
fuerza y que ahora se azuza para comprometer una participación “en contra de la
política”, asumiendo a esta como una actividad rentada de “profesionales” y no
como una actividad de la población para discutir el rumbo económico y social.
1983 Vuelta a la
democracia
Tres actores políticos se destacarían en
Formosa con un claro y contundente plan político de gobernanza: Vicente Joga,
Floro Bogado y Samudio Godoy, quienes se apoderaron del PJ e inmediatamente
produjeron un pacto de gobernabilidad con los dueños de la UCR, que básicamente
consistió en “nosotros gobernamos y ustedes acompañan, colaboramos con aportes
para sus campañas electorales y excelentes dietas legislativas y todo en
orden”.
Ese pacto de gobernabilidad de los tres
actores-Joga, Bogado y Godoy- lo rompe Gildo Insfrán e inmediatamente
profundiza el Estado policiaco-stronista. Recordemos que el Dr. Floro Bogado
fue también gobernador y luego embajador en Paraguay, profundizando acuerdos
con el mismísimo Gral. Stroessner.
Estos son los elementos estructurales del
gobierno llamado Gildismo-stronista, que como todo proceso sufrirá los embates
del tiempo y la entropía organizacional, sumado ahora a su ataque a los medianos
productores y comerciantes, antiguos sostenedores del régimen, pequeña burguesía
que se siente traicionada y en consecuencia contra ataca.
Los acuerdos con el sector de dominación
paraguayas y los componentes del gobierno formoseño lo ligan en la suerte del
estallido social de ambos.
Pero también la UCR-PRO formoseño acompañó el
régimen y si sale a la calle es porque no quiere quedar al descubierto, trata,
por tanto, de frenar o desviar el proceso a una salida “elegante” políticamente
hablando y no empujar un proceso de democratización y desmantelamiento del
Estado policiaco y neoliberal formoseño.
Paraguay con Stroessner en el gobierno, no tan
sólo fue un gobierno tiránico sino que cumplió un rol de polea de transmisión
de Brasil, del llamado Sub-imperio en el Cono Sur, cuya estructura de su Estado
nunca fue desmantelado, es más, sigue funcionando, por eso el golpe
parlamentario contra el gobierno de Fernando Lugo, progresista, que no se
atrevió a desarticular el Estado stronista que prosigue en su faz más perversa:
cultural.
El hartazgo y consecuente estallido social en
pandemia desnuda a Formosa y Paraguay como “globos de ensayo del nuevo
capitalismo”, pues ambos territorios aplican políticas de desatención sanitaria
razonables y ruinas de medianos comerciantes y su consabida concentración y monopolización,
llevando penurias crecientes al pueblo.
La diferencia entre los países hermanos es que
la izquierda paraguaya tiene un mayor nivel de articulación, aun fragmentada, e
incluso una tradición sindical y social en la búsqueda de un proyecto político
que la represente adecuadamente. El gobierno Lugo implicó parcialmente la
visibilidad de una dinámica social más allá de la gestión del capitalismo. La
lucha actual en el Paraguay bajo la consigna de “que se vayan todos” expresa un
mayor nivel de organización popular y disputa de la izquierda por representar
al movimiento social.
En Formosa, la expresión organizada del
movimiento popular expresa niveles de debilidad y fragmentación mayor, con
ausencia de un proyecto político articulador.
Dos cuestiones
esenciales
Una cuestión remite a la política y a la
ofensiva de las clases dominantes por asegurar el poder en toda la región
nuestramericana. En ese plano están los golpes en Honduras, Paraguay, Brasil y Bolivia;
pero también los consensos electorales logrados en los últimos tiempos en Argentina,
Brasil, incluso en Bolivia, que se suman a los más tradicionales de Colombia,
Perú e incluso en Chile, ahora confrontada por la movilización popular. El hartazgo
con esa derecha cómplice con el imperialismo es que la que habilitó la votación
mexicana para una nueva experiencia y una dinámica de búsqueda electoral en
Bolivia o Ecuador.
La continuidad y agresividad del bloqueo sobre
Cuba y Venezuela, tanto como las iniciativas de movilización a favor de las
derechas locales se expresan crudamente en Formosa, Argentina. La lucha del
pueblo de Paraguay favorece los intentos por estimular la movilización y
organización popular en Formosa y el norte argentino en la construcción de
alternativa política popular.
No escondemos que una tarea central de la etapa
es frenar la ofensiva política del poder mundial, la que se viene construyendo
desde las dictaduras del Cono Sur en los 70 del siglo pasado y que hoy adquiere
nuevas formas con golpes de nuevo tipo y una asociación de las empresas de medios
de comunicación e incluso la capacidad de incidencia desde las redes sociales,
gestionadas también por grandes empresas concentradas de capital trasnacional.
Otra cuestión trascendente remite a lo
estructural del modelo de producción y de desarrollo, concentrado en la
primarización de la producción, con el epicentro en la Soja, producto central
del modelo agrario exportador bajo dominación de las transnacionales de la
alimentación y la biotecnología.
Ese modelo está en el centro de la acumulación
de capitales dependiente de nuestro tiempo, condicionada por el endeudamiento externo
que hipoteca los recursos públicos y posterga las soluciones sociales que
demanda nuestro pueblo.
El problema es el capitalismo y la dominación transnacional,
que estimula y promueve la dependencia económica, financiera, tecnológica y
cultural de nuestros países y al que están asociados las burocracias nacionales
y en cada una de las provincias del país.
Formosa concentra hoy este doble carácter de la
ofensiva política de la derecha y las contradicciones de un modelo productivo
en tiempos de crisis sanitaria y recesión.
Existe la necesidad de estimular la
movilización y organización popular, al tiempo que rechazar toda forma de
represión y denunciar los intentos de apropiación de la movilización para un
rumbo de consolidación de políticas antipopulares. La solución está en la
movilización y organización popular.
9/93/2021
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