Queda claro que Donald Trump era y es
impresentable, impredecible y peligroso, pero a no hacerse ilusiones, que los
Demócratas que ahora gobernaran tienen historia de guerras, invasiones e injerencias
varias que afirmar el carácter imperialista de EEUU.
Solo hay que recordar la historia larga en
Nuestramérica, aunque alcanzaría con los acontecimientos recientes, ayer nomás
en el 1973 chileno, como ejemplo muy concreto, por lo que representó como gran
ensayo de lo que hoy se llaman políticas neoliberales.
Pero antes y después en Vietnam o en Libia, en
Cuba, Venezuela y cualquier territorio que osara confrontarlos para intentar,
aun con errores, caminos propios, de autonomía e independencia.
Igual vale rescatar una de las elecciones con
mayor participación de la historia estadounidense, aun cuando los que no
votaron son más que los que votaron por los Demócratas.
Preocupan los millones que votaron para que
Trump siguiera, pero aparentemente entre las mujeres, los jóvenes, las minorías
de origen externo[1],
en todos y en cada uno de ellos se presentó una mayoría en contra del negador
de la pandemia, la que sigue golpeando muy fuerte en EEUU y en varios países.
En otro sentido, preocupa el legado de Trump,
sea la guerra “comercial” con China, o las sanciones planteadas a diestra y
siniestra, contra Beijing obviamente, pero especialmente contra Cuba y
Venezuela, contra Irán e incluso contra socios privilegiados como el Brasil o
la Argentina en tiempos de gobiernos de derecha. En estos casos por el acero,
el aluminio, los limones o la miel.
¿Trae el resultado electoral estadounidense
mayor tranquilidad a la región y al mundo?
No será fácil responder, ya que la beligerancia
de la política exterior estadounidense es consustancial a su papel como
potencia hegemónica del capitalismo mundial, mucho más en tiempos en que se le disputa
su lugar, muy especialmente desde la producción.
Si EEUU era dominante hacia 1980, cuando Ronald
Reagan instala y universaliza las políticas neo-liberales, sustentaba un cuarto
de la producción mundial. Su competidor actual, cuya modernización se inició en
1978, mostraba hacia 1980 guarismos por debajo del 2%. La realidad en este
comienzo de la tercera década del Siglo XXI es que China le disputa la preeminencia
en la producción y muy destacadamente en el sector de vanguardia, caso de las
comunicaciones de la quinta generación (5G).
En rigor, no solo en lo productivo opera la
competencia, sino que se acrecienta la disputa en lo militar, con China
consolidada como el segundo gasto mundial en el rubro. El límite de la disputa
es el ámbito cultural e ideológico, el último resguardo de la “democracia”
occidental y capitalista, que hoy aparece herida ante la situación de
descrédito propiciada desde el habitante de la Casa Blanca.
Con el resultado electoral se modifica el
inquilino de la casa de gobierno en EEUU, pero el poder seguirá entre las
petroleras, las automotrices, Wall Street, el complejo militar industrial, las
empresas de tecnología de Silicon Valley e incluso, el negocio inmobiliario de los
Trump y similares, las casas de retail y el comercio electrónico. Casi que sin
novedad en el frente, más allá de los nuevos nombres que poblaran el gabinete demócrata
en tiempos de crisis económica y continuidad de la pandemia.
¿Qué se puede esperar
desde la Argentina?
Hay expectativas económicas y políticas. Entre
las primeras el acuerdo en negociación con el FMI, donde EEUU es socio
mayoritario. Desde Washington salió la orden para financiar la campaña
electoral de Macri con el préstamo en 2018 por 57.000 millones de dólares (md)
de los que solo se desembolsaron 45.000 md.
El gobierno de la derecha explícita (Macri) era
funcional a la política exterior de Washington, contra Cuba y Venezuela
especialmente. Ahora se pretende plazo para cancelar la deuda asumida, y si
fuera posible, la ampliación del crédito, algo que desaconsejamos totalmente,
casi con la misma fuerza que sostenemos la necesidad de rechazar el acuerdo
odioso de 2018, pero esa es otra historia.
No solo interesa el vínculo por el FMI, sino también
por el BID. Recordemos que la Argentina confrontó con la designación del actual
titular, impuesto por EEUU, Mauricio Claver-Carone. Un personaje que representó
al gobierno de Trump en la asunción de Alberto Fernández y que se retiró en
protesta a la presencia de los delegados del gobierno venezolano. Argentina no
pudo lograr la postergación de la elección del titular del BID, pero si tuvo éxito
en estos días para posponer la designación del cuerpo directivo del organismo
de crédito, donde se espera que el peso accionario argentino pueda pesar, más
aún con los límites actuales para el acceso al mercado de dinero, algo que por
supuesto también desalentamos.
Pero aun, más allá de lo financiero está lo
económico y comercial. En materia de inversiones, la Argentina no es destino
principal de las inversiones estadounidenses en los últimos años, más parece ser
de aquellas que provienen del gran competidor mundial de EEUU, el gigante
asiático. En lo comercial, el tema es delicado ante el recurrente déficit del
intercambio entre la potencia del capitalismo mundial y la Argentina, algo en
común con China.
Segú el INDEC, el Intercambio comercial con Estados
Unidos en septiembre 2020 resultó con exportaciones por 261 millones de dólares
(md), -28,8% que el mes anterior, e importaciones por 345 md, un -35,6% que el
mes previo; con un saldo negativo de -84 md., en un mes donde el saldo
comercial global fue positivo en 584 md. En los 9 meses del 2020, desde enero a
septiembre, los datos son en exportaciones hacia EEUU por 2.526 md, una merma
del -19,9% en periodo similar del año anterior; e importaciones por 3.206 md,
con una baja respecto de igual lapso del 2019 de -36,4%, con un saldo negativo de
-680 md.
Señala textualmente el INDEC:
“En los primeros nueve meses de
2020, los principales socios comerciales (tomando en cuenta la suma de
exportaciones e importaciones) fueron Brasil, China y Estados Unidos, en ese
orden. Las exportaciones a Brasil alcanzaron 5.479 millones de dólares y las
importaciones, 6.086 millones de dólares. El saldo comercial fue deficitario en
607 millones de dólares. Las exportaciones a China sumaron 4.318 millones de
dólares y las importaciones, 5.939 millones de dólares. El déficit comercial en
este caso fue de 1.621 millones de dólares. Las exportaciones a Estados Unidos
sumaron 2.526 millones de dólares y las importaciones alcanzaron 3.206 millones
de dólares. El déficit con Estados Unidos fue de 680 millones de dólares. Estos
tres países en conjunto absorbieron 29,4% de las exportaciones de la Argentina
y abastecieron 50,1% de las importaciones.”[2]
No hay duda que Argentina tiene problemas con
sus principales socios comerciales, entre ellos EEUU.
Resulta muy difícil imaginar que estos temas,
los financieros, los económicos o los comerciales puedan resolverse en la nueva
gestión demócrata. Mucho menos las diferencias relativas a la política externa,
no solo por los intereses estratégicos de EEUU, que no imagino muy diferentes
aun con el cambio del gobierno, sino por las dificultades de lecturas dentro del
gobierno argentino. Aún con la presencia de Alberto Fernández en la asunción de
Luis Arce en Bolivia, que muchos auguran como un nuevo tiempo en el aliento a
la integración alternativa, la realidad es que existe presión dentro de la
alianza en el gobierno (Frente de Todos) para sustentar una política externa
subordinada a la estrategia internacional de EEUU.
Son temas a considerar en el corto plazo que
media hacia el cambio del gobierno en el norte y cuando la Argentina empieza a
salir del “aislamiento” pandémico, para procesar un tiempo de “distanciamiento”,
con recuperación de la economía y expectativas por aplicación de vacunas que
atemperen la emergencia sanitaria. Claro que la relajación en las medidas de contacto
social puede hacer visible nuevas formas de expresión del conflicto social,
motivadas en el descontento de millones de personas sin resto para compensar
los problemas derivados del coronavirus y menos aún de la recesión
inflacionario subsistente en la Argentina.
Buenos Aires, 8 de
noviembre de 2020
[1] Michael Roberts. “Elecciones
en Estados Unidos: las mujeres, los jóvenes, la clase trabajadora, las ciudades
y las minorías étnicas se deshacen de Trump”, en: https://thenextrecession.wordpress.com/2020/11/08/us-election-women-the-young-the-working-class-the-cities-and-ethnic-minorities-get-rid-of-trump/
[2] INDEC. Intercambio comercial
argentino, septiembre 2020, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_10_20CB18BC3A59.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario