La inflación medida por el INDEC
a julio del 2016 marca 2% y por encima de ese registro está el rubro alimentos
y bebidas con el 2,7%. Es un dato relevante ya que para los más pobres es lo
último que se deja de comprar y por ende, entre los sectores de menores
ingresos se encuentran los mayores perjudicados por la evolución de los
precios.
Alimentos y bebidas tienen
incrementos que llegan al 38% en un mes. Entre los que más subieron están los
aceites, lácteos, frutas y verduras, muchos de los cuales son parte, o debieran
serlo, de la dieta cotidiana.
Por encima del promedio se encuentra
el esparcimiento con un 5%, especialmente el turismo de las pasadas vacaciones
de invierno, dejando claro que los pobres no tienen espacio para la diversión,
el descanso o el paseo.
La salud (2,1%) y la educación (2,4%)
marcan una evolución de precios por encima del promedio.
Desde el gobierno se mira la
tendencia a la baja de una inflación medida por el INDEC en registro
descendente desde mayo (4,2%), junio (3,1%) y ahora en julio (2%), a costa
claro de ajustar hacia abajo según capacidad de los ingresos de la mayoría de la
sociedad.
La anualización de la inflación,
de julio a julio está por encima del 45% según que medición se tome, ya que el
INDEC discontinuó su información y solo tenemos datos desde mayo pasado. El
ente de la ciudad de Buenos Aires indica un 47% entre julio del 2015 y del
2016.
Para el presente año, la
proyección rondará el 40%, solo si se mantiene la tendencia descendente de los últimos
informes del INDEC.
Indigencia,
pobreza y desempleo
Crece la pobreza, la indigencia
y el desempleo a contramano de la promesa oficial de bajar a cero la pobreza. En
ese sentido son varias las consideraciones a realizar.
Una proviene de la actualización
de la pobreza del Observatorio social de la Universidad Católica, que indica un
avance de la indigencia del 5,3% en diciembre del 2015 a 6,2% para fines del
primer trimestre del 2016, sumando 400 mil nuevos indigentes.
El dato de la pobreza pasa de
29% en diciembre pasado a 32,6% a marzo del 2016, incrementando en 1,4 millones
la cantidad de pobres para un registro absoluto de 13 millones de pobres sobre
40 millones de habitantes.
Puede deducirse un agravamiento
de la situación desde entonces, con la inflación de abril del 6,5% y los
registros del INDEC entre mayo y julio (4,2%; 3,1% y 2%), que aun con tendencia
a la baja, contrastan con ingresos populares mayoritariamente congelados o
actualizados en valores menores a esa evolución de los precios.
Es muy probable que la pobreza e
indigencia siga degradando la condición de millones de personas en el país,
agravando los problemas estructurales al respecto.
A ello debe sumarse el creciente
desempleo o pérdidas de ingreso por suspensiones que motoriza la recesión
económica.
Son muchos los empleos perdidos
en el sector estatal y privado de la economía con bajas del nivel de actividad
económica de la producción manufacturera que registra la Unión Industrial
Argentina, del 9% para el mes de julio pasado, y en el mismo sentido la baja
informada por la Cámara de la Construcción y que también se verifica en el
sector comercial, con un combo de menores ventas y producción, coherentes con
menor consumo y mayor desempleo. La recesión es un dato de la realidad.
Los ingresos previsionales se
actualizan dos veces al año en un registro anual del 30% contra una inflación
anualizada del orden del 45% y una tendencia a cerrar el año en torno al 40%,
lo que supone una pérdida proyectada mínima de 10%.
Ni hablar del salario mínimo,
que llegará a 8.000 pesos en enero del 2017 contra una canasta actual superior
a los 19.000 según miden los trabajadores estatales del INDEC.
Crece la pobreza, la indigencia,
el desempleo y se deteriora la calidad de vida de la mayoría de la población
por la pérdida de ingresos contra aumentos del costo de vida.
El resultado económico social está
a contramano de la promesa oficial para lograr pobreza cero.
La
ilusión de salir de pobre en la disputa política
Parece una obviedad señalar que
un gobierno que es expresión del capital más concentrado solo tiene políticas
para recomponer la tasa de ganancia de los sectores económicos hegemónicos.
Aun siendo así, vale señalar la
iniciativa ideológica propagandística gubernamental para justificar la
situación de la política actual transfiriendo la responsabilidad a la herencia
por los efectos actuales de su política y convocar a un imaginario de
soluciones a futuro.
En ese plano bien vale interrogarse
el hasta cuándo será aceptada la responsabilidad heredada por la historia
reciente y cuando empieza el futuro de cosecha para salir de pobre a la mayoría
de la población.
Son preguntas sin respuestas que
escenifican la política actual en la disputa del consenso social. Es parte del
discurso que actúa sobre el descontento en la gestión kirchnerista para generar
sentido común favorable a la política oficial.
El gobierno seguirá prometiendo
pobreza cero a futuro para facilitar consensos a sus propósitos de inserción dependiente
del capitalismo local, con el límite de la protesta social que es extensa y
fragmentada, sin por ahora existir síntesis política que pueda otorgarle
fortaleza al movimiento popular en la confrontación con el objetivo de las
clases dominantes.
Junto al gobierno disputan el
consenso diversos proyectos de la oposición política, cuyos matices explicitan variantes
en la gestión del capitalismo, e incluso algunos de ellos entran y salen en la
dinámica de protesta social contra el ajuste y especialmente los tarifazos.
Vale la consideración para no
engañarse sobre algunos proyectos políticos que a veces pueblan la protesta
social sin sacar los pies del orden capitalista y hacer lo posible o permitido
según la correlación de fuerzas.
Es una realidad que convoca a
pensar la necesaria autonomía del movimiento popular sobre el proyecto de las
clases dominantes y sus múltiples mediaciones organizacionales (partidos,
sindicatos, otros), instrumentales (coaliciones, ong, etc.), mediáticas e
intelectuales (periodistas, comunicadores, etc.).
Una nueva síntesis política de
la protesta social y la aspiración por una nueva propuesta política popular constituye
la asignatura pendiente de nuestro tiempo.
Buenos
Aires, 13 de agosto de 2016
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