Los datos de la economía
argentina son preocupantes y combinan el estancamiento con la elevación de los precios,
un combo destructivo para la mayoría de la población con ingresos fijos y bajos.
Con el estancamiento derivado
del enfriamiento deliberado de la actividad económica, producido por el
Gobierno Macri, la consecuencia directa es pérdida de empleos, y por ende
suspensiones y despidos, o chantaje empresario para bajar sueldos a cambios de
empleo.
La respuesta empresaria, de los
que pueden establecer precios, apunta a cambiar volumen de ventas por precios,
asegurando rentabilidad. No importa que el gobierno les solicite mesura, y
mientras pueden, aumentan precios en resguardo de su tasa de ganancia.
Queda claro que los perjudicados
son la mayoría de la población argentina, con bajos ingresos y evolucionando
por debajo de la inflación. En una estimación reciente realizada con informes
del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, la inflación del
último año transcurrido, a abril del 2016, supera el 40%. Las proyecciones para
todo el 2016 apuntan en ese sentido.
La política económica de Macri
empuja el enfriamiento económico para bajar la tendencia inflacionaria. Es lo
que sugiere en Ministro de Energía cuando dice que si el combustible es caro,
los consumidores deben abstenerse de comprar. Pura lógica ortodoxa del
monetarismo tradicional, que acompaña el Presidente del Banco Central con su
aspiradora de fondos y tasas del 37,5% para captar inversiones de compañías de
seguro, Fondos de Inversiones, Bancos y especuladores de todo tipo.
Aranguren y Sturzenegger son las
caras visibles de la ortodoxia monetarista que impera en el gobierno Macri. No
les importan las consecuencias sociales si al final logran bajar a cualquier
costo la inflación. Sin éxito por ahora, aunque auguran una merma inflacionario
desde Julio, a costa, claro está, del nivel de consumo.
Unidad
de acción contra la lógica de la ganancia
Las respuestas no se hacen
esperar y con la movilización masiva del 29/4, de la unidad de acción, se hacen
visibles y estimulan muchas otras protestas, ocultadas por la prensa en general.
No solo contra los despidos y la carestía, sino contra la impunidad de los re-marcadores
de precios, tal como se sustenta en la campaña “super vacíos”, en la segunda
versión del 10/5.
Es interesante la multiplicación
de protestas en unidad de acción, algo que no muchos entienden, pero que la
realidad impone. Resulta interesante como se buscan lógicas para la protesta, cuando
estas se imponen por la fuerza de la movilización y la organización popular.
Algunos sostienen que la ley
anti despidos es ineficaz para asegurar el fin de los despidos. Quizá tengan
razón, pero en la agenda de discusión política se impuso un consenso contrario
a los despidos y eso es lo que importa.
Vale recordar que las centrales
sindicales fueron convocadas al Parlamento a discutir por el impuesto a las
ganancias y desde la CTA Autónoma se orientó el debate y la demanda hacia la “emergencia
ocupacional”.
La primera batalla es por las
ideas, más allá del éxito de una legislación, que igual no quieren los
empresarios y el gobierno. Por algo será, aunque la impunidad les permita desoír
el mandato legal, la sola existencia del instrumento y el consenso social y
político a no despedir los desarma en la disputa de consenso para el poder.
También es cierto que algunos
critican las visitas a un Parlamento poco amigable con las organizaciones
populares, y otros agregan el carácter de impresentables de los dirigentes de
algunas de las centrales sindicales. Todo eso es verdad, sin embargo, el
accionar conjunto de las centrales y la presencia en el Parlamento expandió la
vos de los afectados por los despidos, sean los que sean según las distintas
fuentes de información.
El enunciado de razones de principios
que sustentan algunos, en el marco de la crisis política vigente afecta la
capacidad de movilización y organización popular, por lo que el desafío pasa
por más iniciativa política popular para disputar el consenso masivo para
construir una subjetividad consciente para un orden que afecte la lógica
capitalista de ordenamiento social.
La lógica capitalista es por la
maximización de la ganancia. La lógica de política económica es por bajar la
inflación a costa de la mayoría de la sociedad. La realidad es que el
capitalismo para funcionar necesita de la inversión, esquiva en estos momentos
de crisis mundial del capitalismo.
El
anticapitalismo como respuesta
En todo caso, el gobierno,
mientras espera el ilusorio arribo de inversores o prestamistas externos,
apurará la inversión pública a costa de contradecirse y emitir moneda, toda una
sinrazón que agrava las respuestas contractivas del Banco Central con tasas de
estímulo a la especulación financiera y negadora de cualquier reactivación del
crédito productivo.
Seamos claros, el inversor
capitalista busca la valorización de su inversión, es decir, no se invierte si
no es atractivo para asegurar la ganancia. Por ello, el problema no es la falta
de inversión, sino el capitalismo. No es sencillo confrontar al capitalismo y
menos transformarlo, pero es ilusorio imaginar respuestas favorables a los
pueblos diagnosticando la falta de inversión. Incluso, pensando en el inversor
público, vale mencionar que se trata del Estado capitalista y por ende, actúa
en beneficio de recuperar la lógica capitalista.
Lo dicho no quiere decir que
nada puede hacerse hasta no terminar con el orden capitalista, claro, pero al
mismo tiempo resulta imprescindible la crítica y la denuncia al capitalismo
real para no abrigar expectativas en apuestas al capitalismo nacional, serio o
norma, o a una burguesía nacional, incluida la sustitución con el papel del Estado.
Con estas lógicas
neo-desarrollistas o neo-keynesianas se alimentan ilusiones de soluciones en el
marco del capitalismo, con reformas paliativas que auguran posibilidades de
cambios profundos más adelante. La realidad en América Latina en estas horas es
que la demora en mutaciones económicas profundas, que desarmen la lógica
capitalista, aborta experiencias de cambios políticos y abren las puertas a
respuestas más acordes con las corrientes principales, hegemónicas del orden
capitalista mundial.
La realidad exige aumentar la iniciativa
política en unidad de acción para confrontar con políticas antipopulares
sustentadas por el gobierno Macri y construir amplia subjetividad consciente
por una sociedad no capitalista, que construya en simultáneo a la protesta un
programa alternativo de otro modelo productivo sustentado en la soberanía
alimentaria, energética, financiera, popular, en articulación con procesos
similares en la región y en el mundo.
Buenos
Aires, 9 de mayo de 2016
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