Se reinició el debate sobre la coyuntura, el crecimiento o no
de la actividad económica, las tasas de interés y el precio de las divisas.
La desaceleración es un dato concreto, especialmente de la
producción industrial. Así lo expresan los datos de las cuentas nacionales que
remiten a una recesión productiva en el ámbito de la industria, con las
automotrices a la cabeza y las suspensiones de trabajadores.
Desde el gobierno y los sindicatos se presiona para que las
suspensiones no se transformen en cesantías, mientras se reducen los salarios
de los trabajadores, que como siempre constituyen la variable de ajuste.
Es una discusión si la desaceleración o recesión se extiende
al conjunto de la economía.
Desde el campo, con precios en alza y cosecha récord se contrasta
la información y fluyen dólares para recomponer la crisis externa de menor superávit
comercial y cierto alivio en la recomposición de reservas luego de dos años de pérdidas
netas ante la fuga de capitales.
Con las tasas de interés ocurre algo insólito, ya que la
política del BCRA luego de la devaluación de enero del 2014 fue la de promover
el alza de las tasas al 26%.
Esa política fue la excusa de la banca privada y
transnacional hegemónica en el ámbito comercial de las entidades financieras
para elevar el costo del crédito a valores que oscilan entre el 85 y el 110%,
en consumos con tarjetas, giros en descubiertos o créditos para consumo, o la
producción.
No hay dudas que se trata de un costo usurario, imposible de
financiar ninguna ampliación de la actividad económica, menos con la situación
de desaceleración que se confirma en la vida cotidiana.
Desde el propio oficialismo, sea el gobierno o voces del
periodismo afín se salió a denunciar el carácter usurario de la banca, sin
reconocer que en el origen está la iniciativa del propia autoridad monetaria.
Mientras se discute que los propios bancos instalen auto
restricciones, sorprende que siga vigente la ley 21.526 de entidades
financieras de la dictadura, o que no se acuda a la nacionalización de la banca
ante la usura explícita que suponen tasas de saqueo.
Mientras tanto el dólar volvió a subir, tanto el oficial como
el paralelo, y parece haberse terminado la convertibilidad de 8 a 1 que rigió
por unos meses.
Existen operaciones especulativas, no hay duda, y se asocian
a la recurrente actitud especulativa que sostiene la fuga de capitales, Pero también
se asocia a una inflación del 12% en el primer cuatrimestre, según la nueva
medición del INDEC, que también está en la sospecha por no recoger íntegramente
el movimiento de los precios en la Argentina, e incluir a los precios cuidados
en la medición del indicador mensual de evolución de los precios.
El tipo de cambio es un precio más en la economía, como el de
los alimentos, el combustible, o los salarios, y cada uno de ellos evoluciona según
condiciones particulares.
Los grandes especuladores y productores exportadores de la argentina
presionan por una nueva devaluación y saben que ya tuvieron éxito al comienzo
del 2014, y van por una nueva devaluación, mientras los salarios se contienen
en negociaciones salariales chantajeadas por el temor al despido o la desaceleración
de la economía.
Por si fuera poco el debate de la coyuntura, el pasado 22 de
mayo, el CIADI, Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a
Inversiones, sentenció a la Argentina a pagar 40 millones de dólares a la empresa
eléctrica francesa SAUR International S.A. por violación al tratado de defensa
de inversiones entre Francia y Argentina.
También hay que sumar pagos de intereses del 6% desde septiembre
de 2007 hasta el presente. Los cálculos indican unos 60 millones de dólares
entre la sentencia, los intereses y los gastos, a los que deberán adicionarse
honorarios profesionales.
Se trata de un nuevo fallo en contra de la Argentina por
parte del CIADI y que nos renueva el interrogante sobre la permanencia del país
en ese ámbito que no integra el Brasil y del que se retiraron Bolivia, Ecuador
y Venezuela en años recientes.
La realidad es que la Argentina sigue prisionera de una
institucionalidad en defensa del libre comercio sustentada en los años 90, los
de la hegemonía neoliberal, y que no termina de desembarazarse.
Como si ello no fuera poco, acaba de realizarse en París un
encuentro entre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, la OCDE, y
la CEPAL, para discutir los beneficios del libre comercio en momentos en que el
Mercosur discute un tratado con la Unión Europea, luego de haber rechazado en
2005 un acuerdo similar con EEUU, el ALCA.
La pregunta recurrente apunta a pensar que tendrá de
diferente el capitalismo europeo para favorecer un acuerdo de libre comercio
que oportunamente se rechazó con EEUU.
Convengamos que solo son preguntas para analizar la
complejidad de la coyuntura económica de la Argentina en momentos de reducción
de la actividad económica y amenazas sobre los ingresos populares.
Villa
Mercedes, 23 de mayo de 2014.
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