Es increíble lo que ocurre. El gobierno anuncia el
congelamiento de precios de los combustibles por 6 meses, desde abril a octubre
y en el mismo día YPF “adecua” sus precios a los máximos permitidos. De hecho
un incremento del 7% promedio en el país, que en algunos casos alcanza al 10%.
Lo real es que el gobierno legitima a la transnacional Shell que aumentó
previamente los precios y resuelve un colchón de ganancias ante el anuncio
actual de la Secretaría de Comercio. Es evidente que la estatización parcial de
YPF no alcanza para manejar el mercado, ya que la gestión estatal apenas
alcanza a un tercio del negocio petrolero, que sigue en manos de
transnacionales. No solo eso, sino que en aras del autoabastecimiento, YPF
avanza en negociaciones con CHEVRON, una empresa monopólica demandada por
30.000 familias de pueblos originarios del Ecuador por depredación de la
naturaleza entre 1965 y 1990. La demanda es por 19.000 millones de dólares. El asunto
es que YPF necesita la tecnología de Chevron, la fractura hidráulica, para
extraer gas y petróleo no convencional e intentar resolver el déficit de
hidrocarburos de la Argentina, al parecer, a cualquier costo, ya que las
denuncias de contaminación por esa tecnología se extiende en todo el mundo,
especialmente en EEUU. En Argentina se destaca el movimiento popular en la
Provincia de Entre Ríos y la resolución del Concejo Deliberante de Cinco Saltos
que insistió ante el veto de la intendente alineada con el ejecutivo nacional,
para declarar a la zona libre del fracking (fractura hidráulica). En rigor,
Argentina sufre déficit energético, que significa importaciones por 10.000
millones de dólares anuales en estos últimos años, el equivalente del superávit
comercial anual de la Argentina. Es una situación agravada con la explosión
sufrida en Ensenada el 2 de abril, a propósito de las inundaciones, que afecta
la capacidad de auto abastecimiento y hace presumir un crecimiento de la
factura de importación de combustibles líquidos para el presente año y los
próximos inmediatos. El problema es la mercantilización de la energía,
utilizada como insumo estratégico para un modelo productivo y de desarrollo
sustentado en la super explotación de la fuerza de trabajo y la depredación de
los recursos naturales. Es la soja, la mega-minería y la industria de ensamble.
Es el conjunto de una política que reproduce la extranjerización y
transnacionalización de la economía capitalista argentina. Es la exportación de
tierra, nutrientes, agua, minerales y recursos de la naturaleza, los bienes
comunes de la actual y futura generación de argentinas y argentinos. Es la
mercantilización del agua, de la tierra y todos los bienes comunes. Más que
nunca necesitamos des-mercantilizar nuestras relaciones sociales de producción.
Debemos luchar por el derecho a la producción que satisfaga las necesidades
populares, que asocie la producción en la Argentina a la soberanía alimentaria
en Nuestramérica y los pueblos del mundo; a la soberanía energética asumiendo
el planteo de Petroamérica que oportunamente hiciera Hugo Chávez a los países
de la región; a la soberanía financiera para denunciar el CIADI, como
Venezuela, Bolivia o Ecuador, avanzando en un Banco del Sur que utilice las
reservas internacionales cuantiososas de nuestros países para un desarrollo
alternativo que coloque por delante la satisfacción de las necesidades de
nuestros pueblos. La consulta popular por los bienes comunes supone construir
el sujeto político necesario para instalar el programa de la
des-mercantilización, para recuperar nuestros derechos, a los bienes comunes,
al conocimiento, a la educación, a la salud, a la tierra, al agua, al petróleo
y al gas, a la energía. Necesitamos ser millones para frenar al capitalismo que
en crisis exacerba la ofensiva del capital contra el trabajo y por la
desposesión de los pueblos sobre los bienes comunes. Ellos luchan por hacer que
todo sea una mercancía. Nosotros luchamos, en sentido integral, por los
derechos humanos. Por eso la consulta, para que el nunca más alcance al poder,
a las clases dominantes, al capitalismo, y hagamos realidad una sociedad
emancipada, anti capitalista y por el socialismo.
Buenos
Aires, 11 de abril de 2013
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