En una
situación sin antecedentes, por primera vez en la historia, el Directorio
Ejecutivo del FMI, en base a un informe de Christine Lagarde, Directora
Ejecutiva del Fondo, acaba de sacar “una declaración de censura a Argentina en
relación con el incumplimiento de su obligación ante el FMI establecida en el
Convenio Constitutivo” [1]
(el convenio remite al “Fortalecimiento de la eficacia del artículo VIII,
sección 5”).
No hay
dudas que es una iniciativa más de chantaje del poder económico mundial
expresado en la hegemonía del FMI, ya que Brasil por ejemplo no acordó con la
medida y se sumó a las lógicas críticas provenientes desde la Argentina.
La medición inflacionaria del
INDEC y la deuda pública
La
cuestión de fondo relativa a la sanción consigna que la Argentina no avanzó lo
suficiente “en la adopción de las medidas correctivas desde su reunión del 17
de septiembre del 2012 para mejorar la calidad de los datos oficiales
reportados al FMI sobre el Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos
Aires (IPC-GBA) y el Producto Bruto Interno (PBI).”[2]
En la
misma censura, el Directorio del FMI le solicita a la Argentina “adoptar
medidas correctivas para remediar la inexactitud de los datos sobre el IPC-GBA
y el PBI prontamente, pero a más tardar para el 29 de septiembre de 2013”,
agregando que con ello busca “alinear esos indicadores con las pautas y
acuerdos estadísticos internacionales que aseguran una medición apropiada”.
El
Directorio emplaza a Christine Lagarde a informar al Directorio sobre avances
hasta el 13 de septiembre del 2013, y a partir de esa información se “volverá a
examinar el tema y la respuesta de Argentina de conformidad con los
procedimientos del FMI.”
En buen
romance, el FMI censura a la Argentina y le da plazo hasta fines de septiembre
para adecuar sus mediciones de precios sobre el Gran Buenos Aires y los del PBI
que se derivan del anterior. Si Argentina no cumple, el Directorio deja en
suspenso amenazas de más graves sanciones, entre las que se pueden anticipar hasta
la separación de la Argentina del organismo internacional.
La
respuesta del gobierno ha sido enfáticamente crítica, aún cuando se anticipan
cambios en el sistema de medición del INDEC hacia el último cuatrimestre del
presente año, en consonancia con el ultimátum del FMI.
Es por
ello imaginable un espacio de negociación entre el Fondo y el Gobierno, algo
que sugiere la censura del FMI, y más allá de las declaraciones que se hagan
desde distintos sectores, oficialistas o críticos. Hasta puede pensarse en que
será muy difícil para el organismo internacional llegar a la expulsión de la
Argentina, según establecen las normas del Fondo, luego de una censura como la
realizada. Por el contrario, puede pensarse a esta medida del FMI como una
presión más (chantaje) del sistema financiero internacional para terminar de
arreglar las cuestiones pendientes del default del 2001, es decir, la situación
con los “holdouts” o fondos buitres, más la deuda con el Club de París, que en
total rondan los 20.000 millones de dólares sin contar intereses compensatorias
que puedan demandar los acreedores en un proceso de negociación.
La verdad
es que la crítica a los indicadores ofrecidos por el Instituto de Estadísticas
y Censos, INDEC viene siendo realizada en el país por los propios trabajadores
del organismo de estadísticas, a la que se suman innumerables organizaciones y
estudiosos asociados a la información emanada del INDEC. La crítica a las
estadísticas oficiales viene desde el 2006, cuando luego del canje del 2005,
las autoridades del INDEC intervienen las cifras que se difunden, afectando a
la credibilidad de un sistema que solo puede resolver el Estado, y que
cualquiera de las estimaciones privadas que se realizan tiene límites
insondables.
El efecto
de la manipulación de las cifras dificulta la medición aceptable de la
inflación, limitando la capacidad de definir el efecto regresivo del aumento de
los precios en los trabajadores y sus familias, como en el conjunto de los
ingresos populares. Al mismo tiempo deforma la realidad de la evolución
económica, sobrevalorando los ritmos de crecimiento de la economía local, algo
que incide en la lógica de la disputa del consenso de la sociedad. El alto
crecimiento económico actúa sobre el sentido común favorable de la población. Indicadores
de mayor inflación desde el 2006 hasta el presente modifica sustanciales
variables de la macroeconomía, sea el PBI, o muy especialmente los pagos que
debieron hacerse a los acreedores de la deuda que ingresaron a los canjes del
2005 y 2010, más los que puedan incorporarse si la Argentina reabre la deuda
con el 7% que aún no ingresó a las condiciones pautadas para el canje de deuda,
asunto que se tramita en estas horas en la justicia de Nueva York.
¿Las
adecuaciones del sistema estadístico operarán desde cuando las haga públicas el
gobierno, o regirán retroactivamente? En cualquiera de ambas circunstancias, el
efecto sobre las finanzas argentinas será importante y se descargará como
nuevas y mayores restricciones al gasto público social en promoción económica,
del empleo, la educación, la salud, la vivienda u otras necesidades de la
población.
El FMI, las crisis y el
capitalismo contemporáneo
Pretendemos
señalar que la crítica al sistema de información estadístico es correcto,
aunque el FMI no tiene autoridad moral para el reclamo, ya que la “declaración
de censura” es una iniciativa de chantaje para subordinar los recursos públicos
de la Argentina para atender las necesidades de crisis mundial que atraviesa el
capitalismo mundial, especialmente el sistema financiero y el ámbito de la
especulación global, totalmente funcional al sistema capitalista contemporáneo.
El FMI no
es neutral, es un instrumento de organización del sistema mundial construido en
1945 para ordenar el sistema mundial bajo la hegemonía estadounidense. Es más,
las adecuaciones ocurridas desde entonces, se asocian a la disputa de la
hegemonía mundial que se habilita a partir de la crisis de 1971, cuando EEUU
rompe unilateralmente los acuerdos de Bretton Woods que dieron nacimiento al
Fondo.
La
responsabilidad del FMI en la crisis de los ´70, las que siguieron, y en la
actual, no son responsabilidad exclusiva de la burocracia del organismo, o
falta de pericia técnica (como sostienen innumerables comentarios) sino que han
sido absolutamente funcionales y en sintonía con las necesidades de
desregulación y liberalización de la economía mundial, especialmente el libre
movimiento de capitales internacionales y la hegemonía del capital
transnacional, donde el sistema financiero jugó un papel destacado.
Debe
recordarse que fue desde los organismos internacionales, especialmente el FMI
que se lideró el proceso de reestructuración regresiva de las finanzas y la
economía mundial.
La
desregulación del sistema financiero estadounidense en los ´80 bajo la
administración Reagan, expandida a escala global, explica la acumulación de
ganancias y poder de los grandes bancos de inversión de EEUU y luego europeos y
japoneses. Son esos bancos los que provocaron la debacle actual y que actúa
como aspiradora de recursos fiscales a costa del desempleo y miserabilización
de la población del país potencia y de los principales países del capitalismo
mundial. Es un ajuste antes aplicado sobre los países más atrasados de América
Latina, África, Asia y Europa del este luego de la debacle soviética.
No puede
entenderse el programa mundial de la liberalización de la economía y del
neoliberalismo de los últimos cuarenta años (1973/2013) sin el FMI. El Fondo se
asoció a la represión del Terrorismo de Estado en Sudamérica, que dio origen al
ensayo que luego generalizarían Reagan y Thatcher desde la hegemonía
estadounidense y británica sobe el sistema mundial. La hegemonía es de EEUU
pero el Director Ejecutivo del FMI siempre fue un europeo, en general
“liberales”, aunque también socialistas como el recordado Dominique Strauss
Kahn, que de no ser por la denuncia de acoso sexual tenía expectativas de
dirigir al Estado francés, ese mismo que hoy dirige las tropas de intervención
en Mali.
¿Qué hacer?
La
exigencia explícita del FMI apunta a la adecuación estadística a los mecanismos
de información según la práctica de los países hegemónicos del sistema mundial,
y la implícita a la subordinación del país a un sistema que no admite el mínimo
desafío al orden capitalista mundial. Es una situación que el organismo
analizará en plazo cierto (septiembre próximo). El FMI emplaza a la Argentina,
siendo ello inaceptable.
Ante la situación
generada, la Argentina tiene que regularizar por mecanismos propios y sin
intromisión del FMI el INDEC, tal como lo reclaman los trabajadores de ATE del
organismo y diversos sectores económicos, sociales, políticos y especialistas
del campo de la estadística y las ciencias sociales. Un reclamo que se reitera
desde la virtual intervención en 2006/2007, y al mismo tiempo denunciar al FMI,
los acuerdos de la Argentina con el organismo, e incluso retirar la membrecía, al
tiempo que llevar al discusión al Mercosur, la Unasur y la Celac. Estos ámbitos
de integración son los que privilegia la Argentina y en ellos se debe estimular
al conjunto o algunos de los países de la región a actuar en consecuencia, más
allá de la solidaridad ya otorgada por algunas países y que debe demandarse de
todos.
El
argumento de fondo es que el FMI es corresponsable de la crisis mundial actual
y ya no sirve ni siquiera para estabilizar el capitalismo, que la situación
amerita una crítica al capitalismo y a sus instrumentos, entre ellos e el FMI y
el resto de los organismos internacionales.
La
Argentina tiene que asumir una actitud soberana al respecto y junto a denunciar
al FMI y retirarse del organismo, es el momento para realizar una asignatura
pendiente del régimen constitucional desde su inicio en 1983: investigar la
deuda pública vía auditoria y suspender transitoriamente hasta obtener los
resultados del estudio sobre legalidad de la deuda los pagos al exterior.
Nuestra
posición asume que es el momento político para poner en evidencia que detrás
del FMI y los organismos internacionales está el imperialismo, los principales
Estados capitalistas, sus mecanismos de articulación como el G20 y las transnacionales
como sujetos principales del sistema capitalista mundial. Desde la Argentina
puede potenciarse una iniciativa que desde lo local convoque al movimiento
popular mundial a repudiar el accionar del FMI, no solo por la censura a la Argentina,
sino por la agresión sistemática a los pueblos del mundo desde su surgimiento.
Se trata
de convocar desde la soberanía popular a la lucha de los pueblos contra el FMI, símbolo e instrumento de construcción
del régimen de explotación capitalista, por lo que la denuncia y la campaña a
desarrollar supone la denuncia del propio capitalismo, su crisis, y la
necesidad de construir una sociedad anti capitalista.
La Paz, 4 de febrero de 2013
[1] Declaración del Directorio Ejecutivo del FMI sobre Argentina. Comunicado de Prensa No. 13/33. 1 de febrero de 2013. En: http://www.imf.org/external/spanish/np/sec/pr/2013/pr1333s.htm#P22_1029 (consultado el 4/02/2013)
[2]
Ibidem
2 comentarios:
Julio
Por supuesto comparto las críticas al FMI. Sin embargo no me parece que sea aquí el caso poner el acento en tal circunstancia sino en el aberrante hecho de que el Estado que, como vos decis es el responsable de las estadísticas públicas, haya organizado la destrucción del sistema estadístico argentino. En todo caso cabría como crítica que se haya necesitado dejar pasar tanto tiempo para hacer la crítica. Pero no negarla.
Abrazos
INDEC: LA VERDAD DOCUMENTADA
Es totalmente falsa y hasta disparatada (aunque muy difundida) la idea expresada por Javier Lindenboim de que el Estado haya “organizado la destrucción del sistema estadístico argentino”. La realidad es que el domingo 9 de abril del año 2006 Néstor Kirchner se enteró por un editorial de Jorge Lanata publicado en el semanario Perfil [1], de que la metodología que usaba el INDEC para calcular el IPC era una metodología plutocrática (que favorecía tendenciosamente el poder de las minorías más ricas) .Durante varios meses el gobierno nacional por medio de Guillermo Moreno intentó que los directivos del INDEC aceptaran corregir eso, y a fines de enero del año 2007 ante la insistente rebeldía de la cúpula del INDEC, el propio Néstor Kirchner dio la orden de que fueran apartados de sus funciones quienes se negaran a democratizar la metodología.
El FMI no quiere que las estadísticas argentinas tengan mayor confiabilidad. El FMI quiere que sean plutocráticas.
Lo que estoy explicando no es una opinión política, es una aclaración técnica totalmente comprobable con decenas de documentos contundentes, expedientes e informes que abarcan más de treinta años y que junto al artículo aquí mencionado están incorporados en la causa 15552/07 que tramita el juez federal Rodolfo Canicoba Corral.
Ref.: 1) http://www.indec.com.ar/LanataT20060409ElIndecdeYrigoyen.pdf
Ricardo Patricio Natalucci
DNI 8464942
Ex técnico del INDEC, M. Economía, y S.P. Presidencia de la Nación (1980-1991)
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