El Ministro de Economía Argentino participó en Saint
Andrews, Escocia, de un encuentro con pares del Grupo de los 20. Boudou sostuvo
que no es función del Fondo “monitorear ni dar consejos respecto de las
políticas económicas de cada uno de los países” y afirma que con Brasil
participan de una estrategia de modificación de las funciones del FMI, señalando
que la orientación del titular del organismo avanza en ese mismo sentido. Son
declaraciones que no se compadecen con los estatutos y reglamentos que definen el
funcionamiento actual del Fondo, ni con el papel que le asignan al organismo
los principales actores, por caso, EEUU. Además, se estableció un calendario
que empieza en enero del 2010 para cruzarse información entre los países y con
la asistencia del FMI y el Banco Mundial. Serán 4 cruces de información durante
el próximo año.
La estrategia política del ministerio transita por tres
carriles, sin importar el orden en que se produzcan. Uno es la normalización de
las relaciones con el Fondo; el otro pasa por un plan de pago de la deuda con
el Club de París, es decir con Estados nacionales del capitalismo desarrollado
por unos 7.000 millones de dólares y finalmente por la reapertura del canje a
los inversores que no aceptaron la oferta del 2005 y que de hecho implica un
reconocimiento de nueva deuda a la que reconocen las cuentas públicas, por
20.000 millones de capital y unos 10.000 millones reclamados por intereses.
Todo indica que primero se resolverá el canje, luego el plan de pago al Club de
París y al final del camino el acuerdo con el FMI. Lo cierto es que sin
importar el orden de los factores, entre la normalización de deuda que está en
cesación de pago y el acuerdo con el Fondo constituye hoy lo esencial de la
política económica. ¿Porqué? Porque hace falta financiamiento externo para
mantener la lógica del funcionamiento económico actual.
Vamos por partes. El Estado necesita financiamiento para
sostener las cuentas públicas. Es una realidad del país y de las provincias. Se
acaba de aprobar la flexibilidad para renovar el camino del endeudamiento de
las provincias, suspendiendo las restricciones que suponía la legislación
vigente de “responsabilidad fiscal”. ¿A qué tasa se financiarán los Estados
provinciales y el nacional? Las últimas tasas se pactaron al 15%, siendo la
pretensión reducirlas al 9 ó 10%, que aún con la importancia de la reducción
tendrán un efecto gravoso sobre el gasto público, limitando la capacidad de
afrontar gastos sociales o de desarrollo, privilegiando así la cancelación de
la deuda externa. Por su parte, desde la política pública se pretende
incentivar el endeudamiento del sector privado para estimular inversiones que posibiliten
el fin del ciclo de desaceleración de la economía argentina.
La realidad es que la deuda está nuevamente como tema
central de la coyuntura. Solo falta saber la cantidad de deuda incorporada por
el canje y el arreglo a que se arribe para el pago al Club de París, y en
función de ello definir el monto de los intereses a abonar en el futuro. Todo
dependerá de la cantidad de bonos que se canjeen, de la quita que se establezca
y de la tasa de interés que se defina en los nuevos instrumentos de deuda que
reemplazarán a los viejos títulos en default. Hablamos de un total de 30.000
millones entre capital e intereses atrasados por el canje y 7.000 millones del
Club de París, más lo que se logre por nuevas colocaciones, que según se
anticiparon de boca del Ministro se podría empezar por una emisión de 10.000
millones de dólares para marzo del 2010.
Distintas estimaciones indican
que el nuevo monto de deuda a reconocer podrá oscilar entre ambos conceptos, unos 10.000 a 11.000 millones
de dólares, con una incidencia anual en cancelación de intereses del orden de
los 1.000 millones de dólares, a lo que deberá adicionarse el interés de la
nueva deuda.
Entre las novedades de la reunión de ministros del G20 en
el Reino Unido sobresale la propuesta del anfitrión de establecer un tributo a
las transacciones financieras internacionales, un símil de la Tax Tobin, el
impuesto sugerido al comienzo de los 70 por James Tobin que según sus palabras
pretendía ser “un grano de arena” en el mecanismo incipiente de la especulación.
Es necesario afirmar que el impuesto propuesto por Tobin fue difundido por los
movimientos de resistencia a la globalización capitalista en los últimos años,
especialmente por la red ATTAC, pero en un sentido diferente del propuesto por
el premio Nobel y lógicamente en las antípodas de la propuesta británica
actual.
En la Lógica de Gordon Brown está crear un fondo para
atender próximas situaciones de crisis, en el mismo sentido que el
multimillonario “salvataje” orientado a bancos y empresas transnacionales con
dificultades. Para ATTAC y el movimiento de resistencia a la globalización
capitalista, los fondos recaudados tendrían destino en la ayuda ciudadana,
contra el hambre, la pobreza y la satisfacción de necesidades elementales no
cubiertas en la sociedad contemporánea.
Una sociedad contemporánea en
crisis, que nos muestra indicadores de salida de la crisis con agravamiento de
la situación social, tal el caso de EEUU, donde la empresa Ford vuelve a
mostrar un balance positivo, con ganancias de 1.000 millones de dólares en el
III trimestre del 2009 y la medición del desempleo indica un aumento al 10,2 %
de su población económicamente activa, cerca de 16 millones de desocupados. La
realidad del capitalismo contemporáneo es la aplicación de políticas públicas
para defender el régimen de acumulación y el ciclo de negocios, sobre la base
de una nueva ofensiva del capital sobre los trabajadores.
Es algo que en la Argentina
también se hace visible ante la conflictividad sindical y social creciente.
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