Mientras el Senado de la Nación
aprueba la iniciativa legislativa para sacar 100.000 millones de pesos de los
jubilados y jubiladas para transferirlas a los Estados provinciales y
nacionales, el Presidente Mauricio Macri toma la posta del gobierno alemán en
la coordinación de la agenda del Grupo de los 20 para el 2018. Al mismo tiempo
retira la acreditación de por lo menos 70 delegados de organizaciones nacionales
e internacionales que iban a participar de la reunión de la Organización
Mundial del Comercio (OMC).
Para la media sanción
legislativa se contó con el acuerdo de una parte importante de la oposición
política, con senadores en acuerdo con sus gobernadores, sumando complicidad a
la política de ajuste. El déficit fiscal provincial y nacional se suple parcialmente
con recursos de jubiladas y jubilados. La penuria de los ingresos de estos está
asociada a la política de un acuerdo de mayoría parlamentaria en la Argentina,
que no duda en resolver problemas presupuestarios a costa de empobrecer a buena
parte de la sociedad. Cerca del 70% de los perceptores de ingresos
previsionales (jubilatorios) están por debajo de la canasta mínima necesaria y con
esta orientación se agrava esa perspectiva.
En rigor, es solo una faceta de
una política reaccionaria que incluye incrementos de tarifas de servicios
públicos, especialmente de luz y gas que escala la inflación en el último mes
del año y sedimenta la continuidad del elevado costo de vida para una parte
importante de la sociedad argentina de escasos y medianos recursos. Pero no
solo es inflación, carestía de la vida y penuria social, sino la confirmación
de una orientación elitista y discriminatoria que se manifiesta claramente en
el quehacer político internacional.
G20
y OMC
Esta semana asumió Argentina la
coordinación de la agenda del G20 para el 2018, y se iniciaron las reuniones
técnicas en Bariloche, con un despliegue inmenso de seguridad. Hay temores a
las protestas sociales en el país, protagonizada por organizaciones locales y redes
sociales y políticas del mundo ante la previsible orientación liberalizadora
que surgirá de los diferentes cónclaves del G20 y/o de la OMC.
Este nuevo papel asumido en el
G20 ocurre en días previos al desembarco de las delegaciones internacionales a
la 11° Conferencia Ministerial de la OMC, que entre otras cuestiones aloja un
debate de la “sociedad civil” sobre las discusiones relativas al libre
comercio. Es una práctica de años que impulsa la organización internacional
desde su creación en 1995, claro que como búsqueda de legitimación. Muchas
organizaciones y personalidades rechazan el ámbito de la OMC como espacio para
el debate y por eso levantan la consigna FUERA OMC. Otras organizaciones sociales
críticas a la OMC consideran que el debate puede hacerse tanto afuera de la
cumbre oficial como adentro y por ende se acreditan para esa discusión.
La novedad es que por primera
vez en su historia, la OMC tuvo que informar a varios acreditados, locales y
extranjeros, que el gobierno argentino los “des-acreditaba”, sin dar
explicaciones, las que deben rastrearse en medidas preventivas contra opiniones
críticas a la liberalización. El discurso republicano se desvanece y evidencia
la veta autoritaria de un gobierno comprometido con los intereses de la
liberación para la ganancia, la acumulación y la dominación sin límites ni
opiniones divergentes.
Protestas
y alternativas
Más allá del accionar
gubernamental expresado en la reserva de admisión y la aceptación de la OMC,
aún con las disculpas en sus misivas a los des-acreditados, la semana de acción
global Fuera la OMC se iniciará en concordancia con la Marcha de la resistencia
de las Madres de la Plaza de Mayo.
A continuación se desplegarán un
conjunto de iniciativas de debate político, social y cultural relativo al libre
cambio y los propósitos de los organismos internacionales y los gobiernos a
favor de la liberalización económica, máxima aspiración del capital más concentrado
en el ámbito mundial.
La confluencia Fuera la OMC se
constituye como movimiento social para instalar la crítica en la sociedad sobre
el tipo de inserción internacional que promueve el gobierno de Macri, en
sintonía con las aspiraciones de las clases dominantes, las que se reconocen en
el programa de la dictadura genocida y la regresiva reestructuración de la
economía, el Estado y la sociedad en los 90´, aquella que desembocó en la
pueblada del 2001.
No estamos a las puertas de una
pueblada de la magnitud y consecuencias de aquella, pero la escalada del conflicto
social expresa descontentos que requieren ser articulados políticamente en una
perspectiva superadora de experiencias conocidas, que puedan discutir el orden
capitalista y construir nuevas posibilidades de un rumbo emancipador.
Buenos
Aires, 2 de diciembre de 2017.
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