La semana pasada se cumplieron
50 años del asesinato de Ernesto Che Guevara y estuve en La Habana participando
de la III° Conferencia de Estudios Estratégicos “Transición hacia un nuevo
orden internacional: desafíos, amenazas y oportunidades”, organizada por el Centro
de Investigaciones de Política Internacional, CIPI.
Me tocó exponer en el panel
especial: “La dinámica entre la Revolución y la Contrarrevolución en Nuestra
América: algunas miradas en ocasión del 50 Aniversario de la inmortalización
del CHE”, compartiendo la mesa con Hugo Moldiz de Bolivia, Darío Salinas de
México y Luis Suárez Salazar de Cuba.
Junto a importantes debates pude
visitar la sede de la Central de Trabajadores de Cuba, CTC y compartir
diagnósticos y propuestas con los compañeros de relaciones internacionales de
la central cubana, principalmente en la perspectiva estratégica del movimiento
clasista, muy especialmente en lo relativo al Encuentro Sindical Nuestra
América, ESNA, y los desafíos en la confrontación con la Organización Mundial
de Comercio, OMC, que organiza la 11° Ministerial en diciembre próximo en
Buenos Aires y se espera una importante semana de acción global entre el 10 y
13 de diciembre del 2017, pero también las acciones a desplegar en el marco de
la coordinación argentina del G20 para el 2018.
Además, y al cierre de la
semana, pude compartir con las autoridades de la Asociación Nacional de
Economistas y Contadores de Cuba, la ANEC, el 2° Encuentro Internacional “Gestión
y Dirección Empresarial”.
Sean los debates intelectuales organizados
por el CIPI; el intercambio sobre el presente y el futuro del movimiento obrero
en la CTC; o los desafíos de la organización económica en Cuba favorecido por
la ANEC; todos ellos configuran un mapa intelectual, político, social y
organizativo para discutir la transición del capitalismo al socialismo.
Eso creo es lo estratégico en mi
opinión y es claro que muchísimos no coinciden con este planteo y sustentan que
solo se puede hacer lo que es posible, que solo admite reparaciones sociales
parciales en el marco de una brutal ofensiva capitalista.
Es muy curioso cómo se recupera
al CHE al tiempo que se dice que solo hay lugar para algunas reformas en un
presente de ofensiva del capital y defensiva del movimiento popular.
¿Qué pensaba el CHE en vísperas
de la revolución Cubana?
¿Acaso estaban dadas las
condiciones ideales para tomar el cielo por asalto?
¿En su experiencia militante y
combatiente en África o Sudamérica, qué condiciones existían y cuáles aspiraba
a crear?
En definitiva, ¿cuál es el
momento para proponerse la confrontación con el capitalismo y continuar la experiencia
del tránsito al socialismo brevemente ensayada en la Comuna de París hacia 1871,
o a 100 años de la Revolución en Rusia?
Todo eso aún revuela en mi mente
ante los intercambios en Cuba, con el CHE como trasfondo de la discusión.
El CIPI organizó la actividad
académica en conjunto con CLACSO, el Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales, también a sus 50 años de existencia y por eso su Secretario Ejecutivo,
Pablo Gentili, inició las reflexiones con un repaso de los problemas de nuestro
tiempo con mirada regional, desgranando los efectos de la desigualdad y las
restricciones a la democracia, con fresco repaso sobre los desafíos para el
pensamiento y la práctica social e intelectual.
Presente
y futuro cercano del mundo
Variadas opiniones sobre el presente
y futuro cercano del sistema mundial se presentaron, destacando intervenciones
relativas a EEUU, a China, a los cambios en la tecnología y el mundo del
trabajo, el modelo productivo y de consumo, la especulación y militarización de
la sociedad; las iniciativas políticas de las derechas y las clases dominantes en
el mundo, tanto como el balance de la experiencia socialista por un siglo,
especialmente Cuba y las iniciativas populares de carácter alternativo. Todo
matizado a la luz del legado del CHE.
Elocuente resultó la
presentación de José Luis Rodríguez, investigador del Centro de Investigación
de la Economía Mundial, CIEM, de Cuba. Aportó datos sobre el horizonte hacia el
2030 en crecimiento de la población mundial a 8,500 millones de personas y
necesidades incrementadas de un 30% más de agua, un 40% más de energía, un 50%
más de alimentos. Una perspectiva en el marco presente del cambio climático y
la disputa por los bienes comunes de la Naturaleza, que conlleva la
militarización mundial con crecientes gastos militares y la muleta de la
especulación desenfrenada de títulos, acciones y derivados. La conclusión alude
a una desaceleración del ritmo del crecimiento mundial que del 1994 al 2006 era
de 4% para la economía mundial y se reduce al 3,5% para el 2007-2015 y se pronostica
del 2 al 3% para el 2016-2030.
Son condiciones para la
aceleración de la disputa por el excedente entre pocos capitales altamente
concentrados y la mayoría de la población mundial, algo que confirman todos los
estudios de desigualdad.
Por su parte y ante ese panorama,
el titular de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento
Crítico, SEPLA, el haitiano Camille Chalmers recuperó la historia de las
revoluciones en el continente, desde 1804 en Haití, pasando por Cuba en 1959 y
reivindicando el proyecto boliviariano del 2004.
Con esos antecedentes reflexionó,
en la Mesa organizada por la Red en Defensa de la Humanidad, sobre la
combinación de una propuesta actualizada contra la esclavitud, el colonialismo,
el capitalismo y el imperialismo, el patriarcalismo y toda forma de racismo y
discriminación. Puso en evidencia la importancia estratégica de la región
latinoamericana y caribeña en materia de recursos naturales y una legislación y
política fiscal favorable a los paraísos fiscales y la especulación, destacando
la historia y trayectoria del movimiento popular, muy especialmente en la perspectiva
de articular las luchas en un proyecto unificador para la libertad y la
emancipación social.
Lina Pedraza, Ministra de
Finanzas y Precios de Cuba fue elocuente en el cierre de la actividad de la
ANEC con relación a la respuesta cubana ante el desastre de los recientes
huracanes, que contrasta con lo acontecido en otros países del Caribe ante la
desidia de las clases dominantes y especialmente EEUU.
Fue la solidaridad y accionar
conjunto del Estado, los empresarios locales y la población y sus
organizaciones, quienes afrontaron cuidadamente, como es costumbre, la
reparación de los daños materiales y la reconstrucción de la cotidianeidad aún
en difíciles condiciones que supone el mantenimiento del bloqueo criminal y las
restricciones de la inserción mundial de un proyecto de revolución que intenta
abrirse paso con dignidad en el sistema mundial.
Una clara diferencia con la
evidencia de un mundo que afirma valores afines al individualismo contra la
solidaridad social.
Recuperar
el proyecto por la transición
El CHE volvía en cada uno de
estos debates y se habilitaba una discusión entre lo posible y lo necesario.
Alguien me consultó a propósito
del CHE Sobre “el comportamiento de este mundo” en la coyuntura. Confieso que
no resulta sencillo responder, aunque mi convicción está asentada en la
respuesta del accionar colectivo y la construcción de un proyecto por la
revolución.
En ese sentido recuperé en
variadas discusiones la concepción del MITO en Mariátegui, que era la “revolución
socialista” como objetivo para los pueblos de América hace casi un siglo. Es lo
que asumió como propio Ernesto Guevara, cuando todavía no era el CHE y remitía
a los problemas de Nuestra Mayúscula América, lo que dispararía su compromiso
con la lucha por la liberación a la que entregó la vida.
Si con Marx descubrimos hace 150
años el motivo y la causa de la ganancia, la acumulación y la dominación
capitalista; y con Lenin la disposición hace un siglo para liderar la causa
humana por la revolución y la transición del capitalismo al socialismo; con
Mariátegui el mito del socialismo y con el CHE, Fidel y la generación de la
revolución cubana del 59 la materialidad de esos propósitos en la región Nuestramericana,
la potencia de la lucha por el socialismo no es una quimera, sino una asignatura
pendiente para las nuevas generaciones.
En definitiva, se trata de
superar la crisis de alternativa política en nuestro tiempo, lo que abrió
espacio a gobiernos de derecha y diversifica el mapa de las luchas
reivindicativas, por lo que se requiere la unidad de acción junto a la
unificación por un proyecto contra hegemónico hacia una nueva sociedad, contra
la nueva normalidad de mayor flexibilización laboral, depredación natural y consumismo
exacerbado.
Buenos
Aires, 16 de octubre de 2017
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