Se considera pobre por ingreso a
toda familia compuesto por matrimonio y dos hijos menores que no superen
ingresos mensuales por 12.851 pesos.
El INDEC acaba de notificar que
el 32,2% de las personas en Argentina son pobres, o que están por debajo de la
línea de pobreza.[1]
El valor está tomado de una medición sobre 31 aglomerados que representan una
población de 27.200.000 personas.
Si tomamos entonces al conjunto
de la población llegaríamos a superar las 13.500.000 personas, una de cada tres
de la Argentina.
Para la línea de indigencia se
computa un ingreso mensual de 4.930 pesos, con lo que un 6,3% de las personas
se encuentran en la situación de indigencia, por lo que asumiendo la totalidad
de la población suma unas 2.652.000 personal.
Más aún, el promedio de ingresos
mensual de los pobres es de 8.051 pesos y por ende les falta aún un 37,4% para
acceder al valor de la Canasta Básica Total (CBT) de 12.851 pesos al mes.
El promedio mensual de ingresos
de los indigentes es de 2.975 pesos, a 39,7% de satisfacer la Canasta Básica
Alimentaria (CBA) de 4.930 pesos mensuales. El promedio de ingresos de
indigentes y pobres está lejos de satisfacer las CBA y la CBT.
La
pobreza e indigencia es cuento largo
Son datos que remiten a un
problema estructural de la economía y la sociedad en la Argentina, que son
consecuencia de la política actual, sí, pero remite al largo trayecto iniciado
en 1975/76 y agravado en los años 90´ del siglo pasado.
La reestructuración regresiva
del capitalismo local operada hace más de 40 años elevó sustancialmente el piso
de la indigencia y la pobreza. El capitalismo resultante de la ofensiva de las
transnacionales se descargó sobre el tercio más empobrecido, alentando un
crecimiento de la desigualdad.
El fenómeno de la pobreza no es
nuevo, y se agudizó con el tiempo. La extensión de planes sociales, acrecentada
en los últimos años, unos 8.500.000 previstos por el Presupuesto 2017 dan
cuenta de ello.
La pobreza es una condición
agravada bajo la hegemonía de las políticas ortodoxas y neoliberales que
inducen una reducción de los ingresos populares en beneficio de la renta del
capital. El empobrecimiento supone una brutal transferencia de recursos desde
muchos que se encuentran en la escala más baja de la pirámide de ingresos hacia
los sectores más concentrados en la cúspide.
El máximo de pobreza por
ingresos se registró en mayo del 2002 con 57% de la población debajo de la
línea de la pobreza.
Con la recuperación económica desde
mediados del 2002, el pico máximo comenzó a reducirse, pero lejos de los niveles
históricos previos al rodrigazo (1975) y la política de la dictadura genocida
desde 1976.
Desde mediados del 2013 no se difundieron
desde el INDEC los datos de la pobreza y la indigencia, y los referidos entre
2007 y 2013 no eran confiables, al punto que el FMI sancionó a la Argentina por
estadísticas no confiables.
El gobierno de Cristina
Fernández acordó con el FMI una cooperación técnica para resolver una propuesta
técnica y profesional sobre el sistema estadístico que debió ser evaluada
durante el 2015 para levantar la sanción. Sin embargo el FMI prefirió esperar
el resultado electoral y cambio de gobierno para expedirse al respecto y
levantar la sanción.
No se ha expedido aún el Fondo y
es probable que suceda luego de la reciente auditoria del FMI, que dejó
trascender su acuerdo con las políticas en curso, pero llamó la atención sobre
la necesidad del crecimiento económico y especialmente del consumo, como formas
de atenuar la conflictividad social en curso.
La pobreza cero es un lema de campaña
perpetua
Macri pide se juzgue su gestión
desde la difusión de estos datos a junio a 2016, ocultando el agravamiento de
la situación generada desde diciembre del 2015.
Es cierto que el problema viene
de arrastre y la propia Universidad Católica registraba un nivel de pobreza del
29% para diciembre del 2015, pero el gobierno Macrí agravó la situación, con
devaluación, cesantías y la disparada de precios contra ingresos populares, de
trabajadores activos y pasivos e ingresos por planes sociales.
Puede ser que algún día termine
la larga desaceleración de la economía, siempre que llovió paró, y exista
cierta recuperación del nivel de actividad y del empleo, lo que no se vislumbra
aún, y entonces el Presidente Macri podrá decir que es difícil bajar la pobreza
y que no alcanza con un período de gestión y salga a disputar más PRO o
CAMBIEMOS en el mediano y largo plazo.
El imaginario del gobierno y la prensa
afín es que las inversiones externas resolverán el problema de la baja
actividad económica, del empleo y de la pobreza, obviando la existencia de una
gran crisis capitalista mundial que frena el comercio internacional y el
volumen de las inversiones externas en todo el planeta.
No es solo un problema de Argentina,
Brasil o del Sur del mundo, es algo que acontece en el capitalismo mundial. Por
eso la solución buscada no es tanto lo que se pregona respecto del ingreso de
capitales, sino el esfuerzo por lograr bajar el costo laboral y disciplinar al
movimiento popular con la zanahoria de la pobreza cero y otras promesas del
elenco gobernante y las clases dominantes.
La respuesta popular es creciente
en la protesta y demanda de paro general, solo demorado por la CGT y sus las
negociaciones con el Gobierno, donde parece se restringe las demandas a un bono
de reparación a la diferencia entre precios e ingresos populares, salarios,
jubilaciones y planes sociales.
El gobierno retoma su
proposición de pacto social involucrando a la cúpula empresarial y a la CGT
intentando llegar al fin del primer año de gestión y abordar un tiempo
electoral de medio mandato con lo principal del ajuste realizado, hasta que
puedan gestarse nuevas condiciones para forzar reformas laborales y renovadas reducciones
de ingresos populares.
Para transitar el tiempo de
dificultades, el gobierno Macri acude al endeudamiento público, presupuestado
en 46.500 millones de dólares para el 2017. El stock actual de deuda asumido es
de 245.505 millones de dólares a junio del 2016, un 55,5% del PBI, considerado
bajo con relación a otros países y por ende con margen para acrecentar y
sortear las dificultades económicas y políticas del presente y futuro mediato.
La incógnita es la capacidad de construir
alternativa política, no solo al gobierno, sino al orden capitalista vigente.
Claro que eso depende de la capacidad de organización social consciente para
pensar en otra sociedad.
Buenos
Aires, 30 de septiembre de 2016
[1]
INDEC. Incidencia de la pobreza y de la indigencia en 31 aglomerados urbanos. Resultados
segundo trimestre de 2016. Difundido el 28/09/2016.
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