Llegó el día D en materia de
deuda y conflicto con los buitres y la Justicia de EEUU, y se discute si Argentina
entró en default o no, y qué consecuencias tiene ello para la sociedad.
Argentina había depositado a fines
de junio 539 millones de dólares en el Banco Mellon de Nueva York. El destino
era acreditar esos fondos en las cuentas individuales de los bonistas de la
legislación estadounidense ingresados a los canjes 2005 y 2010. Con el depósito
se manifestaba la voluntad de pago del gobierno.
Los dineros siguen en el Banco,
por ahora sin acreditarlos a los bonistas, ni reintegrarlos a la Argentina, y ni
siquiera embargados por la Justicia para cancelar deuda con los buitres según
la sentencia de Griesa.
No se trata de desconocer la
sentencia de Griesa, como algunos creen. El gobierno teme a la cláusula RUFO,
que vence a fin del 2014 y señala que si hay mejor oferta a bonistas no
ingresados al canje, los demás tendrán derecho a esas mismas condiciones de
oferta.
En el gobierno se estima un
costo entre 120.000 a 500.000 millones de dólares si prosperara la demanda del
92,4% de tenedores de títulos ingresados a los canjes del 2005 y 2010.
Por eso, el Ministro Kicillof solo
ofrece idénticas condiciones de pago a los buitres en las negociaciones con el
mediador designado por el Juez.
Obviamente, los buitres, con una
sentencia judicial en firme que indica pago del 100% y al contado presionan
para hacerla efectiva y rechazan la oferta de la Argentina.
En el medio y tal como
trascendió, la banca privada que actúa en la Argentina ofreció depositar una
garantía de pago, o comprar la totalidad de los bonos de la sentencia Griesa,
para facilitar la liberación de los fondos acreditados en el Mellon. Hablaron
de una acción patriótica, aunque está ligada a sus propias tenencias de bonos y
a la valorización de sus acciones en el mercado de capitales. Tienen intereses
concretos en que no se empaste la situación económica del país.
Queda claro que cada cual
atiende su juego.
El Juez se ampara en el aval de
su sentencia, la confirmación en la Cámara de Apelaciones y en la Corte Suprema
de EEUU.
Los buitres en la sentencia y la
posibilidad de lograr su objetivo de cobrar todo con ganancias superlativas.
Los bancos privados intentando
morigerar el impacto del descalce del país con el sistema mundial por el
default selectivo ya declarado por impresentables consultoras al servicio de la
especulación y la usura del sistema financiero global.
El gobierno intentando llegar a
fin de año para superar la RUFO y arreglar, aun con mayores costos el pago a los
buitres.
Especulación
financiera y nueva arquitectura
Los buitres son la carroña del
sistema financiero, es verdad, pero amparadas en normas de funcionamiento del
orden capitalista contemporáneo que estimula y alienta la desenfrenada
especulación.
Es más, los Estados del
capitalismo desarrollado no escatiman esfuerzos económicos para sostener un
sistema infectado de operaciones tóxicas, como se las denominó en 2007.
Entre comienzos del 2012 a fines
del 2013, la FED emitió mensualmente 85.000 millones de dólares para sostener
la crisis de los bancos y empresas y desde comienzos del 2014 viene bajando
todos los meses la emisión a los 25.000 millones actuales.
La cifra era gigantesca y lo
sigue siendo. Es una emisión monetaria que alimenta la inflación en todo el
mundo, pues la dominación global de EEUU le permite exportar el efecto
monetario de una expansión sin respaldo.
Por todo ello el tema de fondo
es la necesidad de una Nueva Arquitectura Financiera.
¿Es posible avanzar en ese
sentido en el orden capitalista?
Parece que no, ya que las propuestas
en ese sentido no prosperaron. Es una de las razones que explican la
proliferación de una nueva institucionalidad de carácter regional.
La más reciente es el Banco de
los BRICS y su Fondo para contingencias de los países miembros. Es el camino
ensayado y no culminado del Banco del Sur y otras iniciativas que adornan
documentos de cumbres presidenciales múltiples en la región, e incluso
sostenidas en la Comisión de Finanzas de la UNASUR.
El problema radica en la
subsistencia del orden global, al que se subordina la nueva institucionalidad, que solo intenta ocupar
un lugar en el orden capitalista sin denunciarlo, y menos, confrontarlo.
Consecuencias
y propuestas
En ese marco es que deben
analizarse las consecuencias de la situación en Argentina, más allá de cómo se la
designe, si default o Griesafault.
Los problemas económicos sociales
del país continúan, sea la inflación y su impacto entre los sectores de menores
ingresos o las suspensiones y despidos de una desaceleración o recesión de la
economía.
En el gobierno se apostó fuerte
al ingreso de capitales vía inversiones o préstamos y la situación actual puede
postergarlos. Las nuevas relaciones y acuerdos con China puede aliviar la
situación. Pero todo indica que los problemas estructurales del ciclo económico
local se mantienen con impacto social selectivo hacia los más empobrecidos.
¿Vale la pena continuar
destinando importantes fondos a cancelar deuda con tantas necesidades locales?
Son 190.000 millones de dólares lo pagado por Argentina en estos años de deuda
con recursos propios, dijo la Presidentsa en la Cumbre de Caracas del Mercosur.
¿Por qué privilegiar acreedores
de la deuda en lugar de favorecer a los acreedores de deuda social en el país?
Claro que avanzar en este sentido tiene costo y lo que debe discutirse es el
costo de pagar y el de no pagar.
Hay que interrogarse sobre la
prórroga de jurisdicción, que viene de la Dictadura, sí, pero convalidada por
más de 30 años de gobiernos constitucionales y de común uso para contratos
internacionales. Se usó en el acuerdo con Chevron e YPF y ahora con los
acuerdos con China, quien podrá litigar nada menos que en Londres.
Argentina tiene que denunciar
sus tratados bilaterales de inversión y revertir la situación de subordinación
a los intereses del capital transnacional construidos por cuatro décadas sobre
la base del terrorismo de Estado.
Se necesita modificar la
situación de impago involuntario por lo explicado del embrollo Griesa y definir
una suspensión de los pagos en su conjunto y auditar la deuda.
Esa investigación tiene
antecedentes en la Justicia argentina, con sentencia en Junio del 2000 (Ballesteros
por causa Olmos) y denuncias de 480 casos de fraude sobre la deuda asumida en
la Dictadura 1976-1983.
Desde entonces existen causas
judiciales contra todos los procesos de renegociación de la deuda que son la
base de una auditoría integral y con participación popular.
Suspender y auditar es la tarea
actual, lo que supone la nacionalización del comercio exterior, los puertos y
la banca. Luego se puede definir el plan de pago que corresponda, siempre y
cuando se establezcan las prioridades de necesidades a atender
prioritariamente.
Claro que eso requiere de una
mayoría política hoy inexistente, pues el sistema político ha definido una
política de Estado, con escasas excepciones, por el pago de la deuda. Algunos
quieren incluso pagar ya la sentencia Griesa. El gobierno quiere negociarla
desde el 2015, pero ambos apuestan al pago riguroso.
Hace falta construir esa
subjetividad en el pueblo argentino y al mismo tiempo discutir en la región
sobre los alcances de la situación local y recrear la dinámica de un conjunto de
propuestas anticapitalistas, como sostuvo Chávez al formular su propuesta por
el socialismo en el Siglo XXI.
Existe la ilusión sobre el rumbo
autónomo o nacional del capitalismo en tiempos de la transnacionalización. En
ese sentido hay que recordar que la deuda pública es constitutiva de la
acumulación originaria del capitalismo, como nos enseñó Carlos Marx en El
Capital. Además, la deuda con la Baring nos construyó y condicionó por 80 años entre
1804 y 1904. Qué estos 38 años de deuda cancerosa no se transforme en más
décads de penurias para el pueblo argentino.
Hace falta suspender los pagos
de la deuda e investigar. Pasar del
impago involuntario al voluntario y animarse a proponer otro rumbo para el
modelo productivo y de desarrollo en la Argentina, en un marco de integración
regional para la emancipación social.
Buenos
Aires, 31 de julio de 2014
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