Los cortesanos estadounidenses decidieron no tomar el caso de
la Argentina y convalidar el fallo neoyorkino de primera y segunda instancia,
por lo que se debe cancelar unos “1500 millones de dólares”, según informó en
cadena nacional la Presidenta Cristina Fernández[1]. Según la Presidente, esta
decisión puede estimular otras demandas por 15.000 millones de dólares, sin
perjuicio de otras acciones que ejecuten quienes ingresaron a los canjes de
deuda desde el 2005 y sucesivas reaperturas.
Nadie sabe en rigor a cuanto pueda llegar la demanda de
acreedores de la impagable deuda, recurrentemente renegociada en tiempo constitucional
y últimamente cancelando a acreedores externos con transferencia de títulos a
ámbitos del Estado Nacional (Anses, Banco Central, etc.) que penden como
hipotecas sobre generaciones futuras.
Convengamos, que si la Corte de EEUU asumía el caso, ello no
significaba que la Argentina iba a quedar desobligada de pagos. La expectativa
más generalizada en el gobierno y el poder económico local y global era que los
máximos jueces del imperio postergaran la decisión hasta fin de año. En ese
plazo vence la cláusula que establece que los acreedores ingresados al canje
pueden demandar el mejor trato recibido por algún tenedor de títulos en
cesación de pagos (default). De este modo, el gobierno ganaría tiempo y, superado
el plazo de respetar condiciones de pago, podría negociar con los inversores
demandantes (los fondos buitres) cuánto, cómo y cuándo cancelar deudas sin
tener que hacer lo mismo con el 93% ingresado a los canjes de deudas del 2005 y
2010.
La hipótesis fue siempre cancelar esa deuda, incluso se
reabrió el canje de deuda con ese propósito, sin fecha de cierre en 2013, todo con
acuerdo de la oposición sistémica, del mismo modo que viajaron a EEUU para
incidir sobre la Justicia del imperio. Como hemos dicho, el pago de la deuda es
una política de Estado.
Especulación
financiera, producción y gestión del Estado
En el discurso presidencial se critica la ganancia
especulativa del “fondo NML” que “adquirió los bonos en 2008 por 48,7 millones
de dólares”, que “ganó el 1608 por ciento en dólares” y que demanda cobrar 428
millones de dólares” y el Juez falla abonar 1500 millones.
Lo que se omite es decir que esas son las reglas del
capitalismo, ya que los bonos los emitió la Argentina para circular en el
mercado mundial en las condiciones de mercado (al momento de la compra y de la
realización). Que la ganancia por especulación es parte de la ganancia en
general, ya que la ganancia es plusvalía extraída del trabajo social y
apropiada como renta del suelo, ganancia comercial o financiera (tasa de
interés) y beneficio industrial. Con Marx aprendimos que la ganancia es
plusvalía transfigurada y fuente de ingresos de todos los capitalistas.
No se trata de pensar que los especuladores exprimen a los
empresarios de la producción. No es mejor el capital productivo que el
financiero, pues ambos son parte de una integralidad capitalista. Producción y
circulación del capital son un fenómeno integrado, que se requieren mutuamente.
De nada sirve hablar al corazón del capitalismo, porque siempre responden con
el bolsillo. El problema es el orden capitalista.
Es el capitalismo argentino, y más precisamente los gestores
del Estado, los que otorgaron las condiciones en sus bonos para que solo con el
100% de los acuerdos pudieran resolverse una renegociación de deuda como la del
2005. ¿Por qué se avanzó en el Canje sabiendo esas limitaciones? ¿Valió la pena
el desarme estadístico (argumento para la intervención en el INDEC) para no
inflar mayores pagos a los acreedores? Esos gestores del Estado son los responsables
de ceder soberanía jurídica facilitando litigar en tribunales externos. ¿Es
solo una condición de los 80´ y los 90´? ¿Por qué se insistió con la cesión de
soberanía en los contratos con Chevron?
El problema es que los cambios institucionales consagrados en
los 90´ e inspirados desde el terrorismo de Estado de 1975/6 siguen vigente y
condicionan como un cáncer nuestra vida cotidiana. La deuda es un cáncer a
extirpar, y no se puede avanzar en ese sentido mientras subsista la lógica del
capital para el modelo productivo y de desarrollo vigente. Se impone una lógica
anticapitalista y antiimperialista, muy lejana de la política hegemónica en el
gobierno y la oposición sistémica.
¿Solo son buitres los fondos especulativos? ¿No son buitres
los acreedores del Club de París, como señala Dialogo 2000, que reclaman cobrar
“deudas odiosas” contraídas por ilegítimos gobiernos genocidas? ¿No son buitres
empresas como Repsol que vaciaron las reservas de hidrocarburos del país para
abonar su ciclo de acumulación? ¿No son buitres las transnacionales que
suscriben pactos secretos con acuerdos parlamentarios mayoritarios, tal el caso
de YPF con Chevron? Qué decir sobre la sojización, los transgénicos y su
impacto en pueblos fumigados, productores y comunidades desalojados por desposesión
derivada del agro negocio, o la mega minería a cielo abierto, o la fractura
hidráulica, todo en pro de inversiones externas que buscan ganancia y
acumulación de sus capitales invertidos, a cambio de calificarnos como países
emergentes.
¿Todo lo
que se puede hacer es pagar?
En su alocución, la Presidenta confirmó que “la voluntad de
pago de Argentina ha quedado más que probada: hemos pagado el acuerdo de 2005,
el de 2010, hemos llegado a un acuerdo con Repsol, que retiró su demanda del
CIADI” y que se cerró “un acuerdo por la deuda del Club de París”. Tras cartón
diferenció “lo que es una negociación, de lo que es una extorsión”. Luego de
ello no termina de quedar claro qué acciones impulsará el gobierno de la
Argentina.
¿Cómo sigue el trámite judicial en EEUU? No alcanza con
denunciar la extorsión e incluso repudiar a los inversores demandantes o a la
propia justicia de EEUU.
¿Qué iniciativas de solidaridad efectiva se impulsarán? O
mejor aún, porque no avanzar en ejecutar las iniciativas más avanzadas de nueva
arquitectura financiera regional para confrontar con el régimen del capital y
el imperialismo.
Por nuestra parte, insistiremos desde todos los ámbitos en
que actuamos para avanzar en una campaña contra el pago de la deuda, por su
investigación por vía judicial (existen varios procesos en curso, algunos con
sentencia) o por auditorías integrales. Hay que frenar el drenaje de saqueo que
supone el recurrente pago de una deuda que posterga satisfacer demandas por
deuda social a la mayoría de la población.
Buenos
Aires, 17 de junio de 2014
[1] La
Presidenta aseguró que “Argentina va a respetar su deuda”, pero remarcó que “no
aceptará ninguna extorsión”, Lunes, 16 de Junio de 2014, en: http://www.presidencia.gob.ar/informacion/actividad-oficial/27625-la-presidenta-aseguro-que-argentina-va-a-respetar-su-deuda-pero-remarco-que-no-aceptara-ninguna-extorsion
(consultada el 17/06/2014)
3 comentarios:
Eric Calcagno, dice que "... ya no se trata más de ciclo que describía Marx de “dinero- mercancía más dinero”, sino que simplemente “estamos en el ciclo dinero, más dinero, más más dinero”.Y Alejandro Olmos Gaona, que supongo sera hijo del que impulso la deuda ilegitima,
propone adoptar la postura ecuatoriana. Sera eso posible?
Necesaria perspectiva la que vuelca el prof. Gambina. Respecto al ejemplo ecuatoriano, creo que es un caso fallido porque si bien en un comienzo Correo lanzó la proclama de "deuda odiosa" e inició una investigación, luego dio marcha atrás, y levantó el default recomprando los mismos bonos que denunció. Y ese accionar fue visto por el establishment financiero internacional como un ejemplo exitoso de reestructuración. En definitiva, "haz lo que yo digo, no lo que yo hago", cosa que Correa parece aplicar en demasía.
Marx dijo Dinero a Dinero incrementado, y en el medio producción de plusvalía. Eso sigue siendo así, si no, de dónde sale la ganancia. Esta es plusvalía transfigurada como renta, beneficio o interés, todas formas de la ganancia, incluida la financiera o especulativa.
Publicar un comentario