Los debates macroeconómicos en la coyuntura argentina

El país tiene pronóstico de crecimiento elevado para el 2010. Lejos están las previsiones presupuestarias establecidas hace un año, que imaginaban un crecimiento del PBI del 2,5%. Es un dato que contrasta con versiones oficiales que acercan la perspectiva de evolución entre el 8 y el 9% para todo el año, bastante más que el promedio de la región, que según CEPAL será del 5,2% según los datos relevados para el primer semestre. Vale mencionar que ese guarismo es superior a lo esperado en la economía mundial, que según el FMI será del 2,5 para el presente año, dando cuenta de la continuidad de las dificultades producto de la crisis en los principales países capitalistas del mundo.


Pero no todo lo que reluce es oro. El crecimiento se refleja en la expansión de la producción, agrícola e industrial, y también en el sector de servicios, donde la banca está bastante distanciada de la situación crítica puesta de manifiesto hace casi una década, aún con bajísimo nivel de bancarización de la sociedad. Sin embargo, existen desbalances entre unos sectores y otros, con lo que la disputa por el ingreso se transforma en sustancial y nos lleva a pensar que no alcanza con el crecimiento, que lo que se discute es la distribución del ingreso derivado de la expansión del producto, y con ello, el debate es por el modelo productivo en curso y el necesario.

El conflicto se establece entre sectores de la producción, donde la discusión por las retenciones a las exportaciones aparece como sustancial. El problema de fondo no es solo fiscal, sino respecto de la orientación de política económica sobre el tipo y forma de producción local necesaria para una inserción soberana en la división internacional del trabajo. Por ejemplo, se trata de investigar si lo que define la explotación agraria en la Argentina es el privilegio a la soja; o a la minería en territorios no aptos (a priori) para la oleaginosa; o si se puede pensar en desarrollos de organización económica alternativa, asociada a lo local, familiar, no lucrativo, de carácter estatal o mixto. En otro plano y pensando en la producción récord de automotores para este ejercicio, el interrogante apunta a considerar el aporte de producción local en el producto final, estimado apenas en el 27% del producto finalo, lo que explica las demandas de los trabajadores de Paraná Metal, la autopartista número uno del país en producción de blocks para motores y la tercera en la región latinoamericana. Son elementos para pensar la especialización industrial del país.

La discusión atraviesa también la cuestión fiscal, cambiaria y monetaria, tanto por la intervención estatal, cuanto por el impacto sobre distintos sectores de la economía. Entre los exportadores y productores existe una presión sobre el Estado por devaluar, siendo el argumento la pérdida de competitividad respecto de la devaluación del 2002. En materia fiscal son crecientes las dificultades de las provincias para sostener el nivel del gasto y el fisco nacional salió a financiar la deuda de las provincias, con un saldo fiscal aún positivo, pero criticado por lo regresivo, ya que el IVA sigue siendo la principal fuente de ingresos del Estado y para el caso de las ganancias, curiosamente es creciente el aporte de los trabajadores por descuentos que se realizan sobre los nominales aumentos de salarios, que pierden capacidad de compra ante el avance de los precios. La inflación constituye un serio problema, no reconocido por los índices oficiales, aunque avalados con ajustes de los mínimos salariales y de las jubilaciones, tanto como la habilitación a recurrentes renegociaciones salariales en diversas ramas de la economía y en el propio programa monetario.

Todo lo comentado merece ser profundamente analizado, pues no alcanza con crecer, sino que aparece necesaria la discusión sobre que se produce y para quién se produce. Es una premisa necesaria para sustentar un debate sobre la distribución del ingreso, pues de lo contrario, el actual modelo productivo mantiene las claves del orden económico construido en la última década y que favorece a una cúpula cada vez más concentrada y extranjerizada, profundizando niveles de ausencia de equidad que potencia la crisis mundial.

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