La economía y la política en la manipulación mediática

Economía y Política marchan en conjunto, son inescindibles. Es lo que sostengo desde la enseñanza hace más de tres décadas y que la vida devuelve cotidianamente.
La desaparición forzada de Santiago Maldonado es un hecho político, de represión y violencia estatal para sostener una estrategia económica de larga data, asociada a la propiedad extranjera en la Patagonia desde los tiempos del genocidio indígena en la campaña de aniquilación comandada por el Estado y s ejercito a fines del Siglo XIX. Las 900.000 hectáreas de Benetton suponen intereses económicos enfrentados a la demanda territorial de los pueblos originarios y el Estado capitalista actúa políticamente en consecuencia con el sostenimiento de una estrategia más que centenaria de consolidación de un capitalismo subordinado a la lógica mundial de acumulación desde “La Compañía” en el Siglo XIX hasta la trasnacional textil de origen italiana que actúa en este Siglo XXI.
Hay manipulación ideológica en los principales medios de información y comunicación desde un relato histórico legitimador del accionar de las clases dominantes, donde los pueblos originarios constituyen el “otro” a desplazar, vencer y disciplinar para apropiar territorios a la lógica de explotación, para el caso, las ovejas, la lana y la producción textil transnacional, aunque no solo, sino también las riquezas diversas contenidas en el suelo argentino y que definen el modelo productivo y de desarrollo del capitalismo contemporáneo en la Argentina actual
Manipulación relativa al consenso electoral
Hay manipulación informativa con relación al consenso electoral también, más allá del recuento definitivo en la Provincia de Buenos Aires. El gobierno y la prensa hegemónica descuentan el triunfo electoral del oficialismo en los próximos comicios de octubre y actúan para la generación de acuerdos ideológicos en la sociedad sobre las políticas de ajuste y reestructuración regresiva que el poder económico demanda aplicar en el país, sean la reforma laboral, previsional, impositiva, y más allá en lo educativo y lo penal para disminuir la edad de imputación a menores.
Aun siendo Cambiemos una primera minoría nacional, con algo así como el 35/37% de consenso electoral, en crecimiento respecto del piso del inicio en diciembre del 2015, la euforia triunfalista fue el tono en el Consejo de las Américas reunido el pasado 24 y 25 de agosto pasado en Buenos Aires. El Consejo tiene una larga trayectoria de “lobby” empresarial para los negocios de empresas estadounidenses con intereses en Argentina, un tema largamente denunciado y explicado por intelectuales como Jaime Fuchs, especialmente como promotores del terrorismo de Estado y principales beneficiarios de su accionar económico y político.
El vocero en el cónclave de la dependencia fue el Jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, y el Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que en busca de inversores estadounidenses asociaron el crecimiento del consenso electoral con los datos recientes de la evolución del nivel de actividad, que salvo la minería, muestra un recuperación respecto de la fuerte caída del 2016, aun cuando todavía no se recuperan los magros niveles del 2015. La construcción y las finanzas lideran la recuperación, asociado a la obra pública y el amanecer de los créditos hipotecarios para sectores de medios y altos ingresos.
Claro que en simultáneo tuvieron que disimular el bloqueo estadounidense al ingreso del biodiesel argentino a EEUU. No es un tema menor, cuando la lógica política del gobierno es de amistad y acercamiento al capitalismo mundial, a la apertura de la economía con libre circulación de mercancías, servicios y capitales. La decisión soberana de EEUU pone de manifiesto que existen los intereses nacionales de las empresas estadounidenses que pierden ante la competencia de la productividad en la Argentina. El Estado de EEUU no duda en interponer obstáculos a cualquier demanda externa en contradicción con sus propios intereses locales. Es un negocio de 1.250 millones de dólares, incluso por mucho menos, durante años se obstaculizó el negocio de los limones ante la presión de productores de EEUU.
Vale destacar que no alcanza con la amistad personal de Macri con Trump, o la subordinación política de un país dependiente como la Argentina a la potencia imperialista hegemónica en el ámbito mundial para que de allí se deriven complementariedades económicas. No solo EEUU es competidor de Argentina en términos de especialización productiva, por caso, ambos principales productores mundiales de soja, sino que ellos ejercen la dominación tecnológica, financiera y económica desde los mecanismos de fijación de los precios internacionales de las comodities.
Existen las amistosas relaciones “políticas” entre los gobiernos de EEUU y Argentina, y pasó hace pocos días por el país el Vice Presidente de Trump, Mike Pence, y se informó a la sociedad de acuerdos para mejorar las relaciones “económicas” bilaterales. La realidad política y económica es más dura que las buenas y cordiales relaciones. No es creíble que Mike Pence no estuviera al tanto de los que se procesaba en el Departamento de Comercio de su país contra los intereses de los productores y exportadores de combustible, muchos de ellos asociados con empresas estadounidenses.
Los intereses económicos tienen correlato en la política a favor de la dominación mundial, como una lógica histórica de la supremacía asociada a la más elevada composición orgánica del capital concentrado.
El gobierno manipula información, ya que alude al crecimiento de la economía, que proyecta por encima del 3% para el 2017, y escamotea el crecimiento del déficit comercial en el primer semestre del 2017 con los principales “socios” de la Argentina, sean Brasil, China o EEUU, ahora agravado con la restricción a las exportaciones de estos combustibles derivados del agro negocio para la energía.
Los trabajadores y las trabajadoras como el “otro” a disciplinar
Durante siglos el “otro” fue el indígena originario, sobre el que se pretendía subordinar como dócil fuerza de trabajo barata para las compañías extranjeras con pretensión de incorporar a la Patagonia al ciclo de acumulación mundial de capitales. Antes había ocurrido con la colonización integral del territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata y previamente con todo el territorio denominado América (los más de 500 años).
El propósito del capital fue subordinar al “otro” originario como fuerza de trabajo, pre condición necesaria para la instauración de la relación entre el capital y el trabajo. Ante las limitaciones del proceso, en la Argentina el “tema” se solucionó con inmigración, similar al proceso estadounidense, logrado con aportes de población que incorporó fuerza de trabajo pero también y más allá de lo requerido y pensado “cultura proletaria de organización y lucha”. No se trata de historiar acá la lucha por la disciplina del movimiento obrero en EEUU y en Argentina, pero esa es la síntesis del objetivo de las clases dominantes de allá y de acá.
Para el caso local, la disciplina de la fuerza laboral se desplegó con inusitada violencia desde 1975/76, acompañadas de sucesivos intentos de reformas laborales regresivas en tiempos constitucionales, matizados con despliegues represivos contenidos por la organización y lucha del movimiento obrero. Con el gobierno Macri, el tema es estratégico y demanda la baja del costo laboral a costa de modificar regresivamente convenios colectivos de trabajo, lo que se pretende realizar por sector, al estilo de los acuerdos con los petroleros patagónicos, los del sector automotor o ciertos ámbitos del Estado. En ese camino se apunta a finalizar con una reforma legal negociado en el Parlamento, la que se favorecería con el aumento de la capacidad negociadora del gobierno en el Congreso.
Esa es la razón para que desde el gobierno se busque manipular la información de una masiva protesta social del 22/08 convocada por la CGT y acompañada por las CTAs y variados movimientos sociales con demandas relativas al ingreso salarial, popular y previsional, junto a la defensa de derechos sociales y sindicales. Se manipula sesgando las imágenes de la masiva movilización, evidenciando problemas muy serios del modelo sindical hegemónico en la Argentina e instalar la crítica al orden sindical desde la óptica del poder y consensuar la necesidad de abatir derechos largamente conquistados por el movimiento obrero en su historia. Todo en lógica con la necesidad de lograr la competitividad para las inversiones en el país.
Claro que esa manipulación es posible por la fuerte iniciativa política e ideológica del poder económico y del gobierno de Cambiemos, junto a los límites por hacer visible en la sociedad el nuevo modelo sindical y de organización territorial de las trabajadoras y los trabajadores que animó la construcción originaria de la CTA, en tanto proyecto estratégico de la clase obrera ante los cambios del capitalismo operados a fines del siglo pasado y que hoy se profundizan.
Es una necesidad discutir la “otredad”, antes el indígena originario, ahora del trabajador o la trabajadora, todo en aras del capital y el capitalismo, para pensar en la “alteridad” de otro modelo de producción y de desarrollo, que suponga la transición del objetivo por la maximización de las ganancias a la satisfacción de necesidades.
Buenos Aires, 26 de agosto de 2017


A propósito de los 20 años de crecimiento que augura Dujovne

En largo reportaje en suplemento de Economía de La Nación[1] del domingo 20/08, el Ministro de Hacienda de la Argentina Nicolás Dujovne destila optimismo para el presente año, con pronóstico de 3% de crecimiento del PBI en un marco de próximos 20 años de expansión del Producto.
Claro que solo remite a datos y relaciones cuantitativas y nada sobe el modelo de producción y de desarrollo, salvo lo atinente a que el consumo crecerá al 2,7% es decir, menos que el PBI. Bueno sería discutir la calidad del crecimiento, ya que en sí mismo eso no supone mejores condiciones generales de vida y mucho menos, cuidado del medio ambiente.
La nota incluye párrafos relativos a las reformas laborales, previsionales y tributarias, tratadas en clave política para el debate futuro, en la confianza de mayores consensos a lograr en las elecciones de octubre.
Queda claro cuando dice que la reforma impositiva está en carpeta, pero que debe discutirse luego de octubre, para no evidenciar ahora oposiciones electorales que pueden contradecir con la lógica del poder ejecutivo. Lo que señala es que son variados los acuerdos con sectores de la oposición que el tiempo electoral escamotea.
Lo mismo ocurre en materia laboral y previsional, donde enuncia se trabajarán consensos, de lo contrario, la negativa es el horizonte de los planes oficialistas, por lo que se impone el cambio gradual, en respuesta a los cruzados que demandan ajuste inmediato y sin anestesia, adentro y afuera del gobierno.
Inversiones
Es la inversión la gran apuesta, insistiendo en un discurso desde el inicio de la gestión en diciembre del 2015. Se alude a un objetivo del 20% de inversión sobre el PBI, cuando la meta de corto plazo es en torno del 15%, señalando los problemas para constituir el punto de partida de la reproducción del capital.
Sabemos que el PBI es el resultado del consumo más la inversión,  más/menos el saldo comercial. Si el consumo no es lo que dinamiza, con saldo comercial negativo, y no existen inversores locales, ni privados, ni el sector público, y hasta ahora, aparece evasiva la oferta global de inversores, no queda claro por donde vendrán esas inversiones, salvo que se ofrezcan altas rentas sustentadas en regresivas reformas para bajar el costo de producción.
Resulta interesante cuando se enuncia el crecimiento en la “importación de bienes de capital, máquinas y equipo local”, que si bien incide en la cuenta de inversión, al mismo tiempo y sin decirlo descubre la dependencia del crecimiento fabril en la Argentina.
La dependencia de insumos estratégicos externos es una de las claves de la histórica subordinación, sobre la que nada se dice, ya que todo remite a la cuantificación del crecimiento, más allá de quienes sean los promotores y beneficiarios.
Todo apunta, según Dujovne, en el papel de la inversión para infraestructura y la dinámica del sector privado. Es una clara apuesta a la lógica de producción y reproducción del ciclo del capital, que como tal, demanda rentabilidad elevada en un momento donde los capitales buscan seguridad en territorios del capitalismo desarrollado.
Modelo productivo y de desarrollo
La única mención al modelo productivo es cuando razona la baja captura de votos oficialistas en el conurbano bonaerense, donde no predomina  “la actividad productiva más alineada al agro” y si donde existe “un entramado industrial muy afectado por la recesión brasileña”.
Queda claro que el motor de la economía en Argentina es el agro negocio, algo que se deduce de esas reflexiones y que la política industrial remite a transnacionales modernas en contra del mayoritario viejo aparato industrial no competitivo y subordinado a la lógica del mercado local desestimulado y mundial recesivo.
Al comentar el conurbano se alude al “marketing naranja” de Scioli y al narcotráfico, como si este no fuera un producto destacado del capitalismo contemporáneo, aun bajo gobierno Macri. Como era de esperar, el Ministro promete que en el conurbano el “consumo pronto llegará”.
Las afirmaciones del responsable de Hacienda apuntan a la disminución del déficit fiscal, retrayendo el gasto público y no discutiendo el endeudamiento y su costo, que señala su reducción recién para el 2020, bajo una ralentización de la relación entre la deuda pública y el PBI.
Es toda una confesión del creciente endeudamiento público para los próximos años, más allá del fin del mandato 2015/19, batiendo récords respecto de la dictadura genocida y de los años 90, del menemismo y la Alianza que nos llevara al default del 2001.
La promesa final es que “Si crecemos 20 años al 3% anual, vamos a duplicar los ingresos y vivir en un país mejor”. No sean ansiosos y sepan esperar, algo desgranará de beneficios hoy concentrados.
En rigor, ni una sola mención a los impactos ambientales del modelo del agro negocio; la mega minería a cielo abierto;  del crecimiento fabril de armaduría orientado a las exportaciones; o de predominio de la banca transnacional y el flujo externos de capitales; ni que hablar de la dependencia tecnológica y productiva, como del ingreso de capitales externos.
Todo se reduce a crecer, de cualquier manera y así “al derrame”, un viejo discurso en el país y en el mundo que nunca se verificó ni se verificará.
Ausencia de lo necesario
Junto a la discusión de lo existente y el futuro auspicioso del Ministro, se necesita un debate en profundidad de las transiciones del actual modelo a uno nuevo que tenga por objetivos satisfacer las necesidades alimentarias de la población, y de todo aquello que resuelve nuestra cotidianeidad en materia de vestimenta, vivienda, transporte, salud, educación, recreación y cualquiera de las esferas que apuntan a satisfacer demandas sociales esenciales en este tiempo histórico.
Hace falta discutir como desarmar lo que existe para construir lo necesario, en clave de interrogantes sobre cómo salir de la sojización transgénica hacia una recuperación de la producción diversa en el agro, que atienda las necesidades de alimentos en el marco de una política de soberanía alimentaria. Interrogante válido para discutir el proyecto energético desde la soberanía y el derecho a la energía, o de las finanzas, aún bajo la legislación de 1977 diseñada al inicio de la dictadura genocida.
Necesitamos un debate de ideas que dispute consenso y conciencia en la sociedad sobre otro modelo productivo y de desarrollo, con la mira colocada en la satisfacción de necesidades sociales junto al cuidado y respeto del medio ambiente.
Somos conscientes que son definiciones que confrontan con el poder económico, beneficiario de las condiciones de funcionamiento actual d ela economía y que difumina, vía medios de información masivos y diferentes mecanismos ideológicos la naturalización y conveniencia de las políticas sostenidas por el ministro de Hacienda y el conjunto del gobierno Macri.
Movilizaciones como la convocada desde las tres Centrales Sindicales del 22/8 son parte de una respuesta que tiene que extenderse en masividad y conciencia para disputar el sentido común de lo deseable en materia de política económica.
Buenos Aires, 20 de agosto de 2017



[1] Nicolás Dujovne: "Se vienen 20 años de crecimiento para la Argentina" En: http://www.lanacion.com.ar/2054701-nicolas-dujovne-se-vienen-20-anos-de-crecimiento-para-la-argentina (consultado el 20/08/2017)

La política en Argentina entre las PASO y Octubre

Las elecciones son procesos de masas que manifiestan en una foto el sentir político de la población.
Una primera conclusión es que el ausentismo es relativamente bajo o estacionario, sin constituir un dato relevante. En general, la población se manifiesta mediante el voto y los encuestadores, periodistas u opinólogos fueron sorprendidos en el recuento de votos, que confirmó la polarización con matices en todos los territorios entre “macrismo” y kirchnerismo”.
Ya dijimos alguna vez que macrismo y kirchnerismo eran las novedades políticas en la Argentina en este nuevo siglo y no termina de consolidarse un rumbo hacia la derechización social como algunos sostienen, ya que todavía existe un voto de inspiración negativa, el voto “contra”, que no define una posición o clara orientación. En la elección bonaerense sigue pesando el voto “anti Cristina”, que como en otras ocasiones aspiró las expectativas de una tercera vía.
Estas elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) fungen como ordenadora hacia la elección de medio término del 22/10, donde se elige la composición del Parlamento para el ciclo que empieza en diciembre del 2017 y culmina en diciembre del 2019, ya con un nuevo periodo presidencial entre 2019 y 2023. Hay que ver todavía como se construye el consenso para el nuevo Parlamento que surja en la elección de Octubre. En ese sentido y con la foto actual, el macrismo en su conjunto crece en parlamentarios y el kirchnerismo, como segunda fuerza mantendría la cantidad de legisladores. Continúan así siendo la base de la disputa política en la coyuntura y expresan diferentes proyectos de gestión del capitalismo local.
No hay claridad en la hegemonía del sistema, con un 36/37% del macrismo; un 19/20% del kirchnerismo; un 17/18% de otras fuerzas que remiten al peronismo. El peronismo, como arco diverso inspira aún fragmentado una primera minoría de simpatías políticas. En el conjunto referido estamos hablando del 70% de las opciones electorales. El otro 30% se divide en variadas fuerzas en las que destaca la mayoría de votos del FIT en torno al 4/5%.
Crisis política
Con base en esos datos, una primera reflexión remite a una disputa por el gobierno del capitalismo en la Argentina y que incluso puede expresarse como bipolaridad entre el macrismo y el kircherismo/peronismo. Es un horizonte en disputa hacia el 2019 y todo pareciera no resolverse a favor del kirchnerismo si no avanza en audaces reflexiones y alianzas más abarcativas.
Por un lado, la primera minoría intenta construir una nueva fuerza política más allá de la tradición peronista y radical, aun cuando hay apoyo mayoritario de la UCR, e incluso de sectores del peronismo. Es la primera vez, que con éxito, la derecha disputa consenso electoral para constituirse en mayoría. Por otro lado el kirchnerismo y la potencialidad de alianza con otros sectores del peronismo y más allá.
Es por este lado que se puede avizorar la crisis de las representaciones políticas tradicionales: el peronismo y el radicalismo, aunque no solo de ellos y la emergencia de nuevas representaciones de poder político en la Argentina. Es lo que definimos como crisis política.
Pero también se puede aludir a una crisis por izquierda, de alternativas, con importante fragmentación de propuestas que no alcanzan el mínimo 1,5% exigido por la legislación electoral, e incluso los sectores mejor posicionados como el FIT, que aspiran al 5% del electorado total, con resultados destacados en algunos distritos, caso Jujuy con el 13% o Mendoza cercano al 9%.
En términos electorales gana el macrismo que reitera su dominio en Capital y adiciona otros distritos importantes y cuando menos empata o pierde por poco en Provincia de Buenos Aires, lo que supone un avance respecto de la imagen instalada previamente. No es menor para el oficialismo nacional mejorar la fuerza parlamentaria, entendida como consenso electoral social para sus objetivos de ajuste y reestructuración regresiva, con reforma laboral y previsional en agenda y una lectura para ofrecer a inversores externos sobre acompañamiento de la sociedad respecto de un clima favorable a los negocios y los inversores. Solo no podrá y como en 2016 necesita de pactos y alianzas para hacer aprobar la agenda regresiva contra los de abajo.
Aun así, está muy lejana la situación mundial para ser auspiciosos sobre el desembarco de inversores reales más allá de las visitas de apoyo ideológico y político como la 11° reunión ministerial de la OMC en diciembre próximo, o la coordinación del G20 para el 2018 y un cónclave mundial en noviembre del año entrante. Argentina es destino marginal de inversiones en la región latinoamericana y caribeña, tal como informó recientemente la CEPAL al evaluar el estado de las Inversiones Externas Directas en la región. Es por eso que el gobierno aprovechará el respaldo electoral para profundizar el ajuste y la reestructuración regresiva, procesos tendenciales iniciados en la dictadura y potenciados en los 90´.
Pensar y discutir la alternativa
Una reflexión especial merece la situación de la izquierda y del movimiento popular en general para organizar fuerza política y social en condiciones de disputar consenso para una transformación profunda de la sociedad. Algunas propuestas políticas que no llegan a superar el mínimo de las PASO, e incluso otras que si lo pasan por poco y no necesariamente podrán acceder al Parlamento necesitan discutir las condiciones de acumulación de poder popular necesarias para la disputa electoral. No muy distinto es el razonamiento para aquellos que acceden a minorías parlamentarias con escasa densidad política en la sociedad.
¿Cuánta densidad social y política se requiere para obtener mayoría parlamentarias que disputen poder? Es un interrogante interesante que nos sirve para analizar más allá de la realidad nacional y pensar en los 18 años de triunfos electorales en Venezuela, o los procesos de Bolivia y Ecuador de la última década. La estrategia del cambio social está en discusión luego de la ola revolucionaria de los 60/70, donde se mantiene la vigencia del proceso cubano y las duras disputas ante la agresión del imperialismo y las clases dominantes, especialmente en Venezuela. Los mecanismos políticos, sociales, económicos, culturales de acumulación popular ensayados en estos 50/60 años están también en discusión.
No solo hay crisis política en el sistema de dominación, sino también en la perspectiva de la construcción de alternativa, lo que constituye un gran desafío para el movimiento popular.
En este sentido no hay atajos y se requiere una profunda reflexión sobre la crítica de la realidad, no solo de la iniciativa del poder, sino de las alternativas en construcción. El capitalismo en crisis se recrea a pasos acelerados y agiganta la ofensiva del capital contra el trabajo, la naturaleza y la sociedad, convocando a una mirada sobre los cambios en las relaciones sociales de producción y organizar una respuesta para la emancipación social propia de nuestro tiempo.
Alguna vez dijimos que era tiempo de barajar y dar de nuevo, cada quien desde lo propio construido y pensar en diversas articulaciones, en primer lugar del movimiento obrero, por su especificidad y tradición histórica en la Argentina, pero junto a ello en todos los ámbitos de agrupamiento del movimiento popular. Hacen falta nuevas formas de organización y movilización para conformar una estrategia de poder de la mayoría popular.
La política no es solo el ámbito electoral, sino la cotidianeidad, no solo las movilizaciones y la calle, sino la construcción cotidiana que anticipa la sociedad del futuro. Esa es la asignatura pendiente y el desafío de la época.

Buenos Aires, 14 de agosto de 2017

Turbulencias económicas mundiales que alejan soluciones pensadas en radicación de inversiones externas

Mientras en la Argentina se vive el clima preelectoral de las “primarias abiertas simultaneas y obligatorias” (PASO) del 13/8 hacia la elección del 22/10 próximo, donde se definen las mayorías parlamentarias, las de medio turno de la gestión Macri, en el mundo se transitan nuevos fenómenos que debieran analizarse con atención ya que impactan en nuestra cotidianeidad.
Por un lado se destacan las desvalorizaciones bursátiles y variabilidad de localizaciones de las inversiones especulativas ante el temor de una escalada de guerra entre EEUU y Corea del Norte.
El dinero mundial fluye hacia destinos seguros, caso de EEUU, y pronostica que cualquier país que pretenda atraer capitales excedentes tendrá que profundizar la pérdida de soberanía, la cesión de derechos y asegurar grandes beneficios, al estilo de las altas tasas de interés que ofrecen las autoridades monetarias de la Argentina.
No solo se mantienen elevadas al 26,25% la tasa de interés, sino que se negocian por encima cerca del 29% en el mercado secundario y las necesidades de renovar LEBAC por más de 530.000 millones de pesos para la próxima semana pueden motivar nuevas subas de tasas, situación onerosa a cargo de finanzas que son públicas. El capitalismo en Argentina es funcional a la demanda mundial por rentabilidades extraordinarias.
En simultáneo y como proceso más estructural, el capitalismo desarrollado, aun con dificultades emanadas desde la crisis mundial del 2007/09, capta inversiones productivas para nuevos desarrollos tecnológicos en comunicaciones, energía y producción sustentada en la digitalización, alejado de aquel cercano tiempo relativo al boom de las materias primas.
China es un caso especial, ya que junto a las tendencias globales sobre inversiones en nuevas tecnologías, mantiene el interés por la región y sus recursos naturales asentado en sus deficiencias estructurales de acceso a materias primas en su propio territorio.
Resulta casi imposible insertar el debate local electoral en este marco de coyuntura mundial, ya que la preocupación económica no se concentra en el debate sobre el modelo productivo del país y su inserción mundial, sea para adecuarlo a las tendencias hegemónicas o para contrarrestarlo hacia una perspectiva alternativa.
Esto último, la alternativa, requeriría una discusión que trasciende lo local y se proyecte como debate regional de articulación productiva y económica, tal como se esbozó en propuestas inconclusas de años recientes, al estilo de la Nueva Arquitectura Financiera, o proyectos de asociación en la producción de alimentos o energía.
Inversiones, crecimiento, distribución del ingreso y alternativa
En la lógica del gobierno solo se esperan inversiones externas, que como demuestra el informe de la CEPAL, son esquivas para la región y marginales para la Argentina.[1] Mientras, reemplaza inversiones por préstamos, hasta que se materialicen aquellas y como sabemos, el endeudamiento externo  hipoteca el futuro del país.
Dice el Informe de CEPAL que las inversiones en América Latina y el Caribe vienen cayendo desde el máximo logrado en 2011 por 207.000 millones de dólares a los 167.000 millones en 2016; y Argentina es receptora apenas del 3% del total de inversiones externas radicadas en la región, muy lejos del 47% de Brasil y detrás del 19% de México, el 8% de Colombia, el 7% de Chile, el 4% de Perú y el 3% de Panamá.[2]
Agrega el estudio que existen tendencias de los capitales globales que migran hacia los principales países del capitalismo desarrollado y que no hay perspectivas de repetir el ciclo de expansión asentado en inversiones en recursos naturales para la exportación de la década pasada. Eso no quiere decir que la región modificará su papel subordinado como proveedor de esos bienes comunes, especialmente el litio, los hidrocarburos, los minerales, el agua y todo lo producido por la tierra. La primarización exportadora es un problema estructural de la región, confirmado en los últimos años.
Algunos de los discursos electorales críticos en la Argentina incluyen referencias a las promesas incumplidas por errores de gestión y desde allí piden pista para hacerse cargo del gobierno sin modificar la orientación ideológica programática orientada hacia el mercado y la apertura liberalizadora. Desde ese lugar se presentan como eficientes administradores de un programa de derecha, aun sin ser candidatos, tal como pontifica Martín Redrado respecto de la política monetaria.[3] Son los que disputan el gobierno en la nueva etapa que imagina la hegemonía mundial para la región, contra el modelo de cambio político reciente y que se ejemplifica en la continuidad de Venezuela o Bolivia en asociación con Cuba.
Otros discursos electorales incluyen críticas a la ortodoxia monetarista, especialmente del BCRA, aun cuando éste, a contramano del discurso de “no intervención estatal” decidió vender 1.600 millones de dólares en las últimas 2 semanas para contener la cotización del dólar en torno a los 18 pesos. No se trata de intervenir o no intervenir, sino, discutir en beneficio de quién se interviene. Es que más allá de la ideología liberal, predominante en el Gobierno de Macri, pesa la consideración de los políticos en el gobierno. Es el caso de la Gobernadora Vidal que intenta no perder la consulta de las PASO y presiona con medidas heterodoxas. A modo de ejemplo se puede mencionar la inducción al Banco Provincial para distribuir excedente vía descuentos acordados con cadenas comerciales, o la presión ejercida a la ortodoxia en materia de la política monetaria para contener la disparada del dólar, ya que habría impacto en los precios y un descontento social generalizado.
Se escuchan también críticas a la distribución regresiva del ingreso y a la desigualdad alimentada con mayor concentración y un crecimiento de la producción y el consumo orientado a sectores de elevados ingresos, mientras decae el consumo popular. Todo agravado con una inflación sostenida, que alcanza ya al 13,8% acumulado entre enero y julio, y que el propio BCRA pronostica en 22% para el año[4], muy lejos de las metas del 17%.
Los debates son diversos y no siempre claros en función de la lógica hegemónica en los medios de comunicación, favorable a sostener la programática liberalizadora y orientada al mercado.
Por eso y más allá del análisis que surja del resultado en las PASO del próximo domingo, interesa habilitar un debate crítico sobre los límites que ofrece continuar una lógica subordinada a las tendencias del capital mundial y proponerse una agenda basada en construir otra lógica para la producción y la satisfacción de las necesidades sociales.
Córdoba, 11 de agosto de 2017



[1] CEPAL. La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2017. Documento informativo. En: http://www.cepal.org/es/publicaciones/42023-la-inversion-extranjera-directa-america-latina-caribe-2017-documento-informativo (consultado el 11/08/2017)
[2] Alicia Bárcena. Presentación del Informe sobre IED de la CEPAL. En: http://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/170810_presentacion_informe_ied_2017_final_0.pdf (consultado el 11/08/2017)
[3] Martín Redrado. Una política cambiaria sin convicciones. Ámbito Financiero del 11/08/17, en: http://www.ambito.com/893287-una-politica-cambiaria-sin-convicciones
[4] BCRA. Inflación esperada REM 2/8/17, en: http://www.bcra.gov.ar/  (consultado el 11/08/2017)

Hay que leer con atención los datos del crecimiento económico

Estamos en tiempos electorales y hay preocupación en el oficialismo, tanto como en la oposición por la evolución de la economía y el impacto sobre la población.
Por lo que desde el gobierno se escucha el argumento de que “vamos bien, creciendo, aun cuando eso no lo sienta toda la sociedad”. Algo así como “esperen, no sean ansiosos, ya les llegarán a Uds. también los brotes verdes”, mientras, el verde que crece es el dólar y su impacto se sentirá en el nivel de precios, con una inflación para el mes de Julio que superará al 2%, ya muy lejos de la meta del 17%.
Quién sabe a cuánto ascenderá la inflación para todo el año, y claro, el gobierno insistirá que será menor que el año pasado. La realidad es que no pueden dominar a los que tienen capacidad de aumentar los precios y éstos afectan a los sectores con menores ingresos.
Ciertos sectores de la oposición imaginan que el impacto económico será razón suficiente para un castigo electoral, subestimando razones ideológicas, políticas y culturales en la decisión del voto.
Más aún, en la posibilidad de construir alternativa integral que instale una conciencia por el cambio social en la Argentina, algo que por cierto trasciende la lógica nacional y se proyecta como un problema de época.
Hay que sacarle punta al lápiz y analizar adecuadamente los datos oficiales, y en ese sentido poder leer que el INDEC señala un crecimiento del 6,6% para el sector industrial entre junio y mayo del 2017, pero aclara que la comparación enero a junio del 2017 al 2016 es 0%.[1] Vale recordar que para junio del 2016 el registro había sido -6,4%, por lo que ahora creció lo que hace un año había bajado.
Importa la industria por ser el responsable en la historia reciente de combate al desempleo. Lo sigue siendo y es precisamente el punto débil del crecimiento del empleo. La industria explicó buena parte de la superación de la crisis 2001 y 2002 y la recesión de los últimos tiempos, es principalmente fabril.
Para la industria de la alimentación los datos que aporta el INDEC señala un 3,2% de crecimiento de junio contra mayo, pero negativa (+0,6%) si se compara el primer semestre del 2017 contra el mismo periodo del 2016.
En el caso textil, que involucra a innumerables pequeñas y medianas empresas diseminadas en el país, los datos son negativos en los dos guarismos de comparación, -4,4% mes contra mes y -14,4% contra primer semestre.
Para la industria del papel es 3,5% y -4,0%. La situación es similar en el conjunto del sector manufacturero, aun cuando destaca la industria automotriz con una expansión del 15,9% entre junio y mayo y del 6,4% entre enero y junio del 2017 respecto del mismo periodo 2016.
Resulta de interés analizar este crecimiento industrial, sesgado, donde destaca la mayor producción de automotores, destinados a un consumo de medios y altos ingresos, además de estar orientados al mercado mundial. Un 50% de la producción local de automotores es comprada en Brasil.
Producción, consumo, empleo, recaudación
Agreguemos además, que se registra un fuerte crecimiento del consumo de autos 0km, siendo el 70% de ellos importados, confirmando que la política económica de la Argentina favorece la producción en el exterior, que para el caso automotor es Brasil, o sus terminales automotrices, el principal beneficiario.
La producción debe asociarse al consumo y lo que aparece en la Argentina es una recuperación del consumo de los sectores de medios y altos ingresos.
No solo se consume automotores, sino también construcciones. Estas últimas, muy vinculadas a una reactivación del crédito hipotecario que favorece la solución habitacional de sectores de medios y altos ingresos, de trabajadores/as registrados/as, que vinculan su ingreso y capacidad de ahorro previa, propia o de la familia para acceder a la vivienda propia con hipotecas a 30 o más años.
Como contrapartida, la realidad muestra una caída del consumo popular, muy asociado a la tendencia aun negativa de la evolución del sector alimentario o textil, parte principal del destino de los escasos recursos de la mayoría social de bajos ingresos.
Lo comentado sobre la producción y el consumo es asimilable a lo que ocurre con el empleo, donde el Ministerio de Trabajo informa de un crecimiento del empleo, que incluye una ampliación del trabajo por cuenta propia y el “emprendedurismo”. Ello ocurre en simultáneo con una baja del empleo industrial, consistente con el análisis que revela las dificultades para superar la larga recesión del sector manufacturero en la Argentina.
Al mismo tiempo que algunas empresas registran nuevos trabajadores, son variados los conflictos que se visibilizan por despidos o presiones por la tercerización o relocalización empresaria, al estilo de PEPSICO.
Son empresas que sin mostrar problemas de producción, o económicos, planifican la reducción de costos con cesantías, relocalizaciones y búsqueda de personal con menos edad, experiencia y conciencia sindical. Todo para mejorar la rentabilidad.
Hay quienes sostienen que “tienen derecho” para hacerlo y sí, está asociado  a la impunidad de las Empresas para privilegiar la ganancia por sobre el empleo.
La recaudación record que enuncia la AFIP es parte de lo mismo que sostenemos, ya que la mejora de ingresos tributarios proviene en principio del IVA, asociado a los consumos de sectores de medios y altos ingresos. El IVA sigue siendo la principal fuente de recaudación impositiva, agravando el carácter regresivo del financiamiento tributario del Estado.
El impuesto a los bienes personales explica también el record de recaudación, asociado al blanqueo realizado el año pasado, con exteriorización de activos en el exterior. Ganancias explica también la mejora de ingresos tributarios, recordando que aún tiene importancia el aporte de los trabajadores, contribuyendo a la regresividad en general del régimen impositivo en el país.
Objetivos y resultados de la política económica
Sea por la producción o el consumo, el empleo o la recaudación tributaria, queda claro que los datos deben ser analizados con sumo cuidado y concluir que son el resultado de una política económica que favorece a los sectores más enriquecidos de la sociedad argentina.
Pero sii quedara alguna duda, la explicitación de las declaraciones juradas del Presidente y su equipo ministerial, señalan que estamos ante un gobierno de millonarios que aplican en la función pública la misma lógica que les favoreció su enriquecimiento.
Buenos Aires, 5 de agosto de 2017



[1] INDEC. Informe sobre Industria manufacturera vol. 1 nº 17. Estimador Mensual Industrial. Junio de 2017. En: http://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/emi_07_17.pdf