La crisis no es griega, europea o china, es mundial

En un mes, entre mediados de junio y julio cayó un 30% la valorización bursátil en Shanghái, una de las ciudades emblemáticas de la expansión económica de China, y en un año su deuda creció de manera exponencial.
Hasta ahora, solo se escuchaba hablar del crecimiento económico en China, especialmente desde el inicio de la modernización de su modelo económico desde 1978. Las llamadas tasas chinas, del 10% anual o más, así lo verificaban.
En el último tiempo se habló de desaceleración, con tasas del 7%, muy superior a la evolución de cualquier economía nacional, de países desarrollados, emergentes o atrasados. El interrogante es si bajo las nuevas condiciones de crisis evidente esto seguirá así, e incluso afectará la tasa de crecimiento y con ello al sistema mundial en una nueva espiral recesiva.
Vale el interrogante entre nosotros, por ser China uno de los principales compradores de la Argentina y un nuevo proveedor de fondos por inversiones externas o préstamos negados por el sistema mundial. Es una situación bastante generalizada en la región latinoamericana y caribeña, por lo que la situación se incluye en la agenda de preocupaciones de los gobiernos y los pueblos en esta parte del mundo.
El éxito del modelo escondía que junto al crecimiento se consolidaban todas las formas de las relaciones capitalistas, entre ellas el trabajo asalariado estimulado por inversiones externas difundidas por las transnacionales de todo tipo, sustentadas en el aliento del Estado.
Las relaciones capitalistas, el dinero, el Estado y la deuda
Ello suponía una inserción de China en la economía mundial, como gran productor fabril y gestor de una fabulosa masa de dinero, usada principalmente para sostener el déficit estadounidense, convirtiendo a China en el principal acreedor del mayor Estado capitalista, de una deuda pública gigantesca, la más grande del mundo.
Con esas relaciones de producción, distribución, cambio y consumo se consolidó un tipo de desarrollo sustentado en la expansión del consumismo interno y la exportación, favoreciendo el despliegue de un sistema de crédito e inversión especulativa en mercados diversos, especialmente alentando la burbuja inmobiliaria y el crédito personal y empresarial local.
La intervención estatal tuvo ese propósito, la de estimular la expansión de las relaciones mercantiles y monetarias capitalistas.
Parecía que el gigante asiático, ascendiendo en el podio de la producción y la economía mundial quedaba afuera de la crisis mundial del capitalismo.
De hecho, China disputa la primacía de la producción mundial con EEUU y algunos se anticipaban a predecir el surgimiento de una nueva potencia hegemónica en el sistema mundial, replicando otras previas transiciones en la historia del orden capitalista.
Parece que no, que la burbuja especulativa tiene ahora su trayecto en China, con un Estado con capacidad de intervenir muy fuerte desde sus tenencias por 4 billones de dólares de reservas internacionales. Es lo que genera incertidumbre y expectativas de control de los desastrosos efectos de toda crisis, especialmente entre los sectores más vulnerables.
El Estado estadounidense tiene para actuar sobre la crisis el poder del monopolio de la emisión de dólares. China lo hace desde el poder de la tenencia de activos globales, especialmente estadounidenses y el intento de hacer circular su moneda por todo el mundo, por lo que generaliza acuerdos sustentados en intercambios en monedas locales. El objetivo es la mundialización del yuan, la moneda local de China.
Desde allí y el poder estatal sobre la propiedad de las principales empresas y la gestión de ámbitos de la regulación de la política económica puede intervenir para aletargar los efectos de la inevitable crisis.
Emisión como política anticrisis                                
Una crisis, que, reiteramos, es mundial y se hizo visible en 2007/2008 en Wall Street, el mercado inmobiliario, de valores y de toda la economía de EEUU, transferida al sistema mundial, con escalas y acontecimientos visibles en España, Europa, con Grecia en el centro de las noticias y la agenda actual.
En todos esos países el tema del endeudamiento es clave. Es un mecanismo utilizado para posponer el problema de la crisis e intentar superarla.
EEUU necesita prácticamente todos los años la autorización parlamentaria a los efectos de incrementar su deuda, que es del 100% de su PBI.
Al mismo tiempo, como esa deuda genera intereses que deben cancelarse, el problema fiscal se constituye en problema estructural y año a año, así como crece la deuda, se sostiene un déficit fiscal (mayores egresos que ingresos) que se explica con emisión sin límite, forzando la posibilidad que tiene cada Estado de imponer la circulación de su moneda.
En el caso de EEUU, el Estado obtuvo desde 1945 la prerrogativa de imponer al mundo la circulación y dominación del dólar, aun con la crisis de la convertibilidad de 1971.
Hoy amenaza con la suba de tasas que provoca la caída de las otras monedas y los precios de las materias primas de exportación, generando condiciones para imponer una salida a la crisis capitalista desde los intereses nacionales de la dominación transnacional global. Pretende atrapar a los capitales excedentes del sistema mundial en búsqueda de rentabilidad y seguridad.
Para el caso griego, el Estado está limitado por los compromisos impuestos por el euro-grupo, y el monopolio en la emisión del euro, que algunos quisieron violentar sin éxito, sugiriendo emitir euros virtuales sostenidos para la circulación en el interior de Grecia. Era parte de lo que se llama Plan B en la situación griega e incluso para otros países atrapados en la lógica del euro y la hegemonía ortodoxa de Alemania y su gobierno.
Algo así como los bonos provinciales de la crisis del 2001, las “cuasi monedas” que favorecían el intercambio entre los habitantes de la Argentina, más allá, claro, de quitas y restricciones de sectores privados a la circulación de esos títulos públicos. Fue el mismo argumento usado en los clubes del trueque, con el reconocimiento y validez que la propia sociedad otorgaba a esos medios de pagos, los que también fueron objeto de especulación y fraude. Fueron medios que desaparecieron con el tiempo, pero el Estado y la Sociedad puedo imponerlos, aun transitoriamente como medios de circulación y pago.
La soberanía de los Estados nacionales está puesta en discusión por la crisis actual y sus manifestaciones monetarias, que entre otros, se explica, según CEPAL, como volatilidades monetarias para América Latina, con respuestas coyunturales diferenciales entre los países, algunos devaluando sus monedas y otros posponiendo las medidas con políticas diferenciadas, pero todos desde una lógica de subordinación al dólar o a las monedas de aceptación en el mercado capitalista mundial.
Crisis, hegemonía y alternativa
Por eso es que sostenemos desde hace tiempo que la crisis no es de algunos países que se hacen visibles por ciertas dificultades, hoy Brasil, Grecia o China, sino que el problema está en el capitalismo en su conjunto y por eso, el principal problema que intoxica al sistema mundial son las relaciones sociales capitalistas y el ejercicio del poder mundial desde el principal Estado capitalista: EEUU, que ejerce con la fuerza del dólar, las armas y la simbología del poder cultural la hegemonía mundial.
El problema es que sus recetas impregnan las instituciones que formulan políticas con pretensión universal, la OMC, el FMI, el Banco Mundial, y con ellos se difunden las recetas liberalizadoras en las cumbres y todo protocolo de asistencia a países con problemas. Cuando no funcionan las recetas es siempre responsabilidad de mal aplicación de los poderes locales, nunca del sistema ideológico que promueve esas medidas.
Asumo la dificultad de romper la lógica de la receta del poder dominante para superar la crisis y restablecer la normalidad de la valorización y la acumulación. Ello supone superar el conjunto de valores culturales de la sociedad capitalista, de un modelo de producción sustentado en la explotación y el saqueo junto a una cultura de consumismo estimulado por las cuotas del irresponsable endeudamiento inducido por el sistema financiero y las políticas públicas del capitalismo contemporáneo.
Tenemos el desafío histórico de hacer realidad las propuestas emancipadoras que sucumbieron ante el proyecto de dominación. Como siempre decimos, parece una tarea gigantesca que se inicia desde el debate y la construcción de una práctica social por otro orden social y cultural de cooperación, solidaridad y pensando en la armonía del metabolismo social, lo que supone el respeto a la reproducción de la naturaleza, o sea, la inclusión de la reproducción de la humanidad, su hábitat  la sociedad.

Buenos Aires, 30 de julio de 2015

El rumbo económico en campaña electoral

Estamos en tiempo electoral de renovación presidencial, especialmente luego de finalizada la elección en la Ciudad de Buenos Aires, el distrito en que hace base Mauricio Macri, el candidato que se perfila según encuestadores y medios de comunicación con más chances en la disputa por la presidencia contra el oficialista Daniel Scioli, en un marco de polarización electoral, que limita las opciones democráticas del voto popular y condicionan el sentido de la participación política de la sociedad. Es cierto que también se renueva el Parlamento y eso amplia la disputa del coto a otras opciones por fuera de la polarización.
La realidad es que se viene instalando una imagen de polarización entre ambos candidatos presidenciales y éstos se juegan la disputa del sentido común de la sociedad, especialmente en materia económica derivado de los problemas que se perciben por la desaceleración y el impacto en los ingresos más bajos. Es una realidad al mismo tiempo que no se discutan los temas estructurales de la economía, tales como el modelo productivo primario exportador concentrado en el monocultivo de la soja, la mega minería a cielo abierto o las nuevas y fuertes expectativas en la explotación de los hidrocarburos no convencionales, o sobre la cuestión de la deuda y el conflicto con la justicia de EEUU. La discusión aparece en materia de orientación general de la política económica, en el par Mercado y Estado, pero también en cuáles serán las relaciones externas a privilegiar en la nueva gestión.
Por eso interesan algunas señales de tipo simbólico que pretenden dar pistas sobre la cuestión. Muchos de esos símbolos fueron sorpresas por estas horas y pone de manifiesto el pragmatismo de los principales candidatos.
Una de las grandes sorpresas se manifestó en el cambio de discurso del Jefe de Gobierno porteño, quien avaló las estatizaciones impulsadas desde el gobierno y reivindicó el papel del Estado, claro que gestionado con eficiencia según dice. Por su parte, en viaje relámpago a Cuba, el gobernador bonaerense sorprendió al estrechar relaciones con el gobierno cubano, en un intento por alejar las certidumbres de sus fuertes vínculos con EEUU y su embajada en la Argentina.
Queda claro que ambos candidatos necesitan otorgar señales al poder económico y para ello remiten a su trayectoria, empresarios ambos y con buenas relaciones con diferentes ámbitos del poder económico, político, mediático y diplomático. Al mismo tiempo buscan ampliar sus adhesiones con posiciones no tradicionales por ellos sustentadas, pero que intentan adecuarse a los tiempos que corren, y no solo fronteras adentro, con una sociedad que aún recuerda el impacto en sus ingresos y condiciones de vida en la década pro-mercado y que además mira aún con simpatía el acercamiento con la región latinoamericana y caribeña, aun cuando la articulación productiva y comercial es muy escasa o relativa.
Señales hacia el intervencionismo estatal y la distención política
No solo en la Argentina existe una mayoría relativa en ese sentido, sino que también existen señales externas con similar orientación. Veamos ambos gestos sorpresivos con datos de la realidad de la política y la economía mundial.
Por un lado, EEUU y Cuba restablecen el funcionamiento de sus embajadas luego de más de medio siglo de tensiones, conflictos y un bloqueo que se mantiene, pero que da cuenta de una situación novedosa en la región y en el mundo. Las manos tendidas y las embajadas abiertas recrean condiciones para el dialogo de proyectos antagónicos. Adicionemos que EEUU fue artífice principal del acuerdo nuclear entre 5 países con Irán. Tanto con Cuba como con Irán se trata de una cuestión de mercado, y ya comentamos alguna vez que para el capitalismo no hay mercados chicos, Iran con 80 millones de habitantes y Cuba con 11. Vale por Cuba entonces, con crecientes relaciones con Brasil, China o Rusia, animadores principales del competidor bloque BRICS en la hegemonía capitalista. Algo similar ocurre con Irán, pero también EEUU intenta intervenir de variadas formas en los conflictos políticos en la arena internacional en tiempos de crisis. La vía militar y la diplomática se complementan según las posibilidades.
Por otro lado, hay cambios de funcionarios en el FMI, ante el fracaso de las reiteradas recetas de ajustes, la última en Grecia, con un informe del Fondo que anticipa que el Estado griego no podrá cumplir con las condicionalidades que acaban de suscribir. El dato es que fue designado como nuevo Economista Jefe del FMI, el estadounidense Maurice Obstfeld, catedrático de la Universidad de California en Berkeley, integrante del equipo de consejeros sobre economía de Barack Obama y un destacado neo-keynesiano, como los más conocidos Paul Krugman, Joseph Stiglitz, Nouriel Roubini o Kenneth Rogoff, asiduos críticos de las recetas neoliberales clásicas, que según ellos, no ofrecen soluciones para el salvataje del capitalismo en crisis. Es algo que expresan con relación a la hegemonía europea y sus políticas de ajuste, pero también empujando un mayor intervencionismo estatal en EEUU, reclamando mayor audacia en el gasto al gobierno de Obama.
¿Por qué la mención a estos acontecimientos?
Es que la posición hegemónica en la potencia imperialista gobernada por los demócratas, basada en la experiencia de crisis mundiales anteriores, está fuertemente orientada a sustentar el orden capitalista con algunas recetas muy concretas, como el gasto público para estimular obra pública y el empleo, sin la preocupación que tienen los ortodoxos neoliberales por la emisión monetaria.
Lo que esta corriente neo-keynesiana defiende es el nivel de actividad económica contra la recesión, que amenaza a EEUU y a la economía mundial desde el 2007, incluso desde antes con la crisis estadounidense del 2001, que con Bush en el gobierno, resolvió con fuerte aumento del gasto público bélico, militarizando la sociedad mundial y generalizando objetivos que fundamentaran la expansión monetaria y la intervención del Estado. Esta corriente es crítica del ajuste que impone Alemania y el Banco Central Europeo sobre Grecia y otros países de la periferia europea agravando la desaceleración y recesión de la economía mundial.
Es un debate teórico al interior del orden capitalista sobre cómo superar la crisis. Ese debate también existe en la Argentina, entre los que quieren volver al discurso y la práctica pro-mercado de los 90´ y los que imaginan soluciones para la normalización del capitalismo con la intervención del Estado. La polarización entre el capitalismo tipo EEUU y el que sostienen los BRICS; como el que sostienen neoliberales y neo-keynesianos acá y allá, polarizan las opciones e impiden un debate democrático más allá del capitalismo.
La política actual de EEUU es de fuerte intervención del Estado para sostener al capitalismo en crisis y recrear las condiciones para la valorización de los capitales. Al mismo tiempo se requiere liberar de tensiones, donde pueda, el sistema mundial. Es la doble vara de la política exterior de EEUU, por eso sus señales son contradictorias, y sin abandonar su estrategia agresiva en varios territorios del mundo, caso de Ucrania o medio oriente, disputa mercados y territorios con las armas o la diplomacia para afirmar su poder global.
Esas tensiones también se presentan en la Argentina y las autoridades intervienen en la suba de tasas en beneficio de ahorristas menores a un millón de pesos, comprometiendo seriamente las posibilidades de crédito barato, salvo intervención estatal para subsidiar préstamos o producción, una receta conocida en el sistema mundial y por eso nadie quiere quedarse afuera de un mensaje pro Estado, siempre para el salvataje del orden capitalista.
En síntesis, lo visible es la disputa teórica y política de cómo superar la crisis capitalista, entre una visión ortodoxa neoliberal o la concepción neo-keynesiana o neo-desarrollista; ocultando otras posibilidades cuestionadoras y críticas del orden capitalista.

Buenos Aires, 25 de julio de 2015

Las lecciones que Grecia ofrece a la integración

Resulta de interés analizar lo acontecido en estos días en Grecia para considerar críticamente los procesos de integración regional que generan expectativas en diversos ámbitos, incluso ahora, en el marco de la 48° Cumbre presidencial del Mercosur realizada en Brasil.
En Grecia queda claro que no hay posibilidad de solución popular en el marco de la integración dominada por las transnacionales, los principales Estados del capitalismo europeo y los organismos internacionales. El objetivo de esa integración es la liberalización. Una parte de la izquierda europea imagina una Europa de los pueblos. Es la única explicación que explica la ausencia de un Plan B a las negociaciones encabezadas por Tsipras y culminadas en capitulación. Otra parte de la izquierda apuesta a procesos afuera de la Unión Europea y eso explica la no integración del PC de Grecia (KKE) en el gobierno de Syriza, que debió apoyarse en su socio ANEL.
Ahora se abre un debate en la izquierda europea, los que imaginan cambios posibles en el armado actual y los que no tienen ninguna expectativa, desafiados a pensar en términos de integración alternativa.
La integración es una antigua demanda en Nuestramérica, y un debate existente y poco reconocido es el que existe entre la integración subordinada y la alternativa. El debate se hizo explícito en el No al ALCA entre 1998 y 2005, momento de constitución de un amplio movimiento político social rechazando el proceso de integración dependiente y convocando a procesos de integración alternativa. La retirada del ALCA en las negociaciones interamericanas desde la Cumbre marplatense en noviembre del 2005, oscureció la discusión sobre la perspectiva de la integración.
Es necesario reabrir el debate a partir de las lecciones griegas y los límites de una integración subordinada al programa del gran capital y analizar con mirada crítica la experiencia regional, con avances discursivos de articulación política y retórica crítica a la hegemonía de los 80´ y los 90´, pero con escasas realizaciones en materia económica, especialmente en la faz productivo e incluso con restricciones al crecimiento del comercio intrazona.
Tanto en Grecia como en Nuestramérica está en discusión el modelo productivo y de desarrollo, el capitalismo y la posibilidad de ir más allá, en una perspectiva autónoma y por otra orden económico, social, político, cultural, civilizatorio en definitiva.
Grecia
El nuevo gobierno griego asumió en enero del 2015 con un discurso crítico al ajuste y con la esperanza de modificar la orientación de la hegemonía en la eurozona.
En el imaginario de la conducción del proyecto se incluía la continuidad de Grecia en el euro y una concepción de una Europa de los pueblos, diferente a la construida por el capital y la dominación alemana.
Las medidas de ajuste en Grecia venían siendo aplicadas con crudeza desde el 2010, con deliberado incremento de la deuda pública y el eje del salvataje puesto en el sostenimiento del sistema financiero y un enorme costo social medido en desempleo, especialmente juvenil, baja del empleo, del salario, las jubilaciones, el gasto público y el déficit fiscal.
El descontento generado habilitó la emergencia de Syriza, nuevo partido surgido de parte de las protestas sociales y cierta tradición política de izquierda, que logró en poco tiempo el acceso al gobierno desplazando a los tradicionales partidos. El acceso al gobierno no discutía el proyecto de integración que supone la zona euro bajo hegemonía capitalista, un tema compartido por buena parte de la izquierda europea.
No existía, ni existe un Plan de gobierno más allá de ese proyecto de integración subordinado a la lógica del capital. Es algo que se puso de manifiesto con el referéndum del 5 de julio pasado, utilizado para condicionar a las autoridades europeas que negociaban el ajuste con el gobierno griego.
El rotundo no al ajuste, del 62% de los votantes, no solo no condicionó a los acreedores y ajustadores, sino que éstos impusieron peores condiciones a los términos del plan de ajuste y reestructuración regresiva de la economía y la sociedad de Grecia. La propuesta del gobierno por el NO, incluía no explícitamente su propio proyecto de ajuste para mantener a Grecia en el euro y por eso, al final, la suscripción del acuerdo de la claudicación.
Es que la integración en la zona euro supone la liberalización y las mejores condiciones para el proyecto liberalizador del capital, con más o menos ajuste, según la correlación de fuerzas en juego en cada momento. Por eso, junto al ajuste, el acuerdo votado en el Parlamento griego incluye la transferencia de los activos estatales para la privatización y generar con ello un fondo de 50.000 millones de euros con destino primario del 50% a resolver las necesidades de la banca y solo un remanente menor del 25% como aporte a las inversiones de recuperación del orden económico del capitalismo en Grecia.
Con el ajuste derivado de sostener la integración subordinada, Grecia se compromete con un proceso regresivo de reforma laboral y previsional; de achique del gasto público y el déficit fiscal; con privatizaciones y sustentabilidad para el pago a los acreedores externos y la banca transnacional, con un enorme costo social.
La experiencia americana: entre la subordinación y el anticapitalismo
En definitiva, el acuerdo votado mayoritariamente por el Parlamento griego muestra los límites de la integración subordinada que despliega el orden capitalista en nuestra época y pone en discusión la necesidad de procesos de integración alternativa.
Es algo que apareció con mucha fuerza a mediados de la primera década del Siglo XXI en Nuestramérica, con la reformulación del Mercosur, el surgimiento del ALBA, la UNASUR y la CELAC.
¿Qué ocurrió desde entonces hasta el presente, claramente evidenciado en las discusiones de la 48° Cumbre presidencial del Mercosur?
Entre las novedades institucionales en esta Cumbre del Mercosur puede destacarse la transferencia de la presidencia pro-tempore desde Brasil a Paraguay, dando por zanjada la crisis democrática derivada del golpe institucional al presidente Fernando Lugo en 2012. También es el momento de la incorporación plena de Bolivia al Mercosur aunque aún restan aprobaciones parlamentarias de Brasil, Paraguay y Bolivia; las que deberán pronunciarse a favor antes de fin de año.
De este modo, son 6 los integrantes plenos de la integración iniciada en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, a la que se sumó Venezuela en el 2006 y Bolivia solicitó su incorporación desde el 2012. Se destacan las demandas soberanas por Malvinas, el conflicto de Venezuela con Guyana, y la salida al mar de Bolivia.
La dimensión institucional o política es la fortalecida, con declaraciones asociadas a las demandas soberanas de cada país integrante. Lo que es menos destacable son los avance en materia económica con veladas críticas a ciertas restricciones al comercio intra zona, especialmente para el caso de la Argentina, con presión externa, de la OMC, para levantar esas restricciones al comercio exterior impuestas desde Buenos Aires.
Estas incorporaciones, las de Venezuela y Bolivia suponían una oxigenación en el debate por la integración alternativa a la agenda de la liberalización que hasta el 2005 instaló el debate por el ALCA.
Ambos países, Venezuela y Bolivia, integran desde el 2006 el ALBA-TCP, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de  Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos.
El ALBA se inició con los protocolos de cooperación entre Cuba y Venezuela a fines del 2004, el tiempo en que Hugo Chávez formuló por primera vez la estrategia de desarrollo del Socialismo del Siglo XXI, proyecto que recuperaba para el debate regional y mundial al socialismo como alternativa al capitalismo.
La adhesión de Bolivia en 2006 incluyó la dimensión de los tratados de comercio de los pueblos, antagonizando con los tratados de libre comercio sustentados por el programa liberalizador del gran capital concentrado, los principales Estados del capitalismo mundial y los organismos internacionales.
La novedad en el debate de la integración provenía entonces del ALBA, luego ALBA-TCP. Entre otras cuestiones, ese proceso de integración incorporó a Cuba, que sustenta un proyecto revolucionario, anticapitalista y por el socialismo, en la articulación productiva y de servicios, y no menor el dato de la propuesta de Socialismo del Siglo XXI incorporada desde Caracas, que retomaba una perspectiva anticapitalista y antiimperialista del proceso de integración.
Hasta ese momento Cuba estaba excluida de las relaciones institucionales en la región, salvo honrosas excepciones que sostenían una relación bilateral con la isla, pero en ningún caso proponiendo estrategias económicas y productivas compartidas. Así, el nuevo proceso de integración incorporaba principios y reglas de cooperación y solidaridad no contempladas por el libre comercio en boga en las negociaciones por el ALCA y similares (Tratados de Libre Comercio; Tratados Bilaterales de Inversión).
La lógica del ALCA fue definitoria en los procesos de integración entre 1994 (fecha del inicio de esas negociaciones en Miami) y 2005 (Cumbre de Mar del Plata), momento de explicitación del consenso entre Venezuela y los países del Mercosur, que junto a la campaña popular No al Alca, confirmaron el rechazo al libre comercio propiciado por EEUU y las clases dominantes locales.
También puede destacarse que el ALBA-TCP incluyó la propuesta de producción energética compartida en la región y sumó junto a otros países, más allá de ese agrupamiento, la iniciativa del Banco del Sur y la utilización compartida de las importantes reservas internacionales acumuladas para entonces en Latinoamérica. Corrían los comienzos de la profunda crisis mundial del capitalismo, que iniciada hacia 2007/08 continúa en la actualidad. Energía y finanzas como claves del momento histórico por una integración no subordinada, al comienzo de la crisis capitalista. Una crisis que es financiera, económica, alimentaria, energética, medioambiental, poniendo en discusión el orden contemporáneo de la civilización actual hegemonizada por el régimen capitalista.
Con el ALBA-TCP no solo se trataba de una novedad en materia de integración, sino que el proceso intervenía en el debate por otro modelo productivo y de desarrollo, al punto de sostener en 2009 en la Cumbre de Copenhague sobre el cambio climático, que el problema era el capitalismo y no el clima.
Se evidenciaba allí que no se trataba de proponer un capitalismo distinto al hegemónico de EEUU, Europa o Japón, como sostuvieron las principales potencias emergentes, especialmente los BRICS, países receptores de inversiones externas por las facilidades otorgadas en materia de bajo costo laboral y disposición de abundantes recursos naturales.
No alcanzaba con la crítica al neoliberalismo y la hegemonía capitalista, sino que el enfoque del ALBA-TCP sostenía ir más allá y contra el capitalismo.
La integración encontraba así una concepción teórica y política de una integración no subordinada, alternativa, y más allá del capitalismo. Ya no solo contaba la integración subordinada al estilo ALCA o Unión Europea, incluso otros protocolos afines al programa del libre comercio, como el propio Mercosur y su institucionalidad originaria, surgido en lo más elevado de la ofensiva del capital a comienzos de los años 90´.
Esta nueva concepción política sobre la integración animó la emergencia de procesos que excluyeron de la institucionalidad integradora a los países del Norte de América, casos de UNASUR y más especialmente la CELAC en 2013, aun conteniendo en su seno a proyectos culturales, sociales, políticos y económicos antagónicos.
Tensiones y desafíos
Un interrogante actual, considerando los debates y tensiones en el Mercosur, es cuánto subsiste del espíritu alternativo y alterativo de la campaña popular No al Alca y su articulación con los gobiernos que hace 10 años rechazaron el proyecto de dominación por una integración subordinada.
Incluso, cuanto de recreación para una nueva integración en el Mercosur, a contramano de la institucionalidad emergente en el auge neoliberal de los 90´, en el origen de la integración regional.
Es evidente que el cambio político en la región interviene para la emergencia de la nueva institucionalidad en la primera década del siglo XXI, pero los límites que presenta el Mercosur en la Cumbre de Brasilia dan cuenta de las restricciones que supone pensar la integración en el marco del régimen del capital, donde algunos países buscan una inserción internacional favorable al acceso de inversiones en sus territorios y por eso se definen por la ampliación de suscripción de tratados de libre comercio, aun cuando suscriban que debe realizarse en conjunto.
Por eso es útil pensar Grecia y quizá la derrota del acuerdo ajustador sirva para pensar la imposibilidad de imaginar soluciones en el marco de la subordinación capitalista. Es un debate que se abre en la izquierda y los movimientos populares en Grecia y Europa, y que desafía en Nuestramérica a propósito de potenciar el cambio político en proceso de transformación económica, es decir, de mutación de las relaciones de producción contra el régimen del capital.
El Mercosur está presionado por las tensiones en su seno, que promueven habilitar negociaciones bilaterales más allá del acuerdo regional. Es el camino de Uruguay ingresando al TISA para liberalizar los servicios, incluyendo la privatización de los servicios públicos por la ventana. O las presiones desde Paraguay, como surgen de las declaraciones que hizo el ex presidente de Paraguay Federico Franco, de visita en la Argentina, relativas a que "El Mercosur es un club ideológico y de amigos” y señalando con simpatía los procesos de la Alianza por el Pacífico.
Es evidente que toda opinión supone una ideología y determinados intereses económicos y políticos. Es el caso de Franco que se define a favor de la integración subordinada que propone la liberalización del comercio y los servicios que sostienen las transnacionales y los organismos internacionales. Si ayer ese proyecto se denominaba ALCA, ahora se construye en la región desde el 2011 vía Alianza para el Pacífico y por eso elogia a los países de la región insertos en esa particular integración con el sistema mundial capitalista, especialmente con EEUU.
Somos conscientes que el Mercosur acumula problemas y tensiones derivados de la falta de definición en avanzar en un camino de integración alternativa, el que podría lograrse en un camino compartido de soberanía alimentaria, energética o financiera. No es esto lo que ocurre lamentablemente, y el privilegio es el comercio, aun con restricciones.
La tensión en el Mercosur es por volver al origen de su creación a comienzos de los 90, es decir la liberalización por la que pujan las clases dominantes y se imaginan en ese camino articulando con la alianza Pacífico, o transitar un rumbo de rediseño favorable a una articulación productiva para enfrentar la dependencia regional al sistema mundial del capitalismo.
¿Es posible una articulación Mercosur con el ALBA-TCP? ¿Puede avanzarse en integración alternativa bajo la nueva institucionalidad integradora? Las respuestas a estos interrogantes solo se materializan si existen cambios estructurales en cada uno de los países y si se abandona el horizonte de lo posible que preside las estrategias progresistas en la región.
Los problemas en el Mercosur son más complejos que la superficial critica ideológica por derecha de "Club de amigos" que sugiere el dirigente paraguayo. Los problemas devienen en que el Mercosur no termina de cortar con su objetivo originario para proyectar una nueva concepción de integración no dependiente, que se proponga nuevas formas de cooperación y fraternales relaciones económicas para un modelo productivo y de desarrollo alternativo más allá del capitalismo. Es claro que ello requiere de cambios nacionales en ese sentido y que se propongan de entrada la perspectiva de ruptura con la inserción dependiente y subordinada a la lógica del capital.

Buenos Aires, 18 de julio de 2015

Movimientos sociales, proceso de cambio y anticapitalismo

Hace muy poco comentamos que la encíclica papal “Laudato Sí” habilitaba y legitimaba un debate relativo al impacto del modelo productivo sobre el planeta tierra, y sobre el metabolismo de la naturaleza, incluyendo por cierto a la producción y reproducción de la vida humana.
Ahora, en la reciente visita por la región, y especialmente en su discurso en Bolivia ante miles de activistas de movimientos populares, el Papa Francisco hizo formulaciones muy críticas al funcionamiento de la economía actual, destacando en especial la dominación del mercado, del dinero y del capital. Al mismo tiempo reivindicó las experiencias para producir y reproducir la cotidianeidad y la vida por parte de los trabajadores, los campesinos, los pobres.
En la encíclica y en el reciente discurso papal puede leerse una crítica a la realidad contemporánea de la organización económica de la sociedad mundial. Los receptores directos del mensaje trascendían a la comunidad católica o cristiana. Quienes lo escuchaban de cuerpo presente era parte importante del activo social militante que en este Siglo XXI construyó las condiciones de cambio político en Nuestramérica, más allá de su condición religiosa, siendo creyentes o no. Es cierto que la prédica trascendía a los presentes, incluso a los religiosos del mundo, e interviene en el debate civilizatorio actual.
Por esa razón, queremos insistir desde nuestra interpretación, sustentada en la crítica al régimen del capital inaugurada con Carlos Marx en el Siglo XVIII, que el problema es el capitalismo en sus más de cinco siglos de existencia, y por ende, la producción capitalista, lo que supone las relaciones mercantiles capitalistas, las relaciones de explotación del capital sobre los trabajadores y el saqueo del inversor capitalista sobre los bienes comunes. El problema no es el mercado o el dinero en sí, sino el mercado capitalista y el dinero en tanto forma fetichizada del valor. No puede entenderse al mercado actual o a las funciones del dinero en nuestro tiempo sin una crítica sustancial al capitalismo.
No se trata de una cuestión moral, sino atribuible a las relaciones de explotación y saqueo, a la acumulación por desposesión, lo que genera beneficiarios, pocos, y perjudicados, muchos.
Tierra, Techo y Trabajo como ejes centrales del discurso papal remiten como problemas sociales al proceso de acumulación originario del capital, con la violencia expropiadora de la Tierra a los pueblos originarios, que junto al perdón de los expropiadores, demandan la reparación histórica y cuestionan la propiedad privada.
Es la expropiación y apropiación de la tierra lo que genera el problema de la vivienda y la demanda por el Techo de los empobrecidos. No existen los sin techo si no se explica la propiedad. El régimen del capital necesitó de la expropiación de la Tierra y la condena a vivir sin Techo de parte importante de la población, en simultáneo a la emergencia del Trabajador asalariado, condición necesaria para la explotación capitalista. El mercado inmobiliario es resultado de la acumulación capitalista y por ende, de la apropiación privada de las tierras poseídas colectivamente. La especulación inmobiliaria es solo un producto de la compra y venta de tierras históricamente apropiadas privadamente.
Puede seguirse a Marx en El Capital para entender la expropiación de la población rural europea para constituir al mismo tiempo al obrero libre que demandaba la relación capitalista de producción. Del mismo modo podemos remitir a la historia de la Argentina que asocia la conquista de los territorios, el aniquilamiento de la población originaria y el proceso de inmigración para ofrecer al mercado capitalista en ciernes la fuerza de trabajo necesaria para la valorización de los capitales locales y externos. No resulta distinto hoy la búsqueda de fuerza de trabajo barata y abundante dotación de bienes comunes por parte de capitales excedentes en el mercado mundial y que define el proceso de los países emergentes como ideario deseable. El proceso de acumulación por desposesión que describe David Harvey es consustancial al orden capitalista.
El orden del capital requiere la subordinación de las condiciones materiales y subjetivas de la producción para asegurar la valorización. Aun antes de los clásicos de la Economía Política sabemos que la Tierra es la madre y el Trabajo el padre de la producción de riqueza. La riqueza resultante del orden capitalista recrea por siglos la expropiación de la tierra (propiedad privada de la tierra y los medios de producción) y la expulsión de la población de sus territorios, en un mecanismo que hoy definimos como acumulación por desposesión. Esa es la historia de la conquista y colonización de nuestros territorios, que se renueva bajo las condiciones de la dependencia al paquete tecnológico de la producción hegemónica en nuestros países.
En el mensaje papal se promueve la lucha de los movimientos sociales por la Tierra, por el Techo y por el Trabajo. Para muchos de nosotros y desde hace mucho tiempo es la crítica al capitalismo y la discusión por construir un nuevo orden económico de la sociedad contra la creciente tendencia a la mercantilización de la vida cotidiana. La apelación papal remite también a la integración y al cuidado de la naturaleza. Aún está por verse la respuesta que generará el mensaje crítico sobre el orden económico, pero sin lugar a dudas, el mismo fue pronunciado en un territorio concreto, el boliviano, que hizo visible la lucha del sujeto indígena, originario, campesino, que en alianza con los trabajadores y trabajadoras protagoniza un proceso de cambio en la búsqueda de nuevas relaciones sociales de producción en la perspectiva del socialismo comunitario y el Vivir Bien.
Mucho se discute y se discutirá sobre las motivaciones de los mensajes (encíclica, discurso) del Jefe de la Iglesia, e incluso el impacto sobre las clases dominantes y subalternas. Más allá de ese debate, lo que no tenemos duda es que el protagonista del cambio político es el movimiento popular en lucha, sujeto de la historia, que confrontó al programa liberalizador que el capital concentrado transnacional propició en el último cuarto del Siglo XX en nuestra región. La experiencia en el Siglo XXI recrea la discusión civilizatoria contra el capitalismo, el imperialismo, el colonialismo, la discriminación, el racismo y el patriarcado, y es un proceso que solo puede definirse si se afirma un rumbo por la transformación profunda de las relaciones económicas, contra el saqueo y la explotación. Por eso, no alcanza con integración, sino con integración por la liberación social, y no es suficiente la prédica en defensa de la madre tierra si no se confronta con el régimen capitalista.

San Juan, 11 de julio de 2015

Grecia y Argentina, similitudes y diferencias

Es común que en los análisis de la situación actual de Grecia se remita a la realidad de Argentina en el 2001. Sin embargo conviene ver las diferencias y precisar las consideraciones para pensar en superar los problemas que asume el pueblo griego, incluso el argentino.
Impago a privados o al FMI
Argentina en diciembre del 2001 declaró la cesación de pagos de la deuda en manos de tenedores de bonos públicos y mantuvo en situación regular los pagos a los Organismos Internacionales. La Argentina nunca estuvo en cesación de pagos con el FMI u otros organismos internacionales. Es más, casi la mitad de los bonos en cesación de pagos estaban en manos de los fondos de pensión, las AFJP, que administraban los aportes previsionales de las/os trabajadoras/es.
Grecia, el 30 de junio decidió incumplir un pago al FMI por lo que está en MORA y no en cesación de pagos. El proceso administrativo del FMI para llegar al default griego llevará un par de años. El incumplimiento griego es con el FMI, mientras que la Argentina incumplió el pago a los tenedores privados de la deuda pública. Claro que el FMI está asociado a la autoridad política de la Eurozona y al Banco Central Europeo, la denominada Troika.
Insistamos, en el caso de Argentina se incumplió con acreedores privados, mientras que Grecia lo hace con Organismos regionales y mundiales. Esa es la razón del gran escándalo con el presente griego. Los impagos con inversores privados se reconocen el riesgo, pero incumplir con el gobierno del sistema financiero mundial y el de una de las regiones del capitalismo desarrollado es otra cosa.
Los privados pueden ir a juicio y de hecho, el conflicto de la Argentina hoy se circunscribe al 7% de la deuda impaga en 2001, con demandas ante la justicia de Nueva York. El poder de la troika no admite la indisciplina de un miembro y es más, ni siquiera tiene contemplado en sus normas que hacer, pues ni expulsar a un país indisciplinado está contemplado en la normativa de la Unión Europea o la Eurozona.
Origen y proceso de la deuda
Veamos otras diferencias. El origen de la deuda pública de Argentina provenía desde el acrecentado volumen de deudas en tiempos de la dictadura (1976.1983), incluida la estatización fraudulenta de la deuda externa privada. En tiempos constitucionales y en sucesivas reestructuraciones de la deuda, los bancos privados, principalmente extranjeros, canjearon préstamos por títulos que se diseminaron por el mercado mundial. Como señalamos, parte importante de esos bonos quedaron en manos de los fondos de pensión, administrados por la privatización previsional entre 1994 y la re-estatización en 2009.
Mientras que en Grecia, el problema deviene de la forma de resolución de la crisis del 2007/2010, la que encontró salida en el rescate de la troika a los bancos expuestos en Grecia. A cambio de ello se explica el fuerte endeudamiento deliberado del Estado, el que hoy se manifiesta como imposibilidad de pago.
En Argentina los privados transfirieron su deuda al Estado Nacional, mientras los Bancos expuestos con créditos incobrables del Estado Nacional los canjearon por títulos públicos vía Plan Brady en 1992. Nicholas Brady era el Secretario del Tesoro de EEUU por esos años, algo así como el Ministro de Economía de la potencia imperialista.
Por ende, el Estado Nacional de la Argentina estatizó la deuda privada y facilitó el salvataje de la banca transnacional para transferir a inversores privados un riesgo que se expresó en menos de 10 años, entre el canje de 1992 y la crisis de impago del 2001. Una verdadera estafa que liberó a los bancos transnacionales, responsables del endeudamiento ilegitimo, ilegal, insostenible y odioso asumido en tiempos de la dictadura genocida.
Si observamos la situación en Grecia del 2010, nos encontraremos con un despliegue de la crisis con especial afectación a bancos expuestos a créditos incobrables. De ahí el millonario rescate destinado al salvataje de los bancos, vía transferencia del problema a manos del Estado griego, que desde entonces, para pagar, renovar e incrementar la asistencia crediticia y cumplir con los vencimientos de la deuda pública asumida viene ejecutando un brutal ajuste sobre trabajadoras/es y el conjunto del pueblo.
Auditoría y referéndum
Ese ajuste fue enfrentado con movilizaciones callejeras y demandas de cambios profundos, estado de situación que permite explicar la llegada al gobierno de SYRIZA en alianza con ANEL, más allá de considerar el cumplimiento de ese programa a pocos meses de asumido el gobierno de coalición. El programa electoral anunciaba la confrontación al ajuste ejercido hasta comenzado el gobierno actual en enero del 2015. Hasta ahora, a mediados del 2015 se transitó el camino de la negociación con la troika. Ahora aparece la novedad del impago al FMI y la convocatoria al referéndum para el que pueblo decida el ajuste o no, anunciando el gobierno la campaña por el no.
Vale incluir en el análisis que el pasado 17 de junio se expidió la Comisión parlamentaria de la Verdad sobre la Deuda Griega, descalificando el proceso desde el 2010 hasta al presente, validando de hecho el impago y coincidiendo con demandas al interior de Grecia e incluso de la minoría del Partido de gobierno (la plataforma de izquierda) por suspender los pagos en forma unilateral, sin negociación ni asistencia de la troika.
Esa es otra de las diferencias. El impago griego está asociado a una Auditoría de la deuda. Es recién ahora un proceso encarado por la Argentina, tras negar la necesidad de la misma por más de 30 años de gobiernos constitucionales. La auditoría y la consulta popular son diferencias entre una situación y otra. La primera confirma la estafa y la segunda libera la potencia de la soberanía popular.
Una expectativa es que la Comisión bicameral de la Argentina asuma el Juicio Olmos, que en pocos días cumplirá 15 años de una sentencia que denuncia los fraudes por deuda entre 1976 y 1983, más cuantiosas causas en la Justicia de la Argentina contra los fraudes en tiempos constitucionales. Pero también podemos demandar la consulta al pueblo de la Argentina para terminar con el cáncer de la deuda.
Lo común
Es el corralito, medida desesperada al final de la convertibilidad y 5 años de recesión profunda en la Argentina entre 1998-2002 para ganar tiempo en la imposición de mayor ajuste, pero con un pueblo movilizado que desató las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 y reabrió un ciclo inconcluso en la disputa por organizar un nuevo modelo productivo y de desarrollo. La pesificación asimétrica con fuerte costo para las/os trabajadoras/es fue la resurrección capitalista que hoy vuelve a discutirse para definir las fracciones beneficiarias del poder capitalista.
Grecia acude a las mismas restricciones bancarias y no puede devaluar como la Argentina, ya que está prisionera del euro. Solo puede hacerlo desconociendo la subordinación que impone la Europa Unida al mando del capital concentrado. Además, Grecia no tiene la coyuntura de los precios internacionales que favoreció la recuperación Argentina entre 2002 y 2013 y menos las ventajas de una demanda mundial de materias primas. Solo tiene, quizás, el turismo como fuente destacada de apropiación de divisas.
El problema no es la deuda en sí misma, sino el orden capitalista, que utiliza a la deuda como mecanismo de chantaje a los pueblos de Grecia y de Argentina.
No alcanza con el impago, ni aquí ni allá, lo que hace falta es ir contra el sistema de la deuda y el capitalismo para crear las condiciones de posibilidad para un orden económico social sustentado en la satisfacción de las necesidades sociales y no en la obtención de ganancias, la acumulación y la dominación.
Con el sistema de la deuda ganan las transnacionales, incluidos los bancos y especuladores privados o institucionales; que al acumular esas ganancias intervienen más aún en la regulación de los Estados capitalistas y el sistema mundial para favorecer el sostenimiento de la seguridad jurídica de los inversores capitalistas.
Son en definitiva mecanismos para la reproducción de la dominación que recrea las condiciones de la explotación de las/os trabajadoras/es, el saqueo de los bienes, la depredación de la naturaleza y la condena a la vida miserable de los pueblos.
En Grecia y en Argentina resulta imprescindible organizarse y luchar contra el flagelo de la deuda y sus consecuencias en la afirmación del orden y la lógica del capital. Por eso, más allá de los comodities y los precios internacionales, la devaluación o las cesaciones de pago, lo que importa es la organización y lucha para pensar en otro orden, no capitalista, con el eje en la soberanía de los pueblos. La solidaridad con el pueblo de Grecia es hoy sustancial y puede reanimar la expectativa de cambio político que alumbró el Siglo XXI en Nuestramérica.

Buenos Aires, 2 de julio de 2015