Declaración de REDEM en Santiago de Chile


Con la juventud estudiantil movilizada contra la privatización de la Educación Pública chilena, la Red de Estudios de la Economía Mundial, REDEM, sesionó en la sede de la Universidad ARCIS de Santiago de Chile para considerar la crisis del capitalismo, sus especificidades y significados globales, las posibles construcciones de alternativas de superación, y los proyectos políticos y teóricos en disputa. El debate confirmó que el proceso de la crisis se acerca al lustro y no tiene horizonte cercano de finalización, con anuncios de una nueva recaída al estilo del 2009. La movilización y la reflexión expresan una buena síntesis del momento, que se caracteriza por la crisis, pero también por las protestas de los indignados por múltiples causas en todo el planeta. Actuar y pensar para modificar la realidad construyendo otro mundo posible recoge el sentido de un debate intelectual comprometido con las búsquedas de alternativas integrales, económicas, políticas, sociales, culturales, civilizatorias.
Transnacionales: responsables de la crisis y gestores interesados
Luego de dos días de debates y una veintena de ponencias relativas a la crisis capitalista en curso, se concluyó en señalar a los capitales transnacionales más concentrados, como los principales sujetos de la crisis y su gestión, mediada ésta por el accionar de los Estados nacionales de origen de esas empresas, y por sus articulaciones globales, especialmente en el G20, quién subordina al complejo mundo de las organizaciones del sistema económico mundial del capitalismo contemporáneo. Empresas transnacionales, Estados nacionales y sus articulaciones globales emergen como principales gestores de un modelo de desarrollo económico en crisis, el capitalismo; siendo a la vez los principales ejecutores de una política de salvataje del sistema con gravísimas consecuencias sociales, las que se manifiestan principalmente en el desamparo, el empobrecimiento y, sobre todo, en el desempleo masivo (20 millones de nuevos desempleados desde la emergencia de la crisis según informe OIT/OCDE); procesos que se despliegan en simultaneo con el enriquecimiento de una ínfima minoría.
El destaque en las empresas transnacionales remite al gigantesco proceso de valorización de los capitales, eje de las desigualdades crecientes en nuestro tiempo. Esa búsqueda permanente de cuantiosas ganancias se descarga sobre los trabajadores y los pueblos empobrecidos del mundo, y contrario al discurso anti estatista de las últimas décadas, los Estados nacionales no escatiman aportes de voluminosos recursos a la hora de aprobar gigantescos salvatajes de grandes bancos y empresas privadas en problemas. La contra cara son los millones de personas sobre endeudadas, muchas de las cuales han perdido sus viviendas, así como el fenomenal incremento del endeudamiento público.
La teoría de la crisis y su superación
Existe un debate teórico sobre las interpretaciones de la crisis, con impactos en las políticas anti crisis que se procesan en las diferentes geografías del mundo. Existe una tendencia instalada por los organismos financieros internacionales que remite las causas de la crisis a la dimensión de las finanzas y su complejidad en los instrumentos derivativos, la especulación y la desregulación del mercado del dinero, títulos y acciones, restringiendo la respuestas a la necesidad de la regulación y hace responsables de ello a algunos ejecutivos del ámbito financiero. La reflexión de la REDEM apunta a destacar la complejidad del fenómeno de la crisis, asentando sus principales causas en la producción, en tanto eje articulador del proceso integral de la economía, lo que supone la producción y la circulación; la producción, la distribución, el cambio y el consumo.
Pero más allá de esta consideración esencial, la gestión del capitalismo en crisis actual se debate entre dos frentes de políticas económicas. Uno remite al pasado reciente e insiste con las políticas ortodoxas de liberalización y ajuste, apuntando a resolver los desequilibrios fiscales y financieros de los Estados más comprometidos con la situación de la crisis, imponiendo la receta de la austeridad y reducción del gasto público, especialmente el de contenido social. Al mismo tiempo se impone el discurso del privilegio a la iniciativa privada, las privatizaciones y las desregulaciones para la libre circulación del capital, las mercancías y los servicios. Desde otro ángulo se sostiene una política económica de vuelta a la intervención estatal para reactivar la economía. La intención es la búsqueda del crecimiento, estado idealizado para superar la desaceleración o recesión, la que se identifica con la situación de crisis. Se busca el crecimiento aún con los impactos ambientales que genera el modelo productivo depredador en curso, que contamina con la emisión de gases tóxicos y consume vorazmente recursos naturales no renovables, siendo un agravante la mayor producción para un consumo sesgado a favor de una minoría que apenas alcanza al 20% de la población mundial.
Durante la reflexión de la REDEM se insistió en la necesidad de hacer visible el pensamiento crítico de la Economía Política, en la tradición de Carlos Marx, pensando el capitalismo contemporáneo desde la crítica, sea de la práctica social de la explotación, la acumulación y la dominación capitalista, como de los análisis teóricos en boga y en disputa por la hegemonía de la gestión de la crisis. Un enfoque crítico, alternativo a las opciones mayoritarias, resulta imprescindible para hacer visible otro rumbo de soluciones a los problemas sociales que genera el capitalismo actual y su crisis.
La economía mundial, las políticas nacionales y la emancipación
El cónclave de la REDEM insistió en el carácter mundial de la economía, resaltando los límites nacionales de las políticas económicas. En razón de ello abogó por la discusión sobre la integración, especialmente puesta en crisis ante las dificultades de la Unión Europea y su moneda común, mecanismo de disciplinamiento de las economías más debilitadas a la hegemonía del capitalismo desarrollado en Francia y especialmente en Alemania. Al tiempo que se destacaron algunas experiencias novedosas en la región latinoamericana y caribeña, especialmente el ALBA, la Alianza Bolivariana para los pueblos de América; y las recientes emergencias de mecanismos como UNASUR o la CELAC, que excluyen deliberadamente a EEUU, aunque aún no alienten procesos estructurales de cambios, sobre todo en el área de la economía y las finanzas, aunque en este caso desde la UNASUR se anuncien algunos objetivos, tal el uso conjunto de las reservas internacionales que acumulan más de 550.000 millones de dólares, o el Banco del Sur.
Las respuestas a la crisis pasan necesariamente por los países en una perspectiva de articulación productiva que potencie las relaciones económicas por fuera del circuito de la hegemonía del sistema del capitalismo. Se trata de pensar en una organización económica de la sociedad que supere el lucro y la explotación. La posibilidad del socialismo reaparece en el discurso renovado de la izquierda en Nuestra América. Es una reflexión que remite a los cambios en curso en el socialismo cubano; a las formulaciones de un “Socialismo del Siglo XXI” o un “Socialismo comunitario” que emergen de Venezuela o Bolivia, incluso de la recuperación de un proyecto de revolución, tal como se enuncia en la “Revolución ciudadana” en Ecuador.
El debate anticapitalista recorre el análisis y las propuestas de variados movimientos sociales, de trabajadores en actividad laboral, en el territorio; de comunidades y pueblos originarios; de jóvenes y mujeres; de multiplicidad de organizaciones por reivindicaciones diversas. Es una constante de nuestro tiempo que exige la reflexión teórica sobre las posibilidades de otro orden socioeconómico posible, y necesario. No se trata de la ilusión temprana que animaron los primeros años de la objeción a la política neoliberal hegemónica en los 80´ y 90´, sino de pensar en la evolución de una década transcurrida, sobre el estado y evolución de los procesos más radicalizados, de la capacidad de avance de instrumentos constitucionales de propuestas que constituyen más un programa que una realidad, sea el “buen vivir” o la consideración de la naturaleza como sujeto de derecho.
Crítica al modelo productivo y de desarrollo
En los debates, junto a la crisis capitalista, se analizaron los cambios en la estructura productiva y económica social de la región latinoamericana y caribeña, confirmando algunos problemas históricos, entre los que se destaca la dependencia económica. Un fenómeno múltiple, financiero, económico, tecnológico, cultural; que actualiza la necesaria crítica al “desarrollo” regional contemporáneo y a repensar perspectivas emancipatorias, construidas desde las clases subalternas. En los análisis de las distintas realidades de la región, se enfatizó la tendencia a la primarización de las exportaciones en buena parte de los países, destacando incluso la concentración en varios de ellos en la producción primaria exportadora, los agro negocios, el monocultivo, y la minería, que aún con precios internacionales en alza en la última década, genera condiciones estructurales de debilidad ante la ausencia de una diversificación productiva. Claro que resulta diferenciada la situación del Caribe y Centro América junto a México, más afectados en la crisis por su articulación estrecha con la economía estadounidense, de lo que ocurre en el resto sudamericano, donde la situación política adquiere mayor dinámica e impacta en una posibilidad económica de carácter alternativo.
En la discusión de la REDEM  se consideró el modelo productivo mundial y en la región, cuestionando el modelo de desarrollo, ya que el resultado es la consagración de la pobreza, la superexplotación y la desigualdad, con minorías que ostentan una calidad de vida similar o superior a la de las clases dominantes del capitalismo desarrollado. Expresión de ello son las nuevas burguesías hegemónicas en la región que pueblan los listados de las élites de enriquecidos del mundo. Son manifestaciones de las reconfiguraciones de las clases dominantes, que deben ser estudiadas en su lógica de manifestación y reproducción, tanto como las posibles reconfiguraciones de las clases subalternas y sus estrategias de disputa del poder local, regional y mundial. Se abogó por el logro de una reconfiguración antagónica a la que manifiesta el poder, en el sentido de construir poder popular para la emancipación.
Ni optimismo ni pesimismo
La reflexión de la REDEM nos exige profundizar en nuestra indagación de la realidad para su transformación. No alcanza con buenos deseos e ilusiones de una fácil modificación del cuadro social actual. Pero tampoco con exacerbar el poder de las clases dominantes que paraliza respuestas audaces en un tiempo de crisis global.
La profundidad y extensión de la crisis nos convoca a renovar el compromiso intelectual con las aspiraciones de los pueblos de nuestra América por la emancipación.
Desde la REDEM, al tiempo que nos solidarizamos con la lucha de los estudiantes universitarios chilenos y de todos los pueblos del mundo para que la crisis no la sigan pagando los sectores sociales empobrecidos, los más vulnerables, nos pronunciamos por ejercer el derecho al pensamiento crítico, en la mejor tradición de la historia de resistencia y crítica de nuestros pueblos, contra la conquista y colonización; contra la dependencia capitalista. Es un no a la realidad de explotación y un compromiso en la búsqueda de horizontes de liberación social y emancipación.

Santiago de Chile, 14 de octubre de 2011

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