Los debates del verano se concentraron en la Deuda Externa y la autonomía del Banco Central. Fueron discusiones que incidieron en el cambio del escenario económico y político previsible a mediados de diciembre cuando se difundió el Fondo del Bicentenario creado por Decreto de Necesidad y Urgencia. Es probable que hasta marzo, cuando comience el periodo ordinario de sesiones parlamentarias, no haya definición sobre el Fondo de 6.559 millones de dólares, que en el imaginario del gobierno iba a servir para bajar el costo del crédito externo para actores privados y públicos. La polémica del verano ha resultado en un crecimiento de la tasa de interés para operaciones de crédito a realizar desde el país.
Sobre fines del año pasado se trabajaba en una secuencia de arreglo con el Club de París por 7.000 millones de dólares; la seguridad de los pagos para el 2010 con el Fondo del Bicentenario y la reapertura del canje de deuda del 2005, votado mayoritariamente en el Parlamento, dando muestras de voluntad de cancelación de la deuda por parte de los diputados del oficialismo y la oposición legislativa de derecha. Esa secuencia que comentamos se asociaba a una búsqueda de caminos para normalizar la situación del país con el FMI, que desde 2006 no realiza el monitoreo de la economía local, como ocurre con todos los países miembros (asociados) del organismo internacional.
De hecho, se desordenó la situación para reinstalar viejos temas, a saber:
1. Autonomía sí o no del BCRA. Se trata de una institución de los 90´, resultado de la hegemonía política de Menem y Cavallo, totalmente funcional al paradigma de liberalización de la economía sustentada en el libre movimiento de los capitales internacionales y un BC al servicio de ese proceso. Es más, el gobierno de Néstor Kirchner y el de Cristina Fernández propusieron y mantuvieron en la presidencia del BC a un orgánico de la autonomía y la ortodoxia neoclásica o neoliberal. Este debate habilitó un discurso crítico que reclama la modificación de la Carta Orgánica del BC. Incluso se reflotó un proyecto legislativo de Mercedes Marcó del Pont, actual Presidente del BC, que siendo Diputada por el FPV presentó un proyecto sin éxito. Un interrogante es si Marcó del Pont bregará desde su función actual por los anteriores propósitos contra la institucionalidad liberalizadora.
2. El debate se extendió a la intocada Ley de Entidades Financieras, que data de 1977 y que fuera calificada como el instrumento más revolucionario del gobierno de la dictadura por su propio mentor, el Ministro de Economía, Alfredo Martínez de Hoz. En rigor, no solo se trata de la legislación, sino de la política financiera, cuando la Argentina presenta una de las menores relaciones entre préstamos y capacidad de producción de riqueza y donde el escaso crédito es a tasas muy elevadas.
3. Se discutió para que sirven las reservas internacionales, y cuál es el monto real de las mismas, pues además de los activos financieros en poder del BC, deben computarse una serie de pasivos que hacen disminuir el saldo de RI. Pero más importante que la cantidad de reservas, la discusión se abrió al uso de las mismas, cuando desde el oficialismo se pensaba en un destino de pago de los vencimientos de deuda y liberar recursos corrientes para gasto público, los legisladores y el arco político de la derecha demandó pagar la deuda con recursos fiscales corrientes, es decir, a costa del presupuesto y de la mano de profundo ajustes en el gasto social. Otros sectores, ubicados en el arco político a la izquierda en el Parlamento se pronunciaron por una investigación de la deuda, al estilo de la Auditoría realizada por Ecuador. Es cierto que en otros sectores políticos y sociales más allá del debate parlamentario se insistió en privilegiar la deuda social interna repudiando cualquier estrategia de cancelación de deuda externa.
Lo que fue queda hasta ahora es un nuevo Presidente del BC, que fue sorpresa, ya que el candidato con pergaminos favorables para el establishment del poder económico local e internacional, Mario Blejer, quedó en el camino por Mercedes Marcó del Pont que viene de presidir el BNA. La trayectoria de Marcó del Pont abre expectativas de cambios legislativos y de política financiera. Mientras tanto y con la carta orgánica actual, para acercar más al BC con las necesidades de política económica se creó un Consejo que integran el Ministerio de Economía y el BC, inspirados se dice en la experiencia brasileña. Consultados varios colegas del país vecino señalan que la impronta la define Meirelles, el Presidente del BC que proviene de la Banca Morgan y que fuera la carta de confianza y seguridad otorgada al poder económico mundial de parte de Lula. Dicen que el Ministro de Brasil, Guido Mantega es neo desarrollista y el titular del BC un neoliberal consumado. Queda el interrogante si en política se aplica la máxima matemática relativa a “que el orden de los factores no altera el producto”.
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