La deuda que se negocia con el FMI

Según dicen los informes oficialistas, los recursos que libere el FMI serán para cancelar LETRAS INSTRANSFERIBLES que el Tesoro Nacional le debe al BCRA. El BCRA tendría unos 23.084 millones de dólares en Letras intransferibles, que en distintos momentos entregó el Tesoro Nacional a cambio de divisas de las Reservas Internacionales que gestiona el BCRA. Recordar que Néstor Kirchner en 2006 canceló 9.500 millones de dólares al FMI por este mecanismo. Esas Letras estaban valorizadas en 67.350 millones de dólares y bajo la gestión actual, de Bausili, se revaluaron esos activos en menos de 20.000 millones de dólares. Esgrimieron que aquel valor no era real, “recuperable” y como no existe posibilidad de colocarlas en un mercado secundario se hizo una valoración menor del valor nominal. La realidad es que esas letras hoy son como dijimos de 23.084 millones de dólares. El Gobierno Milei Caputo pretende cancelar parcial o totalmente esa deuda con el BCRA, por lo que destinaría con ese fin los fondos frescos del FMI, que hoy negocian. Las estimaciones periodísticas oscilan entre 11.000 y 20.000 millones de dólares. Lo que ocurre es que una deuda manejable con el BCRA, que como se ve, estaba valorizada en 67.350 millones y se re-valuaron a menos de 20.000, ahora sería una deuda dolarizada con el FMI como acreedor, más los condicionantes que imponga esa entidad, sea en materia cambiaria, monetaria o fiscal. Además, ante el impago a futuro de esta u otras acreencias, podría ocurrir lo que acontece hoy en Ucrania, en que EEUU demanda contratos beneficiosos en la explotación de bienes comunes. No olvidemos el carácter decisorio de EEUU en el FMI. Sería un canje de deuda entre organismos del Estado argentino por una deuda con un organismo internacional, profundizando la dependencia local respecto del capital transnacional gestionado por ola potencia hegemónica del capitalismo global. Además, el gobierno pretende aprobación congresal a libro cerrado vía Decreto de Necesidad y Urgencia. La estafa es la $Libra, la deuda y el conjunto de la política que afecta a millones de empobrecidos en el país. Con esa operación, mejoran las Reservas Internacionales del BCRA que vienen bajando de manera abrupta. Si el 7 de enero alcanzaban casi 33.000 millones de dólares, el 5 de marzo bajaron a poco menos de 28.000 millones de dólares. Son unos 5.000 millones dilapidados para el negocio especulativo del “carry trade” y una política antiinflacionaria asentada en la intervención estatal sobre el tipo de cambio, a contramano de un discurso de libre mercado. Los efectos de la política gubernamental son desastrosos para la mayoría, pero beneficiosa para una minoría enriquecida. El destino del préstamo en el 2018 fue la fuga de capitales en beneficio de unos pocos, y ahora también. Buenos Aires, 7 de marzo de 2025

¿Capitalismo y democracia? La gestión Milei

Publicado en TRAMAS, en: https://tramas.ar/2025/03/02/capitalismo-y-democracia-la-gestion-milei/ Inició el año legislativo del 2025 con creciente autoritarismo en la gestión gubernamental, aun cuando repliquen desde el oficialismo que los “Decretos” son constitucionales, incluida la designación transitoria de jueces de la Corte Suprema de Justicia, a días del inicio de las deliberaciones congresales; que el “protocolo de seguridad” tiene base legal; o que se restrinja la cobertura periodística en el recinto parlamentario del mensaje del comienzo de actividades del Congreso. La propuesta de país es autoritaria, aun cuando se reglamente en un cuerpo legal al estilo de la ley de Bases, porque la desregulación sustentada o la restructuración regresiva de relaciones, como sugiere el discurso presidencial referido a la reforma laboral o previsional, incluso la quita de impuestos al capital, supone un orden social de jerarquización del ingreso de los propietarios de medios de producción en desmedro de la mayoría de la sociedad. Es un mecanismo de asignación de privilegios propio de un régimen autoritario. El autoritarismo también se manifiesta en las formas y los modos del discurso presidencial, las agresiones y descalificaciones, incluso la manipulación de cifras y datos de la realidad, como las omisiones en el mensaje presidencial, caso de la estafa cripto (de eso no se habla) que involucra a Milei y a otros integrantes del gobierno, esenciales en el núcleo de poder, como la manifestación de incluir entre sus colaboradores en el Gabinete al Presidente del BCRA, organismo supuestamente autónomo del poder ejecutivo. La novedad pasa por la creciente forma autoritaria de ejercicio del gobierno de la “democracia” realmente existente, que supera la consideración del gobierno argentino y que puede verificarse en otros casos nacionales, por ejemplo, en la gestión estadounidense. Son signos de la época, en que la crisis de valorización de los capitales tiene impacto en la “política” y el descontento social ante insatisfacción en las respuestas a demandas sociales insatisfechas. Ello impacta en las formas de gobierno, haciendo evidente el poder dictatorial de la clase dominante y de sus representantes. Son formas que suponen confrontaciones con los de abajo, las clases subalternas, sobre quienes cae el costo del ajuste de las políticas hegemónicas. Pero también por arriba, entre distintas fracciones del poder y del capital, para redefinir rumbos de recomposición del régimen de acumulación. Así puede entenderse la crítica a medios de comunicación hegemónicos, caso de Clarín, o la verborragia en contra de capitales industriales prebendarías, ¿Techint, quizás? Esas confrontaciones con los de abajo y las que se procesan por arriba, son parte de la dialéctica de la lucha de clases y que muestran un horizonte abierto en el imaginario del país resultante. ¿Quién vence a quién? ¿Los de abajo a los de arriba? ¿Cómo se dirime la disputa por arriba? Es más, ¿quién expresa o expresará a la fracción dominante del capital hegemónico? Interrogante que incluye la disputa entre Milei y su vice, Victoria Villarroel, y más allá a Mauricio Macri y al macrismo, entre varios aspirantes a la representación política del poder real. Todo ocurre en tiempos de internacionalización de la producción y transnacionalización del capital, afectado en tiempos de turbulencias y desorden del “orden mundial” definido en 1945, reestructurado en 1971 a partir de la ruptura de los acuerdos de posguerra en materia monetaria, y más recientemente ante la ruptura de la bipolaridad global entre capitalismo y socialismo en los noventa del siglo pasado. Más aún a partir de la crisis 2007/09 y la aparición en escena de la ultra derecha en la disputa reciente de los gobiernos, muy especialmente con la primera gestión Trump desde 2016 y las sanciones unilaterales a países que no se subordinan a la lógica imperial dominante, agravadas en este segundo turno, involucrando redefiniciones de las relaciones internacionales para defender la posición dominante de EEUU. La democracia El capitalismo desarrolló una forma histórica de gestión gubernamental que generalmente se denomina “democracia”, que asume formas parlamentarias o presidencialistas. En cualquiera de sus variantes, constituye una forma de legitimación del poder del capital, institucionalizado con formas específicas, a la cabeza de las cuales están las “constituciones”. Por ser éstas, históricas, en el régimen de capital, asumen como prioridad la defensa de la propiedad privada de los medios de producción. Toda la legislación está subordinada a esta máxima del poder institucional, aun cuando esa propiedad privada es también un proceso histórico, resultado de iniciativas violentas del poder en determinados momentos del desarrollo histórico. Para el caso nuestro, de lo que hoy llamamos Argentina, sobresale el periodo de la conquista y colonización, luego el proceso de “organización nacional” y claro, culminando una etapa: el genocidio indígena, que fuera coronado con la campaña oligárquico militar en el territorio patagónico, junto a la centralización y capitalización de la ciudad portuaria de Buenos Aires. En el centro, la apropiación privada de la tierra y la subordinación a una lógica de acumulación capitalista. Así, “el poder del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”, máxima democrática, se subordina a la dinámica de la explotación de la fuerza de trabajo y al saqueo de los bienes comunes de la humanidad, que sustenta y reproduce al régimen del capital. Lo curioso es que en el “sentido común”, que es el que imponen las clases dominantes, existe un vínculo que suena virtuoso entre “capitalismo y democracia”. En todo caso, una forma de gobierno llamada democracia que está al servicio de la lógica de producción y reproducción del orden capitalista, de la explotación y el saqueo. Es cierto que a veces acontecen crisis política y las formas democráticas se transforman en autoritarias, incluso anticonstitucionales. La Argentina tiene ejemplos de sobra en los recurrentes golpes de Estado y dictaduras militares entre 1930 y 1983. La realidad es que no solo los “militares” quiebran el orden constitucional. De hecho, las fuerzas armadas como las de seguridad, constituyen brazo armado en defensa de la lógica nacional del orden capitalista. Así, amenazado el régimen del capital por la dinámica en lucha y organización de las clases subalternas, explotadas, el poder del capital recurre a la violencia de las armas para restaurar el funcionamiento “normal” del régimen del capital, que, si es posible, lo hace bajo importantes cuotas de consenso social. Si no existe suficiente consenso, se vulneran “derechos democráticos” consagrados constitucionalmente productos de la lucha social. La democracia real en el capitalismo es un proceso de lucha de clases que vuelca la balanza a favor de las clases dominantes, más allá de contradicciones en su seno. La réplica en lucha del poder del pueblo arranca concesiones que no afectan la esencia del poder del capital, pero suponen confrontaciones por mejores condiciones de vida, aun en el capitalismo. Por eso, la lucha por la democracia, aun burguesa, es parte del programa de las/os trabajadoras/es en contra del poder burgués. Superar al capitalismo La revolución contra el régimen del capital es la tesis que motivó los estudios teóricos y la práctica política de pensadores y promotores de iniciativas y experiencias de organización alternativa del sistema capitalista. Remito a una historia que se procesa en la cuna del capitalismo desde la revolución europea de 1848, pero también a los estudios contemporáneos que recogen las múltiples resistencias de los originarios a los diversos procesos colonizadores sustentados en la esclavización y el saqueo. Son siglos por la instalación del orden capitalista en el sistema mundial, que en su desarrollo fue modelando “formas de gestión” que se configuran como “democracia”, con un formato prevalente que se fue imponiendo, con matices, a escala mundial. En ese proceso se gestaron experiencias de resistencia y una historia de la revolución, antiesclavista triunfante en el caso de Haití hacia 1804, convergente en tiempo con la derrotada rebelión irlandesa contra la dominación británica. Se habilita un tiempo de consolidación colonial e imperialista del capitalismo mundial, tanto como su contrapartida de lucha anticolonial, anticapitalista y antiimperialista. La dinámica de la lucha por otro orden social, a contramano del régimen del capital, atraviesa la historia de luchas que son simultaneas a la consolidación del poder burgués bajo las formas de la “democracia” realmente existente. La denominación de la nueva organización social transitó bajo diferentes modalidades de “socialismo”, en contra de la propiedad privada de los medios de producción y novedosas formas de gestión de la producción y la vida cotidiana, incluso en la relación de la humanidad con la naturaleza y su mutua armónica reproducción. Es un debate actual, que supone la crítica al capitalismo tal como se desarrolla en el presente, como a la gestión gubernamental del sistema. En ambas consideraciones se requieren nuevas formas de organización y reproducción de la cotidianeidad, en la esfera de la economía, de la política, de las relaciones humanas. Remito al protagonismo social en la organización y toma de decisiones para la producción y reproducción de la sociedad y de la naturaleza. No se trata de un debate abstracto, sino muy concreto, ya en que, en sentido histórico, el presente de la Argentina resume una ofensiva del capital y de la derecha política que tiene antecedentes en los objetivos de reestructuración regresiva del capitalismo local que instaló la dictadura genocida, y que en sucesivas etapas se desplegó estos años. Un proceso coronando con las pretensiones hegemonistas manifestadas en el discurso presidencial del 1 de marzo ante la asamblea legislativa. Por eso, no alcanza con la crítica al autoritarismo del gobierno Milei, sino que la crítica sustancial debe incluir a las formas y al contenido del momento del capitalismo local. Es algo no disociado de la crítica al orden capitalista global. En ese sentido la critica a las formas democráticas del gobierno capitalista resulta sustancial. Unas nuevas experiencias de protagonismo social para construir nuevos instrumentos de intervención política son necesarias para confrontar con éxito a las propuestas de dominación contemporánea. Son consideraciones que trascienden la coyuntura electoral del 2025, pero que requieren ser abordadas en sentido estratégico de construcción política alternativa, con suficiente densidad de protagonismo social en la resistencia, al tiempo que se define proyecto político para una sociedad en contra y más allá del capitalismo. Buenos Aires, 2 de marzo de 2025

Todo vale para la restauración conservadora

(Buena parte de esta nota fue publicada en Perfil, en: https://www.perfil.com/noticias/opinion/estafas-y-consensos-para-la-restauracion-conservadora.phtml) Entre quienes debatimos en torno a la alternativa política se habilita una discusión relativa a cuanto le afecta el “cripto gate” a Javier Milei. Mientras esto se discute, el libertario acelera su plan con la transformación en S.A. del BNA y se pasea en Washington con funcionarios del gobierno de EEUU, del FMI y otros organismos internacionales, junto a sus diatribas ideológicas en el cónclave de la derecha conservadora. Lo visible del fenómeno es la estafa por $Libra, cuando en rigor, debiera discutirse la esencia, en la estafa gigantesca que supone el ajuste a la mayoría empobrecida. En ese conjunto social empobrecido anida parte importante del consenso electoral y un “apoyo silencioso” en la expectivas de mejora futura ante la baja del índice inflacionario. Por eso el empecinamiento en sostener el ancla cambiaria, aunque ello suponga perdida de la competitividad local respecto del capital foráneo. No es que no le preocupe el cierre de empresas, el desempleo y el deterioro por la pérdida de actividad económica, sino que toda la apuesta es a bajar el índice de inflación, por ahora, la principal variable que contribuye al sostén del consenso social. Claro que el núcleo concentrado del poder económico también apoya, siendo los principales beneficiarios estructurales, aun cuando no tengan aun resultados en términos de ganancias, al tiempo que desconfían por los modos de actuación del libertario. No se lo acepta en su totalidad, pero se le concede que hizo lo que nadie en el objetivo de disciplinar la demanda de los de abajo. Las centrales patronales señalan algunas críticas para sostener sus reivindicaciones, especialmente relativas a la devaluación, por lo que Milei les contesta a los profesionales de la economía a ellos vinculados como “econo-chantas” porque se constituyen en voceros de la demanda por la corrección del tipo de cambio, la devaluación. Ocurre que saben que el libertario pretende disciplinarlos a ellos también y solidificar cambios en el bloque de poder de larga tradición en los golpes de estado desde 1930. La restauración conservadora es una demanda del poder concentrado desde comienzos del Siglo XX y ahora, primero bajo gestión Macri y luego con Milei, los propósitos parecen materializarse, con consenso “democrático”, aun cuando se abuse de los decretos y de formas autoritarias legitimadas por profesionales de la manipulación ideológica en los medios de comunicación y las redes sociales. Los cambios en el capitalismo Cuesta entender a Milei porque no se reconocen los cambios en el capitalismo, en las relaciones sociales de producción del capitalismo contemporáneo, una dinámica procesada en el último medio siglo. Es un desafío para la crítica del capitalismo asumir estos cambios, no solo para la confrontación, sino para pensar en términos de sujetos para el cambio revolucionario, programas a sustentar y formas de articulación del bloque socio político para la transformación social y la revolución. Milei es el resultado de los cambios en el capitalismo local, del mismo modo que Trump lo es respecto de EEUU y del mundo. No son ellos los que hacen la realidad, sino que ésta los constituye a ellos como cabezas visibles de gobiernos nacionales, que pretenden, desde sus gestiones y articulación con otros, intervenir en la dinámica de la lucha de clases global. Es una iniciativa a favor del régimen del capital en un nuevo tiempo del trayecto civilizatorio, en crisis. Se modificó la relación laboral, creciendo la irregularidad y la pérdida de seguridad social, afectando ingresos populares y jubilaciones en perspectiva. Es parte de la mercantilización de la cotidianeidad, por eso crece la salud y educación privada y todo tiende a cotizarse y "resolverse" en el mercado, claro, para quien tenga dinero. Son cambios que fragmentan la realidad social y promueven el individualismo, a contramano de una lógica solidaria asumida como cultura hegemónica en la historia reciente de las relaciones sociales de la mayoría de la población. Remite a procesos complejos que impacta en las formas tradicionales de organización popular, especialmente a los sindicatos y centrales sindicales, incluso formas económicas asociativas, cooperativas o mutuales que atravesadas por esta realidad se debaten entre la renovación hacia un clasismo de nuevo tipo, por cambios revolucionarios, o subordinarse en una lógica corporativa de defensa de derechos de grupo, más allá del acontecer en la clase en su conjunto. También cambió la relación estatal, con el desarme desde hace medio siglo de las distintas formas del "estado de bienestar", una tarea inconclusa que se agrava tendencialmente, con menos gasto social y mayor gasto militar y en seguridad para la represión al conflicto social. Por eso crecen las privatizaciones con venta de empresas públicas o transformación de empresas estatales en Sociedades Anónimas, caso ahora del Banco Nación, para introducir al capital privado en una lógica de gestión y valorización de capitales. Son cambios que estimulan una nueva inserción internacional de la Argentina, subordinada a los cambios globales y a la política exterior de EEUU. Por eso no se aceptó el ingreso a los BRICS, aunque si el SWAP con China, más por ausencia de prestamistas globales. Así se sigue acudiendo al FMI, como prestamista de última instancia, lo que explica la negociación en curso, con la pretensión de sumar recursos frescos para aliviar la perdida recurrente de reservas del BCRA. Imaginan así llegar a las elecciones de medio término sin tocar el tipo de cambio. El resultado es el agravamiento de la hipoteca que condiciona, vía presupuesto, al recurrente destino de los recursos públicos para atender la demanda de los acreedores y postergar la satisfacción de derechos que reivindica el movimiento popular en el país. Alternativa El problema es el capitalismo y sus cambios, por lo que el desafío para construir alternativa, supone la confrontación contra este capitalismo real y su jefatura: Milei y sus socios en gobernaciones, en el Congreso y en el poder judicial. Apunto a un nuevo ciclo histórico, que, así como procesa cambios en el bloque de poder, necesita reconfigurar el bloque social afectado y constituir nuevas subjetividades, programas y formas de acción política que disputen otro destino para el futro de la sociedad en la Argentina. No se trata de abandonar identidades preexistentes, sino de pensar y construir nuevas síntesis políticas que abran la posibilidad de una nueva representación popular que dispute gobierno y poder. Apunto a un diverso arco que involucra a la izquierda con representación parlamentaria; a una amplísima izquierda de contenido programático asentado en la solidaridad con los procesos de lucha y transformación revolucionaria en la región; a una izquierda social, cultural, intelectual, de grupos y personalidades, junto a una inmensa tradición que anida en partidos tradicionales de la cultura política argentina y que asumen diagnósticos críticos sobre el orden capitalista contemporáneo y concreto, expresado en contra de la iniciativa del bloque político en el poder; aludo a peronistas, radicales, socialistas, comunistas y diversas tradiciones políticas que buscan su lugar en la construcción de un gran frente popular en contra y más allá del capitalismo. Muchas veces me preguntan si ello es posible. Mi respuesta se concentra en la práctica cotidiana del movimiento de jubilados y pensionadas, que todos los miércoles recrean una práctica de unidad, aun con matices discursivos, en ocasiones confrontados, pero todos detrás de un micrófono abierto que renueva la resistencia por reivindicaciones propias, que trasciende a los adultos mayores para ser parte constitutiva del programa del pueblo trabajador. Es una señal política de unidad en acción, en lucha y debate, que semana a semana construye síntesis política más allá de diferencias, tácticas o estrategias subyacentes de quienes constituyen un amplio espacio de unidad para sentar bases de nueva síntesis política. La alternativa no se constituye en un acto, es un proceso que requiere de una importante densidad social en lucha y la articulación de un proyecto político que organice la perspectiva de la emancipación y la revolución. Buenos Aires, 22 de febrero de 2025

Milei en el ojo de la tormenta por la estafa de $LIBRA

Milei apuesta a la “iniciativa privada” y a la “innovación tecnológica”, por eso se acerca a Trump y a Elon Musk, entre muchos otros “capos” del capitalismo contemporáneo. En ese marco alentó al empresario privado Julian Pehde, de la plataforma Kip protocol en donde se promovió la cripto moneda $LIBRA, que del desconocimiento saltó, gracias al posteo de Milei a cifras astronómicas motorizadas por unos 44.000 inversores tentados por la plata fácil de la economía especulativa. No contaban con la estafa de unos 5 retiros por casi 100 millones de dólares, que desplomó la valorización en el mercado de capitales y que conmueve al país y a buena parte del mundo, especialmente a los inversores estafados. Antes las variadas denuncias, Milei posteó que "no estaba interiorizado de los pormenores del proyecto" de la cripto $LIBRA. Sin embargo, contribuyó con su promoción a la iniciativa privada a consumar una gran estafa, que por estas horas se estima en casi 100 millones de dólares. Solo para comparar, vale considerar que al Senador Kuider lo expulsaron por contrabandear 200.000 dólares en la frontera paraguaya. Los funcionarios gubernamentales y los seguidores de Milei minimizan el episodio. Señalan que solo se trató de un posteo, como si fuera un “influencer” despojado de su función de gobierno. Además, en un tema sensible como es el DINERO, en tiempos de tecnología de la comunicación que favorece la difusión del posteo de un liberal libertario que destacan los principales operadores periodísticos del mundo especializado del capitalismo global. Vale interrogarse en estas horas como estarán opinando quienes consideran al gran ajuste del argentino como un milagro económico, donde las cuentas macroeconómicas cierran aun con inmenso deterioro de las condiciones de vida de la mayoría social empobrecida. Habrá que exigir pronunciamientos e investigaciones de los poderes del Estado: la Justicia y el Congreso; que operen los órganos de regulación, como la CNV y que la sociedad asuma la irresponsabilidad de delegar al sector privado asuntos tan sensibles como el DINERO. Además, no es la primera vez que Milei opina sin conocer, de hecho, es lo que hace con la TEORIA, especialmente con las denuncias de "plagio" en sus libros. Su "liberalismo" es tanto una estafa como esta, surgida desde su promoción de una cripto moneda que promocionaba como un logro de la Argentina liberal, que atraía capitales para la promoción de la economía liberal sustentada por el proyecto Milei. La realidad nos devuelve este escándalo, que el presidente y su equipo intentan minimizar. Es obvio que la oposición política actúa y el debate recién empieza. En rigor, el tema está en la sociedad, siendo evidente que el interés “privado” sigue la lógica de la maximización de la ganancia. No solo ocurre con las estafas piramidales, sino también con el “adelanto” de los precios que explica el Ministro de Economía sin impulsar acciones concretas. Solo alcanza con citar el ejemplo de la réplica oportuna del Ministro Caputo a las empresas pre-pagas de salud, que solo sirvió como propaganda, pero sin efecto para usuarios que quedaron subordinados a la lógica re-marcadora del capital privado invertido en salud. Kuider escondía 200.000 dólares, y quienes blanquearon durante el 2024 habían escamoteado al fisco unos 22.000 millones de dólares en billetes. La estafa en curso remite a unos 100 millones de dólares, parte de múltiples estafas, entre las que vale destacar es el préstamo del FMI por 45.000 millones de la moneda estadounidense. Crédito “logrado” en la gestión de Mauricio Macri bajo gobierno en EEUU de Trump en 2018. Todo, para que esos recursos se movieran por una puerta giratoria y consolidaran la fuga de capitales, con beneficios para pocos y a cargo de una cuenta a cancelar por el conjunto de la sociedad. Hay que investigar todas las estafas, algunas de las cuales las mencionamos, especialmente la actual de $LIBRA, que convengamos no son las únicas. Si esto es propio del capitalismo, habrá que pensar en políticas que nos lleven a una lógica alternativa, pensando en resolver necesidades de la población y superar el fetiche del “mercado”, la lógica “privatizadora” y cualquier estrategia económica que imagina que solo es posible la vida en el marco del régimen del capital. Buenos Aires, 15 de febrero de 2025

Trump y la ofensiva capitalista como amenaza

nota publicada en Revista Izquierda #120, de Colombia, en: https://revistaizquierda.com/trump-y-la-ofensiva-capitalista-como-amenaza/ Los ultra-ricos del capitalismo contemporáneo rodean y financian a Donald Trump, recién asumido al frente del gobierno estadounidense entre 2025 y 2029. Elon Musk, Mark Zuckerber o Jeff Bezos, entre otros, son la expresión de la expectativa de la vanguardia de la burguesía mundial que en el ámbito de la tecnología diseña los rumbos del desarrollo capitalista actual. La mayor competitividad del capital se asienta en la innovación tecnológica, la inteligencia artificial (i.a.) en particular, mecanismos contemporáneos de estímulo a la mayor producción de plusvalor y, por lo tanto, a una mayor explotación de la fuerza de trabajo y apropiación de bienes comunes por intenso uso de la energía. Asistimos a una nueva etapa de la ofensiva del capital en contra del trabajo, por la apropiación de los bienes comunes y el disciplinamiento social bajo la cultura consumista del régimen del capital. Remite a una subsunción del trabajo, la naturaleza y la sociedad en el capital. La nueva gestión Trump intentará avanzar sobre los derechos laborales y sociales al interior de la formación socio económica estadounidense, y como anunció en su discurso inaugural, promoverá la explotación local de los recursos petroleros no convencionales sin preocupación por la afectación ambiental, todo en aras de la reducción del costo de producción empresario. La amenaza es sobre las trabajadoras y trabajadores, especialmente inmigrantes y sobre la propia naturaleza y el conjunto de la sociedad. La producción es el punto de discusión en la disputa por la hegemonía económica que sostiene EEUU con China, que ahora lo desafía en la carrera por el dominio de la vanguardia tecnológica, la inteligencia artificial. La planificación oriental bajo gestión del Partido Comunista de China hegemonizó la producción fabril global en esta primera parte del Siglo XXI, y EEUU disputa la preeminencia en el proceso integral de producción y circulación de bienes y servicios desde las mejoras en la productividad vía i.a. y el peso mundial del dólar, de las finanzas transnacionales, y el poder militar, por lo que la gestión del magnate Trump se asocia a esa expectativa por sustentar los objetivos del capital más concentrado y de vanguardia del sistema capitalista. China crece en todos los ámbitos de esa dominación, aunque muestra un retraso relativo en términos monetarios, militares e ideológicos culturales. En la defensa de la hegemonía estadounidense emerge la amenaza civilizatoria, la que se extiende bajo el signo de la guerra, el armamentismo y el militarismo, incluyendo agresiones y chantajes sobre pueblos y naciones. Un escenario que puede agravarse bajo la gestión Trump. Convengamos que esos capitales transnacionalizados aspiran a la liberación del mercado mundial y seguir extendiendo el dominio de las relaciones capitalistas de producción, para lo que necesitan de la iniciativa del Estado estadounidense, que se asume “proteccionista” bajo la gestión Trump. ¿Es acaso una contradicción? No, es parte de la realidad que supone la competencia entre la dinámica global de acumulación de las empresas de origen chino, con fortísima participación estatal, “ruta de la seda” mediante, y el capital más concentrado de EEUU e incluso de otros países capitalistas desarrollados. El proteccionismo del capitalismo desarrollado es una característica histórica de los países hegemónicos del orden capitalista. La promoción del libre cambio en los orígenes del capitalismo suponía al mismo tiempo el aperturismo a la libre circulación del capital, de las relaciones de producción capitalistas, en el ámbito mundial, en los territorios a colonizar. Por caso, Javier Milei sustenta desde su gobierno en la Argentina un aperturismo exacerbado mientras Trump enuncia el privilegio a la protección del capital local. No hay contradicción en tanto este ejerce un papel dominante, de potencia imperialista y aquel, el de un país dependiente, subordinado a la lógica hegemónica de EEUU y el capital concentrado transnacional. Asistimos al gobierno de la potencia imperialista asentado en el gran capital de origen estadounidense, más allá de cualquier contradicción entre distintas fracciones, incluso, con la particularidad de condiciones óptimas de hegemonía institucional. De ser Trump un outsider del Partido Republicano en tiempos de su primera gestión en 2016, se transformó en el jefe de las diferentes facciones políticas republicanas, con una orientación de ultra derecha. Todos los poderes del Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial al servicio de una lógica con pretensión de superar la crisis capitalista explicitada hacia 2007/09 y un desarrollo capitalista ralentizado desde entonces. La “democracia” liberal de EEUU avanza en un rumbo de autoritarismo o de totalitarismo propio del capitalismo de nuestro tiempo, bajo mecanismos de violencia explícita, verbal o física, que se convierte en norma recurrente de la cotidianeidad. La expulsión de migrantes como una de las primeras medidas asumidas en la gestión son clara expresión del sesgo autoritario, incluso más allá de cualquier prédica moral, como intentó la obispa Mariann Edgar Budde de la Diócesis Episcopal de Washington solicitando "misericordia" para los "niños gays, lesbianas y transgénero" e inmigrantes que "temen por sus vidas" ante el acceso de Trump al gobierno estadounidense. La respuesta lapidaria de Trump da cuenta que el mensaje desde la moral no le llega y persistirá en su mensaje y política reaccionaria, signo del tiempo que vivimos, que no es solo ofensiva del “capital”, sino de la ultraderecha en la gestión del capitalismo. Es una fortísima convicción del magnate presidente de la potencia imperialista ante los problemas del capitalismo mundial y especialmente de EEUU. Entre otras cuestiones, Yanet Yellen, la Secretaria del Tesoro saliente, informó por escrito a los legisladores, un mes antes de finalizada la gestión, que alcanzarían el techo de deuda permitido a fin del mandato Biden, y que realizarían ajustes contables para evitar el límite de la deuda permitida, afectando pagos de jubilaciones y de seguridad social. Anticipa el crecimiento del endeudamiento estadounidense, el mayor del mundo, que para sostenerse requiere del mantenimiento de la hegemonía del sistema mundial. Puede entenderse desde esa perspectiva que una prioridad del gobierno Trump será la reducción de un gigantesco déficit fiscal que se acrecienta por décadas y que se sostiene en la emisión de moneda y un endeudamiento que alcanza el 140% del PBI de EEUU. Elon Musk, el multimillonario designado al Gabinete para hacer “eficiente” al Estado, será el responsable de achicar ese déficit, principalmente recortando gasto social y compromisos asociados a campañas por el medio ambiente en contra del cambio climático y todo aquello asociado a derechos conquistados en estos últimos años en materia de derechos sociales, de minorías o de género. En rigor, una parte de las medidas asumidas por decreto en el primer día de gestión convalidan este diagnóstico. Se asegurará Musk de mantener los contratos estatales o los subsidios gigantescos receptados por sus empresas, al tiempo que potenciará el papel del Estado capitalista para el desarrollo del régimen del capital. En rigor, son beneficios logrados más allá del territorio estadounidense, por lo que utilizará su jerarquía de funcionario gubernamental para incidir en concesiones de otros Estados nacionales del capitalismo mundial. El Estado capitalista está gobernado por grandes empresarios, entre ellos Donald Trump y Elon Musk. Esos objetivos pretenden mundializarse y son funcionales a una oleada de ofensiva política de la ultraderecha, sea la italiana Giorgia Meloni, Bukele en El Salvador, Javier Milei en Argentina, Víctor Orban en Hungría, Donald Tusk en Polonia, Benjamín Netanyahu en Israel o Donald Trump en EEUU, sin perjuicio de otros que, sin ser gobierno, son parte de la disputa, caso especial de Jair Bolsonaro o su proyecto político para Brasil. Son emergentes de una política funcional al proyecto “libertario, liberalizador, de ultra derecha”, afirmando el rumbo autoritario del capitalismo en nuestro tiempo, en tanto resulta un signo de época, que requiere de la crítica para contribuir a desarrollar imaginarios alternativos de otro mundo posible. ¿Qué esperar para la región? Entre las primeras medidas adoptadas y que nos dan la pauta del sentido del gobierno Trump para la región remite a Cuba. En efecto, como señal de ofensiva contra la experiencia más importante de crítica al capitalismo e intento de construir alternativa por el socialismo, Trump revocó la decisión de Joe Biden de retirar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. La medida había sido recogida con expectativa ante una demanda mundial solidaria con la isla. Trump no duda y ratifica un rumbo de agravamiento del embargo y bloqueo sobre Cuba, ratificando la batería de sanciones aplicadas en su primera gestión, agudizando los problemas económico sociales que ello apareja a la difícil situación cubana. Resalto la situación de Cuba, porque la amenaza de Trump y la ultraderecha mundial es una ofensiva del capital en contra de todo proyecto que intente alejarse o confrontar con la estrategia del capital hegemónico y su política, mediados por los Estados capitalistas, por restablecer la dominación burguesa en el marco de incertidumbre que genera la crisis actual desatada desde el 2007 y que aún no encuentra rumbo de superación. El gobierno Trump es un nuevo intento por superar una crisis irresuelta. Es un llamado de atención a todos los gobiernos que asumieron la gestión con un discurso crítico a las “derechas” y al “liberalismo”, neo o viejo. Para la política exterior de EEUU, más aún en la gestión Trump, no habrá posibilidad de disenso. Lo que se busca es la subordinación, explicitado en su mensaje sobre el Canal de Panamá o el Golfo de México, la demanda sobre Groenlandia o sobre Canadá, incluso las presiones por establecer suba de aranceles a sus socios en el “libre comercio”, México y Canadá, con las negociaciones inmediatas que llevaron a ambos países a disponer gastos adicionales de seguridad de frontera para frenar la amenaza arancelaria de Trump. Ningún territorio le es ajeno al mandamás del imperialismo estadounidense. Más allá de Cuba, Venezuela o Nicaragua, la mirada se orienta a México, Brasil, Colombia, Chile o Bolivia en el objetivo imperialista para la región, tal como en otro momento lo estuvieron Ecuador o el Salvador, como Argentina o Uruguay. Los designados para atender la política exterior hacia la región son parte del núcleo histórico que imagina una revancha contra Cuba y sobre la influencia de esta en la disputa revolucionaria de los 60/70 en Latinoamérica y el caribe. Más aún, con el peso que adquirió Cuba en la primera década del Siglo XXI en la nueva institucionalidad regional, especialmente en una perspectiva de integración no subordinada, en donde sobresalió la presidencia cubana de la CELAC en 2013. El Secretario de Estado es Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos y propiciador del intervencionismo estadounidense en todo el mundo, acérrimo crítico del comunismo y, por ende, de Cuba y de China. También cubano americano es el ex BID, Mauricio Claver Carone, designado como “Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina”, con el propósito de poner orden en la frontera, como parte esencial de un “muro” a la migración regional hacia EEUU. Trump propone un alineamiento sin concesiones, con eje en desestabilizar a los países que aparecen en confrontación, casos de Cuba, Venezuela o Nicaragua, más allá de la reactivación de las compras de petróleo a Caracas o los contratos favorecidos para las petroleras estadounidenses. Las sanciones, una política desplegada en la primera gestión, se profundizarán en este segundo mandato, por lo que, al proteccionismo local, la gestión Trump inducirá el aperturismo para todos los países de la región. Por eso reorganizó en su anterior gestión el NAFTA y ahora amenaza con aranceles a sus socios, Canadá y México. América primero reitera el eslogan de volver a hacer fuerte y grande a EEUU (Make Again Great America, MAGA). Entre los problemas estructurales del capitalismo estadounidense aparece el déficit fiscal y comercial, por lo que junto al ajuste sobre partidas del gasto social y aquel orientado a morigerar el calentamiento global y el cambio climático, tanto como los fondos asociados a las minorías, privilegiará el “estímulo a las exportaciones”. Esto aparece difícil, porque para generarse condiciones de venta al exterior tiene en contra la valorización del dólar operada en estos últimos tiempos. Más aún, preocupa la creciente presencia de China durante este siglo como socio comercial, económico (inversor) y financiero en la región. China está desplazando en sus relaciones económicas, comerciales y financieras al histórico papel de EEUU en lo que considera su patio trasero. La nueva guerra comercial lanzada desde EEUU contra China está en pleno desarrollo, cuyo impacto inmediato será el crecimiento de los precios y el retorno del problema de la inflación, asociado a un tiempo de ralentización de la economía mundial. Amenazan retomar los tiempos de la estanflación. Ante la amenaza de Cuba en los 60 del siglo pasado, desde EEUU se propuso la Alianza para el Progreso, en un intento de aislar a la revolución cubana y consolidar el rumbo capitalista y el alineamiento de la región a la política de Washington. Ese fue el camino elegido en los 90, primero con la Iniciativa para las Américas, de Bush (padre), y del Área de Libre Comercio para las Américas, ALCA, propiciada bajo la gestión Clinton y Bush hijo, obturada en Mar del Plata, Argentina, en la Cumbre de las Américas en 2005, por el accionar conjunto de la Cumbre Popular y la articulación de los Países del Mercosur más Venezuela, condición de posibilidad para el aliento a una nueva institucionalidad regional excluyendo a EEUU y a Canadá, especialmente expresada por la CELAC. Es en ese marco que debe entenderse la iniciativa política contra todo intento de gobierno autónomo, como fueron los casos recientes de los golpes de Estado de “nuevo tipo” en Honduras en 2009, en Paraguay en 2012, en Brasil en 2016; y la militancia para instaurar gobiernos funcionales a la política de Washington de la derecha en Argentina en 2015, en Brasil en 2019, en Uruguay en 2020 y la obstaculización de procesos que habían generado expectivas de cambios sobre la base de la movilización popular, casos de Chile o Colombia en 2019, o el triunfo y gobierno de México con Andrés Manuel López Obrador en 2018 y la continuidad ahora con Claudia Sheinbaum. Nada de lo que ocurre en la región le es ajeno a EEUU, por lo que intervino para desestabilizar procesos en Ecuador o el Salvador, con saldo favorable a la derecha y la sumisión a la política exterior estadounidense. Cerrar la frontera para evitar la migración latinoamericana y caribeña, establecer castigos arancelarios para definir vínculos comerciales y obstaculizar todo proceso de autonomía y promoción de soberanías nacionales, constituye la base de la relación política de la gestión Trump con la región nuestramericana. Cuenta con fieles aliados en los gobiernos de la derecha regional y muy especialmente a Javier Milei, el libertario presidente de la Argentina. Milei se entusiasma con el vínculo estrecho con el gobernante estadounidense, a quien apoyó de manera temprana en la campaña electoral, cuando aún no estaba clara la posibilidad del retorno al gobierno del magnate naranja. No importa en EEUU que Argentina aprecie su moneda, a contramano de las devaluaciones que se generalizan en la región, ya que en un caso o en otro, los perjudicados serán siempre los sectores de ingresos fijos empobrecidos por políticas monetarias que se aplican para restaurar la posibilidad del régimen de explotación en cada territorio. Un nuevo tiempo de liberalización capitalista se pretende, por lo que Milei, presidente pro tempore del Mercosur buscará favorecer las realizaciones de tratados de libre comercio de cada país con EEUU, una forma de desarmar el Mercosur y retomar la agenda del ALCA. El gobierno argentino cuenta con el apoyo de Trump y del FMI, especialmente de su Directora Gerente para renovar la impagable deuda de la Argentina con el organismo internacional y así, garantizar mecanismos de estabilización, aun temporaria, para restauraciones regresivas de la dominación oligárquico imperialista en la argentina y marcar rumbo en la región. Vale quizá aquí una hipótesis que sostennos, que, así como la experiencia chilena de la dictadura de Pinochet fue el ensayo para la luego generalización de lo que se denominó “neoliberalismo”, la experiencia ya de más de un año de gestión Milei, puede ser el ensayo de un brutal ajuste y una cruda reestructuración regresiva de las relaciones capitalistas para relanzar al capitalismo global ante la crisis. Trump cuenta con el gobierno argentino como socio privilegiado de una estrategia para alinear a toda la región a los propósitos y objetivos de la política imperialista de Washington. Discutir la estrategia Está clara la iniciativa política del poder y la ofensiva del capital y de la ultraderecha. La discusión es que hacer, un interrogante suscitado en diversas ocasiones en la región. Durante la conquista fue resistencia o colaboración. Las resistencias fueron ahogadas en sangre, pero sobreviven en la memoria histórica de los pueblos originarios. Más tarde los pueblos protagonizaron la gesta independentista por la Patria Grande, aunque vencieron los que subordinaron el proyecto a “patrias chicas nacionales” para asociarse de manera subordinada a la estrategia de la burguesía hegemónica, articulando la explotación del capital local y externo. Las luchas obreras y populares alentaron nuevas propuestas políticas en tiempos de revolución, que le darían la impronta al siglo XX. En esas luchas de emancipación también confrontaron proyectos, entre quienes aspiraban al desarrollo del capitalismo para esperar maduraran las condiciones para la revolución por el socialismo, y quienes detrás de lo sustentado por Mariátegui imaginaban al socialismo como horizonte necesario e inmediato, en tanto debate de hace un siglo. La revolución cubana zanjó el debate, dando cuenta de la realidad del objetivo por la revolución y el socialismo. El mito por el socialismo del amauta peruano adquiría carta de realidad desde la tierra de José Martí. Otros imaginaban la posibilidad del capitalismo nacional, bajo la ilusión de un “tercerismo” que solo era posible por la contradicción entre el propósito del orden capitalista y el desafío por el socialismo, una experiencia en desarrollo entonces en la URSS, en China y en Cuba. La corriente hegemónica en Economía Política sustentaba estrategias de desarrollo, el “desarrollismo” en diferentes variantes, que aparecían resolviendo ganancias para los inversores capitalistas, al tiempo que empleo extendido, salarios y seguridad social que alejaba la situación de empobrecimiento de grandes sectores sociales. El “reformismo” parecía solución ante la ofensiva de la revolución y la acumulación gigantesca de poder popular en todo el mundo. La respuesta empezó en Chile con el golpe de 1973 y el ensayo neoliberal que luego se generalizaría, especialmente en la década del 90. Parecía el triunfo del régimen del capital y su estrategia liberalizadora del desarrollo. Ahora vuelve la discusión, con la ofensiva capitalista y sin las condiciones que ofrecía la bipolaridad entre 1945 y 1991. Ahora, transcurrido un cuarto del Siglo XXI se requiere retomar la propuesta por el socialismo sustentada hace un siglo por el revolucionario peruano y tres décadas después por la revolución cubana. Hay que discutir el signo de la derrota de estos tiempos, los que demandan con mayor fuerza la reivindicación de la crítica al capitalismo que fundara Karl Marx y Friedrich Engels, junto a las experiencias emancipadoras de los distintos momentos de confrontación con la dominación en Nuestra América. Se trata de recuperar la historia y la experiencia de las luchas contra la conquista, pasando por la gesta emancipadora de la “patria grande”, al proyecto socialista sustentado desde la emergencia de colectivos que levantaron propuestas revolucionarias por el socialismo. Incluso, como dijo Mariátegui, no se trata de calcar el pasado, sino de resignificar el proyecto en contra del capitalismo y por el socialismo, que anida en múltiples experiencias comunitarias, de autogestión, solidarias, cooperativas, de reproducción de la vida cotidiana y la naturaleza, más allá y en contra de la ley del valor. La amenaza de Trump y sus aliados en la región es resultado de experiencias que generaron expectativas de mejora social sin confrontar al régimen del capital. Parar la amenaza supone reinstalar el objetivo en contra del capitalismo y por el socialismo. Buenos Aires, 5 de febrero de 2025