¿Capitalismo y democracia? La gestión Milei

Publicado en TRAMAS, en: https://tramas.ar/2025/03/02/capitalismo-y-democracia-la-gestion-milei/ Inició el año legislativo del 2025 con creciente autoritarismo en la gestión gubernamental, aun cuando repliquen desde el oficialismo que los “Decretos” son constitucionales, incluida la designación transitoria de jueces de la Corte Suprema de Justicia, a días del inicio de las deliberaciones congresales; que el “protocolo de seguridad” tiene base legal; o que se restrinja la cobertura periodística en el recinto parlamentario del mensaje del comienzo de actividades del Congreso. La propuesta de país es autoritaria, aun cuando se reglamente en un cuerpo legal al estilo de la ley de Bases, porque la desregulación sustentada o la restructuración regresiva de relaciones, como sugiere el discurso presidencial referido a la reforma laboral o previsional, incluso la quita de impuestos al capital, supone un orden social de jerarquización del ingreso de los propietarios de medios de producción en desmedro de la mayoría de la sociedad. Es un mecanismo de asignación de privilegios propio de un régimen autoritario. El autoritarismo también se manifiesta en las formas y los modos del discurso presidencial, las agresiones y descalificaciones, incluso la manipulación de cifras y datos de la realidad, como las omisiones en el mensaje presidencial, caso de la estafa cripto (de eso no se habla) que involucra a Milei y a otros integrantes del gobierno, esenciales en el núcleo de poder, como la manifestación de incluir entre sus colaboradores en el Gabinete al Presidente del BCRA, organismo supuestamente autónomo del poder ejecutivo. La novedad pasa por la creciente forma autoritaria de ejercicio del gobierno de la “democracia” realmente existente, que supera la consideración del gobierno argentino y que puede verificarse en otros casos nacionales, por ejemplo, en la gestión estadounidense. Son signos de la época, en que la crisis de valorización de los capitales tiene impacto en la “política” y el descontento social ante insatisfacción en las respuestas a demandas sociales insatisfechas. Ello impacta en las formas de gobierno, haciendo evidente el poder dictatorial de la clase dominante y de sus representantes. Son formas que suponen confrontaciones con los de abajo, las clases subalternas, sobre quienes cae el costo del ajuste de las políticas hegemónicas. Pero también por arriba, entre distintas fracciones del poder y del capital, para redefinir rumbos de recomposición del régimen de acumulación. Así puede entenderse la crítica a medios de comunicación hegemónicos, caso de Clarín, o la verborragia en contra de capitales industriales prebendarías, ¿Techint, quizás? Esas confrontaciones con los de abajo y las que se procesan por arriba, son parte de la dialéctica de la lucha de clases y que muestran un horizonte abierto en el imaginario del país resultante. ¿Quién vence a quién? ¿Los de abajo a los de arriba? ¿Cómo se dirime la disputa por arriba? Es más, ¿quién expresa o expresará a la fracción dominante del capital hegemónico? Interrogante que incluye la disputa entre Milei y su vice, Victoria Villarroel, y más allá a Mauricio Macri y al macrismo, entre varios aspirantes a la representación política del poder real. Todo ocurre en tiempos de internacionalización de la producción y transnacionalización del capital, afectado en tiempos de turbulencias y desorden del “orden mundial” definido en 1945, reestructurado en 1971 a partir de la ruptura de los acuerdos de posguerra en materia monetaria, y más recientemente ante la ruptura de la bipolaridad global entre capitalismo y socialismo en los noventa del siglo pasado. Más aún a partir de la crisis 2007/09 y la aparición en escena de la ultra derecha en la disputa reciente de los gobiernos, muy especialmente con la primera gestión Trump desde 2016 y las sanciones unilaterales a países que no se subordinan a la lógica imperial dominante, agravadas en este segundo turno, involucrando redefiniciones de las relaciones internacionales para defender la posición dominante de EEUU. La democracia El capitalismo desarrolló una forma histórica de gestión gubernamental que generalmente se denomina “democracia”, que asume formas parlamentarias o presidencialistas. En cualquiera de sus variantes, constituye una forma de legitimación del poder del capital, institucionalizado con formas específicas, a la cabeza de las cuales están las “constituciones”. Por ser éstas, históricas, en el régimen de capital, asumen como prioridad la defensa de la propiedad privada de los medios de producción. Toda la legislación está subordinada a esta máxima del poder institucional, aun cuando esa propiedad privada es también un proceso histórico, resultado de iniciativas violentas del poder en determinados momentos del desarrollo histórico. Para el caso nuestro, de lo que hoy llamamos Argentina, sobresale el periodo de la conquista y colonización, luego el proceso de “organización nacional” y claro, culminando una etapa: el genocidio indígena, que fuera coronado con la campaña oligárquico militar en el territorio patagónico, junto a la centralización y capitalización de la ciudad portuaria de Buenos Aires. En el centro, la apropiación privada de la tierra y la subordinación a una lógica de acumulación capitalista. Así, “el poder del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”, máxima democrática, se subordina a la dinámica de la explotación de la fuerza de trabajo y al saqueo de los bienes comunes de la humanidad, que sustenta y reproduce al régimen del capital. Lo curioso es que en el “sentido común”, que es el que imponen las clases dominantes, existe un vínculo que suena virtuoso entre “capitalismo y democracia”. En todo caso, una forma de gobierno llamada democracia que está al servicio de la lógica de producción y reproducción del orden capitalista, de la explotación y el saqueo. Es cierto que a veces acontecen crisis política y las formas democráticas se transforman en autoritarias, incluso anticonstitucionales. La Argentina tiene ejemplos de sobra en los recurrentes golpes de Estado y dictaduras militares entre 1930 y 1983. La realidad es que no solo los “militares” quiebran el orden constitucional. De hecho, las fuerzas armadas como las de seguridad, constituyen brazo armado en defensa de la lógica nacional del orden capitalista. Así, amenazado el régimen del capital por la dinámica en lucha y organización de las clases subalternas, explotadas, el poder del capital recurre a la violencia de las armas para restaurar el funcionamiento “normal” del régimen del capital, que, si es posible, lo hace bajo importantes cuotas de consenso social. Si no existe suficiente consenso, se vulneran “derechos democráticos” consagrados constitucionalmente productos de la lucha social. La democracia real en el capitalismo es un proceso de lucha de clases que vuelca la balanza a favor de las clases dominantes, más allá de contradicciones en su seno. La réplica en lucha del poder del pueblo arranca concesiones que no afectan la esencia del poder del capital, pero suponen confrontaciones por mejores condiciones de vida, aun en el capitalismo. Por eso, la lucha por la democracia, aun burguesa, es parte del programa de las/os trabajadoras/es en contra del poder burgués. Superar al capitalismo La revolución contra el régimen del capital es la tesis que motivó los estudios teóricos y la práctica política de pensadores y promotores de iniciativas y experiencias de organización alternativa del sistema capitalista. Remito a una historia que se procesa en la cuna del capitalismo desde la revolución europea de 1848, pero también a los estudios contemporáneos que recogen las múltiples resistencias de los originarios a los diversos procesos colonizadores sustentados en la esclavización y el saqueo. Son siglos por la instalación del orden capitalista en el sistema mundial, que en su desarrollo fue modelando “formas de gestión” que se configuran como “democracia”, con un formato prevalente que se fue imponiendo, con matices, a escala mundial. En ese proceso se gestaron experiencias de resistencia y una historia de la revolución, antiesclavista triunfante en el caso de Haití hacia 1804, convergente en tiempo con la derrotada rebelión irlandesa contra la dominación británica. Se habilita un tiempo de consolidación colonial e imperialista del capitalismo mundial, tanto como su contrapartida de lucha anticolonial, anticapitalista y antiimperialista. La dinámica de la lucha por otro orden social, a contramano del régimen del capital, atraviesa la historia de luchas que son simultaneas a la consolidación del poder burgués bajo las formas de la “democracia” realmente existente. La denominación de la nueva organización social transitó bajo diferentes modalidades de “socialismo”, en contra de la propiedad privada de los medios de producción y novedosas formas de gestión de la producción y la vida cotidiana, incluso en la relación de la humanidad con la naturaleza y su mutua armónica reproducción. Es un debate actual, que supone la crítica al capitalismo tal como se desarrolla en el presente, como a la gestión gubernamental del sistema. En ambas consideraciones se requieren nuevas formas de organización y reproducción de la cotidianeidad, en la esfera de la economía, de la política, de las relaciones humanas. Remito al protagonismo social en la organización y toma de decisiones para la producción y reproducción de la sociedad y de la naturaleza. No se trata de un debate abstracto, sino muy concreto, ya en que, en sentido histórico, el presente de la Argentina resume una ofensiva del capital y de la derecha política que tiene antecedentes en los objetivos de reestructuración regresiva del capitalismo local que instaló la dictadura genocida, y que en sucesivas etapas se desplegó estos años. Un proceso coronando con las pretensiones hegemonistas manifestadas en el discurso presidencial del 1 de marzo ante la asamblea legislativa. Por eso, no alcanza con la crítica al autoritarismo del gobierno Milei, sino que la crítica sustancial debe incluir a las formas y al contenido del momento del capitalismo local. Es algo no disociado de la crítica al orden capitalista global. En ese sentido la critica a las formas democráticas del gobierno capitalista resulta sustancial. Unas nuevas experiencias de protagonismo social para construir nuevos instrumentos de intervención política son necesarias para confrontar con éxito a las propuestas de dominación contemporánea. Son consideraciones que trascienden la coyuntura electoral del 2025, pero que requieren ser abordadas en sentido estratégico de construcción política alternativa, con suficiente densidad de protagonismo social en la resistencia, al tiempo que se define proyecto político para una sociedad en contra y más allá del capitalismo. Buenos Aires, 2 de marzo de 2025

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