Milei en el ojo de la tormenta por la estafa de $LIBRA
Milei apuesta a la “iniciativa privada” y a la “innovación tecnológica”, por eso se acerca a Trump y a Elon Musk, entre muchos otros “capos” del capitalismo contemporáneo.
En ese marco alentó al empresario privado Julian Pehde, de la plataforma Kip protocol en donde se promovió la cripto moneda $LIBRA, que del desconocimiento saltó, gracias al posteo de Milei a cifras astronómicas motorizadas por unos 44.000 inversores tentados por la plata fácil de la economía especulativa.
No contaban con la estafa de unos 5 retiros por casi 100 millones de dólares, que desplomó la valorización en el mercado de capitales y que conmueve al país y a buena parte del mundo, especialmente a los inversores estafados.
Antes las variadas denuncias, Milei posteó que "no estaba interiorizado de los pormenores del proyecto" de la cripto $LIBRA.
Sin embargo, contribuyó con su promoción a la iniciativa privada a consumar una gran estafa, que por estas horas se estima en casi 100 millones de dólares.
Solo para comparar, vale considerar que al Senador Kuider lo expulsaron por contrabandear 200.000 dólares en la frontera paraguaya.
Los funcionarios gubernamentales y los seguidores de Milei minimizan el episodio. Señalan que solo se trató de un posteo, como si fuera un “influencer” despojado de su función de gobierno.
Además, en un tema sensible como es el DINERO, en tiempos de tecnología de la comunicación que favorece la difusión del posteo de un liberal libertario que destacan los principales operadores periodísticos del mundo especializado del capitalismo global.
Vale interrogarse en estas horas como estarán opinando quienes consideran al gran ajuste del argentino como un milagro económico, donde las cuentas macroeconómicas cierran aun con inmenso deterioro de las condiciones de vida de la mayoría social empobrecida.
Habrá que exigir pronunciamientos e investigaciones de los poderes del Estado: la Justicia y el Congreso; que operen los órganos de regulación, como la CNV y que la sociedad asuma la irresponsabilidad de delegar al sector privado asuntos tan sensibles como el DINERO.
Además, no es la primera vez que Milei opina sin conocer, de hecho, es lo que hace con la TEORIA, especialmente con las denuncias de "plagio" en sus libros.
Su "liberalismo" es tanto una estafa como esta, surgida desde su promoción de una cripto moneda que promocionaba como un logro de la Argentina liberal, que atraía capitales para la promoción de la economía liberal sustentada por el proyecto Milei.
La realidad nos devuelve este escándalo, que el presidente y su equipo intentan minimizar.
Es obvio que la oposición política actúa y el debate recién empieza. En rigor, el tema está en la sociedad, siendo evidente que el interés “privado” sigue la lógica de la maximización de la ganancia.
No solo ocurre con las estafas piramidales, sino también con el “adelanto” de los precios que explica el Ministro de Economía sin impulsar acciones concretas.
Solo alcanza con citar el ejemplo de la réplica oportuna del Ministro Caputo a las empresas pre-pagas de salud, que solo sirvió como propaganda, pero sin efecto para usuarios que quedaron subordinados a la lógica re-marcadora del capital privado invertido en salud.
Kuider escondía 200.000 dólares, y quienes blanquearon durante el 2024 habían escamoteado al fisco unos 22.000 millones de dólares en billetes.
La estafa en curso remite a unos 100 millones de dólares, parte de múltiples estafas, entre las que vale destacar es el préstamo del FMI por 45.000 millones de la moneda estadounidense. Crédito “logrado” en la gestión de Mauricio Macri bajo gobierno en EEUU de Trump en 2018.
Todo, para que esos recursos se movieran por una puerta giratoria y consolidaran la fuga de capitales, con beneficios para pocos y a cargo de una cuenta a cancelar por el conjunto de la sociedad.
Hay que investigar todas las estafas, algunas de las cuales las mencionamos, especialmente la actual de $LIBRA, que convengamos no son las únicas.
Si esto es propio del capitalismo, habrá que pensar en políticas que nos lleven a una lógica alternativa, pensando en resolver necesidades de la población y superar el fetiche del “mercado”, la lógica “privatizadora” y cualquier estrategia económica que imagina que solo es posible la vida en el marco del régimen del capital.
Buenos Aires, 15 de febrero de 2025
Trump y la ofensiva capitalista como amenaza
nota publicada en Revista Izquierda #120, de Colombia, en: https://revistaizquierda.com/trump-y-la-ofensiva-capitalista-como-amenaza/
Los ultra-ricos del capitalismo contemporáneo rodean y financian a Donald Trump, recién asumido al frente del gobierno estadounidense entre 2025 y 2029. Elon Musk, Mark Zuckerber o Jeff Bezos, entre otros, son la expresión de la expectativa de la vanguardia de la burguesía mundial que en el ámbito de la tecnología diseña los rumbos del desarrollo capitalista actual. La mayor competitividad del capital se asienta en la innovación tecnológica, la inteligencia artificial (i.a.) en particular, mecanismos contemporáneos de estímulo a la mayor producción de plusvalor y, por lo tanto, a una mayor explotación de la fuerza de trabajo y apropiación de bienes comunes por intenso uso de la energía.
Asistimos a una nueva etapa de la ofensiva del capital en contra del trabajo, por la apropiación de los bienes comunes y el disciplinamiento social bajo la cultura consumista del régimen del capital. Remite a una subsunción del trabajo, la naturaleza y la sociedad en el capital. La nueva gestión Trump intentará avanzar sobre los derechos laborales y sociales al interior de la formación socio económica estadounidense, y como anunció en su discurso inaugural, promoverá la explotación local de los recursos petroleros no convencionales sin preocupación por la afectación ambiental, todo en aras de la reducción del costo de producción empresario. La amenaza es sobre las trabajadoras y trabajadores, especialmente inmigrantes y sobre la propia naturaleza y el conjunto de la sociedad.
La producción es el punto de discusión en la disputa por la hegemonía económica que sostiene EEUU con China, que ahora lo desafía en la carrera por el dominio de la vanguardia tecnológica, la inteligencia artificial. La planificación oriental bajo gestión del Partido Comunista de China hegemonizó la producción fabril global en esta primera parte del Siglo XXI, y EEUU disputa la preeminencia en el proceso integral de producción y circulación de bienes y servicios desde las mejoras en la productividad vía i.a. y el peso mundial del dólar, de las finanzas transnacionales, y el poder militar, por lo que la gestión del magnate Trump se asocia a esa expectativa por sustentar los objetivos del capital más concentrado y de vanguardia del sistema capitalista. China crece en todos los ámbitos de esa dominación, aunque muestra un retraso relativo en términos monetarios, militares e ideológicos culturales.
En la defensa de la hegemonía estadounidense emerge la amenaza civilizatoria, la que se extiende bajo el signo de la guerra, el armamentismo y el militarismo, incluyendo agresiones y chantajes sobre pueblos y naciones. Un escenario que puede agravarse bajo la gestión Trump.
Convengamos que esos capitales transnacionalizados aspiran a la liberación del mercado mundial y seguir extendiendo el dominio de las relaciones capitalistas de producción, para lo que necesitan de la iniciativa del Estado estadounidense, que se asume “proteccionista” bajo la gestión Trump. ¿Es acaso una contradicción? No, es parte de la realidad que supone la competencia entre la dinámica global de acumulación de las empresas de origen chino, con fortísima participación estatal, “ruta de la seda” mediante, y el capital más concentrado de EEUU e incluso de otros países capitalistas desarrollados.
El proteccionismo del capitalismo desarrollado es una característica histórica de los países hegemónicos del orden capitalista. La promoción del libre cambio en los orígenes del capitalismo suponía al mismo tiempo el aperturismo a la libre circulación del capital, de las relaciones de producción capitalistas, en el ámbito mundial, en los territorios a colonizar. Por caso, Javier Milei sustenta desde su gobierno en la Argentina un aperturismo exacerbado mientras Trump enuncia el privilegio a la protección del capital local. No hay contradicción en tanto este ejerce un papel dominante, de potencia imperialista y aquel, el de un país dependiente, subordinado a la lógica hegemónica de EEUU y el capital concentrado transnacional.
Asistimos al gobierno de la potencia imperialista asentado en el gran capital de origen estadounidense, más allá de cualquier contradicción entre distintas fracciones, incluso, con la particularidad de condiciones óptimas de hegemonía institucional. De ser Trump un outsider del Partido Republicano en tiempos de su primera gestión en 2016, se transformó en el jefe de las diferentes facciones políticas republicanas, con una orientación de ultra derecha. Todos los poderes del Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial al servicio de una lógica con pretensión de superar la crisis capitalista explicitada hacia 2007/09 y un desarrollo capitalista ralentizado desde entonces. La “democracia” liberal de EEUU avanza en un rumbo de autoritarismo o de totalitarismo propio del capitalismo de nuestro tiempo, bajo mecanismos de violencia explícita, verbal o física, que se convierte en norma recurrente de la cotidianeidad.
La expulsión de migrantes como una de las primeras medidas asumidas en la gestión son clara expresión del sesgo autoritario, incluso más allá de cualquier prédica moral, como intentó la obispa Mariann Edgar Budde de la Diócesis Episcopal de Washington solicitando "misericordia" para los "niños gays, lesbianas y transgénero" e inmigrantes que "temen por sus vidas" ante el acceso de Trump al gobierno estadounidense. La respuesta lapidaria de Trump da cuenta que el mensaje desde la moral no le llega y persistirá en su mensaje y política reaccionaria, signo del tiempo que vivimos, que no es solo ofensiva del “capital”, sino de la ultraderecha en la gestión del capitalismo.
Es una fortísima convicción del magnate presidente de la potencia imperialista ante los problemas del capitalismo mundial y especialmente de EEUU. Entre otras cuestiones, Yanet Yellen, la Secretaria del Tesoro saliente, informó por escrito a los legisladores, un mes antes de finalizada la gestión, que alcanzarían el techo de deuda permitido a fin del mandato Biden, y que realizarían ajustes contables para evitar el límite de la deuda permitida, afectando pagos de jubilaciones y de seguridad social. Anticipa el crecimiento del endeudamiento estadounidense, el mayor del mundo, que para sostenerse requiere del mantenimiento de la hegemonía del sistema mundial.
Puede entenderse desde esa perspectiva que una prioridad del gobierno Trump será la reducción de un gigantesco déficit fiscal que se acrecienta por décadas y que se sostiene en la emisión de moneda y un endeudamiento que alcanza el 140% del PBI de EEUU. Elon Musk, el multimillonario designado al Gabinete para hacer “eficiente” al Estado, será el responsable de achicar ese déficit, principalmente recortando gasto social y compromisos asociados a campañas por el medio ambiente en contra del cambio climático y todo aquello asociado a derechos conquistados en estos últimos años en materia de derechos sociales, de minorías o de género. En rigor, una parte de las medidas asumidas por decreto en el primer día de gestión convalidan este diagnóstico.
Se asegurará Musk de mantener los contratos estatales o los subsidios gigantescos receptados por sus empresas, al tiempo que potenciará el papel del Estado capitalista para el desarrollo del régimen del capital. En rigor, son beneficios logrados más allá del territorio estadounidense, por lo que utilizará su jerarquía de funcionario gubernamental para incidir en concesiones de otros Estados nacionales del capitalismo mundial. El Estado capitalista está gobernado por grandes empresarios, entre ellos Donald Trump y Elon Musk.
Esos objetivos pretenden mundializarse y son funcionales a una oleada de ofensiva política de la ultraderecha, sea la italiana Giorgia Meloni, Bukele en El Salvador, Javier Milei en Argentina, Víctor Orban en Hungría, Donald Tusk en Polonia, Benjamín Netanyahu en Israel o Donald Trump en EEUU, sin perjuicio de otros que, sin ser gobierno, son parte de la disputa, caso especial de Jair Bolsonaro o su proyecto político para Brasil. Son emergentes de una política funcional al proyecto “libertario, liberalizador, de ultra derecha”, afirmando el rumbo autoritario del capitalismo en nuestro tiempo, en tanto resulta un signo de época, que requiere de la crítica para contribuir a desarrollar imaginarios alternativos de otro mundo posible.
¿Qué esperar para la región?
Entre las primeras medidas adoptadas y que nos dan la pauta del sentido del gobierno Trump para la región remite a Cuba. En efecto, como señal de ofensiva contra la experiencia más importante de crítica al capitalismo e intento de construir alternativa por el socialismo, Trump revocó la decisión de Joe Biden de retirar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. La medida había sido recogida con expectativa ante una demanda mundial solidaria con la isla. Trump no duda y ratifica un rumbo de agravamiento del embargo y bloqueo sobre Cuba, ratificando la batería de sanciones aplicadas en su primera gestión, agudizando los problemas económico sociales que ello apareja a la difícil situación cubana.
Resalto la situación de Cuba, porque la amenaza de Trump y la ultraderecha mundial es una ofensiva del capital en contra de todo proyecto que intente alejarse o confrontar con la estrategia del capital hegemónico y su política, mediados por los Estados capitalistas, por restablecer la dominación burguesa en el marco de incertidumbre que genera la crisis actual desatada desde el 2007 y que aún no encuentra rumbo de superación. El gobierno Trump es un nuevo intento por superar una crisis irresuelta.
Es un llamado de atención a todos los gobiernos que asumieron la gestión con un discurso crítico a las “derechas” y al “liberalismo”, neo o viejo. Para la política exterior de EEUU, más aún en la gestión Trump, no habrá posibilidad de disenso. Lo que se busca es la subordinación, explicitado en su mensaje sobre el Canal de Panamá o el Golfo de México, la demanda sobre Groenlandia o sobre Canadá, incluso las presiones por establecer suba de aranceles a sus socios en el “libre comercio”, México y Canadá, con las negociaciones inmediatas que llevaron a ambos países a disponer gastos adicionales de seguridad de frontera para frenar la amenaza arancelaria de Trump. Ningún territorio le es ajeno al mandamás del imperialismo estadounidense. Más allá de Cuba, Venezuela o Nicaragua, la mirada se orienta a México, Brasil, Colombia, Chile o Bolivia en el objetivo imperialista para la región, tal como en otro momento lo estuvieron Ecuador o el Salvador, como Argentina o Uruguay.
Los designados para atender la política exterior hacia la región son parte del núcleo histórico que imagina una revancha contra Cuba y sobre la influencia de esta en la disputa revolucionaria de los 60/70 en Latinoamérica y el caribe. Más aún, con el peso que adquirió Cuba en la primera década del Siglo XXI en la nueva institucionalidad regional, especialmente en una perspectiva de integración no subordinada, en donde sobresalió la presidencia cubana de la CELAC en 2013. El Secretario de Estado es Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos y propiciador del intervencionismo estadounidense en todo el mundo, acérrimo crítico del comunismo y, por ende, de Cuba y de China. También cubano americano es el ex BID, Mauricio Claver Carone, designado como “Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina”, con el propósito de poner orden en la frontera, como parte esencial de un “muro” a la migración regional hacia EEUU.
Trump propone un alineamiento sin concesiones, con eje en desestabilizar a los países que aparecen en confrontación, casos de Cuba, Venezuela o Nicaragua, más allá de la reactivación de las compras de petróleo a Caracas o los contratos favorecidos para las petroleras estadounidenses. Las sanciones, una política desplegada en la primera gestión, se profundizarán en este segundo mandato, por lo que, al proteccionismo local, la gestión Trump inducirá el aperturismo para todos los países de la región. Por eso reorganizó en su anterior gestión el NAFTA y ahora amenaza con aranceles a sus socios, Canadá y México. América primero reitera el eslogan de volver a hacer fuerte y grande a EEUU (Make Again Great America, MAGA).
Entre los problemas estructurales del capitalismo estadounidense aparece el déficit fiscal y comercial, por lo que junto al ajuste sobre partidas del gasto social y aquel orientado a morigerar el calentamiento global y el cambio climático, tanto como los fondos asociados a las minorías, privilegiará el “estímulo a las exportaciones”. Esto aparece difícil, porque para generarse condiciones de venta al exterior tiene en contra la valorización del dólar operada en estos últimos tiempos. Más aún, preocupa la creciente presencia de China durante este siglo como socio comercial, económico (inversor) y financiero en la región. China está desplazando en sus relaciones económicas, comerciales y financieras al histórico papel de EEUU en lo que considera su patio trasero. La nueva guerra comercial lanzada desde EEUU contra China está en pleno desarrollo, cuyo impacto inmediato será el crecimiento de los precios y el retorno del problema de la inflación, asociado a un tiempo de ralentización de la economía mundial. Amenazan retomar los tiempos de la estanflación.
Ante la amenaza de Cuba en los 60 del siglo pasado, desde EEUU se propuso la Alianza para el Progreso, en un intento de aislar a la revolución cubana y consolidar el rumbo capitalista y el alineamiento de la región a la política de Washington. Ese fue el camino elegido en los 90, primero con la Iniciativa para las Américas, de Bush (padre), y del Área de Libre Comercio para las Américas, ALCA, propiciada bajo la gestión Clinton y Bush hijo, obturada en Mar del Plata, Argentina, en la Cumbre de las Américas en 2005, por el accionar conjunto de la Cumbre Popular y la articulación de los Países del Mercosur más Venezuela, condición de posibilidad para el aliento a una nueva institucionalidad regional excluyendo a EEUU y a Canadá, especialmente expresada por la CELAC.
Es en ese marco que debe entenderse la iniciativa política contra todo intento de gobierno autónomo, como fueron los casos recientes de los golpes de Estado de “nuevo tipo” en Honduras en 2009, en Paraguay en 2012, en Brasil en 2016; y la militancia para instaurar gobiernos funcionales a la política de Washington de la derecha en Argentina en 2015, en Brasil en 2019, en Uruguay en 2020 y la obstaculización de procesos que habían generado expectivas de cambios sobre la base de la movilización popular, casos de Chile o Colombia en 2019, o el triunfo y gobierno de México con Andrés Manuel López Obrador en 2018 y la continuidad ahora con Claudia Sheinbaum. Nada de lo que ocurre en la región le es ajeno a EEUU, por lo que intervino para desestabilizar procesos en Ecuador o el Salvador, con saldo favorable a la derecha y la sumisión a la política exterior estadounidense.
Cerrar la frontera para evitar la migración latinoamericana y caribeña, establecer castigos arancelarios para definir vínculos comerciales y obstaculizar todo proceso de autonomía y promoción de soberanías nacionales, constituye la base de la relación política de la gestión Trump con la región nuestramericana. Cuenta con fieles aliados en los gobiernos de la derecha regional y muy especialmente a Javier Milei, el libertario presidente de la Argentina.
Milei se entusiasma con el vínculo estrecho con el gobernante estadounidense, a quien apoyó de manera temprana en la campaña electoral, cuando aún no estaba clara la posibilidad del retorno al gobierno del magnate naranja. No importa en EEUU que Argentina aprecie su moneda, a contramano de las devaluaciones que se generalizan en la región, ya que en un caso o en otro, los perjudicados serán siempre los sectores de ingresos fijos empobrecidos por políticas monetarias que se aplican para restaurar la posibilidad del régimen de explotación en cada territorio.
Un nuevo tiempo de liberalización capitalista se pretende, por lo que Milei, presidente pro tempore del Mercosur buscará favorecer las realizaciones de tratados de libre comercio de cada país con EEUU, una forma de desarmar el Mercosur y retomar la agenda del ALCA. El gobierno argentino cuenta con el apoyo de Trump y del FMI, especialmente de su Directora Gerente para renovar la impagable deuda de la Argentina con el organismo internacional y así, garantizar mecanismos de estabilización, aun temporaria, para restauraciones regresivas de la dominación oligárquico imperialista en la argentina y marcar rumbo en la región.
Vale quizá aquí una hipótesis que sostennos, que, así como la experiencia chilena de la dictadura de Pinochet fue el ensayo para la luego generalización de lo que se denominó “neoliberalismo”, la experiencia ya de más de un año de gestión Milei, puede ser el ensayo de un brutal ajuste y una cruda reestructuración regresiva de las relaciones capitalistas para relanzar al capitalismo global ante la crisis. Trump cuenta con el gobierno argentino como socio privilegiado de una estrategia para alinear a toda la región a los propósitos y objetivos de la política imperialista de Washington.
Discutir la estrategia
Está clara la iniciativa política del poder y la ofensiva del capital y de la ultraderecha. La discusión es que hacer, un interrogante suscitado en diversas ocasiones en la región. Durante la conquista fue resistencia o colaboración. Las resistencias fueron ahogadas en sangre, pero sobreviven en la memoria histórica de los pueblos originarios. Más tarde los pueblos protagonizaron la gesta independentista por la Patria Grande, aunque vencieron los que subordinaron el proyecto a “patrias chicas nacionales” para asociarse de manera subordinada a la estrategia de la burguesía hegemónica, articulando la explotación del capital local y externo.
Las luchas obreras y populares alentaron nuevas propuestas políticas en tiempos de revolución, que le darían la impronta al siglo XX. En esas luchas de emancipación también confrontaron proyectos, entre quienes aspiraban al desarrollo del capitalismo para esperar maduraran las condiciones para la revolución por el socialismo, y quienes detrás de lo sustentado por Mariátegui imaginaban al socialismo como horizonte necesario e inmediato, en tanto debate de hace un siglo. La revolución cubana zanjó el debate, dando cuenta de la realidad del objetivo por la revolución y el socialismo. El mito por el socialismo del amauta peruano adquiría carta de realidad desde la tierra de José Martí.
Otros imaginaban la posibilidad del capitalismo nacional, bajo la ilusión de un “tercerismo” que solo era posible por la contradicción entre el propósito del orden capitalista y el desafío por el socialismo, una experiencia en desarrollo entonces en la URSS, en China y en Cuba. La corriente hegemónica en Economía Política sustentaba estrategias de desarrollo, el “desarrollismo” en diferentes variantes, que aparecían resolviendo ganancias para los inversores capitalistas, al tiempo que empleo extendido, salarios y seguridad social que alejaba la situación de empobrecimiento de grandes sectores sociales.
El “reformismo” parecía solución ante la ofensiva de la revolución y la acumulación gigantesca de poder popular en todo el mundo. La respuesta empezó en Chile con el golpe de 1973 y el ensayo neoliberal que luego se generalizaría, especialmente en la década del 90. Parecía el triunfo del régimen del capital y su estrategia liberalizadora del desarrollo. Ahora vuelve la discusión, con la ofensiva capitalista y sin las condiciones que ofrecía la bipolaridad entre 1945 y 1991. Ahora, transcurrido un cuarto del Siglo XXI se requiere retomar la propuesta por el socialismo sustentada hace un siglo por el revolucionario peruano y tres décadas después por la revolución cubana.
Hay que discutir el signo de la derrota de estos tiempos, los que demandan con mayor fuerza la reivindicación de la crítica al capitalismo que fundara Karl Marx y Friedrich Engels, junto a las experiencias emancipadoras de los distintos momentos de confrontación con la dominación en Nuestra América. Se trata de recuperar la historia y la experiencia de las luchas contra la conquista, pasando por la gesta emancipadora de la “patria grande”, al proyecto socialista sustentado desde la emergencia de colectivos que levantaron propuestas revolucionarias por el socialismo. Incluso, como dijo Mariátegui, no se trata de calcar el pasado, sino de resignificar el proyecto en contra del capitalismo y por el socialismo, que anida en múltiples experiencias comunitarias, de autogestión, solidarias, cooperativas, de reproducción de la vida cotidiana y la naturaleza, más allá y en contra de la ley del valor.
La amenaza de Trump y sus aliados en la región es resultado de experiencias que generaron expectativas de mejora social sin confrontar al régimen del capital. Parar la amenaza supone reinstalar el objetivo en contra del capitalismo y por el socialismo.
Buenos Aires, 5 de febrero de 2025
Milei y el capitalismo contemporáneo
NOTA PUBLICADA EN IZQUIERDA DIARIO, en: https://www.laizquierdadiario.com/Milei-y-el-capitalismo-contemporaneo
El objetivo del gobierno de Javier Milei pasa por insertar al país en la dinámica de la brutal ofensiva del capital y de la ultraderecha.
Remitimos a dos premisas en las que el libertario pretende ser vanguardia mundial junto a Donald Trump, Giorgia Meloni y Benjamín Netanyahu, tal como sostuvo en la celebración por la elección del multimillonario devenido en Presidente de EEUU. Dijo Milei: “Los Estados Unidos liderando en el norte; la Argentina en el sur; Italia en la vieja Europa e Israel, el centinela en la frontera, de Oriente Medio.” (Casa Rosada, presidencia; discursos, en: https://www.casarosada.gob.ar/informacion/discursos/50777-palabras-del-presidente-de-la-nacion-javier-milei-ante-inversores-de-la-cpac-en-mar-a-lago-florida-estados-unidos)
Respecto de la ofensiva del capital, está claro que asistimos a una crisis que se manifiesta en la ralentización del crecimiento de la economía mundial desde los problemas emergentes entre 2007 y 2009. El programa de esa ofensiva para recuperar rentabilidad es la aceleración de reaccionarias reformas estructurales, en la relación capital trabajo y todo lo atinente a la reversión de conquistas en materia de derechos y seguridad social, especialmente en el ámbito previsional.
Es una preocupación global del capitalismo actual y por eso se debaten estrategias para hacer realidad la reanudación de una lógica de valorización del capital, asentada en una aceleración de la innovación tecnológica, la que demanda enorme magnitud de energía. Milei apuesta a la provisión de esa energía y para eso el Régimen de Incentivos a Grandes Inversiones, el RIGI.
Para ese proceso se necesitan reformas estatales reaccionarias, eliminando toda conquista social histórica derivada de luchas populares. Eso demanda cambios políticos, con gobernantes con “decisión” y “audacia política” para forzar toda institucionalidad burguesa tradicional. Es algo que anticiparon los “golpes” de nuevo tipo en 2009 en Honduras, 2012 en Paraguay o 2015 en Brasil.
La democracia burguesa tal como se la conoce está amenazada y ya no se requieren los “golpes tradicionales” de la historia regional, y el objetivo de regresiva reestructuración del orden socioeconómico, político y cultural se asume con consensos electorales mediados por una gigantesca manipulación ideológica. Hasta el Nobel de economía 2008 habla de autogolpe en el gobierno de Trump y Musk (Paul Krugman, en: https://paulkrugman.substack.com/p/autogolpe).
Atrás va quedando la fachada democrática del capitalismo y se habilita un tiempo de mayor autoritarismo e impunidad en la gestión capitalista.
Un año de ajuste y regresión estructural
En el diagnóstico del gobierno, la principal tarea es bajar la inflación, asumido como principal problema por la población. En ese logro afirma sus esperanzas en continuar sumando consenso electoral, especialmente en este 2025 de elecciones de medio término. Pretende Milei sumar legisladores y mejores condiciones institucionales para continuar subordinando a la institucionalidad política de las provincias y los poderes legislativos y judicial en el ámbito local y nacional.
La inflación viene bajando desde que asumió la gestión en diciembre del 2023, con una devaluación que llevó el tipo de cambio de 1 dólar por 400 pesos a 800 de la moneda local. La devaluación supuso un costo elevado por la mayoría de la sociedad que vive de ingresos fijos y para los sectores privados que fincan su actividad en el mercado interno.
Se trata de una transferencia enorme de recursos, desde los empobrecidos a los enriquecidos. Desde entonces, se estableció una pauta devaluatoria del 2% mensual, que desde febrero del 2025 se reduce al 1%, provocando una mayor apreciación del peso argentino, a contramano de las tendencias por la devaluación que induce la apreciación de la divisa estadounidense en la coyuntura.
En el registro propagandístico se parte de una inflación mensual que llegó al 25,5% en diciembre del 2023, y un año después, el índice baja al 2,7% y que, con la política cambiaria de apreciación, se supone que el indicador de precios minoristas deberá seguir bajando.
Se trata de una victoria pírrica, ya que para hacer posible esa reducción del índice de precios, se establecieron diversas anclas: en el tipo de cambio, en los ingresos populares y en una política fiscal de ajuste y austeridad con fuertes restricciones al gasto social.
Hicimos con Lucas Castiglioni un balance del año de gestión del Gobierno Milei, que puede leerse en FISYP, en: https://fisyp.org.ar/2025/01/03/un-ano-de-milei-la-ofensiva-del-capital-y-la-ultraderecha-por-julio-gambina-y-lucas-castiglioni/
Allí, a modo de balance, mencionamos el crecimiento de la pobreza y la indigencia; la caída de los salarios y los ingresos populares, especialmente las jubilaciones; el aumento del desempleo y los cierres de pequeñas y medianas empresas, junto al aumento de la precarización y la irregularidad laboral; la brecha entre una minoría enriquecida y una mayoría empobrecida que agiganta la desigualdad de ingresos y de riqueza en el país, en sintonía con lo que acontece en el mundo; la fuerte caída del producto durante el año, afirmando una recesión en el marco del estancamiento secular de la economía local.
El escrito discute el contenido del rebote esperado para este año 2025, que no modifica el carácter del ajuste fiscal y la reaccionaria reforma estructural del capitalismo local.
Más allá de cualquier consideración estadística, el proyecto de Javier Milei avanza en el camino imaginado por la dictadura genocida de 1976-83 por realizar profundas reformas reaccionarias del capitalismo en la Argentina, las que se potenciaron en los años 90 del siglo pasado y más recientemente en el gobierno de Mauricio Macri entre 2015 y 2019.
Restauración conservadora local y global
La novedad en el gobierno de Milei debe conceptuarse como el mayor intento de restauración conservadora en el país desde 1930, en el marco de una iniciativa global del capital por recomponer la lógica de la ganancia, de la acumulación y de la dominación capitalista.
En la crisis de 1930, revolución rusa mediante, el capital debió resignar apropiación del excedente económico, del plusvalor. El imaginario por el socialismo desafió al capitalismo en varios territorios hasta la contraofensiva derivada de la crisis de los 60/70.
Las políticas neoliberales constituyeron la ofensiva para terminar con el límite que imponía la lucha y la agenda por el socialismo, objetivo social global efectivizado desde 1917.
En ese espíritu es importante lo acumulado por el movimiento popular mundial, que, para el caso argentino, destaca las luchas sindicales y obreras del cambio del siglo XIX al XX, por el sufragio universal (de varones) entre 1912 y 1916, la reforma universitaria de 1918, entre otros que provocaron cambios en la lucha de clases local, con impacto en mutaciones en el bloque dominante y en el régimen de acumulación de capitales.
Para restaurar el poder oligárquico imperialista, conservador, es que se procesaron los golpes militares entre 1930 y 1983, año del retorno al régimen constitucional actual.
Lo novedoso es que en estos años de institucionalidad se gestaron las condiciones de posibilidad para una restauración sin necesidad del golpe militar y vía consenso electoral.
Con la dictadura genocida entre 1976/83 se generaron las condiciones originarias de modificación del modelo de producción y desarrollo, que en esencia se mantuvo sin modificaciones esenciales bajo gobiernos constitucionales.
Más aún, durante los años 90 y con presidencias de los partidos tradicionales, se afianzó la lógica de la liberalización, con reaccionarias reformas en continuado de la relación trabajo capital, las reformas del Estado y una mayor dependencia y subordinación al capital trasnacional, a los principales Estados del capitalismo mundial y a los organismos internacionales.
En esas condiciones y con los cambios en las formas de organización del capitalismo local, lo que supone profundos cambios en la gestión de la fuerza de trabajo es que puede entenderse el arribo del anarco capitalista al gobierno de la Argentina.
Se trata de una cuestión esencial para restaurar un poder dominante desafiado por un siglo de luchas populares.
Milei es expresión de la iniciativa del bloque de poder concentrado local y extranjero, desafiado oportunamente por políticas de distribución del ingreso.
Los cambios estructurales acecidos en el capitalismo local por décadas explican el consenso electoral para el arribo de la ultraderecha al gobierno de la Argentina, que acelera los pasos de una transformación reaccionaria del capitalismo local.
Cuenta con el apoyo del capital transnacional concentrado y los organismos internacionales, especialmente el FMI, con el aval que supone el gobierno de EEUU bajo gestión Trump.
La confrontación es con el socialismo
Algunas opiniones insisten en calificaciones individuales relativas a la personalidad del presidente argentino, del mismo modo que lo hacen con el presidente estadounidense u otros ultraderechistas.
Sin embargo, más allá de cualquier cualidad o característica personal, lo que debe estudiarse es la necesidad del régimen del capital para superar la crisis global del capitalismo.
Por eso, Trump o Milei reivindican, uno desde el “centro”, el otro desde la “periferia”, la restauración de una lógica por la explotación y el saqueo, lo que demanda consenso, primero electoral y luego político, para consensuar una cultura capitalista, normal e insuperable.
De ahí la crítica a los “zurdos”, al clasismo, a la ideología de género, al ambientalismo, promoviendo la eliminación de derechos y el negacionismo sobre el cambio climático, más allá de confrontaciones sociales, incluso masivas, caso de la Argentina en defensa de la universidad y la educación pública, que movilizó a miles de personas en 2024, o recientemente en defensa de los derechos de las mujeres y diversidades.
Milei recupera una agenda mundial de confrontación con el socialismo. Su último libro, más allá de los plagios denunciados lleva como título “Capitalismo, Socialismo y la trampa neoclásica” (Editorial Planeta, 2024), en el cual no solo se trata de combatir a Marx y su tradición, a los intentos de construir socialismo en variados países, sino y sobre todo a todo aquello que se corra de una ortodoxia fundada en la Escuela Austríaca o la de Chicago, en Ludwig von Mises, Friedrich Hayek o Milton Friedman.
El ultraderechista Presidente Milei es parte de una iniciativa global, con sus especificidades locales, que, por ahora, de sorpresa inicial va construyendo un plan de mediano y largo plazo, que ofrece como solución en cónclaves globales, caso del Foro de Davos, en: https://www.casarosada.gob.ar/informacion/discursos/50848-discurso-del-presidente-de-la-nacion-javier-milei-desde-el-foro-de-davos-suiza.
Algunos imaginaron que Milei no llegaría al año, pensando en la tradición de organización y lucha histórica del pueblo argentino. Sin embargo, ahora disputa el medio término de gobierno para engrosar institucionalmente y disputar la reelección en 2027.
Las resistencias son importantes y se afirman en la tradición de organización sindical, popular de la clase trabajadora y del pueblo argentino, pero no alcanza.
El problema es el horizonte político de alternativa, que en las circunstancias actuales debe trascender el horizonte del capitalismo.
Milei sorprendió ante el descontento de insatisfacción de la política tradicional y ahora intenta consensuar una política retrógrada y reaccionaria a favor de la dominación trasnacional que actúa en la Argentina y el sistema mundial.
La construcción de subjetividad alternativa que articule los programas reivindicativos de la protesta fragmentada en la argentina actual es la expectativa para frenar esta ofensiva del capital y de la ultraderecha, sustento de un proyecto alternativo en contra y más allá del capitalismo.
Buenos Aires, 12 de febrero de 2025
¿CEPO sí o no?
ESTA NOTA FUE PUBLICADA EN PAGINA12, en: https://www.pagina12.com.ar/803121-cepo-si-o-no
Los grandes inversores piden terminar con las restricciones a la salida de capitales, que eso es el CEPO. Los titulares del capital concentrado, eso son los grandes inversores, cuentan con el aval “profesional” del FMI, que también reclama salir del CEPO.
Son quienes pretenden libertad del movimiento internacional de capitales, de entrada y de salida, pero no ingresan capitales si no se les permite salir cuando quieran.
Aun con el RIGI, demandan terminar con las restricciones, más aún en tiempos de vuelo hacia la calidad, que supone una atracción desde EEUU ante las vulnerabilidades financieras que se presentan en la economía mundial.
El gobierno de Milei, hizo campaña diciendo que sacaría el CEPO, y lo sigue diciendo, aunque no sabe cuándo, porque tiene temores de que le ocurra lo que le pasó a Macri durante su gestión.
Macri su gobierno eliminó las restricciones a la salida de capitales, y lo que ocurrió fue una disparada de la cotización de las divisas.
Como sabemos, cuando se devalúa la moneda local hay cambios de precios relativos y pierden los sectores de ingresos fijos, que actualizan estos con “delay”, es decir, los ingresos populares corren de atrás a los precios, y si los alcanzan, éstos tienden a aumentar nuevamente.
En definitiva, un acelerador del índice de precios, la inflación.
Lo central para la gestión es bajar el índice inflacionario
La lectura de Milei, Caputo y equipo es que el principal rédito político de la gestión libertaria se asienta en la tendencia a la baja del índice de inflación, de más del 20% en enero 2024 a menos del 3% en diciembre pasado.
Más allá del costo social, reconocen que el sostén político de una parte de la sociedad está en la esperanza en que en algún momento “mejoren” sus condiciones de vida.
Difícil que eso ocurra con el ajuste en curso, pero la política no siempre se asocia al bolsillo y operan otras cuestiones para consensuar, incluso, políticas antipopulares como las de la Libertad Avanza y sus asociados, cómplices desde la “oposición” dialoguista.
Entre esas otras cuestiones se incluye la labor ideológica en contra de los “zurdos”, o sea, todos los que no remiten a la lógica discursiva y de valores de la Libertad Avanza.
Como tienen desde el gobierno una mirada fija en la evolución del índice de precios, “regulan”, en la medida que pueden la política económica.
Es curioso pero real, “intervienen” desde el Estado, aunque se manifiestan anti Estado.
Lo hacen desde la política cambiaria y monetaria, entre otros instrumentos a disposición de la política económica del Estado bajo gestión libertaria.
De ese modo lograron que el dólar se actualizara 27% en 2024, contra un índice de precios del 117,8%.
Es lo que se llama apreciación de la moneda local, a contramano de la devaluación que está ocurriendo en casi todo el mundo a causa de la valorización o apreciación del dólar estadounidense.
La apreciación de la moneda dificulta la colocación de productos locales por perdida de competencia del tipo de cambio, lo que no impide que el país tenga superávit comercial, por exportaciones del agro y la energía, pero con incapacidad de acumular suficientes reservas internacionales, ya que la fuga de capitales se sostiene.
Remitimos a una fuga que se asienta en pagos por deuda, por remesas de utilidades al exterior o por constitución de activos externos de argentinas/os, incluido el turismo emisivo y especialmente el atesoramiento en billetes de moneda extranjera, estimado en 250.000 millones de dólares, que no están registrados en el sistema financiero local.
¿Quién gestiona las divisas?
Argentina, así lo expresan sus cuentas públicas, está atrapada sin salida por la voracidad del capital privado, quienes detentan las divisas que el Estado no puede gestionar, ya que están en manos privadas.
Vale recuperar que el “blanqueo” realizado en 2024 regularizó unos 22.000 millones de dólares, depositados en el sistema financiero por el sector privado, sin multas ni costo fiscal para esos evasores de tiempo atrás.
Se trató de un perdón gigantesco a sectores enriquecidos, muy distinto al parámetro que se tiene con los más vulnerables y empobrecidos, caso de la quita de subsidios en tarifas o eliminación del plan de entrega de medicamentos a jubiladas/os.
El CEPO lo reinstaló la gestión Macri y se mantiene porque el Estado no tiene poder para disciplinar al sector privado detrás del movimiento internacional de capitales, promoviendo la evasión que intenta luego “blanquearse”.
Por eso, e gobierno quiere más deuda, del FMI o de quien sea, para armar un colchón para enfrentar la demanda de divisas de los grandes capitales.
Ese fue el destino del préstamo del FMI en 2018. El BCRA informó en 2020 que esos recursos ingresaron por una puerta giratoria, pues los recibió el Estado y los derivó al sector privado vía fuga de capitales.
Claro que la devolución del préstamo se carga al conjunto de la sociedad, con la renegociación del 2022 y la que está en curso en el presente.
Entonces…, ¿sí o no al CEPO?
No se trata de CEPO si, o CEPO no, si no del conjunto de la política económica, en bendijo de quien.
Es lo que esencialmente no se modifica, y por eso la crisis política en el país.
De ahí las búsquedas de soluciones en un “prestidigitador” que ofrece respuestas inmediatas, que logra hasta ahora consenso suficiente, mientras hipoteca a la mayoría de la sociedad y promueve reaccionarios cambios que mucho costará revertir.
En definitiva, con CEPO o sin él, hay pocos beneficiados por la política oficial y una masa social inmensa perjudicada con el ajuste y la reaccionaria transformación del país.
Más allá del CEPO, el debate ausente es por un orden económico social alternativo, con el centro en la satisfacción de las necesidades de la mayoría empobrecida de la población.
Buenos Aires, 8 de febrero de 2025
Argentina en Davos no solo fue discriminación contra la diversidad sexual
Una versión de esta nota se publicó en PERFIL, en: https://www.perfil.com/noticias/opinion/lo-que-no-se-dijo-de-davos-por-detras-de-las-criticas-a-la-diversidad.phtml
El Foro Económico Mundial, FEM, en su 55° cónclave anual reunió a la cúpula del poder mundial, empresarios, gobernantes, organismos internacionales, la crema del mando económico mundial. Estos encuentros se realizan anualmente desde 1971, motivados en la necesaria lectura sobre los problemas del capitalismo por los poderosos del sistema mundial.
Vale recordar que en 2001, a 30 años del FEM, se reunió por primera vez el Foro Social Mundial, FSM, en 2001 en Porto Alegre, para intentar una respuesta desde los de abajo. Un signo de nuestro tiempo es la ofensiva continuada del FEM y una menor iniciativa y languidecimiento del FSM.
Lo que trascendió en Argentina fue el discurso de Milei, muy concentrado en una agenda en contra de los derechos de las mujeres y diversidades, promoviendo un debate sobre valores y derechos, que alejó la discusión sobre los temas que hacen al diagnóstico de crisis del capitalismo mundial.
Pretendemos en lo que sigue, tratar los aspectos esenciales del debate suscitado entre el 20 al 24 de enero en Davos, Suiza.
Vale resaltar que una gran movilización popular confrontó con el discurso de Javier Milei en el FEM de Davos. La provocación presidencial en sus dichos generó una masiva respuesta de repudio, aunque ello no incluyó explícitamente la crítica y discusión sobre los temas que se trataron en el FEM.
La agenda de DAVOS
La reunión fue convocada bajo el grandilocuente título de “Colaboración para la era de la inteligencia”.
Entre los principales ejes se sustentaba el debate sobre como “reconstruir confianza”, claro, de los inversores capitalistas y su lógica de la ganancia.
También, “repensar el crecimiento”, ante la desaceleración de la economía mundial y, por ende, recomponer negocios alicaídos en el capitalismo contemporáneo.
Otro asunto aludía a “salvar al planeta” ante la crisis climática, negada por Trump o Milei y muchos negacionistas de la contaminación ambiental derivada del modelo productivo destructor de la Naturaleza.
Como abordar la “economía en la era de la inteligencia”, especialmente en lo relativo a generar cambios en las relaciones laborales para adaptar el empleo a la innovación tecnológica y la digitalización, todo en la lógica de mayor productividad y ganancias empresarias.
Finalmente, “invertir en las personas”, una concesión para pensar en esa mayoría social excluida del avance tecnológico y que puebla la ampliación de una inmensa base empobrecida en el mundo.
Todo bajo la mirada del poder concentrado y transnacionalizado del capitalismo mundial, en donde sobresale la palabra “en remoto” de Donald Trump, recién asumido en su segunda gestión y que utilizó el Foro para marcarle la cancha a los líderes del sistema mundial, gobernantes y empresarios, intelectuales y profesionales allí convocados. El America first sonó muy fuerte y amenazó con represalias a quienes no acudan al llamado de hacer grande nuevamente a EEUU (Make America Great Again, MAGA).
Junto a Trump u otros personajes del orden contemporáneo, pasaron por allí los principales referentes de los organismos rectores del régimen del capital, sea el FMI o el Banco Central Europeo. Los mencionamos, ya que sus exponentes, las titulares, Kristalina Georgieva o Christine Lagarde, concentraron sus intervenciones en contestar a Trump.
Ambas europeas, destacaron la nueva actitud que debe asumir Europa para no perder la carrera de la competitividad, algo sobre lo que alentó a fines del 2024 el Informe Draghi, en el sentido de que Europa estaba perdiendo contra la dinámica de las vanguardias chinas y estadounidenses, para lo cual, se recomienda un gran ajuste y una regresiva reestructuración de las relaciones de producción y circulación.
La crisis del capitalismo es el centro de la preocupación de los poderosos y el debate es sobre cómo salir y superar el problema relanzado la dinámica de explotación y saqueo.
Además de Milei, en Davos habló Reider
El que habló sobre estos temas en un debate relativo a América Latina y el caribe, fue Demián Reider, el asesor en jefe y que Milei postulara junto a él como futuros premiados por el Banco de Suecia.
Hablo Reider en un panel con presencia de representantes de Chile, Brasil, República Dominicana, entre otros, coordinados por la Decana de la Escuela Internacional de París. El lenguaje similar era en contra del populismo y a favor de la liberalización de la economía, nada novedoso.
El mensaje del asesor de Milei fue eminentemente político, y destacó el ajuste económico y fiscal como premisa para asumir los desafíos del país, de la región y del mundo.
Con soberbia señaló que el mundo debe hacer lo que hace con “éxito” la Argentina. Destacó que no es ningún milagro, sino que es producto de “ideas” claras, liberales y de “coraje”, claro, para disciplinar a la sociedad en la regresiva reestructuración en curso.
Hablaba un “agrandado”, con el respaldo que el gobierno siente que le otorga el poder mundial y local, sustentado en un consenso electoral que pretenden afianzar en este año electoral sumando congresales al proyecto libertario.
Si el temario estaba elaborado con el lenguaje diplomático de los conclaves globales, la respuesta del representante argentino fue directa: ajuste y reestructuración para la recomposición del orden capitalista. Si no se hace lo que está instrumentando la Argentina, el camino es el despilfarro y el populismo.
A la hora de los desafíos sostuvo que el presente y el futuro es la “inteligencia artificial”, demandante de enormes masas de energía y que el país está en el camino de producir y exportar en magnitudes importantes la energía.
En particular se refirió a la “energía nuclear” y anticipó que estará al frente del ente nuclear nacional para impulsar en plan que se difundirá en este febrero de 2025.
Al respecto señaló que la Argentina irá a contramano del cierre nuclear propiciado por Alemania y estar a la vanguardia de la transformación y transición energética.
El país es rico en bienes comunes, en agua y tierra, que abundan en la Patagonia, y claro, la Argentina abre sus puertas a inversores externos para el uso mercantil de bienes comunes muy preciados en el mundo.
La receta de Reider y Milei, destacada por el funcionario es “achicar el gobierno”, el ajuste con “disciplina fiscal y monetaria”, más fuerte “intervención del sector privado”.
Nada nuevo bajo el sol, se necesita alternativa
Es una propuesta que sostuvo Álvaro Alsogaray a mediados del siglo pasado y que retomaron los gobiernos de la restauración conservadora con la genocida dictadura, continuaba en los 90 del siglo pasado y retomado con entusiasmo por le macrismo y ahora con más fuerza y decisión por el gobierno de la ultraderecha. Es más audacia, acompañada de complicidades institucionales y una base de consenso electoral.
La marcha de repudio del 1 de febrero deberá asumir el programa de crítica al plan completo que se ejecuta diariamente y que también estuvo en Davos, como modelo a seguir en otras latitudes.
Hay reservas democráticas en el país contra la discriminación y el racismo, como también se manifestaron a favor de la educación y la universidad pública, o recurrentemente en defensa de las jubilaciones, los salarios y los ingresos populares, las que deberán asumir la perspectiva de confrontación al ajuste y a la regresiva reestructuración de la economía, del estado y de la sociedad.
Resulta ello imprescindible si se pretende dar una respuesta alternativa a los propios problemas que define el capital concentrado y el poder local y mundial.
Buenos Aires, 8 de febrero de 2025
Todos los cañones de Milei para bajar el índice de inflación
En un año de elecciones de medio término y con el objetivo de mejorar la cantidad de parlamentarios, el gobierno de Milei privilegia un índice de inflación por debajo del 2% mensual.
Le dio resultados esa política en el 2024 y espera lo mismo en este 2025 de elecciones de medio término.
Remito al índice, porque la inflación real, la del bolsillo de cada uno se verá afectada por la suba de los servicios, especialmente de las tarifas.
Por su lado, las premisas de la baja del índice se aceleran.
Son las ANCLAS de la intervención estatal para cumplir, aunque parezca contradictorio, con el plan liberal libertario.
Milei hace intervenir al Estado, como siempre ocurre con el capitalismo. La crítica al Estado, a su intervención es pura ideología de mercado, mercadotecnia para el logro del consenso, para conseguir los votos y obtener legitimidad institucional para el ajuste y la regresiva reestructuración del capitalismo local.
Lo primero es el ancla cambiaria.
Contener la devaluación es una estrategia deliberada, a cualquier costo, mientras devuelva la imagen de control de la evolución del dólar y un resultado en la baja del índice inflacionario.
En efecto, la inflación del 2024 fue de 117,8% contra un alza de la divisa del 27%.
Por eso, ahora la devaluación mensual, el “crawling peg”, será de 1% en contra del 2% desde el inicio de la gestión Milei-Caputo.
Con la apreciación del PESO, el gobierno intentó disciplinar a quienes imaginaron un dólar a 2.500 pesos y subieron el índice en los primeros meses del gobierno Milei. Peor la pasaron los que perciben ingresos populares y el complejo empresarial cuyo destino su juega en el consumo popular.
Evitar el traslado a precios de la devaluación es y será un objetivo político de la gestión Milei-Caputo.
No importa la recesión por baja de consumo popular, cierre de pequeñas y medianas empresas, incluso algunas grandes que son noticias en estos días de crecientes suspensiones y despidos.
Por eso también se profundizará el ancla salarial y previsional, que explica la gran pérdida de capacidad de consumo de quienes viven de ingresos fijos, salarios y jubilaciones.
Asociado a ello, el ancla fiscal, el ajuste de la licuadora y la motosierra, que permitió superávit fiscal. Más aún ante la pérdida de ingresos por eliminación y baja de retenciones a las exportaciones, estimadas en 2.000 millones de dólares, los que deberán reemplazarse por mayor reducción del gasto, o sea, más motosierra y más licuación del gasto social, no en vano el presupuesto 2025 es el mismo del año anterior, prorrogado del 2023.
Manda la política
En el gobierno tienen claridad que la baja del índice de inflación otorga réditos en el consenso social y electoral.
La inflación se constituyó en el principal problema percibido por gran parte de la sociedad, y los gobiernos anteriores solo la incrementaron sucesivamente desde el 2006, en donde reapareció el fenómeno de la suba de los precios.
Una suba que expresaba la presión del poder económico para mejorar su rentabilidad, a costa del ingreso popular y una menor participación de la sociedad empobrecida en la distribución del ingreso y de la riqueza.
El programa ortodoxo y regresivo de Milei-Caputo se asienta en bajar el índice de precios a cualquier costo, mientras “la política” permita el ajuste, la recesión, el cierre de empresas, la caída del empleo, de los salarios y de las jubilaciones.
Para disputar ese consenso político, levemente mayoritario en el ámbito institucional, sean los poderes ejecutivos provinciales, las cámaras legislativas nacionales, provinciales y municipales, se requiere de nuevos horizontes de lo que se pretende.
No se trata de devaluar ante la apreciación de la moneda local, ya que los perjudicados serán los mismos, la mayoría de ingresos fijos, empobrecidos por décadas de políticas que consolidaron el modelo productivo y de desarrollo que empezó a diagramar la reacción desde mediados de 1975 y más aun con la genocida dictadura.
Se requiere otra política que dispute consenso social para hacer posible el rechazo a la lógica del endeudamiento que se constituyó en el principal condicionante de política económica desde 1975/76.
Primero, salir del FMI y rechazar el odioso e ilegitimo préstamo del 2018, renegociado en 2022 y en vísperas de un nuevo acuerdo bajo esta gestión para afianzar la hipoteca que nos ata al FMI y al sistema financiero mundial.
Eso traerá problemas, es cierto, especialmente con el rumbo que asume EEUU con la gestión Trump y las disputas globales que se responden con represalias unilaterales. No solo contra países críticos de la política estadounidense, casos de China, Rusia, Irán, Cuba o Venezuela, sino en la política arancelaria contra socios históricos como Canadá o México.
La política manda y por eso Milei confronta. En ese plano, lo alternativo es también confrontar, y el FMI se lleva todas las fichas y no alcanza, ya que la confrontación será con el poder económico local, beneficiado por la lógica imperante desde diciembre del 2023, con Decretos o ley Bases, entre otros aspectos de la reaccionaria política oficial.
Todo eso debe desandarse, lo que demanda una gran construcción de consenso político popular.
Esta es la cuestión a resolver, en un camino que involucra a la gran movilización contra las amenazas de Milei en Davos y lo previo en defensa de la Universidad y la educación pública, los paros nacionales del 2024 y toda la resistencia sindical, territorial, cultural que hoy no tiene conducción unificada ni proyecto político en disputa a ser asumido por una nueva mayoría.
La izquierda, dividida, tiene la posibilidad de articular la diversa resistencia, solo si se asume como proyecto de poder y deja de lado debates secundarios de un sectarismo que la aleja de las búsquedas sociales, pero también de una tendencia en fracciones al seguidismo del mal menor, reiterando un anti Menem o un anti Macri, que ahora asumiría un anti Milei.
Esta propuesta está lanzada y reitera experiencias que no resolvieron el problema, ni en 1999, ni en 2015 ni en 2023, tampoco en 2025 o 2027, por lo que hace falta una discusión a fondo del programa a sustentar y las formas de ejercicio de la política para un gran consenso para otro tipo y modelo productivo y de desarrollo.
Ante quienes dicen que no hay programa, este lo desmiente el proceso organizado de resistencia, en variadas movilizaciones, más grandes o más chicas, en el conflicto instalado por mejoras de ingresos salariales o previsionales, por reivindicaciones territoriales de tierra, vivienda o hábitat, por la autogestión y la defensa de los derechos democráticos, contra la discriminación y el racismo, en defensa del medio ambiente y de los bienes comunes demandados por el gran capital transnacional.
Programa hay, tanto como colectivos organizados para la lucha y la confrontación con el poder. Lo que resta es el consenso masivo en un proyecto político que haga realidad la aspiración de millones que se organizan y movilizan por otro país posible.
Buenos Aires, 2 de febrero de 2025
Trump y el gobierno del gran capital concentrado
Los ultra-ricos del capitalismo contemporáneo rodean y financian a Donald Trump, recién asumido al frente del gobierno estadounidense entre 2025 y 2029. Elon Musk, Mark Zuckerber o Jeff Bezos, entre otros, son la expresión de la expectativa de la vanguardia de la burguesía mundial que en el ámbito de la tecnología diseña los rumbos del desarrollo capitalista actual. La mayor competitividad del capital se asienta en la innovación tecnológica, la inteligencia artificial (i.a.) en particular, mecanismos contemporáneos de estímulo a la mayor producción de plusvalor.
Asistimos a una nueva etapa de la ofensiva del capital en contra del trabajo, por la apropiación de los bienes comunes y el disciplinamiento social bajo la cultura consumista del régimen del capital. La nueva gestión Trump intentará avanzar sobre los derechos laborales y sociales al interior de la formación socio económica estadounidense, y como anunció en su discurso inaugural, promoverá la explotación de los recursos petroleros no convencionales sin preocupación por la afectación ambiental, todo en aras de la reducción del costo de producción empresario.
Es el punto de discusión en la disputa de la hegemonía económica que sostiene EEUU con China. La planificación oriental bajo gestión del Partido Comunista de China hegemonizó la producción fabril global en esta primera parte del Siglo XXI, y EEUU disputa la preeminencia en el proceso integral de producción y circulación de bienes y servicios desde las mejoras en la productividad vía i.a. y el peso mundial del dólar, de las finanzas transnacionales, y el poder militar, por lo que la gestión del magnate Trump se asocia a esa expectativa por sustentar los objetivos del capital más concentrado y de vanguardia del sistema capitalista.
Convengamos que esos capitales transnacionalizados aspiran a la liberación del mercado mundial, para lo que necesitan de la iniciativa del Estado estadounidense, que se asume “proteccionista” bajo la gestión Trump. ¿Es acaso una contradicción? No, es parte de la realidad que supone la competencia entre la dinámica global de acumulación de las empresas de origen chino, con fortísima participación estatal, y el capital más concentrado de EEUU e incluso de otros países capitalistas desarrollados.
El proteccionismo del capitalismo desarrollado es una característica histórica de los países hegemónicos del orden capitalista. La promoción del libre cambio en los orígenes del capitalismo suponía al mismo tiempo el aperturismo a la libre circulación del capital, de las relaciones de producción capitalistas, en el ámbito mundial, en los territorios a colonizar. Por caso, Javier Milei sustenta desde su gobierno en la Argentina un aperturismo exacerbado mientras Trump enuncia el privilegio a la protección de la capital local. No hay contradicción en tanto este ejerce un papel dominante, de potencia imperialista y aquel, el de un país dependiente, subordinado a la lógica hegemónica de EEUU y el capital concentrado transnacional.
Asistimos al gobierno de la potencia imperialista asentado en el gran capital de origen estadounidense, más allá de cualquier contradicción entre distintas fracciones, incluso, con la particularidad de condiciones óptimas de hegemonía institucional. De ser Trump un outsider del Partido Republicano en tiempos de su primera gestión en 2016, se transformó en el jefe de las diferentes facciones políticas republicanas, con una orientación de ultra derecha. Todos los poderes del Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial al servicio de una lógica con pretensión de superar la crisis capitalista explicitada hacia 2007/09 y un desarrollo capitalista ralentizado desde entonces. La “democracia” liberal de EEUU avanza en un rumbo de autoritarismo o de totalitarismo propio del capitalismo de nuestro tiempo, bajo mecanismos de violencia explícita, verbal o física, que se convierte en norma recurrente de la cotidianeidad.
La Secretaria del Tesoro saliente, Yanet Yellen informó por escrito a los legisladores, un mes antes de finalizada la gestión, que alcanzarían el techo de deuda permitido a fin del mandato Biden, y que realizarían ajustes contables para evitar el límite de la deuda permitida, afectando pagos de jubilaciones y de seguridad social.
En este sentido puede entenderse que una prioridad del gobierno Trump será la reducción de un gigantesco déficit fiscal que se acrecienta por décadas y que se sostiene en la emisión de moneda y un endeudamiento que alcanza el 140% del PBI de EEUU. Elon Musk, el multimillonario designado al Gabinete para hacer “eficiente” al Estado, será el responsable de achicar ese déficit, principalmente recortando gasto social y compromisos asociados a campañas por el medio ambiente en contra del cambio climático y todo aquello asociado a derechos conquistados en estos últimos años en materia de derechos sociales, de minorías o de género.
Se asegurará Musk de mantener los contratos estatales o los subsidios gigantescos receptados por sus empresas, al tiempo que potenciará el papel del Estado capitalista para el desarrollo del régimen del capital. En rigor, son beneficios logrados más allá del territorio estadounidense, por lo que utilizará su jerarquía de funcionario gubernamental para incidir en concesiones de otros Estados nacionales del capitalismo mundial. El Estado capitalista está gobernado por grandes empresarios, entre ellos Donald Trump y Elon Musk.
Esos objetivos pretenden mundializarse, para lo que la política de Milei resulta funcional. Un poder libertario, liberalizador, de ultra derecha, afirmando el rumbo autoritario del capitalismo en nuestro tiempo, resulta un signo de época, que requiere de la crítica para contribuir a desarrollar imaginarios alternativos de otro mundo posible. Una tarea para el internacionalismo popular que requiere materialización local, especialmente en tiempo en que se deterioran las condiciones de vida de una mayoría empobrecida y se despliega una fuerte iniciativa por hacer realidad la restauración conservadora del proyecto golpista entre 1930 y 1976, reasumido en los 90, luego por el macrismo y ahora por Milei.
Buenos Aires, 22 de enero de 2025
Ofensiva reaccionaria de Milei y los caminos de la alternativa
Aun cuando Milei se presenta como especialista en crecimiento y lo promete durante los próximos 40 años (2025-65), no debe sorprender la tendencia al estancamiento por años de la economía argentina. Es una situación convergente con la tendencia capitalista global a la desaceleración, compensada por importantes crecimientos en China o India, entre otros países que atrajeron inversiones externas en los últimos cuarenta años.
Luego de la crisis capitalista del 2007/09 la economía mundial viene creciendo a menor ritmo que en los años previos y por eso la exacerbación de la iniciativa política por la liberalización económica, lo que supone modificar regresivamente la relación entre el capital y el trabajo, el cambio de funciones del Estado para favorecer la rentabilidad de las inversiones y el estímulo a la transnacionalización del capital global, más allá de sanciones unilaterales lideradas desde EEUU.
Así, la radicación de inversiones por décadas, en China o India, entre otros “emergentes” se asocia a la búsqueda de rentabilidad en territorios de abundante mano de obra, o fuerza de trabajo, barata. La extensión de la explotación es la motivación del capital por la plusvalía y la reproducción de su lógica de acumulación y dominación.
Con rumbos políticos diferenciados en esos países, el desarrollo de las fuerzas productivas en el mundo genera las condiciones de posibilidad para la competitividad internacional de los capitales radicados en esos países, con consecuencias interesantes para el debate “geopolítico”, o de correlaciones de fuerzas internacionales y disputas sobre la hegemonía del sistema mundial del capitalismo.
Entre otras cuestiones, es algo que agiganta el gasto militar y la guerra, con amenaza concreta sobre la vida humana y la propia naturaleza,
Cambia el mundo, y con él muta el orden capitalista. El desarrollo científico y tecnológico, con su aporte actual centrado en la inteligencia artificial, la robótica y las comunicaciones en la red global, reestructura las relaciones socioeconómicas globales, estimulando nuevas confrontaciones en la dinámica histórica de la lucha de clases entre la burguesía transnacional que renueva su dominación y la clase obrera mundial, base de la producción y circulación de la riqueza, claro que con apropiación privada altamente concentrada.
Todo ello interviene en las modificaciones culturales, ideológicos y políticas que se visibilizan con avances autoritarios de propuestas de ultraderecha, proceso que mundialmente expresa el proceso estadounidense bajo el fenómeno Trump, con sus respectivos correlatos en diversos territorios, caso de Javier Milei en la Argentina, más allá de matices en la política pública que enuncia uno u otro.
Claro que es un tiempo de manifestación de resistencias y luchas por otro orden socio económico en diversos territorios. Las expresiones aludidas remiten a una lógica de confrontaciones en todo el planeta, desde la “primavera” árabe, la consecuente lucha del pueblo palestino y el conflicto en medio oriente, la dinámica del Sahel en África, junto a las luchas y experiencias latinoamericanas y caribeñas, a las que se suman las desplegadas en el territorio del capitalismo desarrollado.
Argentina
Países como Argentina, con un relativo mayor desarrollo de ingresos en la región durante la primera mitad del siglo XX, inició un proceso de empobrecimiento en el último cuarto del siglo pasado (desde 1975), acumulando ya medio siglo (1975-2025) de una tendencia a la pauperización creciente, confirmando una estrategia del capitalismo local.
La ofensiva del capital define esa estrategia. Más allá de algunos momentos en este tiempo histórico, la tendencia se afirma en los preocupantes datos socioeconómicos de empobrecimiento, deterioro de los ingresos populares y pérdidas de derechos sociales, individuales y colectivos. Una situación con impacto en la desarticulación de una cultura histórica de sindicalización y organización popular.
Esa ofensiva se manifiesta en cambios políticos en la representación institucional, en donde los partidos tradicionales fueron perdiendo capacidad de expresar sus imaginarios en programas previsibles, de ciudadanización y republicanismo en el caso del “radicalismo” y de justicia social y soberanía económica en el “peronismo”, sin perjuicio de otros cambios en diversas tradiciones políticas, entre los cuales mencionamos al socialismo y al comunismo, a las democracias diversas, progresistas o cristianas.
Que aun existan núcleos reivindicando esas tradiciones y representaciones simbólicas, no elude la realidad de fugas hacia nuevas entidades emergentes luego de la crisis del 2001; en la disputa entre coaliciones que contienen las históricas expresiones de la política local, kirchnerismo y macrismo, hasta el presente desafiante de un consenso amenazante en la atracción del líder libertario y su proyecto antipopular.
Las luchas en el periodo son fuente de estudio de una nueva camada intelectual desafiada a renovar síntesis de la construcción alternativa ante los cambios del capitalismo global en su especificidad local.
El resultado de la ofensiva del capital, pese a las resistencias, es la creciente desigualdad verificada en los datos sobre Argentina, confirmando la concentración del ingreso y la riqueza en una cúpula minoritaria de la población, “nuevo núcleo de la dominación”, a la vez que se ensancha la base empobrecida, más allá de cualquier indicador de pobreza. Es que los indicadores no son fiables, por diversos motivos, a veces, incluso deliberadamente, sea para esconder los nuevos fenómenos de las contradicciones del capitalismo local.
La profundización de la explotación es el camino elegido de la burguesía, local y global, actuante en la Argentina. El destino es lograr afirmar una tendencia a la igualación descendente de las condiciones de vida de la población, con relación a las vigentes por décadas en otros territorios de Latinoamérica y del caribe.
A ello se asocia la confirmación de un modelo productivo que profundiza el saqueo de los bienes comunes, especialmente asentados en la tierra, el agua, la minería o la energía, potenciando una mecánica de producción para la inserción subordinada en la economía mundial.
El único límite a ese proceso es la lucha popular y la emergencia de un proyecto político de inserción masivo, alternativo, inexistente aun en el imaginario social mayoritario. No se trata de opciones electorales en “contra del mal mayor” para recrear viabilidad capitalista al orden local. Aludimos a una ampliación de la construcción cotidiana de contenido alternativa a la lógica de la ganancia.
La ultra derecha en su salsa
Milei es el resultado de ese proceso largo de iniciativa política del poder, iniciado con la dictadura genocida y continuado en los ciclos de los 90, con Menem y de la Rúa, luego con Macri. Milei pretende coronar el proceso de restructuración regresiva del capitalismo local, por lo que disputa la instalación hegemónica de un proyecto reaccionario con consenso ampliado, incluyendo mecanismos represivos extendidos, claro que con la complicidad del sistema institucional y mediático.
Eso requiere renovar la estrategia contra el capital. La base de esa estrategia está en las experiencias de reproducción de la cotidianeidad de millones de personas que protagonizan la solidaridad, la asociación y la autogestión, en variados emprendimientos asociativos de tipo cooperativo, comunitario, colectivo, en ocasiones, solo para lograr la supervivencia ante la insensibilidad de la lógica de explotación y saqueo.
La alternativa existe en la fragmentación de la experiencia popular, que requiere articularse en proyecto político, no solo de resistencia y confrontación, sino de disputa de un imaginario alternativo, en el sentido histórico de los explotados y dominados en la larga lucha contra el capitalismo, global y local. Es la izquierda, en sentido amplio, contra la derecha o la ultra en su nueva expresión, bajo novedosas formas que asume la organización contradictoria del capitalismo en la actualidad.
En el centro de la discusión está la lucha de clases, categoría a reivindicar en estos tiempos de relato posmoderno. El capitalismo es lucha de clases, es el poder a la ofensiva y la contraofensiva de las clases explotadas y dominadas, en una dialéctica que se resuelve en la lógica de quien vence a quien. La unidad de los afectados por el ajuste y la regresiva reestructuración es la base material de un proyecto en contra del capitalismo, por la liberación y el socialismo.
Buenos Aires, 3 de enero de 2025
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