La economía mundial no supera la situación de
pobre crecimiento económico en condiciones de desigualdad en la distribución
del ingreso, con predominio de estímulos para la especulación financiera. La
ilusión del fin de la crisis que emergió hace más de una década se esfuma. EEUU,
con la suba de la tasa de interés pretendía sugerir la superación de esa etapa,
y con los datos del crecimiento en estos años de Gobierno de Donald Trump
parecían darle la razón.
Sin embargo, la recuperación ha llegado a su
fin, las perspectivas no son buenas para el 2019/20 y la Reserva Federal retoma
la antigua tendencia a la baja de la tasa, en convergencia con lo que ocurre en
Europa o Japón. Es un síntoma del pobre desempeño del capitalismo en este
tiempo, corroborado con la información difundida por los organismos
internacionales.
El resultado de la política financiera
estadounidense, baja de tasas de interés, promueve una valorización del dólar y
el agravamiento de las estructurales dificultades del balance externo de la potencia
hegemónica del sistema mundial. A EEUU le cuesta más exportar. Es una situación
que se exacerba en el marco de la guerra comercial con China.
Así, se agrega volatilidad al sistema financiero
mundial, y afecta a todas las economías nacionales asociadas a los destinos
económicos e ideológicos de EEUU. En este sentido, desde Washington se
transfieren los problemas aún a sus mejores socios ideológicos y políticos.
Vale la pena considerar lo analizada desde la Comisión
Económica para América Latina, la CEPAL: “A diferencia de años anteriores, en
2019 la desaceleración será generalizada y afectará a 21 de los 33 países de
América Latina y el Caribe. En promedio, se espera que América del Sur crezca
0,2%, América Central 2,9% y el Caribe 2,1%.”[1]
Por su parte, el FMI en su Informe preliminar
de la economía mundial, señala que la perspectiva de crecimiento para la región
latinoamericana y caribeña será de 0,6%.[2]
Señala CEPAL que 21 de 33 países de América
Latina y el Caribe están en procesos de desaceleración, agravado para América
Latina, donde 17 desaceleran sobre 20 países.
Destaca el Informe de la CEPAL que: “La
República Dominicana y Bolivia (Estado Plurinacional de) son las economías que en
el primer trimestre registraron el mayor crecimiento de la región (5,7% y
alrededor del 4,0%, respectivamente), seguidas por Panamá (3,1%), Guatemala
(3,0%) y Colombia (2,8%). Cinco economías se contrajeron (Argentina, Nicaragua,
Paraguay, Uruguay y Venezuela (República Bolivariana de)), la del Brasil se
desaceleró (0,46%) y las demás economías crecieron a una tasa de entre el 0,6%
y el 2,6%.”[3]
Los pronósticos para el 2019 son variados y
señalan un 4% para Bolivia, 1% para México, 0,8% para Brasil, Uruguay 0,3% y
-1,8% para la Argentina; con 0,2% para Sudamérica y como dijimos 0.5 para toda
la región.[4]
Impacto social
regresivo
El Informe de la CEPAL resalta el incremento de
la inflación para toda la región y un impacto negativo en el empleo y por ende
en los ingresos y el consumo popular, aumentando la brecha de ingresos entre
hombres y mujeres.
Destacan que: “Comparando el primer trimestre
de 2019 con el mismo período del año anterior, la informalidad laboral aumentó
en siete de diez países con información disponible (Argentina, Brasil, Chile,
Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay), mientras que solo disminuyó en la
República Dominicana y se mantuvo estable (variación hasta un décimo punto
porcentual) en Colombia y México. En la mediana de esos países, en el primer trimestre
de 2019 el aumento de la tasa de informalidad fue de 0,35 puntos porcentuales.”
Agrega que: se está observando el “…surgimiento
de una nueva informalidad en ocupaciones generalmente intermediadas a través de
plataformas digitales que no están adecuadamente reguladas. Este se debe, en
parte, a que no está claramente establecido si se trata de trabajo dependiente
o independiente (CEPAL/OIT, 2019). Si bien todavía es limitada la magnitud de
este tipo de trabajo (sobre todo como empleo principal), se trata de una
tendencia emergente que plantea importantes desafíos para la regulación laboral
y social.”[5]
Como hemos sostenido en variadas ocasiones, son
manifestaciones de las modificaciones en la relación capital-trabajo, más allá
de los límites en avances jurídicos de reaccionarias reformas que demanda el capital
más concentrado, y que sustentan las plataformas políticas de la derecha en el
mundo.
Manifiesta el Informe que: “…cabe recordar que
la tasa de desocupación urbana abierta del 9,3% que se registró en 2017 y 2018
—y en torno de la cual probablemente se ubique también en el promedio de 2019—
es la más elevada desde 2005, por lo que esta estabilidad en sí no supone una
buena situación en el mercado laboral.”[6]
Resaltamos los datos relativos al empleo y la
situación irregular de las contrataciones, porque expresan claramente la
ofensiva del capital contra el trabajo en tiempos de pobre crecimiento económico.
La política económica
Resulta inadecuada la lectura sobre el qué
hacer en la región, con un discurso de estímulo a una salida liberal para
recuperar niveles de actividad económica.
Solo pueden avanzar con ese diagnóstico por los
consensos electorales e ideológicos que construyeron en estos tiempos, que se
suman al desprestigio del intento crítico de años anteriores, enfatizando la
demonización del ejemplo venezolano. Sobre Venezuela, no se considera la
presión externa ni las sanciones expropiatorias desde las potencias
imperialistas, sin esconder, claro está, las propias dificultades internas de
la lógica política y económica en este país.
La orientación liberal del acuerdo del Mercosur
con la Unión Europea o el que se conversa con EEUU no resultan adecuados para
resolver los problemas de nuestras economías, mucho menos si se piensan en
términos de resolver las necesidades socioeconómicas de la mayoría empobrecida.
Queda clara que esa es la estrategia del gran capital
transnacional que busca la liberalización, con condiciones de competitividad que
asegure una adecuada tasa de ganancia.
Los análisis de los organismos internacionales
son contundentes en que lo que acontece y la mirada hegemónica no resuelve una
perspectiva de satisfacción de necesidades, lo que demanda conformar una
estrategia de crítica y de instrumentación de otro rumbo político e ideológico
para modificar la ecuación de beneficiarios y perjudicados.
Buenos Aires, 3 de agosto
de 2019
[1] CEPAL. Desaceleración
económica se mantiene y el PIB de la región crecerá a 0,5% en 2019. Comunicado
de prensa, en: https://www.cepal.org/es/comunicados/desaceleracion-economica-se-mantiene-pib-la-region-crecera-05-2019
[2] FMI. Informe preliminar de
la Economía Mundial, en: https://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2019/07/18/WEOupdateJuly2019
[3] CEPAL, página 56 del
Informe, en: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44674/20/S1900414_es.pdf
[4]
Página 99
[5]
Página 70
[6]
Página 74
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