Avanza el paquete de leyes
presentado a extraordinarias en el Congreso, ya bajo la nueva composición más
favorable al macrismo desde el 10/12, que se consolidó como primera minoría
parlamentaria.
Ya es ley la “reforma
previsional”, una medida regresiva contra jubiladas y jubilados que nadie duda.
No solo convalida la
regresividad impuesta por la mayoría parlamentaria negociada, sino también el previo
acuerdo con los/as gobernadores/as para asegurar la integralidad del paquete de
leyes. Un paquete que modifica a favor de la ganancia el régimen tributario y
un presupuesto 2018 que convalida la línea reaccionaria de gestión gubernamental
desde hace dos años.
Los gobernadores que acordaron
lo hicieron a cambio de recursos que resignan perceptores de la seguridad
social y previsional. Imaginan que así podrán hacer clientelismo en sus
territorios, especialmente la Provincia de Buenos Aires, la que concentra los
mayores territorios de pobreza en el país.
No resulta una novedad la
creciente represión, especialmente contra la extendida protesta social
confrontando el saqueo a jubiladas, jubilados y otros beneficiarios de la
seguridad social.
El gobierno pensó que sería
relativamente débil la respuesta del movimiento de jubiladas/os, sin contar con
la inmensa sensibilidad social que la causa previsional genera en nuestro país.
Con la protesta, no solo se
reivindica el ingreso adecuado a las necesidades de los mayores, sino la necesidad
de una discusión estructural sobre la vejez y la cobertura necesaria ante la extensión
de la expectativa de vida, que debiera ser una buena noticia para una vida
mejor.
Por eso, no se trata solo de diagnosticar
la tendencia recurrente al ajuste y a la represión del gobierno nacional y sus
asociados en las provincias, e incluso de la dominación articulada que ejercen
oficialistas y opositores que favorecen la lógica liberalizadora del
PRO-Cambiemos.
Lo novedoso es que luego del
espaldarazo electoral del 22/10 y el imaginario de campo libre para avanzar con
medidas antipopulares, la respuesta social fue ampliamente crítica, no solo en
la movilización en continuado contra la OMC el martes 12/12, por necesidades
insatisfechas de movimientos sociales el 13/12, o el 14/12 contra el
tratamiento en Diputados de la media sanción al saqueo a jubilados y otros
beneficiarios de planes sociales.
Ante la novedad, el gobierno
anticipó la sesión de Diputados del 20/12 al 18/12 y dejar escaso margen para
la organización social de la protesta y además, organizó un mecanismo de
represión vallando el territorio del debate parlamentario, un símbolo creciente
que define la crisis de la política y la falta de la credibilidad de la
sociedad en las formas concretas y reales del ejercicio de la “democracia”
realmente existente.
Hay que recordar que el pueblo
gobierna por delegación en sus representantes, y encima les está vedado
expresar libremente opiniones críticas al proyecto hegemónico. Lo que no
entiende el oficialismo, y a veces en el propio movimiento popular, es el
acumulado organizacional del movimiento social. Opinión válida aun con la
fragmentación de proyectos políticos y ausencia de alternativa contenedora de
una parte importe importante de la protesta y el descontento social.
Las
inversiones no llegan
El Gobierno imaginó un saldo
favorable de la reunión ministerial de la OMC entre el 10 y el 13/12. No solo
no logró avances en las negociaciones que otorgaran un lugar histórico al
cónclave de Buenos Aires, ni siquiera en materia de comercio electrónico, una
realidad en ascenso por encima de acuerdos y regulaciones, sino que se
consolidó una articulación popular que ensayó en esos días la batalla contra la
presidencia Macri del G20 en 2018.
Tampoco pudo anunciar la
suscripción del acuerdo de cooperación económica entre la Unión Europea y el
Mercosur, un eufemismo que esconde una ronda más de liberalización en la onda
de los Tratados de Libre Comercio, como el ALCA frustrado en 2005.
Resignamos todo lo que
solicitaron, argumentaron desde la cancillería argentina, y sin embargo los
europeos quieren más concesiones, se confesaron. Nos recuerda a aquella
expresión: “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. Es una
lógica de imposición de los negociadores de los países capitalistas desarrollados,
es decir, del poder económico mundial.
No caló el discurso de una
Argentina inserta y aceptada en el mundo, aun cuando The Economist, el
emblemático periódico inglés de las finanzas y el establishment, asociado a la corriente
hegemónica del pensamiento liberal histórico y contemporáneo, incluyó al país y
a Corea del Sur junto al liderazgo de Francia como los tres mejores gobiernos por
su política económica y orientación pro liberalización durante el 2017.
Es un galardón que se ofrece
desde 2013 a fin de año y que excluye como postulantes a los EEUU y a China, ambos
a la vanguardia de la actividad económica mundial.
Por muy buena letra que se haga,
los inversores no desembarcan en Argentina, ni en América Latina, tal como
informa la CEPAL en sus últimos informes.
Puede pensarse que el mundo no
ayuda materialmente al ideario liberal del macrismo y las derechas, y por mucho
que se hable de libertad económica, lo real es que los inversores continúan su
privilegio de colocación de capital en los territorios que aseguren alta
rentabilidad y libre movilidad de capitales y resultados, y si no, por lo menos
seguridad en la apropiación de la renta por inversiones.
Esa es la razón del fracaso
presidencial ante una benigna imagen de lluvia de inversores externos por el
solo hecho de ser Macri el Presidente.
Ni las visitas de los
principales Jefes de los Gobiernos capitalistas, ni de los líderes de las más
grandes empresas de la economía mundial, ni los cónclaves globales al estilo
Foro Económico Mundial o la Ministerial de la OMC le generan resultados
visibles para activar la producción y el empleo local.
La expectativa se concentra
ahora en la cumbre del G20 en noviembre del 2018 y las reuniones previas
organizadas por el Poder Ejecutivo local.
Crece
la economía con deuda y fuga de capitales
Los escasos logros
macroeconómicos que puede mostrar, en términos de crecimiento del PBI, son
producto de una economía especulativa sustentada en creciente endeudamiento
externo, que financia la recurrente fuga de capitales y el despilfarro de los
sectores económicos más favorecidos con sus viajes al exterior, el gasto
suntuario o sus opciones por activos financieros locales o externos.
Entre las opciones financieras locales
destaca el BCRA ofreciendo elevadas tasas de interés por sus letras (LEBAC),
que ya preocupan a sectores del propio gobierno.
Las LEBAC suman más de 1 billón
de pesos a noviembre del 2017[1], más de 55.000 millones de
dólares a 18 pesos cada dólar. De hecho, las Letras del Banco Central se
transforman en un corset del que cuesta salir, en una disputa entre tasas y
cotización del dólar.
En cualquier circunstancia, una
u otra opción, LEBAC o dólares, no favorece a la mayoría social de menores
ingresos y se constituye como variante de ganancias de sectores muy
concentrados de la economía.
Hay que destacar que el crecimiento
económico no puede eludir la escasa intervención de la producción industrial
local, amenazada por una lógica importadora que hace crecer el déficit
comercial a cifras muy preocupantes, con despidos y cierres de empresas que
comprometen las economías regionales y presentan un cuadro desolador en el
ámbito nacional.
La economía agraria y primaria
en ascenso consolida el carácter primario exportador en la configuración
productiva del país para una inserción subordinada en una lógica de dominación
transnacional de la producción mundial.
La lógica de la dependencia
histórica se consolida en la Argentina del PRO-Cambiemos y sus socios del PJ u
otras denominaciones de los partidos políticos tradicionales.
Pretendemos apuntar con la
crítica, más allá de la coyuntura y señalar problemas estructurales del orden
capitalista global y la inserción subordinada de la Argentina.
El
acumulado organizacional detrás de la masiva protesta
No debe sorprender la masividad
de la protesta. La extensión de esta se anima desde una dispersión de
organizaciones sindicales y sociales, que pone de manifiesto la incertidumbre
al momento de definir quien acumula el poder de la masividad del conflicto
social.
Vale destacar en ese plano la iniciativa
política de lo nuevo construido en organización popular de los últimos años del
siglo pasado y comienzos del presente.
Remito a la propuesta originaria
de un nuevo modelo sindical ensayado por la CTA desde los 90, con libertad y
democracia sindical, aún con su fragmentación actual y los debates por su
reunificación; tanto como los movimientos territoriales y sociales con
predicamento entre trabajadoras y trabajadores de menores ingresos e incluso
entre aquellos que resuelven su cotidianeidad más allá de la economía
regularizada, en el marco de lo que se denomina “economía popular”.
Hasta la tradicional CGT, en su
desprestigio debe tener en cuenta ambas dinámicas en su accionar, sea corrida
por convocatoria a “paros nacionales”, planes de lucha, o intentando contener
en su seno a algunos de los movimientos sociales, tanto como una amplia
disidencia en su interior de sindicatos y corrientes sindicales que desafían
las orientaciones del triunvirato hoy en ejercicio de la dirección.
Desde la perspectiva política se
disputa el peronismo, incluido las fracciones del kirchnerismo y desde luego la
amplia tradición de izquierda, no solo de las expresiones con representación
electoral.
El abanico político en disputa
del movimiento popular es amplísimo y no reconoce liderazgos unívocos, por lo
que se desafía a la más amplia unidad de acción y ensayos diversos para
conformar alternativas al poder hegemónico en curso.
Lo que aparece es una disputa
por la representación de lo popular, donde conviven quienes imaginan un
horizonte de reformas dentro del capitalismo y quienes insisten en el carácter irreformable
del orden capitalista.
Son dos opciones que conviven en
muchas de las organizaciones a las que aludimos, y obvio, también en variados
proyectos que confrontan contra la hegemonía macrista en curso.
En ese marco es que se alude a la
necesidad de un nuevo reagrupamiento del movimiento popular en la Argentina,
especialmente de la organicidad sindical y territorial de las trabajadoras y
trabajadores.
Aparece el tema asociado a los
cambios operados en la Economía, la Sociedad y el Estado en las últimas cuatro
décadas, desde las condiciones impuestas en 1975/76 que habilitó la dictadura genocida
y una orientación, que con idas y vueltas se termina imponiendo, con
irregularidad en el empleo, desempleo y precariedad, pero muy especialmente en
el sentido común cultural.
Un sentido común pro
individualismo, racista y discriminador que legitima el ajuste y la represión
contra amplios sectores de la población.
Confrontar
el ajuste, la represión e ir más allá
El gran interrogante es como
avanzar en la articulación de la fragmentada protesta y generar al mismo tiempo
la condición de posibilidad para un proyecto alternativo, que al tiempo que confronte
el ajuste y la represión abra el rumbo de un programa político y económico con
base de sustentación en la resolución de las necesidades sociales
insatisfechas.
Algunos descreen de la
posibilidad de un programa en ese sentido, limitados por la visión que nada se
puede hacer al margen del orden capitalista y por ello reproducen con un
imaginario de lo posible, la lógica mercantil de la ganancia.
Confrontar contra el poder y el
posibilismo son tareas simultáneas en estos momentos, si es que se pretende
intervenir con éxito en la disputa para construir otra sociedad que apunte a disputar
y revertir la ecuación de beneficiarios y perjudicados del orden actual.
En tiempos de final de año y con
la esperanza de uno próximo más favorable a los intereses de la liberación
nacional y social, en compañía con las aspiraciones de cambio político y
económico que alumbraron las luchas en Nuestramérica en este Siglo XXI, apuntamos
estas reflexiones para pensar críticamente la coyuntura y aspirar a la
gestación de un proyecto por la emancipación social.
Buenos
Aires, 23 de diciembre de 2017
[1] BCRA.
Boletín Estadístico, diciembre de 2017, n°12, en: http://www.bcra.gov.ar/Pdfs/PublicacionesEstadisticas/BoletinEstadistico/boldat201712.pdf
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