¿Qué está cambiando en la economía y en la política de la Argentina?

A un mes de las elecciones de medio turno continúan las dudas sobre el rumbo de la economía y la política en la Argentina.
Está claro que el país está cambiando y no todo se explica en el campo de la institucionalidad, por eso hay que leer entre líneas lo que ocurre y puede ocurrir en el mediano y largo plazo.
Desde el gobierno festejan los datos de la economía, aun cuando apenas se está recuperando lo perdido en 2016. Dice el INDEC[1] que en el segundo trimestre del 2017 el PBI creció 2,7% respecto del mismo periodo del 2016.
Con ello, auguran el mantenimiento de esos guarismos para el segundo semestre en curso, confiados en que puede ayudarles en la percepción social sobre el rumbo económico y la disputa de consenso electoral.
Vale señalar que esos datos no significan que el conjunto de la sociedad reciba algún beneficio, especialmente trabajadores activos y pasivos que con sus salarios e ingresos promedios apenas cubren media canasta necesaria para reproducir la vida cotidiana.[2]
No todos los que coinciden con el ideario del gobierno muestran satisfacción con los tiempos y ritmos de los cambios económicos y políticos
Un ex funcionario del gobierno, Carlos Melconian[3], en el Congreso del Instituto de Ejecutivos de Finanzas realizado días pasados en Bariloche, critica el “quietismo” en materia económica, con lo cual, ni siquiera considera que haya gradualismo en la política oficial. En la misma ocasión, José Luis Espert[4], expresión de la ortodoxia económica, exige agilizar la política de shock, con ajuste fiscal y reformas estructurales en materia laboral, contra la ley de contratos de trabajo, de convenios colectivos, de asociaciones gremiales y de obras sociales.
No son solo opiniones sobre la economía, sino sobre la política y el orden social, sus beneficiarios, perjudicados y que tipo de institucionalidad se requiere para hacer funcionar al régimen del capital.
Así, en el campo de la ortodoxia se demanda ir más a fondo en el cambio de política económica, lo que supone acelerar el ajuste fiscal con menor gasto social, ya que existen trabas a la baja del mayor desembolso en intereses de una deuda pública en expansión.
La Argentina está cambiando, gradual o vía shock, para adecuarse a las nuevas condiciones del funcionamiento del capitalismo mundial, y para ello condena a buena parte de la sociedad a la insatisfacción de sus necesidades y derechos.
Consenso electoral y social
El gobierno avanza con el ajuste con los límites que el consenso social permite, por eso argumenta el gradualismo.
Una parte de ese consenso se mide en el proceso electoral y la lectura gubernamental de las PASO (agosto/17) y las perspectivas de las elecciones del próximo 22 de octubre les devuelven una aprobación al sentido principal de los cambios.
El macrismo pretende superar la lógica del bipartidismo histórico, dando lugar a una nueva representación política, amigable con la tendencia hegemónica del sistema mundial. Es una lógica de superación de las viejas representaciones políticas, que no es solo patrimonio de la Argentina y claramente se expresan hoy en EEUU y Francia como ejemplos visibles, pero en construcción también en nuestra región. En varias ocasiones denominé al fenómeno crisis política.
Más allá de lo electoral están las mediaciones socio-políticas, entre las cuales intervienen la burocracia político-parlamentaria, la sindical y la mediático-intelectual. Con todos ellos, el gobierno habilita el diálogo, que supone la exclusión de muchos otros.
En el Congreso, siendo el macrismo la primera minoría, ejerce la capacidad negociadora que le facilitó en los primeros tiempos del gobierno avanzar con leyes consideradas estratégicas, caso del acuerdo con los fondos buitres y obtención de nueva deuda pública para cancelar acreencias en default.
Así también se negoció el Presupuesto del 2017 y ahora el del 2018, que como dijimos en notas anteriores se sostiene con base en mayor endeudamiento y ajuste fiscal orientado a la baja del gasto social.
El diálogo político partidario excluye todo aquello que no construya mayoría relativa a los propósitos del ajuste y la reforma regresiva del capitalismo local.
Con los sindicatos y movimientos populares existe también una lógica de habilitados al diálogo y la búsqueda de consensos y la exclusión del resto.
El privilegio en el diálogo sindical pasa por la CGT y organizaciones sindicales que sin aceptar el liderazgo de la tríada de esa Central, son amigables con la estrategia del poder.
Fue claro en estos días el Ministro de Trabajo, de visita en la CGT, donde acordó con las formas de tratamiento de la reforma laboral, que no seguirá el camino legislativo de la reforma brasileña ante el rechazo asegurado de la movilización sindical en el país.
El punto de acuerdo con la CGT y sus sindicatos podría pasar por la búsqueda de mecanismos para frenar la elevada irregularidad en el empleo en la Argentina, en torno al 33%. Conviene insistir en ese sentido, que la única forma para evitar el empleo irregular supone la designación democrática en todos los establecimientos de delegados de los trabajadores, con estabilidad laboral y capacidad de denuncia relativa a la impunidad empresaria.
Afuera del diálogo están las CTAs, las que confluyen en la denuncia del rumbo de la gestión Macri y que vienen protagonizando iniciativas comunes de protesta e intentando articular incluso con la CGT o con sectores a ella vinculados y más allá, un arco de protesta y acumulación de poder alternativo.
La renovación sindical y el desafío originario de un nuevo modelo sindical continua constituyendo una asignatura pendiente para el movimiento obrero y es parte de lo que está cambiando y resulta poco visible aún.
Una de las mediaciones destacadas para la disputa del consenso lo constituyen los medios de comunicación.
Algunos de los periodistas, comunicadores o intelectuales que transitan hegemónicamente los medios escritos, orales o televisivos, recrean el consenso propagandístico al CAMBIO en lógica oficial.
Insistamos en el tema porque CAMBIO también fue hace un siglo la reforma universitaria en Córdoba, a contramano de la reforma educativa que hoy resisten los estudiantes y docentes secundarios en la Ciudad de Buenos Aires.
Detrás de este conflicto en la ciudad Capital se procesa la discusión entre la educación como derecho o como mercancía, ya que la reforma que intenta el gobierno habilita la ampliación de fuerza de trabajo barata y/o gratuita, junto al negocio educativo, no solo de la privatización explícita, sino de variados contratos vía descentralización y/o contratación de servicios.
La discusión está en las urnas para disputar la institucionalidad de un rumbo reaccionario en aras de la modernización, pero también en el sentido social mayoritario, que se procesa en la institucionalidad social, empresaria, sindical, política y especialmente en el campo de las ideas. Son ámbitos en los que se procesa el cambio económico y político en el país.
Construcción de alternativa
Esta lectura de la realidad genera desafíos a las personas y grupos políticos, sindicales, sociales y a todas las iniciativas ideológicamente críticas con el rumbo hegemónico en la Argentina.
La cuestión remite al qué hacer y es una incógnita que apunta a resolver la fragmentación social imperante.
El proyecto del gobierno disputa el consenso social y en el ámbito popular, varios son los proyectos que pretenden asumir la representación popular para disputar al oficialismo el consenso de la sociedad. Aun así, entre estos se encuentran los que solo disputan la gestión del orden capitalista y dificulta los procesos de unidad y acumulación para disputar poder y el orden social.
Si avanza el consenso sobre el rumbo oficial, son millones los que sufren y sufrirán el ajuste, aun cuando consientan con el voto o su adhesión ideológica o de sentido común al proyecto gobernante. No es desde esas peores condiciones de vida que surgirá un consenso alternativo, sino de la capacidad de construir unidad popular para confrontar el proyecto del poder.
Es cierto que existen dificultades económicas y políticas en el presente para que se afirme el proyecto gobernante, por lo que demanda creatividad para proyectar procesos alternativos de acumulación de fuerzas.
Por el lado de la economía no resultará sencillo al gobierno estabilizar la situación, ya que incluso el crecimiento que enuncian las cuentas macroeconómicas incluyen elementos variados de debilidad.
Entre otros, que las importaciones crecieron 9,1% en el segundo trimestre del 2017 con respecto al mismo periodo del 2016, mientras que las exportaciones cayeron -1,2% en el mismo periodo. Son datos que consolidan un rumbo des-industrializador que agrava la situación del empleo y el ingreso popular.
Del mismo modo que aparecen esquivas las mentadas inversiones externas y son escasas las locales, privadas o estatales. El crecimiento de la inversión está radicado en construcción, que en tanto sea destinado a infraestructura augura un potencial resultado difícil de verificar en el corto plazo.
La inflación no se detiene según la expectativa de los gobernantes y el consumo solo reacciona desde los sectores con mayores ingresos, verificable en la venta de automotores o viajes por turismo al exterior.
En el aspecto político se pretende continuar con los apoyos externos que deviene de la organización de la cumbre ministerial de la OMC en diciembre próximo y la coordinación de las reuniones del G20 durante el 2018, con presencia de los jefes de gobierno en Argentina para noviembre del 2018.
Así, entre diciembre del 2017 y noviembre del 2018 el poder mundial expresado en corporaciones transnacionales, burocracia internacional y gobiernos del capitalismo global, se hará presente en Buenos Aires para alentar el consenso mundial con la liberalización. La ocasión será propicia para la protesta social y la discusión de proyecto alternativo.[5]
Con ello, la agenda de las reaccionarias reformas en materia laboral, previsional, educativa, agravado con la aceleración de la represión, evidenciado con la desaparición forzada de Santiago Maldonado, lo que recrea la urgencia de la confrontación con el modelo en su conjunto.
Para cambiar en otro sentido y recuperar el rumbo de transformaciones económicas, sociales y políticas que animaron los procesos colectivos en Nuestramérica a comienzos del Siglo XXI, se requiere pensar y actuar críticamente y con audacia para superar fragmentaciones estériles en la perspectiva de unidad amplia para construir nuevas y adecuadas representaciones políticas en función de satisfacer necesidades sociales.
Buenos Aires, 22 de septiembre de 2017




[1] INDEC. Informe de avance del nivel de actividad. Segundo trimestre de 2017, del 21/09/2017, en: 
http://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/pib_09_17.pdf (consultado el 22/09/2017)
[2] IEF-CTAA. Panorama Económico 2017, en: http://docs.wixstatic.com/ugd/12e354_c1c5ca86cb174f23b1aca99a9f9f2f1b.pdf (consultado el 23/09/2017)
[3] Carlos Melconian, otra vez polémico: "No veo un plan anti inflacionario". En: http://www.iprofesional.com/notas/255965-crisis-ministerio-de-economia-actividad-otros-Carlos-Melconian-otra-vez-polemico-No-veo-un-plan-anti-inflacionario (consultado el 23/09/2017)
[5] Campaña contra la OMC. En: http://institutoief-cta.wixsite.com/ief-ctaautonoma?lightbox=dataItem-j4zhf5pu (consultado el 23/09/2017)

1 comentario:

Ester Kandel dijo...

Es abarcativo de los temas principales que nos aquejan. Urge unirse más para dar una respuesta.
Ester Kandel