Los precios continúan su
escalada alcista y la política oficial se empecina en contener el ajuste de
salarios, y ante las protestas crece la represión.
Según el INDEC, la inflación
minorista en el mes de marzo para Ciudad de Buenos Aires y los partidos del
Gran Buenos aires alcanzó el 2,4%, acumulando 6,3 en el primer trimestre y un
registro del último año del 33%, con una proyección para todo el 2017, siempre
y cuando baje en los próximos meses, de un 25%.
Para eso, desde el Banco Central
se impulsa una política monetarista ortodoxa de suba de las tasas de interés.
Colocó en estos días la tasa de interés para colocaciones financieras en
26,25%, y puede seguir subiendo, favoreciendo así la especulación financiera.
Entre otros, la banca prefiere
invertir en Letras y activos financieros con esas tasas antes que prestar al
sector privado en un marco de baja del consumo y las expectativas por el
crecimiento económico.
Resulta rentable ingresar
divisas del exterior, con tipo de cambio congelado o en baja desde hace un año,
cambiar a pesos, invertir especulativamente y el capital acrecentado con
intereses volver a cambiarlo en divisas abaratadas y ganar cifras importantes en
moneda extranjera.
Lo que se pretende es combatir
la inflación quitando dinero del mercado y evitando el estímulo en la adquisición
de moneda extranjera. Una vieja receta que no da resultados y enfría la
economía, reduce el consumo y afecta la calidad de vida de la mayoría empobrecida
de la sociedad. La estrategia hace ruido dentro del propio gobierno, que ven
que así no avanza el consenso social electoral y pueden perder las elecciones
de medio turno.
Para peor, los alimentos crecen
por encima de la media, y para marzo fue de 3%, con picos entre el 4 y el 8%
para distintos cortes de carne de consumo regular; del 10,8% el pollo entero y
verduras que alcanzaron del 10 al 15% de incremento. Las mediciones de la
Ciudad de Buenos Aires son peores y marcan una evolución del 2,9% de los precios
en la Ciudad Capital de la Argentina.
En ese marco de alza de los precios,
resalta el empecinamiento gubernamental contra la actualización salarial y aparece
en el centro de la estrategia oficial la batalla contra los docentes. No solo se
niega la paritaria nacional, establecida por la Ley de financiamiento
educativo, sino que a la represión directa se la acompaña con una fuerte iniciativa
ideológica para condenar la protesta docente y con ello estigmatizar la lucha
sindical en su conjunto.
Todos los pronósticos de
evolución económica marcan guarismos a la baja del valor originario del 3,5%
gubernamental y es una incógnita la perspectiva real del crecimiento para el
2017. Mientras, el empleo no crece, más allá de los indicadores del Ministerio
de Trabajo, que confirman una expansión de empleo de baja calidad y sin
seguridad social.
Situación
mundial según informes de la OIT
En rigor, la situación nacional no
es distinta de la global, ya que la OIT informa en sus Perspectivas Sociales y
del Empleo en el Mundo que la economía mundial mantiene un bajo nivel de
crecimiento, del 3,1% para el 2016 y apenas imagina un 3,4% para el 2017, lejos
de los guarismos necesarios para contener en el empleo el crecimiento vegetativo
de la población.
Por ello, esperan 3,4 millones
de nuevos desempleados en 2017 y una suba del desempleo del 5,7% al 5,8% entre
2016 y 2017. Los desempleados del mundo totalizan así 201 millones de trabajadores.
El pronóstico para el 2018 sumaría 2,7 millones de nuevos desempleados.
En América Latina y el Caribe el
desempleo sube del 8,1% en 2016 a 8,4% en 2017 y es Brasil uno de los países de
mayor incidencia en la referencia. Un problema para la Argentina es que Brasil
es el principal destino de las exportaciones argentinas y el no crecimiento de
Brasil agudiza los problemas de la producción y el consumo para la economía de
la Argentina.
La vulnerabilidad del empleo
mundial es un dato relevante y la OIT confirma que el 42% de la fuerza de
trabajo se encuentra en esa situación. Son 1.400 millones de trabajadoras y
trabajadores. El problema se agudiza con cada año y se espera que en 2017 sean
nuevos 11 millones de trabajadoras y trabajadores los que adquieran el carácter
de vulnerables o carentes de seguridad social.
No debe sorprender en ese plano
la identidad entre trabajadores empobrecidos y pobres con ingresos menores a
3,10 dólares diarios, que para los países en desarrollo alcanza la cifra del
30% promedio. El empobrecimiento de los trabajadores y su vulnerabilidad es una
constante.
Todas las estadísticas de la OIT
muestran resultados más negativos para mujeres y jóvenes, alentando un clima de
malestar social que entre otras cuestiones explica el fenómeno recurrente de
las migraciones.
Con relación a las expectativas
de la economía mundial, la OIT señala que desde el 2012 existe un fenómeno de
desaceleración, especialmente en aquellos países que explicaban el crecimiento
de la economía mundial luego de la gran crisis recesiva del 2009. China bajó
sus tasas de crecimiento del 9/10% a 6/6,5% privilegiando su mercado interno
más que la expansión de su comercio mundial.
Según la OIT existe una menor
participación del salario sobre la renta generada socialmente, lo que expresa la
ofensiva del capital sobre el trabajo en esta etapa del desarrollo capitalista.
Iniciativas
confrontadas
Puede verificarse en Argentina
un recrudecimiento de la lucha de clases, con un sujeto popular que ganó las
calles entre el 6/3 y el 6/4; desde la movilización docente al Paro General; lo
que motivó la respuesta de las clases dominantes, con la movilización del 1 de
abril y la represión a los piquetes durante el paro y luego a los docentes,
utilizando el protocolo anti piquetes.
La escalada represiva es parte
de la nueva ofensiva gubernamental ante los límites de la disputa del consenso
vía resultados económicos. Las dificultades en el ingreso insuficiente de
inversiones externas, en los límites para contener la inflación y la
imposibilidad que arranque el consumo; el gobierno privilegia las respuestas
ideológicas, políticas y represivas.
En el primer plano insiste con
lo innecesario de la protesta y la organización social; en el segundo insiste
en el imaginario contra el gobierno anterior y tercero, ya no duda en hacer
explícita la represión.
Así, el gobierno pretende disputar
el consenso social y su expresión electoral, cabalgando en la ausencia de
alternativa más allá de la opción macrismo o kirchnerismo.
Eso lleva a desafiar la construcción
de una o varias opciones que expresen la diversidad de un búsqueda democrática
y que supere los límites de la gestión del orden actual.
La densidad social movilizada de
estos días puede ser base material para construir programa de alternativa, por
la reindustrialización de la Argentina desde otra lógica de modelo productivo,
construyendo una transición desde el agro negocio y la sojización a la
soberanía alimentaria; de la mega
minería a cielo abierto a la minería responsable con el cuidado de la
naturaleza y los pueblos allí asentados; de la industria de armaduría o una
inserción complementaria con otros países dispuestos a construir una
industrialización no dependiente y orientada a satisfacer necesidades sociales;
contra el endeudamiento deliberado y por la soberanía financiera.
Existen posibilidades para
pensar en una economía alternativa, lo que requiere de una definición política por
un sujeto colectivo consciente y mayoritario dispuesto a intervenir en la
transformación social. La convocatoria a un Congreso del Pueblo para discutir el
presente del país y los caminos de una transición hacia otro proyecto económico
y social es posible. La unidad de acción en la protesta sindical y social puede
ser la base de un acuerdo para transitar un proceso de cambio, no a favor de la
ganancia, sino a favor de la mayoría de la población.
Buenos
Aires, 14 de abril de 2017
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