Se acerca la fecha del balotaje,
el 22/11, y se multiplican los análisis sobre las posibilidades futuras de la
evolución económica, política y cultural de la sociedad argentina bajo el nuevo
gobierno que se instale el 10/12.
Existe una politización
creciente del debate cotidiano y no existe la indiferencia, sea por el voto a
uno u otro, e incluso por el voto blanco, nulo, impugnado, o directamente la
acción de no asistir a votar.
La cuestión no solo aparece en
el país, sino que es motivo de discusión en toda la región, algo que
verificamos en Medellín entre el 9 y 13 de noviembre, en el ámbito de la XXV
Asamblea de CLACSO, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, y su VII
Conferencia de Ciencias Sociales con intelectuales y académicos de toda la
región y el mundo.
Una pregunta obligada que
receptamos es ¿cómo está la situación en Argentina y quién ganará? Para luego
asociar la respuesta a una conversación sobre lo que ocurre en toda la región.
Es más, en dos conferencias
magistrales, masivas, de los ex presidentes de Brasil y Uruguay, Lula y Mugica;
ambos expresaron las preocupaciones por los tiempos que corren en el mundo y en
la región. Pusieron de manifiesto las tensiones que existen sobre el proceso de
cambio regional en curso en este comienzo del Siglo XXI. Es un tema que recorre
buena parte de las discusiones en paneles diversos, pero sobre todo en los
corrillos informales. La discusión apunta a discernir sobre el momento actual
del proceso de cambio político regional.
Algunos resaltan en sus
intervenciones y debates las tareas pendientes de los gobiernos, mientras que otros
argumentan sobre los proyectos que quedaron en el camino y podrían haber
intervenido en la promoción de cambios estructurales; especialmente todo lo
atinente a nuevas articulaciones productivas en materia de alimentos y energía,
sin olvidar la propuesta por una nueva arquitectura financiera, por remitir a
los “económico”.
Esta iniciativa política sobre
las finanzas tenía en el Banco del Sur un eje central para pensar en
financiamiento para un desarrollo alternativo, o mejor aún, alterativo. Toda demora
en su ejecución fortaleció condiciones de rearme del poder.
La
crisis, el secretismo y la restricción democrática
La cuestión de fondo que tiñe el
debate local, regional y mundial es la continuidad de la crisis mundial y la
ofensiva capitalista por la liberalización, entre lo que destaca el reciente
Tratado Trans-Pacífico, el TPP.
A 10 años del No al ALCA, la
ofensiva del secretismo vuelve con el TPP, demostrando que la lógica neoliberal
del capitalismo de ésta época es profundamente antidemocrática.
De hecho, el capitalismo está
reñido con la democracia, sea por las negociaciones secretas de los tratados de
libre comercio, como por los acuerdos empresarios, caso de YPF con Chevron,
ahora con disposición de la Corte Suprema para hacerse públicos.
El capitalismo no conjuga con la
transparencia y por eso promueve democracias restringidas que solo contemplan
los intereses del poder económico, que en este tiempo son los de las
corporaciones transnacionales, asistidas por los Estados de origen y de
aquellos Estados que disputan la radicación de inversiones externas.
Resulta curioso confirmar como
los Estados Nacionales son los que discuten, en secreto, los tratados
comerciales, de liberalización de la economía. El propósito apunta a favorecer
las demandas y condiciones de los grandes monopolios transnacionales.
En el TPP destacan las presiones
de las corporaciones farmacéuticas que pujan por privilegios a sus marcas por
encima de los genéricos. Defienden sus derechos de propiedad intelectual,
afirmando la lógica por el derecho a propiedad que sustenta el orden
capitalista.
No solo propiedad de patentes,
sino también derechos de autor y con ello el control sobre internet. El
programa de la liberalización sostiene hoy una fuerte ofensiva para condicionar
cualquier variante en el gobierno de la Argentina o de la región.
El libre comercio se agotó hace
siglo y medio con la aparición de los monopolios, Sin embargo, el debate de
ideas que genera sentido común mayoritario aboga por la libertad de comercio,
el libre cambio y la libre competencia, como si ello fuera posible en tiempos
de la dominación monopólica de las corporaciones transnacionales.
Se trata de un tema clave cuando
se piensa en la dominación del modelo productivo y de desarrollo en la
Argentina y en Nuestramérica, algo que se pone en juego en momentos de
discusión electoral y de politización de la sociedad. Aunque no necesariamente
esta sea la agenda de discusión y muchas veces se agota en el debate sobre el
mal menor, o quién es peor en este sentido.
La
hipoteca de la institucionalidad de los 90
El programa de las
transnacionales es la liberalización y se canaliza por variados mecanismos
institucionales y jurídicos que atan a los países a la lógica del libre
mercado, aunque insistamos que ello es un sinsentido en la era de la dominación
transnacional.
Los años 90 fueron prolíficos en
la suscripción de esta juridicidad que hipoteca a los países a la lógica
capitalista del ilusorio libre mercado. Es el tiempo del ingreso a la política
de Macri y de Scioli, ambos de la mano de Menem. Las políticas neoliberales de
los 90´ generaron cambios estructurales regresivos, que al no modificarse
condicionan futuros cercanos de restauración conservadora.
Un dato importante es que muy
pocos países intentaron en estos años revertir esos condicionantes en momentos
de mayor acumulación de poder legislativo y consenso social. Ahora, con mengua
en el consenso electoral, ya parece tarde para encarar la tarea, mucho más si
se dificultó el proceso de movilización y organización social.
Entre otras consideraciones, una
de las cuestiones más discutidas en estas horas remite a la inserción
internacional de la Argentina, y por ende, de la región. La sospecha de una
nueva ronda de subordinación a EEUU aparece con mucha fuerza.
Claro que también aparece
debilitada la iniciativa por una integración alternativa, que incluso
desarrolló cierta institucionalidad (ALBA-TCP; UNASUR, CELAC) con escasa acción
sobre los asuntos estructurales del orden económico y la producción.
Es más, existen señales en todos
los países vecinos para desandar rumbos de profundización de integración
regional y reorientar los vínculos con el programa liberalizador. El frustrado
intento uruguayo de subirse al TISA estaba en ese camino, como los obstáculos
desde Brasil para la nueva arquitectura financiera regional y relocalizada con
privilegio hacia China y los proyectos del bloque de los BRICS. En el Mercosur
crecen las tensiones variadas que limitan sus aspiraciones de constituirse en
bloque para la integración alternativa.
La
estrategia del poder imperialista y las nuevas resistencias
Por su parte, EEUU está activo
al no superar la crisis mundial disparada desde su territorio en 2007 y
empeñado en no habilitar mayor espacio a la acumulación global de poder de
otras potencias, máxime luego de los acuerdos entre China y Rusia.
Es la política exterior
estadounidense la más interesada en la promoción y extensión del libre
comercio, sustentado en la expansión territorial de las empresas
transnacionales originadas en ese país.
La orden del día es frenar la
expansión y el desafío global de China, mientras intenta condicionar la
autonomía que Europa pretendió con la emergencia del euro. Ese es el marco de
la subordinación imaginada de nuestros países a su política de liberalización.
Es un problema para la Argentina
y para Nuestramérica la situación, ya que el cambio de la situación económica
mundial, con caídas de los precios de las comodities de exportación, que
favorecieron holgados presupuestos para políticas sociales masivas, parecen
agotarse.
La deuda externa aparece como
una solución en la agenda de los presidenciables, tanto como la apertura a las
inversiones externas, lo que supone la continuidad esencial del modelo
productivo y de desarrollo sustentado en la transnacionalización de la economía
local, que no es muy distinto de lo que acontece en la región Nuestramericana.
El desafío para la sociedad, especialmente
para el movimiento popular, más allá del resultado electoral, pasará por
reinstalar un debate de ideas y una densidad social organizada y en lucha contra
el discurso y las acciones por el libre comercio, la libre competencia y el
libre cambio, y así habilitar condiciones de posibilidad para avanzar en el
cambio político y en el imprescindible campo de la economía, la gran asignatura
pendiente de este tiempo histórico.
Sobre el cierre de la
Conferencia de CLACSO pude ser comentarista de una conferencia de Theotonio dos
Santos sobre Democracia y Socialismo en el Capitalismo Dependiente.
Con la trayectoria del teórico
de la Dependencia se pudo reinstalar una discusión actual sobre la ilusión del “fin
del socialismo” que las clases dominantes pretendieron instalar en los 90´, y
la necesidad y el desafío para el pensamiento crítico por discutir el
capitalismo actual y prefigurar las luchas presentes y futuras por el
socialismo.
Medellín,
13 de noviembre de 2015
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