Durante
la gestión de Mauricio Macri se generaron fuertes expectativas en el ingreso de
capitales externos, especialmente centradas en la formación “vaca muerta”, para
la extracción de hidrocarburos no convencionales, con destino en la
exportación. Argentina aparece como segunda reserva mundial de gas no
convencional y como cuarta reserva mundial de petróleo no convencional. El tema
interesa, en tanto y en cuanto esa producción de hidrocarburos será una fuente
importante de divisas.
Sabemos
que un país fuertemente endeudado como la Argentina demanda de enormes
cantidades de recursos para hacer frente a unos compromisos muy elevados. La
realidad, es que esas inversiones nunca llegaron en la cantidad suficiente y
necesaria, aun con un entorno ideológico altamente favorable al “mercado” y a
la “iniciativa privada”.
El
problema es más que ideológico y tiene razones económicas que trascienden al
país y se proyectan sobre la región latinoamericana y caribeña en un tiempo de
retracción de la actividad económica. En efecto, en un informe reciente de la
UNCTAD[1] se
señala una tendencia preocupante sobre la evolución de la economía mundial y su
impacto en la región. En primer lugar, se destaca en el informe sobre las
inversiones externas, el estancamiento de la producción mundial en los últimos
años, especialmente considerando el flujo de la Inversión Externa Directa
(IED), el comercio internacional y el Producto Bruto mundial, tal como señala
la Gráfica más abajo.
Lo
que aparece con claridad en la gráfica que sigue es la ralentización del
comercio internacional (asociado al estancamiento productivo) y a un freno al
aliento de las cadenas de valor mundiales (CVM) que expresan la expansión de la
internacionalización (transnacionalización) de la producción, acelerada desde
el 2000, muy especialmente entre 2003 y 2008 (año del pico para las CVM). Luego
y por imperio de la crisis mundial con gran recesión mundial que se destaca como
una caída importante en el 2009, con leve recuperación en 2010 y 2011, para
sostenerse entre 2015 y 2019 en valores del 2002-2003. Nunca se recupera el
marco de expansión sustentado hasta el 2008, evidenciando la gravedad de la
crisis mundial evidenciada entre 2008 y 2009.
El
incremento de las IED fue modesto durante el 2019, un 3% señala el informe,
mientras que para el 2020 se espera una baja del 30 al 40% en la economía
mundial. Ese promedio de baja de las inversiones tiene impacto diferenciado según
las regiones y especialmente el tipo de desarrollo de cada país.
La
caída de las inversiones será del 25 al 40% en el capitalismo desarrollado,
incluso más grave para Europa que para EEUU. Es mayor el impacto sobre las economías
en desarrollo, en un orden del 30 al 45%. Si llama la atención el dato de una
caída del 40 al 55% en América Latina y el Caribe (ALC). Para la región
latinoamericana y caribeña, hasta abril 2020 se verifica una caída del 36%, con
una secuencia en los 4 meses agravándose, con una baja entre puntas, entre
diciembre y abril, del 78%.
Son
EEUU y China los que encabezan el ranking mundial de ingresos de inversiones.
Entre los principales destinatarios de inversiones, de la región
latinoamericana y caribeña solo aparece Brasil, que asciende de la posición novena
a la sexta.
Si
miramos los principales destinos en la región, encabeza Brasil, seguido de
México, Colombia, Chile y Perú.
Tal como muestra la gráfica anterior, en 2013 la región tuvo el 12,7% de entradas de inversiones sobre el total mundial, con un piso en 2016 con un 6,9%. En 2019 alcanzó el 10,7% sobre el total. Son datos que verifican el escaso interés de inversores internacionales sobre la región latinoamericana y caribeña. Respecto de las salidas de IED, la región participa del 3,2% del conjunto mundial, siendo la referencia más elevada desde el registro a 2013 contemplado en el Informe de la UNCTAD.
En
las consideraciones a futuro del Informe no aparecen orientaciones alentadoras
y quizá como “novedad” se incluye un dato de la realidad, relativo al uso de
las “plataformas digitales” para la promoción de las cadenas de valor mundial;
y el aliento a la construcción de “infraestructura digital sostenible”. Se
trata de una mirada desde la lógica de las empresas y los inversores,
concentrado en datos duros del flujo de inversiones. No hay en el informe
apreciaciones relativas a las necesidades que sugiere la vulnerabilidad social
derivada de la pandemia y más allá, es decir, sobre la crisis social detrás de
la situación económica mundial de estancamiento verificada como tendencia en
este Siglo XXI, ya ingresando en la tercera década.
Los
datos son preocupantes y más aún la ilusión relativa a una salida subordinada a
la voluntad inversora de los capitales, quienes buscan desde su lógica la
obtención de alta rentabilidad de la inversión. Por eso, no sorprende que
insisten ideológicamente con una receta de “políticas” orientadas a reformas
laborales y previsionales que ahorren recursos a los inversores en la búsqueda
de la ganancia.
Para
superar la crisis habrá que cambiar desde la lógica de las ganancias a la de
pensar la recuperación económica centrada en satisfacer necesidades de la
población. Ello supone abandonar la ilusión de la salvación centrada en la iniciativa
privada de los inversores y avanzar en una lógica de utilización de escasos recursos
públicos orientados a resolver una producción social orientada a satisfacer
básicas necesidades de la sociedad empobrecida. Habrá que pasar de lo privado a
lo social, a lo público y comunitario, de objetivos económicos enfocados en
racionalidades de lo individual a otras que ubiquen el propósito a resolver en
lo colectivo.
Buenos Aires, 23 de agosto de 2020
[1] UNCTAD. Reporte sobre las
Inversiones en el mundo, 2020. La producción internacional más allá de la
pandemia, en: https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/wir2020_en.pdf
(consultado el 23/08/2020)
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