Universidades públicas y jubilaciones en el debate actual

Las tomas de las facultades son la novedad política en la coyuntura, y con ellas, el debate en torno al financiamiento y la función de la Universidad y de la educación pública. Es lo que ocurrió y ocurre con las jubilaciones y pensiones. Ambas cuestiones ocupan la escena del debate a propósito de los vetos presidenciales avalados por el Congreso. La institucionalidad política en el poder ejecutivo y en el legislativo confronta con dos temas de elevado consenso, el carácter público de la Universidad y el derecho a un régimen previsional que satisfaga las necesidades de la población adulta. Es cierto que no todo lo que acontece en las Universidades públicas está bien, como tampoco ocurre con jubilaciones de “privilegio” que subsisten ante la grave situación de millones de jubiladas y jubilados que apenas alcanzan al tercio de lo necesario para satisfacer necesidades valuados en torno al millón de pesos. Resulta imprescindible defender a la Universidad pública como al régimen de jubilaciones solidario y de reparto, al mismo tiempo que llevar adelante una crítica al histórico deterioro de una función transformadora del orden socioeconómico vigente. En efecto, en el origen está la reforma universitaria de 1918 para terminar con la Universidad de la élite, para la conservación de una sociedad oligárquico imperialista definida en el ciclo de expropiaciones y liberalismo construido hacia 1880. El régimen jubilatorio tiene antecedentes a fines del siglo XIX en Europa y a comienzos del XX en nuestro país. Es un tiempo de reformas y de revolución, o quizá al revés, de revolución, en Rusia en 1917, que aceleró “reformas” preventivas para evitar radicalización de las demandas populares. La reforma universitaria hace parte de la tradición revolucionaria en Cuba, de la reformista en Perú y en definitiva de un debate sobre el rumbo de las sociedades a construir en la región latinoamericana y caribeña. La evolución de esa tradición tiene en la Argentina la impronta desarrollista y privatista en los 60 del siglo pasado, lo que supuso una convivencia de lo público con lo privado, con un prestigio instalado de lo público, que sobrevive aun con limitaciones presupuestarias. El Banco Mundial instaló con fuerza en todo el mundo, con lógica neoliberal, la “necesidad” de la privatización universitaria, vía aranceles o formas de insertar a las universidades en el mercado, vendiendo servicios al capital. La Universidad pública aranceló, casos de los estudios de posgrados, una lógica generalizada desde los 90 al amparo de la ideología hegemónica y el impulso de gobiernos de la tradición política mayoritaria, el peronismo y el radicalismo, claro que, con luchas y confrontaciones diversas, entre las que se rescata la emergencia del sindicalismo docente universitario en los 80. El régimen previsional también sufrió un proceso privatizador propio, incluso, antes de las AFJP, con la apropiación de los Fondos de Pensión para la política oficial del Estado capitalista bajo diversas gestiones. Es un tema que hoy se manifiesta en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) gestionado por el ANSES. En el informe de agosto del 2024 del FGS se destacan tenencias valuadas en 48.300 millones de dólares, de los cuales, el 73,9% está invertido en títulos públicos y 14,5% en acciones de empresas, totalizando entre ambos conceptos un 88,4%. De este modo, los “fondos” acumulados por el régimen previsional se utilizan para financiar al Estado y su privilegio por responder a la demanda de acreedores de la deuda pública (tal como destaca el oficialismo respecto del presupuesto 2025) y empresas de gran porte que definen la hegemonía en el capitalismo local. Lo que es evidente es el proyecto privatizador para la Universidad y la educación en general, como para el régimen jubilatorio. Por eso la defensa de ambos aspectos y que se manifiesta en las acrecidas movilizaciones del movimiento de jubilados, los miércoles y en una campaña que involucra demandas al PAMI, a la ANSES y toda dependencia asociada a los derechos de la población adulta. Lo novedoso ahora es el movimiento estudiantil. La marcha de abril convocó al conjunto de la comunidad universitaria porque estaba en juego el funcionamiento ante las restricciones presupuestarias. A comienzos de octubre, la demanda fue motorizada en defensa de los salarios del personal docente y no docente. Con el veto emergió el estudiantado, las tomas y las clases públicas, instalando un nuevo debate sobre el sentido y destino de la Universidad pública. Contra el proyecto de privatizar Universidades y Régimen Jubilatorio se impone el rechazo al proyecto oficial, al mismo tiempo que una crítica a la funcionalidad del régimen del capital que transitó buena parte de la práctica universitaria y del uso de los fondos previsionales. Se trata de retomar un proyecto de “Universidad para la liberación”, sustentado en tiempos de acumulación de poder popular a comienzos de los años 70 del siglo pasado, coherente con la lógica inclusiva y de inserción social ampliada imaginada en el proyecto reformista de 1918. En el mismo sentido, la lucha por las jubilaciones y pensiones necesita adquirir un carácter en contra del lugar que se le asigna para financiar al capital y al Estado capitalista, y transformar el uso de los fondos recaudados en la organización de otro modelo productivo y de desarrollo que anteponga la satisfacción de necesidades sociales a la lógica de la ganancia y la acumulación capitalista. Las luchas de jubiladas y jubilados, como la estudiantil que ahora emerge son la base material subjetiva de una densidad social ampliada, que pueda articularse con otras dimensiones de la lucha social, contra el hambre y por el empleo, por los derechos sociales y sindicales, por los derechos de las mujeres y diversidades, por los derechos de la naturaleza y de los pueblos originarios, para conformar una amplia coordinación de demandas hoy fragmentadas. De esa lucha y densidad social puede emerger la propuesta política que las sintetice y exprese un nuevo momento de la ofensiva popular, no solo en contra de la crueldad y agresividad del proyecto libertario, sino también de falsas ilusiones que recrean perspectivas que indujeron la desconfianza por incumplir promesas de mejor vivir. Fueron los pueblos en lucha los que anunciaron novedades en la representación política, en el país y en la historia humana, por lo que esto nuevo de las luchas por la jubilación y las Universidades públicas traen esperanzas y expectativas para resolver la crisis política y de alternativa que explica el gobierno de la ultraderecha en el país. Las cartas están echadas y agudizará la respuesta represiva y violenta del poder, no solo verbal en los discursos oficiales, sino en la presencia creciente de fuerzas de seguridad y el accionar sistémico y antipopular del poder judicial. Como siempre, la incógnita es quien vence a quien. Buenos Aires, 17 de octubre de 2024

“La crisis irresuelta del capital y la ofensiva de la ultraderecha”

Todos los informes sobre la situación contemporánea del capitalismo son de crisis, expresada en la ralentización del crecimiento económico, con amenazas de recesión productiva. Es lo que surge de los informes del FMI, del Banco Mundial o de cualquier organismo internacional, la UNCTAD o la OMC, incluso de consultoras privadas. Es más, la ralentización no es mayor por el crecimiento que presentan China y la India, territorio que en conjunto alberga al tercio de la población mundial. El crecimiento de China y de India es también menor a los ritmos que presentaban antes de la crisis capitalista del 2007/09, pero mantienen un índice superior al promedio de la economía capitalista mundial. El mercado mundial se amplió con la expansión económica de estos países y otros llamados “emergentes”, sosteniendo la ilusión de una superación o postergación de una crisis recesiva en el capitalismo desarrollado. En la base del problema están los límites de las propuestas de liberalización sustentadas a la salida de la crisis de rentabilidad de los 60/70. Por ello, la ofensiva liberalizadora de los 80/90, y más aún con la crisis del 2007/09 reabrió un debate y acciones de un reordenamiento de las relaciones económicos sociales en el ámbito mundial. En primer lugar, se discute la relación entre el capital y el trabajo y si en la ofensiva capitalista a la salida de la crisis de rentabilidad de los 60/70 del siglo pasado el capital instaló como proyecto esencial la eliminación de las conquistas obreras, sindicales de una lucha de más de un siglo del movimiento obrero, con secuelas de baja de ingresos salariales, flexibilización y precarización laboral y salarial, ahora se potencia el objetivo por subordinar a trabajadores y trabajadores en todo el planeta. Todo en aras de restablecer tasas de ganancias y en lo posible relanzar el proceso global de explotación. También se trata de modificar la función del Estado, por eso las reaccionarias reformas estatales que recorren el sistema mundial, con privatizaciones y desregulaciones, en contra de los derechos sociales conquistados en la lucha para colocar al Estado capitalista al servicio de la recomposición de la acumulación de ganancias. Las relaciones internacionales son parte de esos cambios y se manifiestan en la novedad que supone el papel de la acumulación productiva en China y otros países que disputan la organización de la producción mundial y las respuestas agresivas de sanciones unilaterales de EEUU y sus aliados globales, especialmente Europa. Lo que hay es una crisis del orden mundial emergente a la salida de la segunda guerra mundial. Ha mostrado sus límites el orden de 1945 y el conjunto de su institucionales, sea la ONU, el FMI y los organismos internacionales, como la hegemonía del dólar y EEUU, sostenida por el peso de extensión militar con bases en gran parte del territorio mundial. Por eso, lo novedoso es la reorganización de un sistema mundial que, por cuatro décadas, entre 1980 y 2020, funcionó en perspectiva de mundialización, bajo el estímulo a cadenas mundiales de valor dirigidas por el capital transnacional. y que ahora se reorganiza en sistemas de producción y circulación regionales, con pretensión de sustentarse en nuevas articulaciones globales, las que siguen limitadas por las restricciones que impone la hegemonía capitalista. La crítica al capitalismo contemporáneo exige estudiar con precisión estas tendencias y describir las perspectivas de orientaciones a contramano de la lógica mercantil monetaria del capitalismo en el siglo XXI. Una deriva de la nueva situación del capitalismo en el mundo deviene del momento político de emergencia y visibilidad de la ultraderecha en la disputa de la gestión del orden capitalista. Es lo que ocurre con el papel de Trump desde 2016, la orientación inglesa por el Brexit, la presencia de los Bolsonaro, las Meloni o los Milei. La emergencia de la ultraderecha expresa la desesperación del poder global ante la crisis, tal como hace un siglo se manifestó con la emergencia del fascismo. Hoy adquiere formatos en desarrollo, cuyas consecuencias aún resta considerar, pero asociadas a un clima de guerra y militarización, como acontece en Europa o en el genocidio de Israel sobre Gaza o la invasión al Líbano y el involucramiento creciente de potencias nucleares en conflictos con resultados imprevisible. La crisis capitalista está en la base de los problemas de nuestro tiempo. ¿Cómo se supera la crisis? Depende de las iniciativas en juego. Por un lado, está la ultraderecha y en contraposición proyectos políticos que insisten en que el capitalismo es reformable desde su interior. Por otro lado, quizá tenga razón Milei cuando denuncia que el problema es entre el capitalismo y el socialismo, lo que promueve una recreación de la estrategia socialista en momentos de descrédito de la propuesta, derivado de la caída de la URSS y el este de Europa. En definitiva, la creación de una sociedad no sustentada en la explotación o el saqueo de los bienes comunes sigue siendo una asignatura pendiente de la humanidad. Se trata de un debate político cultural que deambula en las discusiones de variados ámbitos del movimiento popular y que convoca a discutir en torno a las alternativas al orden capitalista en crisis. Buenos Aires, 4 de octubre de 2024

Un miércoles de lucha, de jubilados y universitarios

Hoy estuve en la cita habitual de los “miércoles de los jubilados”, y había muchísima gente, ya que coincidía con la movilización en “defensa de la Universidad Pública”. Un mundo de gente copó las calles de Buenos Aires, como ocurrió en otras ciudades del país, y no podría haber habido operativo anti piquetes, ya que las calles en torno al Congreso estaban colmadas de militancia, organizada y suelta (por su cuenta). Del Congreso hacia la 9 de julio toda la Avenida de Mayo copada, ídem por Callao desde Rivadavia a Corrientes. El operativo policial no estuvo destinado a sacar a la gente de las calles, sino a alejar el tránsito del lugar de convocatoria. Multitud trajinando en uno y otro sentido. Con humor interno me interrogaba por qué unos vamos en un rumbo y otros a contramano entorpeciendo el tránsito de la movilización. Todos bajo el mismo objetivo y cada quién buscando donde estacionarse para expresar colectivamente su descontento. Bandas musicales, transeúntes atrás de carteles, padres y madres explicando a sus hijos o menores acompañantes distintas cuestiones atinentes a los marchantes. Puestos de choripán y alimentación, de banderas y suvenires, como identificación socio popular de un acontecimiento social de masas. Una multitud constituida en sujeto por consignas que reivindican una tradición histórica asociada a la reforma universitaria, la escuela pública y al derecho a la educación, y también solidaria con el reclamo de pensionados y jubilados. Por ahí escuché que éramos más de 500.000, quizá más, o menos, pero inmensa movilización. Una reivindicación muy sentida, como la solidaridad con los jubilados. En medio de la multitud se escuchaba la vos del orador de la Mesa Coordinadora Nacional de Jubilados y Pensionadas especificando el reclamo en el marco de una protesta que trasciende la demanda previsional y educativa. Se aludía al día internacional de lucha conmemorado ayer, 1 de octubre, en sintonía con una campaña global de la Unión Internacional Sindical de la Federación Sindical Mundial, la UIS-FSM. Un periodista decía que era una movilización legítima, como lo era el gobierno Milei, algo que se pone en duda en este momento, especialmente por los vetos a las leyes del Congreso, la del financiamiento previsional y universitario, aun no vetada, pero si anunciado su materialización para esta semana. La política en debate Más allá de la legitimidad, la discusión es sobre la política, la de la representación expresada en la institucionalidad constitucional, desafiada por los vetos, constitucionales pero autoritarios, del poder ejecutivo. Pero, por otro lado, la política de la organización y movilización social. El país está cambiando y por eso hay un ultra liberal en la presidencia y un reordenamiento de las propuestas políticas. Lo tradicional partidario saltó por el aire. La ultraderecha ya no necesita de un “golpe militar” (cívico, eclesial, militar, etc.). Ahora tiene votos y se constituye como partido nacional para disputar próximos turnos electorales, en 2025 y 2027. Todo el arco político de la tradición partidaria estalló. Es más, si antes la divisoria era gobiernos dictatoriales vs constitucionales, y estos eran un debate entre radicalismo y peronismo (hegemonizando frentes), ya en los últimos años, pos crisis 2001, la lógica de la disputa y el debate fue entre kirchnerismo y macrismo, detrás de quienes se enrolaban distintas vertientes de las principales tradiciones políticas, especialmente radicales y peronistas. La novedad se potencia en la coyuntura política. La derecha tiene su interna y Milei aparece disputando la hegemonía. Quienes debaten a la ultra derecha y disputan la gestión capitalista están en reorganización, para lanzar nuevos liderazgos, con vieja o nueva música. La izquierda también en recomposición, visible en representación institucional por la tradición trotskista y sin articular, aun, con una inmensa expresión crítica al capitalismo de diferentes tradiciones, en el marxismo y más allá en el nacionalismo popular y revolucionario. No solo hay reagrupamientos en los partidos, sino también en el movimiento social, en donde se disputa el proyecto político que los conducirá. ¿Será la ultraderecha en el gobierno la que hegemonizará al movimiento social y a la sociedad? Es lo que quisieran y por eso vemos una estética de movilización en el lanzamiento nacional de La Libertad Avanza (LLA) en Parque Lezama, todo para la disputa electoral. ¿Serán los partidos tradicionales bajo la nueva música o formatos frentistas? La imaginación vuela en variados agrupamientos que pregonan la unidad bajo algún paraguas con perspectiva electoral. ¿Podrá la izquierda con la crítica al capitalismo y la propuesta anticapitalista ser espacio de acumulación para el movimiento popular en su búsqueda de referencia política actual? ¿Podrá articular con sectores aún atrapados en el campo del “posibilismo” o las tradiciones de gestión reformista del régimen del capital? Los interrogantes aluden a un momento de reorganización socio económica del capitalismo contemporáneo y en donde las formas de representación política están siendo discutidas. Muchos imaginan que pueden contener las luchas en viejas expresiones del poder burgués, por lo que también marchan y buscan ser representación de la multitud. En todo caso, la búsqueda tiene que estar en transitar nuevos desafíos para construir una sociedad en contra y más allá del capitalismo. Son reflexiones en el medio del tumulto de una gigantesca movilización, que aúna las reivindicaciones en defensa del movimiento de jubilados y por la Universidad Pública y en donde la acumulación política está en discusión. Buenos Aires, 2 de octubre de 2024

Crisis y pérdida de consenso

Los datos económicos sociales siguen siendo negativos tal como lo venimos anunciado de modo recurrente. Quizás la novedad en esta altura es que empieza a impactar sobre el consenso sociopolítico hacia el gobierno de Javier Milei. Economía y malestar. Empieza a haber referencias en los medios de comunicación, derivadas de análisis y encuestas diversos, de que estaría cambiando el humor de la sociedad. El INDEC informó en estos días que la producción industrial manufacturera al mes de julio tuvo una caída interanual, es decir, desde mediados del año pasado hasta el actual, del 5,4%. Y en lo que va de este año de enero a julio, comparado con enero-julio del año pasado un 14,6% de caída. Por mas que se muestre que la inflación esta en torno del 4% mensual, incluso con alguna perspectiva de baja, impacta en el nivel de actividad, del empleo, por lo tanto, en las perspectivas de crecimiento del desempleo y de la pobreza. Esta semana próxima, el jueves 26, tendremos el dato de pobreza e indigencia del primer semestre, transcurrido por entero en gobierno de Milei. Todo lo que anticipo la UCA, todo lo que se viene señalando que va a ser superior al 41% que dejo la administración de Alberto Fernández. Y, por lo tanto, ese impacto socioeconómico con datos estadísticos oficiales va a señalar una realidad muy dura. También el viernes próximo se va a conocer la situación de la posición internacional de la Argentina, el balance de pagos, especialmente el tema de la deuda que viene creciendo mucho. Deuda en pesos y en dólares, atada a la negociación con el FMI, se está terminando el tema de las diez auditorias trimestrales del FMI y hay una expectativa de que está pautado de que si se cumplía con las 10 revisiones del FMI podía haber una ampliación de recursos. Tengamos en cuenta que el gobierno de Alberto Fernández desistió que el Fondo siguiera liquidando el préstamo acordado, y por lo tanto el gobierno Milei, que necesita de esos recursos, puede seguir pensando en acrecer la deuda externa. Por eso en estas horas tanto el ministro de economía como el presidente, la canciller y otros funcionarios están en EEUU para un discurso previsible en Naciones Unidas. Será de crítica a la agenda medioambiental de las Naciones Unidas y de reivindicación de su programa ultraliberal en tanto pretensión de poner agenda a la derecha mundial, para impulsar la liberalización de la economía en todo el planeta. Vamos a insistir en que estos datos de la realidad (que no modifican lo que venimos señalando en los últimos tiempos respecto de cuál es el resultado de la gestión Milei que es recesión, desempleo y deterioro de las condiciones de vida) empiezan a tener impacto en el consenso. ¿Y la política? El problema es que no alcanza con que disminuya el consenso o que crezca la valoración negativa del gobierno, el tema es siempre qué política se le opone. El plano de la política esta todo muy movido en la Argentina actual, por eso pensar en qué va a pasar en la economía argentina del próximo periodo mucho tiene que ver con qué pasa en la política y ya se está pensando en 2025 en las elecciones de medio tiempo. Hay movimientos por todos lados: hacia la derecha, el gobierno y La libertad Avanza quieren erigirse en nueva hegemonía de la derecha en la Argentina. Aquello que alguna vez fue el partido militar, que alguna vez pretendió Álvaro Alsogaray, que en algún momento Carlos Menem asumió el liderazgo de la derecha argentina, incluso en alianza con los Alsogaray. Mauricio Macri intentó a su vez ser el jefe de la derecha en la Argentina, hoy trata de mantener ese lugar, pero el actual presidente se lo está disputando con mucha fuerza. Y en la derecha hay muchos movimientos para consolidar un proyecto político con consenso social bastante ampliado, que encabeza el actual jefe de Estado. Y en el resto del escenario político hay mucho debate. En el peronismo se está discutiendo la renovación, así como a fines de los 80 Menem y Antonio Cafiero disputaron la renovación del peronismo y termino planteando un proyecto del peronismo encabezando el neoliberalismo, hoy hay una disputa clara de nuevas expresiones de liderazgo. Se da entre sectores mas jóvenes, entre ellos destaca el debate Máximo Kirchner- Axel Kiciloff como dos dirigentes muy importantes. También aparecen otros nombres, como el de Wado de Pedro. La izquierda está desafiada a mantenerse en una dinámica de acumulación tratando de recoger el descontento o de animarse a mucha más amplitud, convocando a sectores de izquierda no representados por los partidos tradicionales con representación electoral. Y por lo tanto generar un bloque político con proyección de izquierda. La dinámica la está dando el movimiento social popular. En el ámbito sindical, parece avanzar la unidad de los sectores sindicales del transporte para frenar en primer lugar la privatización de Aerolíneas. También la novedad de las CTAs que avanzan en procesos de unidad de acción, no necesariamente unidad institucional, pero si una mayor articulación de unidad sindical para confrontar con el proyecto político y económico del gobierno de ultraderecha Por lo tanto hay que ver que junto con la continuidad del deterioro, empiezan a aparecer señales de degaste político y por lo tanto se abren escenarios políticos interesantes para pensar escenarios alternativos. 22 de septiembre del 2024

Un presupuesto para el ajuste

El presidente presentó un presupuesto 2025 para el ajuste. Ratifica lo que ha hecho el gobierno de Javier Milei desde que asumió en diciembre de 2023. Las metas presupuestarias son de relativa y escasa importancia porque dependen de lo que el gobierno imagina en materia de crecimiento. En esa materia predice un rebote del 5% para una caída de este año que puede ser de un nivel similar. Con lo cual en los dos primeros años de gobierno tendríamos crecimiento cero entre la caída del 2024 y el crecimiento de 2025. Por lo demás no hay ninguna evidencia de que habrá un crecimiento este año. Y de haberlo no hay indicios de que implique distribución del ingreso y mejora de las condiciones de vida de la población para el próximo año. En particular cuando se ratifica que la prioridad es el equilibrio fiscal, orientado al pago de la deuda. Se confirma una vez más el carácter de hipoteca del endeudamiento. Se privilegia el pago de los intereses y la renovación de los vencimientos de capital, sobre todo con expectativas que siguen abriéndose respecto de que el Fondo Monetario Internacional pueda liberar nuevos recursos que ampliarían el compromiso de la Argentina a futuro. El ajuste permanente. Eso facilita los objetivos del gobierno, que están asociados al ajuste y que en este caso muy particular se consolida en el tema de jubilados y de los salarios estatales. Se potenciará asimismo la disminución de transferencias a las provincias, pidiendo a los gobernadores que actúen en consecuencia y que repliquen la política de ajuste que está planteada al nivel del estado nacional. Lo que se intenta es que los socios políticos en el parlamento que consolidan los objetivos del ajuste y de la reestructuración reaccionaria del gobierno de Javier Milei repliquen esa política en las provincias. Eso supone deterioro de las condiciones de vida en los ámbitos provinciales, disminución de los salarios de los trabajadores provinciales y municipales y declive del cumplimiento de derechos económicos y sociales en las provincias. Y por lo tanto la consolidación de una línea de ajuste. La disminución de la inflación aparece como un objetivo. Siempre a partir de un diagnóstico que se verifica como erróneo, que es el de que se trata de una cuestión monetaria. Y por lo tanto se refuerza el propósito de no emisión monetaria y una potenciación de la política del ajuste. Lo increíble. Por eso el supuesto que definen las cifras del presupuesto 2025 no es creíble en materia de recuperación de la actividad económica y caída de los precios. Especialmente de uno de los precios que es el de la divisa, el tipo de cambio, donde la apuesta del gobierno es a contener con la “tablita” que supone la pequeña devaluación del 2% mensual, tratando de que converja la devaluación con la caída de los precios en escala global. Claro que no es el único precio que interviene para definir el proceso inflacionario de la economía argentina. Sí es un precio muy importante para definir la inflación, tal como el de las tarifas que hasta ahora vienen relativamente contenidas. Hubo incrementos muy relevantes de las tarifas de servicios públicos pero todavía tienen mucho para seguir creciendo. Y deteriorar en consecuencia las condiciones de vida de la mayoría de la población. Por eso decimos que ya sea por el lado del tipo de cambio, sea por el de las tarifas o el del conjunto de los precios, es difícil que se cumpla con la propuesta de disminución inflacionaria que está planteada en el presupuesto de 2025. El horizonte es de crecimiento de la conflictividad, como se está mostrando respecto a jubilados y jubiladas. Logran una solidaridad muy extendida en el ámbito social y político para confrontar con el veto a la movilidad y la perspectiva que alienta el gobierno de una más profunda y reaccionaria reforma jubilatoria y laboral. Son objetivos estratégicos que están planteados no solo en la ley “bases” sino en la perspectiva y las demandas del capital más concentrado en la Argentina. Y obviamente contenidos en los compromisos suscritos con el FMI. 17 de septiembre de 2024