Consideraciones sobre el avance de la derecha Una mirada desde la Argentina

Consideraciones sobre el avance de la derecha Una mirada desde la Argentina (Versión corregida por el autor de una exposición realizada en México ) El avance de las derechas políticas, unas más que agresivas y desafiantes que otras, nos promueven a la discusión sobre la crisis de alternativa política desde las izquierdas. El problema por lo tanto es como asumir e instalar en la sociedad una propuesta anticapitalista, antimperialista, anticolonial, contra el patriarcalismo y toda forma de discriminación, en defensa de la vida y de la naturaleza. Ese es el tema central que nos preocupa y por eso la respuesta popular a la ofensiva derechista es lo más importante. Las reflexiones que siguen tienen un anclaje territorial, más precisamente desde la Argentina, con un gobierno de ultraderecha como el de Javier Milei que pretende ser un líder del capitalismo global. Milei no se conforma con aplicar su política antipopular, de ajuste fiscal y regresiva reestructuración de las relaciones sociales capitalistas en la Argentina, sino que, en todos los foros internacionales, principalmente aquellos que tienen que ver con el capitalismo desarrollado y hegemónico, en Estados Unidos y en Europa, ahí lo veremos intentando difundir la receta del ajuste y la restructuración reaccionaria de las relaciones económicas sociales y políticas. Algunos se interrogan si se puede pretender desde la Argentina, un país atrasado y dependiente del sur del mundo, construir un imaginario para el capitalismo mundial. La pregunta es interesante, porque hace 50 años desde Chile, un país pequeño, atrasado y dependiente, bajo imperio de la dictadura militar de Pinochet se ensayó lo que hoy es conocido en todo el mundo como las “políticas neoliberales”. No hay tamaño de país para pensar la proyección que tiene un proyecto estratégico. Veamos un contraejemplo: ¿Qué importante ha sido y es para la revolución mundial la experiencia de un pequeño país como Cuba? Pese a ser una isla asediada y bloqueada por el imperialismo, Cuba sigue mostrando que la experiencia por la revolución tiene validez en pleno siglo XXI. Incluso, pesa tanto Cuba, que la agresión imperialista se extiende a los países de la región que articulan productiva y socialmente con la tierra de Martí, de Fidel y el Che, caso de Venezuela, apetecida por sus reservas internacionales de petróleo. Cuba es la gran batalla de la región latinoamericana. Lo que acontece en Argentina es una avanzada de lo que el poder económico mundial y los reaccionarios del capitalismo global aspiran para el mundo, por eso es una experiencia a prestarle atención. Hubo y hay sorpresa en la argentina con el triunfo electoral de Milei. En rigor, es parte de una tendencia de estos años con relación al avance de la ultraderecha en todo el planeta. En el año 2016 muchos se sorprendieron con la emergencia de Donald Trump en el gobierno de EEUU. No constituía parte de la tradición política estadounidense y sus políticas lo trascendieron pese a la derrota electoral en el intento de renovar mandato. Cuba sufre actualmente las políticas de agravamiento del bloqueo impulsadas por Trump y no desarmadas por Biden. Pocos dieron crédito en inicio al Brexit, contemporáneo y en sintonía con el fenómeno de Trump. En Brasil era impensado en 2018 el triunfo de Bolsonaro. Pese a no lograr la reelección, el “bolsonarismo” mantiene adhesión importante en la sociedad brasileña e incluso, para que Lula retome el gobierno debió conciliar con fuerzas del espectro de la derecha política de Brasil. La ultraderecha esta en varados países de la región, más allá de ls ejemplos mencionados. Si Trump, Bolsonaro y Milei han sido sorpresas en los respectivos países y en la política mundial, hay que dejar de sorprenderse y constatar que estamos en un momento de brutal ofensiva no solo económica, sino política y cultural del capital contra el trabajo, contra la naturaleza y contra la sociedad. El fenómeno contemporáneo es la presencia de la ultraderecha en ascenso en la política de variados países, expresando el proyecto más agresivo del capital hegemónico. Aun cuando en Francia hubo capacidad para confrontar a la ultraderecha, fue posible con la estrategia de coalición que involucro a la izquierda con la derecha, mediante el acuerdo de Mélenchon y Macron. En efecto, en aquellos territorios donde el que tenia mas fuerza para confrontar al frente nacionalista de Le Pen, era la opción a ser votada. Por lo tanto, no se trata solo de el peso de la izquierda en unidad, liderada por la “izquierda insumisa”, sino, la existencia de un acuerdo entre izquierda y derecha para confrontar al fascismo y a la ultraderecha. Lo esencial Ya no hay sorpresas, estamos asistiendo a una amenaza sobre América Latina y el Caribe, sobre el mundo, sobre la vida, que exacerba lo más reaccionario que tiene el capitalismo actual a escala mundial. Pero eso es el fenómeno, y lo que hay que considerar es la esencia. ¿Cuál es la razón de la emergencia de la ultraderecha como opción política con consenso electoral? Interrogante que nos remonta al consenso electoral de hace un siglo en Benito Mussolini, o ten Adolfo Hitler. No hay sorpresa en el ascenso electoral de las ultraderechas. La esencia es la crisis del capitalismo, una crisis que viene del 2007-2009 y que se exacerbó con la pandemia desde el 2020. La pandemia provocó el aislamiento obligatorio de quienes podían, ya que los sectores marginados y empobrecidos no tenían condiciones materiales de aislamiento. Son sectores sociales sin acceso a la vivienda, ni a internet o a la electricidad, ni a la salud o a la educación, ni al agua potable, por lo que debieron encontrar “soluciones” o sucumbir a un mayor deterioro de su condición de vida. Ese aislamiento y abandono relativo desde el –Estado y la política se constituyó en demanda de “libertad”, en el sentido que utiliza la ultraderecha para disputar consenso. Una libertad vinculada al libre comercio y a la propiedad privada de los medios de producción, libertad de mercado que ejercen los capitales mas concentrados, La crisis capitalista es la que convoca a una ofensiva y a una iniciativa política muy fuerte de las ultraderechas. A la crisis del 2007-2009 y la pandemia, debemos incorporar el escenario de guerra desde el 2022. No es solo en Europa, sino también la ofensiva genocida sobre Gaza y el pueblo palestino por el colonialismo impulsado por el estado de Israel y su principal apoyo mundial que es EEUU y los capitales más concentrados. Es una ofensiva militarista a escala global. Tengamos en cuenta que la producción de armas es una producción improductiva en los términos de la vida, porque la producción de armas, la producción militar, que sirve para destruir vidas y fuerzas productivas sociales de la humanidad no aportan más allá de un gasto que compite con los necesarios para la alimentación, la salud, la educación y muchos otros temas. Pero claro, en el capitalismo tiene objeto en la maximización de la ganancia, la acumulación y la dominación. Iniciativa política y estrategia Lo esencial a discutir es que ante la crisis del capitalismo los que nos hemos quedado sin respuesta para interpelar a la sociedad es la izquierda, el movimiento popular y revolucionario. No quiere eso decir que los que leen esto no están participando o asumiendo propuestas individuales o colectivas por transformaciones profundas y revolucionarias, pero la realidad es que no hemos ganado o conquistado la batalla por la conciencia y los corazones de nuestros pueblos. Porque son los mismos empobrecidos, los explotados, los excluidos, los que terminan optando por estas opciones de las ultraderechas. Por eso hay que ver que el problema esencial en la crisis del capitalismo. Claro, en otras crisis del capitalismo la respuesta alternativa era el socialismo, era la sociedad emancipada, sin explotación. Por eso la revolución rusa pudo abrirse camino en 1917, la revolución china, la revolución cubana, la revolución vietnamita, incluso la revolución sandinista del 1979 y la revolución iraní, ultimas expresiones revolucionarias desplegadas bajo esa lógica de lucha de clases mundial en un tiempo bipolar (1945-1991) que se terminó con la desarticulación de la URSS. El imaginario que se construyo a escala mundial en el último medio siglo fue progresivamente sobre la base de la liberalización de la economía, junto a una subjetividad individualista, potenciada con cambios en la estructura del trabajo, estimulando lo que se llama la “uberización”, que se expresa en múltiples formas de trabajo, especialmente desplegadas luego de la crisis de la pandemia y la digitalización de la economía mundial. La ultraderecha encontró ahí sus territorios de propaganda, de debate ideológico político y cultural y ustedes pueden ver ahora tenemos que recurrir a las plataformas como Netflix, que disputan horas diarias de la población mundial para ganar en conciencia. En estas horas, por ejemplo, las elecciones de Venezuela llevan un libreto que estuvo planteado en la campaña electoral, durante el día de la votación, y por supuesto desde ahí en adelante, por lo que hoy tenemos un nuevo “Guaidó” proclamado desde EEUU y las derechas globales compitiendo y disputando con la realidad de una lucha popular muy concreta que se desarrolla en Venezuela y en todos nuestros países. Iniciativa política Si el fenómeno es la ultraderecha y la esencia de la crisis del capital, lo que tenemos que ver nosotros es la dinámica de la iniciativa política confrontada. Por un lado, la iniciativa política de las derechas sustentadas en el poder económico. Se dice que Milei surge de afuera de la política, es un “outsider”, pero sin embargo fue un profesional de grupos económicos altamente concentrados y transnacionalizados en la Argentina. Ni hablar de que Trump, otro “outsider” es un multimillonario neoyorkino vinculado al poder económico de los EEUU y la lógica global. Detrás de Milei esta Elon Musk, por ejemplo, el multimillonario número 1 y sustenta su poder asociado a la economía de plataformas, en la digitalización, en la vanguardia del desarrollo tecnológico vinculado a la producción contemporánea, al cambio de matriz energética y por lo tanto hay una respuesta del gran capital ante los problemas del capitalismo contemporáneo. La iniciativa política de la derecha está buscando la coordinación, por lo tanto, la internacional de la ultraderecha funciona. Nosotros tenemos que apuntar a la construcción de un nuevo internacionalismo popular, un nuevo internacionalismo de las trabajadoras y los trabajadores, un internacionalismo de las luchas feministas, de las luchas ambientales, de las luchas sindicales, de las luchas territoriales, populares, por la soberanía alimentaria, energética y financiera, por las articulaciones globales que confronten contra la estrategia del poder. Por eso digo que viendo la dinámica de la lucha de clases contemporáneas lo que hay es una fuerte iniciativa de las ultraderechas por unificarse y nosotros necesitamos articular una estrategia compartida, aunque tengamos opiniones distintas. Este es un problema: no toda la ultraderecha piensa lo mismo. Por ejemplo, Bolsonaro y Trump son nacionalistas, Milei no lo es. Milei no es un nacionalista que defiende a la Argentina y al capitalismo argentino, sino que es un universalista, es un promotor capitalista del capitalismo global. Pero eso no les quita capacidad de articular, de reunirse y promover cumbres de la ultraderecha e intercambios bilaterales y multilaterales para conformar un programa común a escala global. Nosotros en nuestros territorios nos vivimos “contando las costillas”, tratando de mirar donde está el error del compañero/a de otro grupo de izquierda, de otro grupo del movimiento popular, en vez de pensar que a lo que debemos apostar es a múltiples tácticas con un objetivo de vencer a la ofensiva del capital en este tiempo histórico. Por eso la unidad y el internacionalismo son una prioridad, y no hago mas que recuperar a Carlos Marx en la Asociación Internacional de Trabajadores, AIT. Ahí estaba Marx y sus seguidores, los que hoy llamaríamos los marxistas, pero también estaban los socialistas a los que calificaba de utópicos, con quienes polemizó teóricamente. También estaban los anarquistas con los cuales Marx discutía teoría y política, sin impedir una articulación necesaria en la AIT, la primera internacional, que fue considerada autora ideológica de la Comuna de París, el primer intento de gobierno obrero en el mundo en 1871, y por lo tanto, pensar que es posible la unidad de acción aunque haya diferencias teóricas, concepciones disimiles sobre lo que es la sociedad anticapitalista, lo que es el socialismo, lo que es un futuro sin explotación, un tema que necesitamos debatir. El principal desafío es promover una respuesta popular articulada, algo que se intentó y se fue desvaneciendo en el camino, por ejemplo, con el Foro Social Mundial, FSM en el 2001. Habrá que ensayar múltiples formas de articulación como esta que se está haciendo ahora acá, intentando promover nuevos diálogos y escuchas de diversas propuestas desde la izquierda y el movimiento popular. Se trata de abrir nuestras cabezas, corazones a las propuestas múltiples que hay en la diversidad de las formas de lucha y organización del movimiento popular; de los pueblos originarios que tratan de traer sus cosmovisiones históricas a la disputa contemporánea; a los feminismos populares que han abierto un nuevo camino en la disputa contra el patriarcalismo evidenciando temas históricos de discriminación a la mujer y disidencias sexuales, pero resignificados en este momento. O el ambientalismo que nos pone a discutir el modelo productivo y de desarrollo contemporáneo. Por lo tanto, debemos discutir el programa, que está en las luchas del movimiento popular en su diversidad y que debe convocar a la síntesis. El programa tiene que ir en el mismo sentido de la formulación genérica contra el capitalismo. Si el capitalismo es una relación monetaria y mercantil, entonces, una propuesta programática tiene que desarmar todo lo que tenga que ver con la dominación mercantil-monetaria. Hay que recordar que el Che sostuvo en la década del 60 en Cuba, planteando la lucha por los derechos en contra de la mercantilización, en un desafío a la ley del valor. Hay que ir en contra de la mercantilización, algo que sustentó Hugo Chávez antes de morir, que no es lo que se ha desarrollado principalmente en Venezuela, pero que hay que retomar el camino por lo comunitario, por lo que va en contra de la lógica mercantil, de la lógica monetaria, de la lógica del lucro y de la ganancia, de la acumulación. Los términos de las soberanías, como la soberanía alimentaria, que no son soberanías nacionales, sino que son soberanías populares, por los alimentos, por el derecho a la energía, un tema que los compañeros y las compañeras de los sindicatos de la energía, como el Sindicato Mexicano de electricistas, SME, vienen planteando desde hace mucho tiempo con otros sindicatos y organizaciones de la energía en todo el territorio regional y mundial. El tema de la soberanía financiera para que encontremos mecanismos de financiamiento de formas de organización y de reproducción de la vida cotidiana que no tengan la lógica del mercado. Por eso la desmercantilización en primer lugar. Quiero terminar señalando que, si el fenómeno es el avance de la ultraderecha que, si la esencia del problema es la crisis del capitalismo y que en tercer lugar hay que ver la dinámica confrontada de la lucha de clases y las iniciativas del poder e iniciativas del movimiento popular, lo que hay que discutir finalmente es el tema de la respuesta popular. Nosotros estamos convocados a reconstruir un ciclo global para que se reinstale el imaginario por la revolución. Hace 100 años Mariátegui desde Perú discutía con los marxistas, los comunistas de América Latina que el “mito” del movimiento obrero latinoamericano y caribeño era la revolución socialista, a contramano de la tesis de los comunistas de época de hace un siglo era que había que ir por la revolución democrática burguesa para crear las condiciones de desarrollo del capitalismo y recién ahí el socialismo. Tenía razón Mariátegui entonces y ahora, como tenían razón los revolucionarios haitianos en 1804, que promovieron la primera revolución triunfante contra la esclavitud en el mundo. Por eso el poder jamás le perdono al pueblo de Haití esa revolución triunfante contra el esclavismo, que ya en EEUU generaba las condiciones de la acumulación originaria del capitalismo, en esa potencia única en el mundo que de colonia llego a imperio. Hay que reinstalar el debate por la revolución. Es un desafío para nosotros, porque la crisis capitalista no es solo un problema económico, la crisis del capitalismo, pensando en el capitalismo como un todo, es crisis económica, crisis política y crisis cultural, y por lo tanto, nosotros estamos desafiados a reinstalar una alternativa contra el capitalismo, para alentar y llevar un proceso de emancipación social, como creatividad del movimiento popular para ponerle freno a la ofensiva de la ultraderecha y generar las condiciones para otro mundo posible, que resuelva las necesidades de la mayoría de nuestros pueblos, especialmente, cuando el mundo está amenazado por la destrucción de la vida tal como promueve el militarismo actual y del metabolismo natural del planeta con un modelo productivo contaminante que destruye la vida humana. Presentación realizada en México, por plataforma, el 6/08/2024

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