Trump es indefendible e impresentable, a no
dudarlo, pero sus electores expresan mayoritariamente el descontento en los
resultados de la globalización capitalista tal como opera desde 1980 bajo el
mote "neoliberal". Biden y los demócratas no resolverán el tema de
fondo. El fondo remite a los problemas del régimen del capital en su
especificidad local, ya que la valorización capitalista de los inversores
estadounidenses opera productivamente, en buena parte por fuera del propio territorio
vía inversiones en el exterior; y el ala financiera acapara plusvalor mundial
sin difuminar ingresos suficientes a la población local, ya que en su mayoría
funciona en la concentración del ingreso, la riqueza y la acumulación en
grandes fortunas de multimillonarios. Ni los demócratas, ni otro republicano,
ni Trump en 4 años resolverá esta contradicción interna del capitalismo en
EEUU, que se sostiene sobre la base de la emisión monetaria y de deuda pública
(funciones del Estado capitalista estadounidense) mientras el dólar tenga el
papel de dominación que mantiene en el sistema mundial, cada vez con más
monedas globales que le disputan el lugar de la hegemonía monetaria. No solo el
euro o el yen le disputan ese lugar, ahora también el yuan, avalado con la
producción creciente de China, único país que crecerá al 2% este año contra
disminuciones de la mayoría de los países que disputan la hegemonía de la
economía mundial, incluido EEUU. Lo que importa del descontento en EEUU, y de
eso se habla poco, es la capacidad de organización de aquelles que despliegan
un proyecto en contra y más allá del régimen del capital, que no es precisamente
lo que inspiró la toma del Capitolio en el día de ayer.
Buenos Aires, 7 de enero
de 2021
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