Efectos de la crisis sobre el empleo y tácticas para enfrentarlos

El Parlamento de la Argentina transformó en ley la estatización del sistema de jubilaciones y pensiones. Ello supone que unos 78.000 millones de pesos que acumula el fondo administrado por las AFJP pasa a ser gestionado, probablemente desde diciembre del 2008, por la ANSES, el ente estatal encargado de administrar la seguridad social. A esos recursos deben adicionarse los recursos mensuales aportados por efecto de las retenciones obligatorias a las asignaciones de los trabajadores y los aportes patronales en carácter de contribución a la seguridad social. Es una masa importante de recursos que deja de estar administrada por el mercado, aunque debe reconocerse que había una importante regulación sobre el destino de esos fondos. Es así que el 55% de los recursos están invertidos en títulos públicos, más por inducción estatal que por propia decisión de las administradoras privadas. El Estado dispondrá ahora del total de esos recursos que debe cuidar, proteger y utilizar para estimular la actividad económica, la producción, y enfrentar un horizonte recesivo de la economía mundial con impacto en todos los países. Lo último como acaba de ser reconocido por la presidenta de la Argentina en Libia, como parte de su gira internacional. Es una afirmación distinta de las manifestadas hasta hace muy poco tiempo. Otra cuestión será discutir el tipo de activación de la producción, ya que hasta ahora se ha favorecido necesidades del capital hegemónico y destinado al consumo de altos ingresos. La articulación productiva con la satisfacción de necesidades populares sigue siendo una asignatura pendiente.

La realidad de la recesión mundial en curso y la asunción presidencial del problema es el punto de partida para pensar los impactos de la crisis en el presente y futuro cercano. Los efectos son los que pueden derivarse, por ejemplo, del anuncio realizado en Washington por el Citigroup para despedir 52.000 trabajadores del conglomerado empresarial. Deben adicionarse los 18.000 ya cesanteados, sumando en total 70.000 puestos de trabajo menos en la corporación transnacional. Recordemos que el banco transnacional tiene 1400 sucursales en 46 países y en la Argentina, instalado desde 1914, con 59 sucursales y casi tres mil trabajadores que pueden sufrir el destino de la cesantía. El gobierno de Bush acaba de inyectar 20.000 millones de dólares para sostener patrimonialmente a la entidad y logrando una suba (transitoria) de las bolsas del mundo. La inyección de liquidez al Citigroup puede llegar a 65.000 millones de dólares, poniendo en evidencia la magnitud del quebranto de los gigantes involucrados en la debacle capitalista. Por otra parte, el gobierno de EEUU denuncia la pérdida de 240.000 puestos de trabajo en octubre del 2008 y 160.000 en septiembre, totalizando 400.000 despidos en los últimos dos meses. El presidente recientemente electo en EEUU, Barack Obama, anuncia la creación de 2,5 millones de puestos de trabajo para los próximos dos años, 2009 y 2010, los primeros de su gestión. Es una propuesta para un ritmo de 100.000 nuevos puestos de trabajo mensuales que intenta contrarrestar el promedio de septiembre y octubre por 200.000 puestos de trabajo perdidos por mes, sin saber aún cual será el límite para un desempleo creciente que ya supera el 6,5% de la población económicamente activa en el país del norte. Las automotrices de Detroit, cuna del automotor, están en crisis y expresan que el tema es integrado en la esfera de los servicios y la producción. No es solo crisis financiera, sino económica, originada en EEUU y proyectada a la economía mundial. Aludimos específicamente a la Ford, Chrysler y GM, fuentes de innumeras turbulencias e inestabilidad, precisamente del empleo de sus trabajadores.

La GM es noticia en Argentina por su política de suspensión de la producción y el empleo desde fines de septiembre y que ahora negocia con el sindicato una política de rotación de las suspensiones y reducción del salario. Es un tema que había alejado la recuperación económica argentina entre el 2003 y 2007, donde el tema pasó a ser la discusión por los ingresos de los trabajadores en el marco de los convenios laborales. Ahora parece volver el sentido defensivo de la lucha sindical para privilegiar la defensa de la fuente de trabajo más que del salario y la lucha por su recomposición y aumento, pese a mantenerse la presión sobre los ingresos por el crecimiento de los precios, especialmente de la canasta alimentaria y familiar.

Respuestas ante la crisis

Las respuestas en la sociedad son variadas. Los empresarios acuden a la política del miedo ante el despido para contrarrestar demandas salariales e incluso reducir premios, compensaciones o demandas de mejoras en las condiciones laborales. La Central de Trabajadores Argentinos, CTA, propone suspender los despidos por 180 días y la Confederación General del Trabajo, CGT, empuja la idea de la doble o triple indemnización para evitar las cesantías. Ambas iniciativas pretenden frenar el atajo empresarial para custodiar la tasa de ganancia sobre la base del despido o la disminución de los costos de producción disminuyendo el salario y el costo laboral. Las patronales argentinas empujan un chantaje a dos puntas, sobre el Estado y los trabajadores. Al primero le reclaman subsidios, tipo de cambio adecuado (elevado) y fuentes de financiamiento suficiente y barato para enfrentar el estancamiento. A los trabajadores les demandan una cuota de sacrificio para sostener el empleo. Nunca se les ocurre resignar parte de las ganancias, y es claro, que esa es la lógica del capital.

¿Qué dicen los datos oficiales sobre la evolución de la actividad económica y el empleo en la Argentina? Los datos son del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INDEC, para el 3º trimestre del 2008 y remiten a 31 aglomerados urbanos. La Tasa de actividad es del 45,7% de la población, lo que expresa una leve disminución para trimestres similares de los años previos. Un valor similar se encuentra hacia el 2003, momento de inicio de la recuperación de la economía Argentina, en una curva de ascenso que ahora retoma el punto de partida. De este modo se convalidan pronósticos de desaceleración de la economía en Argentina. La Tasa de empleo registra un 42,1% de la población, con una leve disminución respecto del mismo periodo del año 2007. Es un reflejo de las dificultades que se presentan en la economía local para mantener el ritmo de generación de empleo del ciclo anterior entre 2003 y 2007. Es un tema que se ve agravado con los anuncios de cesantías y suspensiones de la producción, anticipo de vacaciones, etc.

La Tasa de desocupación llega al 7,8% de la población económicamente activa. Se mantiene así la tendencia declinante del desempleo, aunque parece morigerarse respecto del ciclo de crecimiento económico anterior. El desempleo es menor que a igual periodo del 2007, pero se dificulta el ritmo de disminución. La Tasa de subocupación es del 9,2% y aquí si se presenta un estancamiento de los guarismos respecto del año anterior. La Tasa de subocupación demandante es de 6,3% manteniendo las tendencias del último periodo, mientras que aparece un crecimiento de la Tasa de subocupación no demandante del 2,9, reflejando la falta de estímulo en la búsqueda de trabajo de una parte de la población con problemas de empleo.

PT

PEA

PO

PD

PS

24.452.000

11.165.000

10.295.000

871.000

1.027.000

100%

45,7%

42,1%

7,8%

9,2%

Fuente: http://www.indec.mecon.ar/

PT = Población Total; PEA = Población Económicamente Activa;

PO = Población Ocupada; PD = Población Desocupada; PS = Población Subocupada.

Síntesis

Parece estar ocurriendo un cambio de tendencia en el ciclo económico que expresan las variables económicas de la Argentina luego de 5 años de crecimiento con tasas entre el 8 y el 9% anual. Ya no se espera para el próximo año repetir esos guarismos y la discusión pasa por analizar quién pagará el costo del nuevo ciclo.

La crisis es una oportunidad para modificar la ecuación de beneficiarios y perjudicados por el curso de la política económica. Para ello se requiere promover la distribución del ingreso y la riqueza en el marco de una integración alternativa con los países de la región. Argentina tiene que alejarse del epicentro de la crisis y acercarse a nuevas formas de articulación productiva, interna y globalmente, de la economía doméstica.

Es momento para cambiar. No alcanza con reproducir patrones de estímulos fiscales y monetarios para reproducir un patrón de producción que satisface demandas de consumo de sectores de altos ingresos. La ocasión es propicia para intentar una recuperación resolviendo necesidades insatisfechas de la mayoría empobrecida.



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