Milei se impuso a pesar de los problemas económicos y políticos
El resultado electoral de medio término en la Argentina otorgó un triunfo político al gobierno de la ultraderecha de Javier Milei, pese a los problemas económicos, financieros y políticos de los últimos tiempos. En efecto, hubo corridas cambiarias y turbulencias financieras en el marco de una caída del consumo popular y tendencias recesivas en la producción, con recrudecimiento del alza de precios y límites importantes para la reactivación productiva. En simultáneo, crecieron las denuncias de corrupción, los escándalos políticos por vínculos de personajes libertarios con el narco tráfico y las fracturas al interior del oficialismo.
A pesar de las turbulencias y pronósticos críticos, el voto positivo organizó más del 40% de consenso electoral, para un partido competitivo electoralmente en todo el país, una de las novedades de la política local. El liderazgo de Milei arrastró consenso electoral con figuras ignotas en todo el país. El marketing fue el presidente y su narrativa en contra de la política tradicional, aún con su alocado concierto musical y la pésima imagen de su entorno. Claro que hubo el mayor ausentismo de la historia contemporánea, un 32%, que sumados al voto nulo o impugnado alcanza a más de 12 millones de personas, incrédulas de la política como forma de resolución de problemas-
Lo relevante es el triunfo de Milei y el ausentismo, lo que convoca a pensar los cambios económicos y políticos en la sociedad argentina. Una esperanza es el tercer lugar de la izquierda en varios distritos, especialmente en la Ciudad Capital del país y en la Provincia de Buenos Aires.
Apoyo de Trump
Puede afirmarse que estos resultados están asociados al sostenimiento económico y político de la gestión Trump. Un apoyo interesado en el marco de las dificultades del capitalismo contemporáneo y muy especialmente el estadounidense, desafiado por la expansión China. Aunque parezca minúscula la Argentina, en términos económicos y su contribución al PBI regional o global, el peso relativo se agiganta ante una realidad esquiva para los intereses de la política exterior estadounidense.
El país es la punta de lanza de una ofensiva contra la impugnación liberalizadora que supuso el cambio político en la región en los primeros años del siglo XXI. Por eso el agravamiento del bloqueo sobre Cuba y el despliegue de tropas en el Caribe, contra Venezuela, las agresiones hacia el gobierno colombiano y a cualquiera que no se subordine a las expectativas y deseos de Washington. EEUU interviene con fuerza para cambiar la correlación de fuerzas en América Latina y el Caribe, para blindar políticamente a la región en sus objetivos globales de sostenimiento de la hegemonía amenazada.
La afluencia de dólares desde el Tesoro de EEUU destinados a sostener a Milei fue parte de una campaña para el logro de los intereses de MAGA. Más allá de la crítica de los Demócratas, incluso de algunos Republicanos, de la prensa “gringa” o los afectados económicos, incluso trabajadores que no cobran por el shutdown, la inversión monetaria de Trump y Bessent es parte de una estrategia global para enfrentar la crisis capitalista. El gobierno Milei es parte de esa propuesta estratégica, que tiene impacto en el capitalismo global y local.
Hemos sostenido que Milei es un ensayo asimilable al chileno del 73 del siglo pasado, que marcó el rumbo para una nueva experiencia de la organización capitalista bajo la dimensión “neoliberal”.
El capitalismo en crisis necesita reorganizarse y encontrar formas y mecanismos que otorguen sentido a la búsqueda de ganancias y a la acumulación para la dominación y reproducción sistémica. Por eso la apuesta a la innovación tecnológica, la digitalización y la IA, que necesita ser consensuada más allá del crecimiento de la desigualdad y la miserabilización en una amplia franja de la sociedad. Esa perspectiva necesita ser consensuada socialmente, incluso vía manipulación cultural mediada por redes y falsas noticias (fakes).
Trump necesita de Milei y de su “éxito”, aunque sea transitorio, para dar otras batallas de consolidación de las ultraderechas funcionales al poder de EEUU.
Hemos sostenido que no debe subestimarse a Trump o a Milei, que más allá de cualquier excentricidad, expresan la voluntad de una parte del capital más concentrado para otorgarle rumbo al capitalismo en crisis.
Por eso, Trump asistía financieramente a Milei mientras negociaba, una vez más, con China la provisión de las tierras raras y una reiterada tregua en la guerra comercial.
El terreno del capitalismo es global. Por eso, la iniciativa política del poder trasciende las especificidades nacionales.
La acumulación local y la alternativa
El poder local necesita consensos para recrear el modelo de acumulación, que en los últimos 40 años fue el agro negocio de exportación y las finanzas apalancadas por el endeudamiento público y las privatizaciones. Ahora es tiempo de complementar con la explotación de hidrocarburos no convencionales y minería metalífera asociada a la innovación de la IA y la digitalización de la economía. Para eso se requieren inversiones y es la aspiración y expectativa del gobierno Milei.
Se requiere una reorganización del capitalismo local, enunciada en 1975/76 y en proceso continuo más allá de los obstáculos interpuestos por la tradición política de las clases subalternas y su organicidad en movimientos sindicales, territoriales, populares e incluso del entramado burgués asociado al modelo de la industrialización sustitutiva hegemónico por décadas en el país. Por eso sostuvimos en variadas ocasiones que Milei pretendía disciplinar por abajo y por arriba a la sociedad local.
El resultado electoral del 26/10 no supone el logro del objetivo, pero si un avance en ese sentido. Por eso resulta imprescindible pensar y actuar en términos de alternativa política, la principal ausencia en la Argentina.
Reorganizar al movimiento popular y otorgar un nuevo horizonte de sentido transformador es el imperativo del momento.
El radicalismo fue respuesta en un momento de la historia local y hoy aparece diluido bajo la hegemonía libertaria. El peronismo irrumpió como respuesta popular en los 40 y resurgió bajo facetas diferentes, entre Menem y Kirchner, y en esta coyuntura aparece desorientado aun con un caudal de votos importante que lo mantiene como segunda fuerza política. No se sabe su destino, pero convoca a pensar en reformulaciones políticas para un nuevo momento del capitalismo local y global. La izquierda merece ser discutida, desde su visibilidad en CABA y en la Provincia de Buenos Aires y en Jujuy, aun cuando no retuvo su legislador en la Cámara de Diputados.
Se trata de estudiar y comprender el momento del capitalismo local, los cambios estructurales gestados en medio siglo de reestructuración reaccionaria, que ahora pretenderán consolidarse con regresivas reformas laborales, previsionales y tributarias. Todo impacta en la subjetividad y la conciencia social.
Por todo lo que acontece existe algarabía de los “mercados”, inversores especulativos que hacen bajar las cotizaciones de las divisas, que hasta ayer especulaban contra la moneda local; baja el riesgo país y suben los títulos y acciones en la expectativa de inversiones hasta ahora esquivas. Habrá que ver si el horizonte esperado por la clase dominante desde hace tiempo se materializa. Mientras, la resistencia se hará presente todos los miércoles de las jubiladas y los jubilados, junto a la diversidad de reclamos salariales, por la educación y la salud, contra el saqueo y por tanta insatisfacción de irresueltas necesidades sociales.
Son solo unas primeras reflexiones para pensar la coyuntura de un tiempo electoral de ofensiva liberalizador reaccionaria, que no dan ni para el pesimismo ni para el optimismo, sino para buscarle la vuelta a los desafíos actuales de los perjudicados por la ofensiva del capital y de la ultraderecha.
Buenos aires, 27 de octubre de 2025
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