Ganar consenso electoral para profundizar reaccionarias políticas
Se lanzó la disputa electoral bonaerense de septiembre, preludio de la renovación parlamentaria de medio término en octubre.
Con las candidaturas en la Provincia de Buenos Aires se discute el panorama político y económico de la Argentina, ya que en el territorio bonaerense se concentra buena parte de la población y de la generación de riqueza en el país.
Buenos Aires se constituye en territorio simbólico de la disputa coyuntural por el gobierno del capitalismo local.
El gobierno libertario asienta su propaganda en la crítica a la tradición peronista kirchnerista, actual gobierno en la Provincia de Buenos Aires, anticipando la batalla electoral de octubre próximo, incluso, la probable disputa entre libertarios y el peronismo por la presidencia en 2027.
La propaganda libertaria destaca los datos oficiales de baja de la inflación y su impacto en la disminución de los indicadores de empobrecimiento.
Sin embargo, la realidad devuelve el deterioro de los ingresos populares junto al crecimiento del desempleo, así como las dificultades para atraer inversiones y la persistente fuga de capitales.
El gobierno busca contener la inflación en tiempos de elecciones, proceso imprescindible para ganar consenso e implementar reformas estructurales.
Hegemonía en discusión
Importa el resultado electoral en la provincia de Buenos Aires en el horizonte que se va creando luego de las elecciones en varias provincias, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, y claro, hacia las elecciones de medio término en octubre.
La libertad Avanza (LLA), intenta disputar la primera minoría en la provincia de Buenos Aires, y por eso ha absorbido al PRO y se presenta como una fuerza hegemónica de la derecha en la Argentina. Desde esa posición discute el rumbo del capitalismo en el país.
Se proponen mostrar capacidad competitiva para disputarle la hegemonía política al gobierno de la provincia de Buenos Aires, desalojando al peronismo de su posición como primera minoría.
Así como la LLA se renueva absorbiendo al PRO, las corrientes internas del peronismo encontraron serias dificultades para sintetizar en una lista, posponiendo la discusión por la hegemonía de la representación política.
La derecha parece haber resuelto en lo esencial la hegemonía coyuntural para las elecciones, lo que sigue siendo una asignatura pendiente en la tradición peronista.
Es quizá una posibilidad para terceras opciones, en la que asoman disidencias en la derecha y en el peronismo, y claro, de la izquierda, desafiada a superar su carácter de representación testimonial, que en esta ocasión abrió su lista a otras expresiones más allá del trotkismo.
Para el gobierno la lógica discursiva se asienta en las estadísticas de inflación y pobreza, que contrastan con la realidad de deterioro de los ingresos populares, ya que no hay actualización de salarios o jubilaciones contra inflación, sin perjuicio del creciente desempleo.
La expansión del desempleo y la informalidad laboral es producto de un país menos productivo y más orientado a una plataforma de servicios, tal como sugirió oportunamente Javier Milei.
El peronismo intenta la crítica a la política oficial sin ofrecer unidad de horizonte respecto al que hacer en el presente y el futuro inmediato.
La izquierda necesita hacer visible su posición en contra y más allá del orden capitalista, lo que supone confrontar con la lógica del ajuste del gobierno nacional y los límites de cualquier propuesta sustentada en la reforma o humanización del capitalismo.
Dificultades en el horizonte
Hay quienes imaginan próximos derrumbes de los consensos políticos electorales del gobierno, que se vienen anunciando, incluso antes de que asumiera Milei a la presidencia, lo que se manifestaba en “no llega a asumir”, o “no llega a semana santa”, o “al año…”.
Bueno ya se discute el medio término y ahí está, disputando gobierno y poder, incluso más allá del 2027.
Es un dato que no aumentan las inversiones productivas al país, ni las externas ni las locales, máxime cuando la decisión oficialista es no a la inversión pública.
Algo similar le ocurrió a Mauricio Macri entre 2015 y 2019. Las inversiones extranjeras nunca llegaron a la Argentina, ni llegan ahora, pese a que se aprobó el régimen de incentivos a grandes inversores, el RIGI, en la ley de Bases.
El argumento que se esgrime es que falta eliminar completamente las restricciones al movimiento de capitales, el CEPO, por ahora solo levantado para personas, restando esa facilidad para las empresas.
Lo concreto es que se levantaron parcialmente las restricciones y más que sacar los “dólares del colchón”, los que tienen capacidad de ahorro, siguen abultando sus reservas en divisas, o gastando en el extranjero, estimulando la fuga de capitales.
Hay un crecimiento de la cotización del dólar, en torno a los 1.300, más cerca del techo que de la flotación que del piso, según anticiparon los voceros oficialistas.
No existen indicios para una reducción del tipo de cambio, siendo la devaluación la que se consolida, aun cuando los grandes productores y exportadores demandan un ritmo más acelerado de depreciación de la moneda local.
Es curioso, pero el esfuerzo de apreciación del peso para contener los precios (inflación) está acompañado por una presión devaluatoria, que ´se acerca a la demanda del poder económico, lo que se manifiesta en la reivindicación contra las retenciones del agro negocio de exportación.
La gran preocupación del gobierno e incluso de la población de menores ingresos es la inflación. Eso explica que el eje de la política de gobierno se asiente en el ancla salarial y del tipo de cambio, para contener la disparada de los precios y así ganar consenso electoral.
Una ampliación de la representación parlamentaria le permitirá a la LLA y sus aliados, intentar profundizar con las reformas estructurales, laboral, previsional y tributaria.
En esa disputa se juega el gobierno del capitalismo local en tiempos de reorganización del sistema mundial. Es un debate hacia el interior de la derecha en el país, la nueva, de corte “libertaria” y la tradicional, más “republicana” si se quiere, pero también de quienes imaginan que el capitalismo puede reformarse o humanizarse.
Al mismo tiempo, la política es construcción social histórica y bien vale interrogarse si la sociedad continuará soportando la lógica del ajuste perpetuo de la motosierra y la reaccionaria reestructuración, o si se habilita desde el descontento, la protesta y la organización, la emergencia de una propuesta alternativa que discuta de base el orden económico social en el país.
Buenos Aires, 21 de julio de 2025
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