Crisis y pérdida de consenso

Los datos económicos sociales siguen siendo negativos tal como lo venimos anunciado de modo recurrente. Quizás la novedad en esta altura es que empieza a impactar sobre el consenso sociopolítico hacia el gobierno de Javier Milei. Economía y malestar. Empieza a haber referencias en los medios de comunicación, derivadas de análisis y encuestas diversos, de que estaría cambiando el humor de la sociedad. El INDEC informó en estos días que la producción industrial manufacturera al mes de julio tuvo una caída interanual, es decir, desde mediados del año pasado hasta el actual, del 5,4%. Y en lo que va de este año de enero a julio, comparado con enero-julio del año pasado un 14,6% de caída. Por mas que se muestre que la inflación esta en torno del 4% mensual, incluso con alguna perspectiva de baja, impacta en el nivel de actividad, del empleo, por lo tanto, en las perspectivas de crecimiento del desempleo y de la pobreza. Esta semana próxima, el jueves 26, tendremos el dato de pobreza e indigencia del primer semestre, transcurrido por entero en gobierno de Milei. Todo lo que anticipo la UCA, todo lo que se viene señalando que va a ser superior al 41% que dejo la administración de Alberto Fernández. Y, por lo tanto, ese impacto socioeconómico con datos estadísticos oficiales va a señalar una realidad muy dura. También el viernes próximo se va a conocer la situación de la posición internacional de la Argentina, el balance de pagos, especialmente el tema de la deuda que viene creciendo mucho. Deuda en pesos y en dólares, atada a la negociación con el FMI, se está terminando el tema de las diez auditorias trimestrales del FMI y hay una expectativa de que está pautado de que si se cumplía con las 10 revisiones del FMI podía haber una ampliación de recursos. Tengamos en cuenta que el gobierno de Alberto Fernández desistió que el Fondo siguiera liquidando el préstamo acordado, y por lo tanto el gobierno Milei, que necesita de esos recursos, puede seguir pensando en acrecer la deuda externa. Por eso en estas horas tanto el ministro de economía como el presidente, la canciller y otros funcionarios están en EEUU para un discurso previsible en Naciones Unidas. Será de crítica a la agenda medioambiental de las Naciones Unidas y de reivindicación de su programa ultraliberal en tanto pretensión de poner agenda a la derecha mundial, para impulsar la liberalización de la economía en todo el planeta. Vamos a insistir en que estos datos de la realidad (que no modifican lo que venimos señalando en los últimos tiempos respecto de cuál es el resultado de la gestión Milei que es recesión, desempleo y deterioro de las condiciones de vida) empiezan a tener impacto en el consenso. ¿Y la política? El problema es que no alcanza con que disminuya el consenso o que crezca la valoración negativa del gobierno, el tema es siempre qué política se le opone. El plano de la política esta todo muy movido en la Argentina actual, por eso pensar en qué va a pasar en la economía argentina del próximo periodo mucho tiene que ver con qué pasa en la política y ya se está pensando en 2025 en las elecciones de medio tiempo. Hay movimientos por todos lados: hacia la derecha, el gobierno y La libertad Avanza quieren erigirse en nueva hegemonía de la derecha en la Argentina. Aquello que alguna vez fue el partido militar, que alguna vez pretendió Álvaro Alsogaray, que en algún momento Carlos Menem asumió el liderazgo de la derecha argentina, incluso en alianza con los Alsogaray. Mauricio Macri intentó a su vez ser el jefe de la derecha en la Argentina, hoy trata de mantener ese lugar, pero el actual presidente se lo está disputando con mucha fuerza. Y en la derecha hay muchos movimientos para consolidar un proyecto político con consenso social bastante ampliado, que encabeza el actual jefe de Estado. Y en el resto del escenario político hay mucho debate. En el peronismo se está discutiendo la renovación, así como a fines de los 80 Menem y Antonio Cafiero disputaron la renovación del peronismo y termino planteando un proyecto del peronismo encabezando el neoliberalismo, hoy hay una disputa clara de nuevas expresiones de liderazgo. Se da entre sectores mas jóvenes, entre ellos destaca el debate Máximo Kirchner- Axel Kiciloff como dos dirigentes muy importantes. También aparecen otros nombres, como el de Wado de Pedro. La izquierda está desafiada a mantenerse en una dinámica de acumulación tratando de recoger el descontento o de animarse a mucha más amplitud, convocando a sectores de izquierda no representados por los partidos tradicionales con representación electoral. Y por lo tanto generar un bloque político con proyección de izquierda. La dinámica la está dando el movimiento social popular. En el ámbito sindical, parece avanzar la unidad de los sectores sindicales del transporte para frenar en primer lugar la privatización de Aerolíneas. También la novedad de las CTAs que avanzan en procesos de unidad de acción, no necesariamente unidad institucional, pero si una mayor articulación de unidad sindical para confrontar con el proyecto político y económico del gobierno de ultraderecha Por lo tanto hay que ver que junto con la continuidad del deterioro, empiezan a aparecer señales de degaste político y por lo tanto se abren escenarios políticos interesantes para pensar escenarios alternativos. 22 de septiembre del 2024

Un presupuesto para el ajuste

El presidente presentó un presupuesto 2025 para el ajuste. Ratifica lo que ha hecho el gobierno de Javier Milei desde que asumió en diciembre de 2023. Las metas presupuestarias son de relativa y escasa importancia porque dependen de lo que el gobierno imagina en materia de crecimiento. En esa materia predice un rebote del 5% para una caída de este año que puede ser de un nivel similar. Con lo cual en los dos primeros años de gobierno tendríamos crecimiento cero entre la caída del 2024 y el crecimiento de 2025. Por lo demás no hay ninguna evidencia de que habrá un crecimiento este año. Y de haberlo no hay indicios de que implique distribución del ingreso y mejora de las condiciones de vida de la población para el próximo año. En particular cuando se ratifica que la prioridad es el equilibrio fiscal, orientado al pago de la deuda. Se confirma una vez más el carácter de hipoteca del endeudamiento. Se privilegia el pago de los intereses y la renovación de los vencimientos de capital, sobre todo con expectativas que siguen abriéndose respecto de que el Fondo Monetario Internacional pueda liberar nuevos recursos que ampliarían el compromiso de la Argentina a futuro. El ajuste permanente. Eso facilita los objetivos del gobierno, que están asociados al ajuste y que en este caso muy particular se consolida en el tema de jubilados y de los salarios estatales. Se potenciará asimismo la disminución de transferencias a las provincias, pidiendo a los gobernadores que actúen en consecuencia y que repliquen la política de ajuste que está planteada al nivel del estado nacional. Lo que se intenta es que los socios políticos en el parlamento que consolidan los objetivos del ajuste y de la reestructuración reaccionaria del gobierno de Javier Milei repliquen esa política en las provincias. Eso supone deterioro de las condiciones de vida en los ámbitos provinciales, disminución de los salarios de los trabajadores provinciales y municipales y declive del cumplimiento de derechos económicos y sociales en las provincias. Y por lo tanto la consolidación de una línea de ajuste. La disminución de la inflación aparece como un objetivo. Siempre a partir de un diagnóstico que se verifica como erróneo, que es el de que se trata de una cuestión monetaria. Y por lo tanto se refuerza el propósito de no emisión monetaria y una potenciación de la política del ajuste. Lo increíble. Por eso el supuesto que definen las cifras del presupuesto 2025 no es creíble en materia de recuperación de la actividad económica y caída de los precios. Especialmente de uno de los precios que es el de la divisa, el tipo de cambio, donde la apuesta del gobierno es a contener con la “tablita” que supone la pequeña devaluación del 2% mensual, tratando de que converja la devaluación con la caída de los precios en escala global. Claro que no es el único precio que interviene para definir el proceso inflacionario de la economía argentina. Sí es un precio muy importante para definir la inflación, tal como el de las tarifas que hasta ahora vienen relativamente contenidas. Hubo incrementos muy relevantes de las tarifas de servicios públicos pero todavía tienen mucho para seguir creciendo. Y deteriorar en consecuencia las condiciones de vida de la mayoría de la población. Por eso decimos que ya sea por el lado del tipo de cambio, sea por el de las tarifas o el del conjunto de los precios, es difícil que se cumpla con la propuesta de disminución inflacionaria que está planteada en el presupuesto de 2025. El horizonte es de crecimiento de la conflictividad, como se está mostrando respecto a jubilados y jubiladas. Logran una solidaridad muy extendida en el ámbito social y político para confrontar con el veto a la movilidad y la perspectiva que alienta el gobierno de una más profunda y reaccionaria reforma jubilatoria y laboral. Son objetivos estratégicos que están planteados no solo en la ley “bases” sino en la perspectiva y las demandas del capital más concentrado en la Argentina. Y obviamente contenidos en los compromisos suscritos con el FMI. 17 de septiembre de 2024

Crisis mundial y contrapunto entre Petro y Milei en la ONU

La Asamblea General de Naciones Unidas discute la situación mundial en medio de una crisis irresuelta que viene de los acontecimientos del 2007/09 y una posterior desaceleración productiva respecto de tiempos previos. En coincidencia, la directora Gerente del FMI sostiene que “períodos largos de crecimiento económico lento pueden provocar un repunte en la desigualdad”, por lo que afirma: “La economía mundial se ha atascado en un ritmo bajo de crecimiento, lo que podría suponer un serio revés en la lucha contra la pobreza y la desigualdad.” Un cuadro que se agrava con la contaminación ambiental derivada de un modelo productivista de saqueo de los bienes comunes y de exacerbación de la explotación de la fuerza de trabajo, lo que genera una secuela de deterioro en los ingresos populares y las condiciones laborales y de salud de la población trabajadora. El resultado es la desigualdad, con una brutal concentración del ingreso y de la riqueza en donde, según OXFAM , desde 2020, la fortuna de 5 individuos se ha duplicado mientras decreció la de 5.000 millones de personas. Importa destacar que esa temporalidad involucra a la pandemia por el COVID (2020-23), que supuso inmensas ganancias para laboratorios medicinales y el “negocio” de la salud, en una tendencia privatizadora que se viene desarrollando en el último medio siglo de políticas liberalizadoras. La guerra y el incremento del gasto militar es otra de las características de nuestro tiempo, en territorio de Ucrania o de Palestina, entre muchos en ls que se agudiza la amenaza de conflagración global. Por eso, la ONU discute la agenda del futuro y más allá del lenguaje diplomático de éste y otros cónclaves internacionales, vale destacar el contrapunto generado entre dos presidentes sudamericanos, Javier Milei y Gustavo Petro. Puntos de vista confrontados El argentino expresa a la vanguardia de ultraderecha con sus propuestas ultra liberales, en sintonía con el programa del gran capital, que demanda condiciones de maximización de la tasa de ganancia, afectada por las formas de funcionamiento del orden económico contemporáneo. El colombiano asume la vos de los pueblos ante el fracaso de los gobiernos para resolver la crisis económica, climática, política, asumiendo la defensa de los derechos de la sociedad y de la naturaleza. Sostiene Petro que “Es la hora de los pueblos. Si los gobiernos no pudieron, como aquí se demuestra, y decidieron jugar con bombas y guerras sin sentidos y matar niños y niñas, entonces es la hora de tomar la solución de los grandes problemas de la humanidad en las manos de la misma gente, de la gente sencilla de la humanidad". Milei por su parte criticó el “colectivismo” reinante en la ONU al destacar que “la Agenda 2030, aunque bien intencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional, de corte socialista, que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los Estados Nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas.” Remitiendo al poder económico y a los dichos de Milei, Petro señala que “… gritan: ¡Viva la libertad, carajo!, pero es solo la libertad del 1% más rico de la población mundial que, en su sentir mercantil y libre, nos lleva a la destrucción de la atmósfera y de la vida.” Agrega que “El libre mercado no era la libertad, como decían, sino la maximización de la muerte. Ese 1% más rico de la humanidad, la poderosa oligarquía global, es la que permite que se tiren bombas a las mujeres, ancianos y niños de Gaza, del Líbano o de Sudán; o se bloqueen económicamente los países rebeldes que no encajan en su dominio, como Cuba o como Venezuela, porque necesitan mostrar su poder de destrucción al 99% restante de la humanidad para que los dejen seguir dirigiendo el poder del mundo y apropiándose y acumulando cada vez más su riqueza.” Milei rechaza la inclusión de la agenda ambiental y de género, por ideológica, como combate toda experiencia nacional que se proponga críticas al capitalismo, caso de Cuba o Venezuela, destacando que la ONU se compromete con proyectos de países que amenazan objetivos originarios de la organización internacional y resta credibilidad ante “los ciudadanos del mundo libre”, por lo que reivindica al Estado de Israel, “único país de Medio Oriente, que defiende la democracia liberal”. El contrapunto se expresa en la propuesta civilizatoria, concentrada en la liberalización, proyecto originario del capitalismo, como respuesta a la crisis mundial en curso y a la re-significación del socialismo en nuestro tiempo. Así como la dictadura de Chile en 1973 y las del cono sur supusieron el inicio de la experiencia “neoliberal”, sustentada en las teoría de Mises, Hayek y Friedman, ahora, en el marco de la violencia de la desigualdad, la flexibilización y precarización laboral, la mayor explotación social, la crisis sanitaria, la guerra en ascenso, la amenaza ambiental, el presidente de Argentina sustenta aquellos valores de los “austríacos” y de la escuela de Chicago para hacer realidad el capitalismo del Siglo XXI. Petro se anima a resignificar al “socialismo” desde que el “saber humano es más colectivo que nunca”. Reivindica la tradición de la bandera roja de la “revolución contra el capital” y proclama en el presente una “de todos los colores, una bandera de toda la humanidad para defender su propia existencia en el planeta.” ¿Qué rumbo asumir? Las crisis convocan a cambios y así, luego de la década del 30 del siglo pasado, el capitalismo mutó en el cambio del hegemón y ante la presencia de la propuesta socialista promovió reformas para contener el conflicto social y la disputa del poder. Esa lógica de “reformas” devino en la crisis de rentabilidad de los 60/70 del siglo pasado y la respuesta “neoliberal” por medio siglo hasta la crisis en curso, por lo que el capital reanuda en esta coyuntura, su proyecto de máxima con la bandera de las ultraderechas. Son en definitiva parte de la ofensiva del capital en contra del trabajo, de la naturaleza y de la sociedad. El problema es el “capitalismo” y su crisis, que encuentra variadas propuestas de superación, mayoritariamente en el marco del mantenimiento de las relaciones de producción capitalistas. Carlos Marx inspiró la lógica crítica a ese orden económico, social y cultural; y la dinámica de revoluciones desde entonces, sea la “comuna de Paris”, octubre del 17, la revolución en China, Vietnam, Nicaragua o Irán, con sus especificadas, no son más que experiencias por transitar procesos de construcción de un nuevo orden social. La ruptura del orden bipolar hacia fines del siglo XX habilitó la renovada ofensiva del capital, que hoy se manifiesta en los intentos vanguardistas de las ultraderechas para liquidar derechos históricos “democráticos” conquistados en la lucha popular bajo la consigna del anticapitalismo y el socialismo. Ese impulso trae al presente la experiencia de hace un siglo del fascismo, que ahora, bajo formas específicas intenta modelar a la sociedad contemporánea. Variadas son las resistencias que confrontan esas iniciativas y protagonizan nuevas búsquedas de rumbos por el anticapitalismo y el socialismo. Así, el cruce discursivo en la ONU, entre Milei y Petro se inscribe en un debate que protagonizan las clases dominantes, por un lado, para encontrar rumbos a la producción y realización de la plusvalía, y por otro lado, los pueblos para darle carnadura a la crítica del capitalismo y a la revolución. Buenos Aires, 26 de septiembre de 2024

Consideraciones sobre el avance de la derecha Una mirada desde la Argentina

Consideraciones sobre el avance de la derecha Una mirada desde la Argentina (Versión corregida por el autor de una exposición realizada en México ) El avance de las derechas políticas, unas más que agresivas y desafiantes que otras, nos promueven a la discusión sobre la crisis de alternativa política desde las izquierdas. El problema por lo tanto es como asumir e instalar en la sociedad una propuesta anticapitalista, antimperialista, anticolonial, contra el patriarcalismo y toda forma de discriminación, en defensa de la vida y de la naturaleza. Ese es el tema central que nos preocupa y por eso la respuesta popular a la ofensiva derechista es lo más importante. Las reflexiones que siguen tienen un anclaje territorial, más precisamente desde la Argentina, con un gobierno de ultraderecha como el de Javier Milei que pretende ser un líder del capitalismo global. Milei no se conforma con aplicar su política antipopular, de ajuste fiscal y regresiva reestructuración de las relaciones sociales capitalistas en la Argentina, sino que, en todos los foros internacionales, principalmente aquellos que tienen que ver con el capitalismo desarrollado y hegemónico, en Estados Unidos y en Europa, ahí lo veremos intentando difundir la receta del ajuste y la restructuración reaccionaria de las relaciones económicas sociales y políticas. Algunos se interrogan si se puede pretender desde la Argentina, un país atrasado y dependiente del sur del mundo, construir un imaginario para el capitalismo mundial. La pregunta es interesante, porque hace 50 años desde Chile, un país pequeño, atrasado y dependiente, bajo imperio de la dictadura militar de Pinochet se ensayó lo que hoy es conocido en todo el mundo como las “políticas neoliberales”. No hay tamaño de país para pensar la proyección que tiene un proyecto estratégico. Veamos un contraejemplo: ¿Qué importante ha sido y es para la revolución mundial la experiencia de un pequeño país como Cuba? Pese a ser una isla asediada y bloqueada por el imperialismo, Cuba sigue mostrando que la experiencia por la revolución tiene validez en pleno siglo XXI. Incluso, pesa tanto Cuba, que la agresión imperialista se extiende a los países de la región que articulan productiva y socialmente con la tierra de Martí, de Fidel y el Che, caso de Venezuela, apetecida por sus reservas internacionales de petróleo. Cuba es la gran batalla de la región latinoamericana. Lo que acontece en Argentina es una avanzada de lo que el poder económico mundial y los reaccionarios del capitalismo global aspiran para el mundo, por eso es una experiencia a prestarle atención. Hubo y hay sorpresa en la argentina con el triunfo electoral de Milei. En rigor, es parte de una tendencia de estos años con relación al avance de la ultraderecha en todo el planeta. En el año 2016 muchos se sorprendieron con la emergencia de Donald Trump en el gobierno de EEUU. No constituía parte de la tradición política estadounidense y sus políticas lo trascendieron pese a la derrota electoral en el intento de renovar mandato. Cuba sufre actualmente las políticas de agravamiento del bloqueo impulsadas por Trump y no desarmadas por Biden. Pocos dieron crédito en inicio al Brexit, contemporáneo y en sintonía con el fenómeno de Trump. En Brasil era impensado en 2018 el triunfo de Bolsonaro. Pese a no lograr la reelección, el “bolsonarismo” mantiene adhesión importante en la sociedad brasileña e incluso, para que Lula retome el gobierno debió conciliar con fuerzas del espectro de la derecha política de Brasil. La ultraderecha esta en varados países de la región, más allá de ls ejemplos mencionados. Si Trump, Bolsonaro y Milei han sido sorpresas en los respectivos países y en la política mundial, hay que dejar de sorprenderse y constatar que estamos en un momento de brutal ofensiva no solo económica, sino política y cultural del capital contra el trabajo, contra la naturaleza y contra la sociedad. El fenómeno contemporáneo es la presencia de la ultraderecha en ascenso en la política de variados países, expresando el proyecto más agresivo del capital hegemónico. Aun cuando en Francia hubo capacidad para confrontar a la ultraderecha, fue posible con la estrategia de coalición que involucro a la izquierda con la derecha, mediante el acuerdo de Mélenchon y Macron. En efecto, en aquellos territorios donde el que tenia mas fuerza para confrontar al frente nacionalista de Le Pen, era la opción a ser votada. Por lo tanto, no se trata solo de el peso de la izquierda en unidad, liderada por la “izquierda insumisa”, sino, la existencia de un acuerdo entre izquierda y derecha para confrontar al fascismo y a la ultraderecha. Lo esencial Ya no hay sorpresas, estamos asistiendo a una amenaza sobre América Latina y el Caribe, sobre el mundo, sobre la vida, que exacerba lo más reaccionario que tiene el capitalismo actual a escala mundial. Pero eso es el fenómeno, y lo que hay que considerar es la esencia. ¿Cuál es la razón de la emergencia de la ultraderecha como opción política con consenso electoral? Interrogante que nos remonta al consenso electoral de hace un siglo en Benito Mussolini, o ten Adolfo Hitler. No hay sorpresa en el ascenso electoral de las ultraderechas. La esencia es la crisis del capitalismo, una crisis que viene del 2007-2009 y que se exacerbó con la pandemia desde el 2020. La pandemia provocó el aislamiento obligatorio de quienes podían, ya que los sectores marginados y empobrecidos no tenían condiciones materiales de aislamiento. Son sectores sociales sin acceso a la vivienda, ni a internet o a la electricidad, ni a la salud o a la educación, ni al agua potable, por lo que debieron encontrar “soluciones” o sucumbir a un mayor deterioro de su condición de vida. Ese aislamiento y abandono relativo desde el –Estado y la política se constituyó en demanda de “libertad”, en el sentido que utiliza la ultraderecha para disputar consenso. Una libertad vinculada al libre comercio y a la propiedad privada de los medios de producción, libertad de mercado que ejercen los capitales mas concentrados, La crisis capitalista es la que convoca a una ofensiva y a una iniciativa política muy fuerte de las ultraderechas. A la crisis del 2007-2009 y la pandemia, debemos incorporar el escenario de guerra desde el 2022. No es solo en Europa, sino también la ofensiva genocida sobre Gaza y el pueblo palestino por el colonialismo impulsado por el estado de Israel y su principal apoyo mundial que es EEUU y los capitales más concentrados. Es una ofensiva militarista a escala global. Tengamos en cuenta que la producción de armas es una producción improductiva en los términos de la vida, porque la producción de armas, la producción militar, que sirve para destruir vidas y fuerzas productivas sociales de la humanidad no aportan más allá de un gasto que compite con los necesarios para la alimentación, la salud, la educación y muchos otros temas. Pero claro, en el capitalismo tiene objeto en la maximización de la ganancia, la acumulación y la dominación. Iniciativa política y estrategia Lo esencial a discutir es que ante la crisis del capitalismo los que nos hemos quedado sin respuesta para interpelar a la sociedad es la izquierda, el movimiento popular y revolucionario. No quiere eso decir que los que leen esto no están participando o asumiendo propuestas individuales o colectivas por transformaciones profundas y revolucionarias, pero la realidad es que no hemos ganado o conquistado la batalla por la conciencia y los corazones de nuestros pueblos. Porque son los mismos empobrecidos, los explotados, los excluidos, los que terminan optando por estas opciones de las ultraderechas. Por eso hay que ver que el problema esencial en la crisis del capitalismo. Claro, en otras crisis del capitalismo la respuesta alternativa era el socialismo, era la sociedad emancipada, sin explotación. Por eso la revolución rusa pudo abrirse camino en 1917, la revolución china, la revolución cubana, la revolución vietnamita, incluso la revolución sandinista del 1979 y la revolución iraní, ultimas expresiones revolucionarias desplegadas bajo esa lógica de lucha de clases mundial en un tiempo bipolar (1945-1991) que se terminó con la desarticulación de la URSS. El imaginario que se construyo a escala mundial en el último medio siglo fue progresivamente sobre la base de la liberalización de la economía, junto a una subjetividad individualista, potenciada con cambios en la estructura del trabajo, estimulando lo que se llama la “uberización”, que se expresa en múltiples formas de trabajo, especialmente desplegadas luego de la crisis de la pandemia y la digitalización de la economía mundial. La ultraderecha encontró ahí sus territorios de propaganda, de debate ideológico político y cultural y ustedes pueden ver ahora tenemos que recurrir a las plataformas como Netflix, que disputan horas diarias de la población mundial para ganar en conciencia. En estas horas, por ejemplo, las elecciones de Venezuela llevan un libreto que estuvo planteado en la campaña electoral, durante el día de la votación, y por supuesto desde ahí en adelante, por lo que hoy tenemos un nuevo “Guaidó” proclamado desde EEUU y las derechas globales compitiendo y disputando con la realidad de una lucha popular muy concreta que se desarrolla en Venezuela y en todos nuestros países. Iniciativa política Si el fenómeno es la ultraderecha y la esencia de la crisis del capital, lo que tenemos que ver nosotros es la dinámica de la iniciativa política confrontada. Por un lado, la iniciativa política de las derechas sustentadas en el poder económico. Se dice que Milei surge de afuera de la política, es un “outsider”, pero sin embargo fue un profesional de grupos económicos altamente concentrados y transnacionalizados en la Argentina. Ni hablar de que Trump, otro “outsider” es un multimillonario neoyorkino vinculado al poder económico de los EEUU y la lógica global. Detrás de Milei esta Elon Musk, por ejemplo, el multimillonario número 1 y sustenta su poder asociado a la economía de plataformas, en la digitalización, en la vanguardia del desarrollo tecnológico vinculado a la producción contemporánea, al cambio de matriz energética y por lo tanto hay una respuesta del gran capital ante los problemas del capitalismo contemporáneo. La iniciativa política de la derecha está buscando la coordinación, por lo tanto, la internacional de la ultraderecha funciona. Nosotros tenemos que apuntar a la construcción de un nuevo internacionalismo popular, un nuevo internacionalismo de las trabajadoras y los trabajadores, un internacionalismo de las luchas feministas, de las luchas ambientales, de las luchas sindicales, de las luchas territoriales, populares, por la soberanía alimentaria, energética y financiera, por las articulaciones globales que confronten contra la estrategia del poder. Por eso digo que viendo la dinámica de la lucha de clases contemporáneas lo que hay es una fuerte iniciativa de las ultraderechas por unificarse y nosotros necesitamos articular una estrategia compartida, aunque tengamos opiniones distintas. Este es un problema: no toda la ultraderecha piensa lo mismo. Por ejemplo, Bolsonaro y Trump son nacionalistas, Milei no lo es. Milei no es un nacionalista que defiende a la Argentina y al capitalismo argentino, sino que es un universalista, es un promotor capitalista del capitalismo global. Pero eso no les quita capacidad de articular, de reunirse y promover cumbres de la ultraderecha e intercambios bilaterales y multilaterales para conformar un programa común a escala global. Nosotros en nuestros territorios nos vivimos “contando las costillas”, tratando de mirar donde está el error del compañero/a de otro grupo de izquierda, de otro grupo del movimiento popular, en vez de pensar que a lo que debemos apostar es a múltiples tácticas con un objetivo de vencer a la ofensiva del capital en este tiempo histórico. Por eso la unidad y el internacionalismo son una prioridad, y no hago mas que recuperar a Carlos Marx en la Asociación Internacional de Trabajadores, AIT. Ahí estaba Marx y sus seguidores, los que hoy llamaríamos los marxistas, pero también estaban los socialistas a los que calificaba de utópicos, con quienes polemizó teóricamente. También estaban los anarquistas con los cuales Marx discutía teoría y política, sin impedir una articulación necesaria en la AIT, la primera internacional, que fue considerada autora ideológica de la Comuna de París, el primer intento de gobierno obrero en el mundo en 1871, y por lo tanto, pensar que es posible la unidad de acción aunque haya diferencias teóricas, concepciones disimiles sobre lo que es la sociedad anticapitalista, lo que es el socialismo, lo que es un futuro sin explotación, un tema que necesitamos debatir. El principal desafío es promover una respuesta popular articulada, algo que se intentó y se fue desvaneciendo en el camino, por ejemplo, con el Foro Social Mundial, FSM en el 2001. Habrá que ensayar múltiples formas de articulación como esta que se está haciendo ahora acá, intentando promover nuevos diálogos y escuchas de diversas propuestas desde la izquierda y el movimiento popular. Se trata de abrir nuestras cabezas, corazones a las propuestas múltiples que hay en la diversidad de las formas de lucha y organización del movimiento popular; de los pueblos originarios que tratan de traer sus cosmovisiones históricas a la disputa contemporánea; a los feminismos populares que han abierto un nuevo camino en la disputa contra el patriarcalismo evidenciando temas históricos de discriminación a la mujer y disidencias sexuales, pero resignificados en este momento. O el ambientalismo que nos pone a discutir el modelo productivo y de desarrollo contemporáneo. Por lo tanto, debemos discutir el programa, que está en las luchas del movimiento popular en su diversidad y que debe convocar a la síntesis. El programa tiene que ir en el mismo sentido de la formulación genérica contra el capitalismo. Si el capitalismo es una relación monetaria y mercantil, entonces, una propuesta programática tiene que desarmar todo lo que tenga que ver con la dominación mercantil-monetaria. Hay que recordar que el Che sostuvo en la década del 60 en Cuba, planteando la lucha por los derechos en contra de la mercantilización, en un desafío a la ley del valor. Hay que ir en contra de la mercantilización, algo que sustentó Hugo Chávez antes de morir, que no es lo que se ha desarrollado principalmente en Venezuela, pero que hay que retomar el camino por lo comunitario, por lo que va en contra de la lógica mercantil, de la lógica monetaria, de la lógica del lucro y de la ganancia, de la acumulación. Los términos de las soberanías, como la soberanía alimentaria, que no son soberanías nacionales, sino que son soberanías populares, por los alimentos, por el derecho a la energía, un tema que los compañeros y las compañeras de los sindicatos de la energía, como el Sindicato Mexicano de electricistas, SME, vienen planteando desde hace mucho tiempo con otros sindicatos y organizaciones de la energía en todo el territorio regional y mundial. El tema de la soberanía financiera para que encontremos mecanismos de financiamiento de formas de organización y de reproducción de la vida cotidiana que no tengan la lógica del mercado. Por eso la desmercantilización en primer lugar. Quiero terminar señalando que, si el fenómeno es el avance de la ultraderecha que, si la esencia del problema es la crisis del capitalismo y que en tercer lugar hay que ver la dinámica confrontada de la lucha de clases y las iniciativas del poder e iniciativas del movimiento popular, lo que hay que discutir finalmente es el tema de la respuesta popular. Nosotros estamos convocados a reconstruir un ciclo global para que se reinstale el imaginario por la revolución. Hace 100 años Mariátegui desde Perú discutía con los marxistas, los comunistas de América Latina que el “mito” del movimiento obrero latinoamericano y caribeño era la revolución socialista, a contramano de la tesis de los comunistas de época de hace un siglo era que había que ir por la revolución democrática burguesa para crear las condiciones de desarrollo del capitalismo y recién ahí el socialismo. Tenía razón Mariátegui entonces y ahora, como tenían razón los revolucionarios haitianos en 1804, que promovieron la primera revolución triunfante contra la esclavitud en el mundo. Por eso el poder jamás le perdono al pueblo de Haití esa revolución triunfante contra el esclavismo, que ya en EEUU generaba las condiciones de la acumulación originaria del capitalismo, en esa potencia única en el mundo que de colonia llego a imperio. Hay que reinstalar el debate por la revolución. Es un desafío para nosotros, porque la crisis capitalista no es solo un problema económico, la crisis del capitalismo, pensando en el capitalismo como un todo, es crisis económica, crisis política y crisis cultural, y por lo tanto, nosotros estamos desafiados a reinstalar una alternativa contra el capitalismo, para alentar y llevar un proceso de emancipación social, como creatividad del movimiento popular para ponerle freno a la ofensiva de la ultraderecha y generar las condiciones para otro mundo posible, que resuelva las necesidades de la mayoría de nuestros pueblos, especialmente, cuando el mundo está amenazado por la destrucción de la vida tal como promueve el militarismo actual y del metabolismo natural del planeta con un modelo productivo contaminante que destruye la vida humana. Presentación realizada en México, por plataforma, el 6/08/2024

Recuperar el mensaje del Che a los pueblos

Resulta imprescindible volver sobre el legado del Che, que poco antes de ser capturado y asesinado en Bolivia realiza un diagnóstico de la situación mundial, con una mirada desde el sur del mundo. Junto a la denuncia al capitalismo de época evidencia el papel de vanguardia del Estado estadounidense en las relaciones de dominación del sistema mundial. Bajo esas premisas sustenta una propuesta de lucha armada con base en su experiencia histórica en la revolución cubana, las luchas internacionalistas y expectativas de su experiencia en Bolivia y el compromiso de extender a su terruño de origen. El mensaje a los pueblos por medio de la Tricontinental es un grito de rebeldía y convocatoria a la lucha por el socialismo. Son los años sesenta de un siglo de revoluciones que hasta entonces, con Rusia, China o Cuba, pero especialmente la revolución vietnamita, en proceso junto a otros similares en Indochina, daban la nota del camino revolucionario. Pocos años después, en 1971, con el triunfo electoral de la Unidad Popular en Chile se habilitó un debate sobre las “vías de la revolución”, armada o pacífica. En rigor, en 1973, el golpe pinochetista cerró la discusión para ambas propuestas y habilitó la ofensiva capitalista con las desastrosas consecuencias que hoy sufren los pueblos del continente y del mundo. Nicaragua e Irán serán las últimas versiones de procesos revolucionarios de un tiempo iniciado en 1848, ensayado y abortado tempranamente en 1871 y “exitoso”, en tanto “modelo” entre 1917 y 1979. La descripción del Che sobre las consecuencias sociales del capitalismo en su desarrollo imperialista se acrecentó desde entonces a la luz de los datos que hoy devuelve la explotación global de la fuerza de trabajo, el saqueo gigantesco sobre los bienes comunes, especialmente en el sur del mundo y la dinámica de la dominación derivada de la innovación tecnológica y la digitalización. Son procesos que intervienen en la subjetividad de la sociedad contemporánea y habilitó recientemente la emergencia de la ultraderecha en la dirección de las políticas públicas para superar la crisis capitalista, evidenciada entre 2007/09 e insuperada, acrecentando la crueldad y agresividad de la dominación en la apropiación global del plusvalor. Es que como hace un siglo, bajo novedosas condiciones, el acceso al poder de Mussolini o de Hitler se sustentó en el consenso electoral. Nuestro tiempo retoma el fenómeno de la guerra que explicita el Che, ahora en Europa, Palestina u otros territorios, agravado con el acceso a los gobiernos de propuestas ultra liberales, casos emblemáticos de Trump, Bolsonaro o Milei. La derrota del proyecto estratégico de la izquierda, en el mundo, a manos de la ofensiva capitalista desde hace ya medio siglo, nos exige reflexionar sobre el mensaje del Che. Un texto escrito en momentos de auge de la iniciativa política popular de izquierda y revolucionaria, en los años sesenta del siglo pasado. Era un tiempo de entusiasmo en la perspectiva anticapitalista, anticolonial y antiimperialista, de horizonte socialista, que más allá de las críticas, que el propio texto recoge a las desavenencias entre la URSS y China, ofrecía un futuro posible por la revolución socialista. Se trataba de un objetivo que tres décadas antes había formulado el amauta José Carlos Mariátegui para la revolución latinoamericana y caribeña. Nuestro tiempo, en esta tercera década del Siglo XXI, nos enfrenta a un desafío por reconstruir subjetividad masiva consciente de la crítica al capitalismo actual, junto a la construcción de un programa sustentado en las reivindicaciones de los sujetos en lucha, entre las trabajadoras y los trabajadores y sus nuevas experiencias en el sindicalismo de nuevo cuño, en confrontación con la burocracia sindical y la lucha por reivindicaciones de un reformismo que no alcanza propósitos por la revolución; tanto como de otros sujetos fuertemente visibilizados en la coyuntura, sean los pueblos originarios, los feminismos populares y los colectivos de lucha en defensa del medio ambiente y en contra del modelo productivo y de desarrollo depredador de la vida social y natural. Resulta vital construir los instrumentos políticos necesarios para esa batalla integral que necesita de la unidad, demandada enfáticamente por el Che en su mensaje a los pueblos. Un logro de la ofensiva capitalista es la fragmentación del sujeto popular para la lucha por la revolución. Se manifiesta objetivamente en reorganización de las relaciones capitalistas en la esfera económica, con tendencias crecientes a la “uberización” y con ello al individualismo y al sálvese quien pueda bajo la lógica ideológica del liberalismo a ultranza, expresión del “éxito” electoral de las derechas. Son muchas las luchas populares, incluso los logros en evidenciar nuevas agendas de confrontación con la lógica del capital, no solo en el ámbito laboral de concentración de la relación capital trabajo, sino también en hacer explícitos los derechos de los pueblos originarios, de las mujeres, las disidencias y diversidades sexuales, las luchas ambientales, entre variadas formas de articulación de la protesta contra el régimen del capital. La articulación de ese conjunto de manifestaciones diversas de la lucha de clases, en un proyecto político que dispute el poder y construya el imaginario popular por la nueva sociedad. Se trata de construir un horizonte de posibilidad socialista o comunista para canalizar descontentos y protestas sociales. Recuperar al Che y con él, la teoría de la revolución, supone, como como con Carlos Marx, hacer la crítica situada al capitalismo de época. Con Marx podemos pensar la hegemonía del “capital ficticio” en tiempos de internacionalización de la producción, transnacionalización del capital y la vanguardia de las plataformas, la nube, la innovación, la robotización, la inteligencia artificial y la digitalización; junto a las nuevas formas que asume la explotación y el saqueo para la apropiación del plusvalor bajo distintas formas actualizadas de la renta, sea del suelo o del dinero. El Che nos convoca a pensar los caminos de construcción de la subjetividad popular consciente por la revolución, asumiendo el programa que hoy construyen los pueblos en la demanda de soberanía alimentaria, energética o financiera. En el estímulo a las formas comunitarias de organización social, a la autogestión y la cooperación, a la producción de bienes de consumo y no de valor, tal como sostuvo en sus debates teóricos en los años 60 desde sus funciones de gobierno en la organización de la producción en Cuba. La unidad sustentada por el Che recoge la consigna levantada por Marx sobre el internacionalismo proletario en tiempos de constitución de la clase obrera como clase para sí, para la revolución y la emancipación. La complejidad del desarrollo capitalista contemporáneo nos impone recuperar la esencia de la crítica al régimen del capital, incluyendo el objetivo unitario de las luchas y organizaciones obreras y populares en contra de la dominación colonial, imperial, capitalista, del patriarcado y de toda forma de discriminación y racismo, en tanto condiciones de posibilidad para hacer realidad la perspectiva socialista por la que luchó el Che. Buenos Aires, 21 de agosto de 2024