Ya estamos en campaña electoral
hacia octubre del 2013. Con el resultado de las PASO el gobierno intentará
recuperar consenso electoral desde la política económica, pues uno de los
aspectos que se supone deterioró el apoyo es la desaceleración de la Economía y
su impacto negativo en los sectores de menores ingresos.
Puede servir para el análisis lo
ocurrido en 2009, anterior derrota electoral del gobierno en elecciones de medio
turno. La recuperación se asoció a medidas de política económica que incidieron
especialmente en el consumo, y que con la evolución de los precios se fueron
agotando en los años siguientes. Es probable que ahora se piense en medidas que
puedan estimular el consumo, claro que las condiciones de las cuentas
nacionales de la economía no presentan la holgura fiscal o comercial de aquella
época.
En este tiempo (2009-2013) se
achicó el superávit fiscal y comercial, y las reservas internacionales acusan
una tendencia preocupante a la baja. Aun así, se presume que existe espacio
para incrementar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, medida
asumida por buena parte de las propuestas opositoras y que amenazan con ser
fuente de conflictividad social. Hacia las PASO se exceptuaron de pago los
ingresos del medio aguinaldo, por lo que puede imaginarse se resignen recursos
fiscales y motivar al sindicalismo oficial a moderar la presión de 3 millones
de trabajadores sujetos del impuesto al
salario.
Consumo
e inversión con límites
La economía argentina viene de
un año muy flojo, con desaceleración en el 2012 y crecimientos de los precios
que afecta a sectores de ingresos bajos, y el 2013 no parece ser un año de
restablecimiento de elevadas tasas de crecimiento económico. Los pronósticos
oficiales, que recoge la CEPAL hablan de un 3,5% de evolución. Ese guarismo se
logra vía consumo público o privado, inversiones públicas o privadas y saldo
favorable del comercio exterior.
Las tres cuestiones son
complejas. Por el lado del consumo no aparecen muchas posibilidades de
intervenir, salvo resignando recursos fiscales en momentos de dificultades.
Otra opción proviene del incremento de la emisión monetaria con impacto
previsible en la inflación. Algunos imaginan el retorno al endeudamiento, por
ahora esquivo por presiones de acreedores con demandas de cobro sobre el país.
Las inversiones se dificultan en
el corto plazo y por eso la importancia que el gobierno asigna al acuerdo de
YPF con Chevron, o los fondos del financiamiento chino en las represas hidroeléctricas
en Santa Cruz que se anuncian en esta semana desde Río Gallegos, con la
Presidente rodeada de distintos referentes del poder económico local y el
sindicalismo afín. El gobernador neuquino señala los límites del Estado para
invertir y por ende, la necesaria inversión externa. Ni el gobierno nacional,
ni el neuquino opinan sobre la cuestión de fondo que impugna la protesta social,
la contaminación y agresión a los recursos naturales y a la población. Toda la
argumentación se limita a contrarrestar la crisis energética que este año puede
representar una factura de importación de combustibles del orden de los 13.000
millones de dólares, afectando también el disminuido superávit comercial.
La apuesta gubernamental es a
favorecer el ingreso de capitales externos. A favor cuenta con un dólar
favorable a la importación de bienes de capital, máquinas y herramientas,
demandadas junto a bienes suntuarios como los autos de alta gama. Desde el
Banco Central o el Ministerio de Economía se promueve el crédito para el
desarrollo de la producción e incidir en un ciclo de inversiones que no termina
de emerger. Un problema adicional es que toda reactivación productiva supone un
crecimiento de las importaciones que debilita el superávit comercial y supone
mayores divisas que salen del país y afectan el alicaído nivel de las reservas
internacionales, ahora en torno a los 37.000 millones de dólares, cuando habían
llegado a 52.000 millones de dólares en el gobierno anterior de Cristina
Fernández.
Vale mencionar que la situación
mundial de crisis capitalista no favorece el ciclo económico en la Argentina.
Los grandes compradores del país presentan problemas en sus tasas de
crecimiento, disminuyendo la demanda tradicional, sea por parte de China, de
Brasil, EEUU o Europa. Además, sea por la crisis monetaria o la guerra de
monedas hay varios países que vienen acelerando los ritmos de devaluación
competitiva y que afectan la paridad de la moneda local contra el resto de las
divisas. Válido especialmente para el caso del real, la moneda del Brasil. Pese
a que la Presidente aseguró que no convalidaría una fuerte devaluación, el BCRA
convalida recurrentes mini devaluaciones diarias, semanales o mensuales, que
acumuladas suponen una fuerte devaluación que se descarga sobre los sectores de
menores ingresos, especialmente los que perciben salarios o ingresos fijos.
Convocatoria
al diálogo
El próximo miércoles 21/8 está
convocado el poder económico a debatir en Río Gallegos, cuando se anuncien 2
represas hidroeléctricas en Santa Cruz. Puede ser solo una foto, un ámbito para
anuncios del gobierno, o espacio para escuchar opiniones de los referentes del
capital concentrado que actúa en el país. Si esto último ocurre y existe
voluntad de diálogo es previsible resignar ante alguna demanda del poder, sea
en materia de tipo de cambio o condiciones para favorecer la rentabilidad
empresaria.
La consulta que bien puede
hacerse es porque el diálogo con el poder concentrado y no con la mayoría
social afectada por las condiciones de funcionamiento del capitalismo local,
los que demandan desde el conflicto social, contra el modelo productivo y de
desarrollo, o la carestía de la vida.
Si se piensa en constituir
sujeto político para un cambio favorable a los trabajadores y sectores
populares, éstos son los que tienen que ser convocados a constituirse en bloque
popular para el cambio. El diálogo con el poder consolida la capacidad de
demanda del bloque de clases dominantes.
Es previsible que junto a la
iniciativa política del gobierno por recuperar consenso electoral, se alienten
otras iniciativas centradas en el conflicto social, más allá del proceso
electoral. Es que resulta inescindible el proceso de lucha cotidiana por la calidad
de vida y el devenir de las opciones electorales hacia octubre y en la perspectiva
del 2015.
Buenos
Aires, 19 de agosto de 2013
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