Argentina entre las incertidumbres globales y locales
Resulta interesante considerar las incertidumbres globales y locales que se presentan en la coyuntura local.
Las primeras, las globales, están asociadas al ataque de Estados Unidos sobre Irán, en complicidad y apoyo a la iniciativa ofensiva de Israel contra Irán y la región del medio oriente.
Se trata de una estrategia global, política, militar, económica, que bien pude ser antesala de la Tercera Guerra Mundial.
Entre otros aspectos, el asunto impacta en el precio internacional del petróleo, de las commodities en general, con efecto en la inflación mundial en tiempos de ralentización de la economía global.
Por su parte, las segundas, las locales, se vinculan con la situación política, reanimada luego de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia a la ex Presidenta y jefa del PJ.
En efecto, la novedad fue la movilización popular en la calle, con el peronismo renovando perspectivas de unidad ante la prisión de Cristina Fernández de Kirchner, CFK.
La izquierda, por su parte, jugó un papel importante, más allá de discusiones, en solidaridad con CFK, repudiando mecanismos de proscripción.
Existe debate en torno de esa oposición peronista y de izquierda, no necesariamente para unirse entre sí, pero si reposicionando al peronismo y a la izquierda en la calle. Es algo que se potencia este miércoles (25/6), en donde además de la tradicional movilización de jubiladas y jubilados, que es un dato característico de la confrontación del movimiento social popular, se agrega una movilización de gremios de la CGT, de las CTAs, incluso del sector estratégico del modelo de acumulación en la Argentina, como son los aceiteros y, por supuesto, los estatales, con la resistencia a la política de ajuste.
Resulta interesante observar lo que le está reclamando el poder económico al gobierno en ese marco de incertidumbre global y local.
¿Qué le piden al gobierno? ¿Qué le piden al programa económico?
Lo de fondo es que ganen las elecciones de medio término en octubre. Con eso, generar condiciones para profundizar la lógica del ajuste fiscal, de la reestructuración regresiva y en ese sentido lo que está pidiendo el Poder Económico es la reforma laboral y previsional, porque sostienen que el volumen del gasto en jubilaciones es “imposible” sostener y el costo laboral debilita la competitividad internacional de la producción local.
Por eso demandan modificar el régimen previsional, y con él, el régimen laboral; complementado con la eliminación de impuestos, distorsivos, según reclama el poder económico.
Pretenden lograr resultados de avance del programa económico con aumento de las reservas internacionales, una meta por ahora incumplida del acuerdo con el FMI; una baja del riesgo país, objetivo dificultado por las condiciones de funcionamiento de la economía mundial.
No se está pudiendo perforar el piso de los 700 puntos, cuando en la región hay niveles de riesgo país del orden del 100 al 300%.
Se demandan mejores condiciones para acceso al mercado mundial de capitales, algo que el gobierno promueve con el crecimiento del endeudamiento público externo, pero debilita las condiciones estructurales del funcionamiento de la economía argentina, subordinando al país a la creciente deuda externa.
La cuestión de fondo es que el poder económico reclama que se sigan generando condiciones para que lleguen inversiones externas directas, un flujo que sobre fines del año 2024 empezó a deteriorarse, algo que se consolida en este 2025.
Pese a que hay RIGI y condiciones del programa macroeconómico, de estabilización relativa de la macro para que entren capitales externos, estos capitales no llegan.
Hay razones externas, sí, pero también y sobre todo por las dudas políticas en torno a los consensos políticos necesarios que demandan los capitales transnacionales para invertir en la Argentina.
Por eso también, además de considerar que es lo que pide el poder económico es interesante analizar que demanda la sociedad.
Las demandas sociales
Una parte de la sociedad empobrecida está esperando que esta tendencia decreciente de la inflación le mejore las condiciones de vida, que además de que haya una reactivación del consumo de los sectores de altos ingresos, en automotores, inmuebles, turismo internacional, haya alguna mejora en el consumo popular.
Lógicamente, junto a esa expectativa crece la protesta, la resistencia social, que en esta semana tendremos un miércoles 25 de junio con una movilización importante de sectores, de trabajadoras/es del ámbito productivo estratégico, vinculado al complejo oleaginoso. Sin duda, es una movilización que impacta en el sector más dinámico de la acumulación capitalista en la Argentina.
Son respuestas a la insatisfacción con el programa económico, más allá de cualquier estadística, en un marco de crecimiento del desempleo, que corroboran las estadísticas oficiales.
La Argentina mantiene su lógica desde el gobierno de atacar la inflación, aunque eso genere recesión, y la recesión supone cierre de empresas, crecimiento del desempleo, que es parte de la realidad que se visibiliza ya transcurrido un año y medio del gobierno de Milei.
Como siempre, las iniciativas políticas del poder y del contrapoder definen el futuro cercano de la Argentina.
Buenos Aires, 23 de junio de 2025
Incertidumbres globales y locales para sustentar el ajuste en Argentina
Las notas esenciales de la coyuntura en la Argentina devienen de las incertidumbres globales derivadas del ataque de EEUU a Irán, sosteniendo la ofensiva militar israelí, en un escenario de preludio a la tercera guerra mundial; junto a las propias de carácter local, entre las que destaca la relativa recomposición de la iniciativa política del peronismo tras la prisión de Cristina Fernández de Kirchner, CFK, destacando el acontecimiento de una parte importante de la izquierda movilizada en solidaridad con la jefa política del peronismo y en contra del sesgo autoritario de la institucionalidad política en el país.
En ese marco, el poder económico exige al gobierno avances rápidos y eficaces en materia de reaccionarias reformas laborales y previsionales para profundizar el ajuste fiscal, disminuir el costo de producción y mejorar la competitividad de la economía local, especialmente con los principales socios comerciales, Brasil y China. Se parte de un diagnóstico favorable del poder económico, el capital hegemónico, a la política oficial. Se reconoce que el ajuste fiscal realizado en un año y medio de gestión (diciembre 2023 a junio 2025) requiere ser consensuado en las elecciones de medio término (octubre 2025) para asegurar consensos estables, suficientes, en una perspectiva de transformación reaccionaria del capitalismo local.
Las metas que podrían verificar el rumbo deseado por el poder económico apuntan al aumento de las reservas internacionales, negado hasta ahora con reservas netas negativas, lo que podrí contribuir a la baja del riesgo país. Las calificaciones del riesgo no bajan de 700 puntos, muy lejos del promedio de los países vecinos. Es un tema que agrava la decisión de inversión de capitales externos en un clima de incertidumbre global, a la que se suma la propia de una política de movilización callejera local que involucra al peronismo y a la izquierda, identidades políticas de la protesta y la oposición al libertarismo de Milei.
Un dato relevante es que no llegan las inversiones externas, en baja desde el segundo semestre del 2024 y sin repuntar en 2025, pese a las ventajas legales del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones, el RIGI.
El país está sometido a una transición integral de su modelo de acumulación, en una orientación al ingreso de capitales transnacionales para la producción y exportación de bienes comunes, sustentado en una plataforma interna de servicios a disposición de esos capitales externos.
Para ello se transita un camino de ajuste y reformas estructurales, en los que una parte de la sociedad empobrecida mantiene expectativas, y otra, en expansión, asume la crítica y la protesta creciente en movilizaciones que ganan las calles en desmedro de la política represiva de “seguridad”. Se trata de un escenario en donde se busca consenso en la política oficial y por el otro, sumar masa social crítica para una política alternativa a contramano de la lógica liberalizadora de la propuesta del gobierno y sus socios del poder institucional y especialmente del poder económico, local y eterno.
En este camino en disputa, la Argentina mantiene su lógica de atacar la inflación, aunque eso genere recesión, cierre de empresas y desempleo. Lo que se juega es la estabilización de una política reaccionaria o un rumbo que anteponga la satisfacción de las amplias necesidades sociales. Claro, en un clima mundial lleno de incertidumbres.
Buenos Aires, 23 de junio de 2025
Representaciones políticas en debate
La sentencia contra Cristina Fernández de Kirchner (CFK) desafía las representaciones institucionales, y más allá, en el capitalismo argentino.
Javier Milei ocupa el lugar de representación de la derecha y del poder económico, desplazando a Mauricio Macri y a otros referentes de ese espacio político, consolidando un proyecto reaccionario con consenso electoral.
La oposición aparece vacante, identificada mayoritariamente con el peronismo y la izquierda, ambos con sus distintas variantes y versiones.
En rigor, se discute la consolidación de Milei como líder de la derecha y una oposición que no termina de constituirse en proyecto político de amplia aceptación social para disputar gobierno y poder.
Lo que está en consideración es la posibilidad de superar los límites de la izquierda institucionalizada y el anti peronismo en su seno, como del peronismo, o parte de él, y su límite sectario hacia la izquierda, para lograr una articulación unitaria que confronte la reestructuración reaccionaria del capitalismo en Argentina.
Son variantes de reconfiguración política que acontecen en el marco de la lucha de clases tal y como se manifiesta en la Argentina actual.
Nuevas configuraciones políticas
Están en discusión las representaciones institucionales, políticas, culturales en el capitalismo argentino.
La interna hacia la derecha parece resuelta, más allá de las desconfianzas del poder económico en las formas y modos del ejercicio del gobierno bajo gestión Milei.
En la coyuntura, y mientras no aparezca nueva representación en el ámbito de la derecha, Javier Milei es el referente político a apoyar e incluso, si se pudiera, mantenerlo más de un periodo.
Un año y medio de gestión se caracteriza por esa disputa en la representación política del poder concentrado.
El límite se presenta en la sustentabilidad de la propuesta de reorganización económica, con un brutal ajuste, que más allá de resistencias diversas, se sostiene como eje de la ortodoxa política monetaria, fiscal y cambiaria, claro que, con el apoyo del FMI, Donald Trump mediante.
Pareciera que la estabilización sustentada en contabilidad creativa por capitalizar intereses que esconden el déficit fiscal. y el fortísimo endeudamiento favorece el objetivo de ralentizar el alza de precios. De ese modo, mantener expectativas que redunden en consensos electores, especialmente hacia octubre, en la elección de medio término. El objetivo apunta a fortalecer la presencia parlamentaria para avanzar decididamente en reformas estructurales, en materia laboral y previsional.
La vacancia está en la oposición, que los medios de comunicación sindican en el peronismo en sus distintas versiones, más o menos kirchnerista, incluyendo a sectores de la izquierda o la centro-izquierda liderados por la figura de CFK. La izquierda, institucionalizada y más allá, completa el cuadro de la oposición política.
Ambas identidades, peronismo e izquierda, difícilmente confluyen en iniciativas políticas compartidas, aunque en contadas ocasiones comparten acciones en unidad de acción, como ahora en el rechazo a la sentencia de los cortesanos subordinados a la lógica del poder real.
Superar ese límite de articulaciones potenciales puede otorgar condición de posibilidad para una nueva representación popular con perspectiva de disputar gobierno y poder en el marco de la ofensiva del capital y de la ultraderecha.
La crisis del 2001 supuso una reconfiguración de la representación política en la Argentina.
De una tradición mayoritaria asentada en partidos políticos, las referencias se diluyeron detrás de personalidades que disputaron la representación tradicional, salvo en la izquierda, que sostuvo la referencia por cambios sustantivos en contra del régimen del capital.
El resultado fue la emergencia del “kirchnerismo” y el “macrismo”, detrás de los cuales se sumaron fracciones de las principales tradiciones políticas de la historia argentina. Por su parte, la mayoría de la izquierda trotskista confluyó en un frente.
La emergencia política “libertaria” desordenó el arco de las representaciones políticas y las puso nuevamente en crisis.
Como señalamos, la crisis parece resolverse por derecha a favor de Milei, con el peronismo en búsqueda de reestructuración y una izquierda trotskista con límites efectivos para ampliar su propuesta política de transformación anticapitalista y por el socialismo.
La propuesta que sostenemos, como aporte al debate, apunta a una nueva identidad política que recoja la potencialidad de la unidad de parte del peronismo y de la izquierda, con disposición de sustentar una propuesta que trascienda la opción de gobierno; que se proponga una confrontación contra el poder e iniciar una perspectiva de transformaciones profundas de la economía, del estado y de la sociedad en la Argentina.
Ello supone un debate al interior del peronismo y de la izquierda, o una parte sustancial de ambas identidades, que pueda superar límites propios de cada una de ellas en sus consideraciones mutuas, más allá de racionalidades genuinas que explican alejamientos en sus trayectorias.
Lo que sostenemos es que en esas identidades subyace la posibilidad de la emergencia de una propuesta que no solo sea oposición a la ultraderecha, sino “alternativa política” para pensar en rumbos en contra y más allá del capitalismo.
Buenos Aires, 16 de junio de 2025
Milei es un proyecto político de reestructuración reaccionaria del capitalismo local
I - Bajar precios para consolidar el consenso electoral
La tendencia a la baja de la inflación bajo el gobierno de Javier Milei, supone destacar la devaluación en origen del peso.
En diciembre del 2023, un dólar paso de costar 400 a 800 pesos, colocando el índice de precios para ese mes en 25,5%.
Debe considerarse ese el punto de partida de una tendencia a la baja de los precios, estrategia principal para disputar el consenso electoral y la posibilidad de transformaciones profundas en el capitalismo local.
Si bien la inflación disminuyó desde ese pico, el descenso se frenó en noviembre de 2024, para oscilar con subas y bajas hasta el 1,5% de mayo del 2025, primer logro trascendente en un camino hacia el objetivo a futuro para bajar a menos del 1% mensual y estabilizar ese registro.
A pesar de la baja del índice de precios, se advierte que algunos sectores, como las comunicaciones, la salud y la educación, experimentaron aumentos significativos en mayo, por encima del promedio, afectando el acceso a derechos esenciales.
En definitiva, todo es producto de una política económica ortodoxa del gobierno, que se basa en una política monetaria restrictiva, la disminución del gasto público social y un control del tipo de cambio, lo que en conjunto deteriora el consumo popular.
Pese a ello, el consenso parece disputarse en la baja del índice de precios.
Ahí están las expectativas de la sociedad, más allá de todo perjuicio en la calidad de vida de la mayoría empobrecida.
La síntesis del gobierno Milei se transita desde la devaluación a la apreciación cambiaria.
El dólar pasó de 400 a 1.100/1.200 pesos en un año y medio de gobierno Milei, mientras que los ingresos populares se retrajeron, sean salarios o jubilaciones, fuente principal del ingreso mayoritario de la sociedad.
Incluso, existe una reducción de los ingresos del empresariado pequeño y mediano asociado al abastecimiento del mercado interno.
Desde el inicio de la gestión Milei se estableció un tipo de cambio que aceleró el alza de los precios.
Ese es el punto de partida para explicar una tendencia descendente posterior, desde el 300% anualizado al 43,5% del registro a mayo del 2025.
Así, el precio de la divisa, especialmente del dólar, es un componente muy importante del crecimiento de los precios en la Argentina, por lo que un objetivo primordial de la lógica gubernamental pasa por apreciar la moneda local y sostener una política de control inflacionario, importante para entender el consenso electoral pese al ajuste brutal sobre el gasto social y los ingresos populares.
Con el registro del 1,5% de mayo, el gobierno pretende sostener su restrictiva política económica para doblegar la presión sobre los precios y avanzar en los consensos electorales.
El objetivo apunta bajar la inflación a toda costa hasta acercarse a condiciones “normales” del orden internacional en materia de precios, en el marco de un recrudecimiento de la inflación en la economía mundial.
Hay un momento deliberado de alza de los precios en diciembre 2023, para una recomposición de precios relativos e intentar la estabilización económica, promoviendo importaciones competitivas con la producción local y bajando la emisión monetaria y el gasto público social.
Un combo dramático para una mayoría social empobrecida, aun cuando es endulzado ideológica y propagandísticamente con referencia al crecimiento económico, solo favorable a un sector concentrado, con expectativas de derrame a futuro para el conjunto de la sociedad.
Lo real es que el fenómeno de caída de los precios está asociado a la baja del consumo popular derivado de caídas en los ingresos populares, salarios y jubilaciones, aunque también del excedente de pequeños y medianos empresarios asociados a la demanda de ingresos en baja.
Se puede ver en mayo un registro del 1,5%, pero la evolución de los precios de comunicación creció al 4,1%. Se trata de un rubro que involucra telefonía e internet, imprescindibles en nuestro tiempo para trabajos precarizados, caso de los repartidores de plataformas. Las comunicaciones constituyen un instrumento de trabajo fundamental.
Algo similar podemos señalar en materia de salud (2,7%) o educación (1,9%), afectando derechos sociales y afirmando una tendencia a la privatización o mercantilización de derechos sociales.
Por eso, el fenómeno de una tendencia decreciente de los precios tiene base en la fortísima y deliberada devaluación monetaria al inicio de la gestión Milei que impacta en la disminución del consumo popular.
La economía argentina se asienta en una política monetaria restrictiva, que supone la no emisión monetaria; una política fiscal restrictiva, de disminución del gasto público social, particularmente del gasto en personal, con cerca de 50.000 trabajadores estatales despedidos en un año y medio de gobierno; y una política cambiaria que luego de la devaluación en origen supone un control muy fuerte del tipo de cambio.
Argentina, contrario a la mayoría de los países del mundo que promueven devaluaciones sobre el dólar, está generando una política de apreciación monetaria, transformado al país en un territorio caro para el turismo que ingresa al país, al tiempo que favorece el turismo emisivo, de sectores con alta capacidad de ahorro histórico, en divisas, y que les resulta conveniente el turismo en el extranjero.
El fenómeno visible es la baja de los precios, pero la esencia está montada en una política ortodoxa, monetaria, fiscal, cambiaria, que deteriora el consumo de la población.
Por eso bajan los precios, pero sobre la base de una baja del consumo popular por efecto de ingresos deteriorados, derivados de la política oficial.
Más allá del consenso electoral, éstas políticas combinadas constituyen la base de las crecientes resistencias y desencantos de buena parte de la sociedad, incluso de quienes depositaron confianza en la estrategia libertaria.
II - Reestructuración reaccionaria del capitalismo local
El modelo de Milei busca un cambio estructural en Argentina, priorizando un país de servicios abierto al capital transnacional, profundizando el modelo agroexportador y abriendo el sector energético a inversiones externas.
Por eso se potencia la producción primaria, la de hidrocarburos no convencionales y de la minería, con el objetivo de atraer capitales externos.
Se pretende un desarrollo empresarial orientado a servicios para inversores, principalmente externos, lo que requiere estabilización macroeconómica y seguridad jurídica, incluyendo incentivos para grandes inversores.
Para que este modelo avance, es necesario disciplinar al movimiento social y al empresariado local, lo que se manifiesta en represión y apertura de importaciones.
Los ganadores son principalmente capitales externos y grandes capitales locales asociados, mientras que los perdedores son el empresariado local y los trabajadores, con un aumento del desempleo tanto en el sector público como en el privado, a lo cual se suman cierres de empresas sin capacidad de competir bajo las condiciones de funcionamiento del capitalismo bajo gestión Milei.
Aludimos a un cambio estructural de la Economía, del Estado y de la Sociedad en la Argentina.
Hace muy poco Javier Milei explicitó que no está en su cabeza un país industrial, sino que está en el desarrollo de un país de servicio que abre sus puertas al capital transnacional, y así desarrollar un modelo productivo en algunas ventajas comparativas (bienes comunes) que tendría la Argentina en este momento del capitalismo mundial.
Se trata de la profundización del modelo agroexportador del país, asentado en oleaginosas, pero también vinculado a todo lo que es la producción primaria, sean granos, cereales, carnes, y por lo tanto potenciar esa línea de acumulación de los últimos 40 años en la Argentina, de un modelo primario exportador asentado en la tierra, las ventajas comparativas de la productividad agraria argentina e inversiones de las transnacionales que han modificado el modelo productivo del agro y de la agroindustria, especialmente con la soja.
Es válido el razonamiento para las economías regionales, de la vitivinicultura, del algodón, de la fruta, los cultivos hortícolas, etc.
No se trata solo del complejo oleaginoso, del trigo o el maíz, sino de todas las producciones regionales asociadas a un modelo productivo de subordinación a los capitales transnacionales y sus paquetes tecnológicos.
Por lo tanto, una fuente de producción y de ingreso de divisas que terminan favoreciendo la acumulación de capitales no necesariamente en el país, si en el exterior, lo que favorece la fuga de capitales, un problema estructural de la economía local, que explica la ausencia de divisas en la gestión pública, y una fuerte acumulación de activos externos en el sector privado, cercano a los 275.000 millones de dólares en billetes de la moneda estadounidense.
A la producción agraria y ganadera se les agrega la apertura a las inversiones externas en el sector de la energía, los hidrocarburos, especialmente no convencionales, a partir del yacimiento Vaca Muerta en el sur patagónico argentino.
La intención pasa por construir al país en un gran productor de gas y exportarlo principalmente a Europa, que ha cortado el aprovisionamiento desde Rusia, producto de la guerra en Ucrania.
Argentina tiene reservas internacionales de gas no convencional que lo ubica en el segundo lugar del mundo, y es la cuarta reserva mundial en petróleo no convencional.
Por lo tanto, en la lógica del gobierno Milei, no solo se trata de una producción primaria y exportadora tradicional, sino incorporar ahora la energía.
Argentina arrastraba un déficit energético importante, que con los hidrocarburos no convencionales comenzó a revertir.
En un dato curioso de la política cambiaria actual, los ingresos por exportación de energía, no alcanzan para cubrir el déficit del gasto de turismo al exterior.
Se trata de sectores privados con capacidad de ahorro que utilizan las divisas para gastos en el exterior, algo que pudo observarse en el verano del sur, especialmente en el turismo en Brasil.
El planteo del gobierno Milei apunta a un país que se asiente en la producción primaria y exportadora, soja, trigo, maíz, carnes, producciones regionales, más hidrocarburos no convencionales, gas y petróleo, con la novedad del litio y los derivados de la minería metalífera, una tendencia que se fue desarrollando en Argentina en el último medio siglo, y que quiere potenciarse con inversiones externas.
La propuesta entonces es que el desarrollo empresario en la Argentina sea orientado hacia los servicios para los grandes inversores internacionales.
De este modo queda claro quiénes son los ganadores y quiénes los perdedores.
Los ganadores son los inversores transnacionales que puedan actuar en la Argentina, quienes están exigiendo estabilización macroeconómica y seguridad jurídica para sus inversiones, para lo cual en el 2025 se aprobó la Ley de Bases en la cual se incluyó el Régimen de Incentivos a Grandes Inversores, el RIGI, con facilidad para retirar las utilidades, tanto como de orden crediticias e impositivas.
El objetivo apunta a la atracción de capitales externos en un momento de incertidumbre mundial, y donde los grandes capitales buscan rentabilidad, apoyados por una legislación que discipline la protesta del movimiento social sindical popular, un tema difícil en la Argentina por la histórica tradición de organización y lucha sindical y popular.
Para que ganen los que están ganando en la perspectiva del proyecto Milei hace falta disciplinar al movimiento social popular, lo que explica el despliegue represivo ante distintas movilizaciones o protestas.
También destacamos que el gobierno intenta disciplinar al empresariado local asociado a la producción orientada al mercado interno, por lo que abren las importaciones para presionar la baja de precios.
Claro que al mismo tiempo está generando cierre de empresas, despidos, cesantías privadas.
Así como hablamos de 50.000 cesantes del Estado, son más de 130.000 los despedidos en el sector privado en el año y medio del gobierno Milei.
Los que ganan son muy pocos, principalmente de capital externo, grandes capitales locales a ellos asociados, e incluso algunos capitales locales que cambian su orientación productiva a una tendencia importadora para poder mantenerse en el mercado.
Son perjudicados la mayoría de la población que vive de ingresos fijos, trabajadoras, trabajadores, e incluso el empresariado asociado al destino de esos salarios y jubilaciones desactualizados por imperio de la política pública.
III - Dinámica de la lucha contra el ajuste y la reestructuración inducida por el acuerdo con el FMI
La lucha de las/os jubiladas/os, que se manifiestan cada miércoles frente al anexo del Congreso Nacional, es una síntesis aglutinadora de otras luchas, que confluyen en “solidaridad mutua” de sectores afectados por las políticas económicas del gobierno de Milei, caso de las/os trabajadoras/es de la salud, la educación y de variados sectores económicos.
Vale destacar que los recortes en jubilaciones, junto a la eliminación de la obra pública son los principales rubros del ajuste fiscal llevado adelante por el gobierno Milei.
Esas movilizaciones de semana a semana concentran la creciente represión de las protestas bajo el protocolo de seguridad impulsado por la ministra Patricia Bullrich.
La lucha de jubilados y jubiladas resultó ser visible para el conjunto de la sociedad, concitando solidaridad y siendo ámbito y momento de confluencia de otros reclamos y demandas contra el ajuste del gobierno.
A tal punto tiene centralidad, que las Centrales sindicales nacionales convocaron a “paro nacional” confluyendo en la convocatoria de jubiladas/os hacia los miércoles, que se amplía a varias ciudades de todo el país, donde confluyen solidaridades muy diversas, junto a demandas de distintos afectados de la política económica, tal como acontece con las luchas de la salud, el Hospital Garrahan de la Ciudad de Buenos Aires, el Hospital Posadas del Conurbano bonaerense; pero en distintas partes del país, distintas luchas de la salud, no solo de los profesionales médicos, sino de trabajadores de la salud en diferentes tareas.
Es un tema que se extiende al área de la educación pública. Es que el trabajo estatal está cuestionado y se manifiesta con importantes despidos y disminución del presupuesto público.
Un agravante de la situación es la relación de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), destacando que el país ha estado endeudado desde la dictadura militar y que todos los gobiernos constitucionales han renegociado y aumentado la deuda, excepto el breve gobierno a fines del 2001, momento en que se declaró la parcial cesación de pagos.
Argentina volvió al FMI en 2018 bajo el gobierno de Mauricio Macri, con el préstamo más grande de la historia del FMI, y que el gobierno de Alberto Fernández renegoció en 2022, hipotecando al país hasta 2034.
Ante problemas económicos, el gobierno de Milei propuso un ajuste fiscal superior a las normas del FMI y recibió recientemente un préstamo adicional de 20.000 millones de dólares, consolidando a la Argentina como el deudor número uno del FMI.
Este préstamo se utiliza para ingresar divisas y con ello, favorecer el consenso electoral derivado de la baja de la inflación.
Un consenso que es la base para avanzar con la reforma estructural, especialmente en materia laboral y previsional.
Buscan así, generar condiciones de rentabilidad para los grandes capitales.
El objetivo final es consolidar un segundo período de gobierno libertario desde 2027. En rigor, se trata de un proceso que tiene su origen en la dictadura militar (1976/83) y busca modificar profundamente las condiciones de funcionamiento del capitalismo en Argentina, a favor de los grandes capitales, disciplinando tanto al movimiento popular como a sectores de la burguesía local.
Se trata de un programa que tiene medio siglo y que avanza en etapas desde entonces, especialmente en democracia en los 90, con Macri y exacerbado ahora con Milei.
Interesa recuperar que la Argentina tiene un condicionante estructural en el endeudamiento público, que viene desde la dictadura militar.
Todos los gobiernos constitucionales desde el año 1983, cuando asume Alfonsín, en diciembre de ese año.
Hasta la actualidad, todos los gobiernos han convalidado la deuda pública previa, renegociado la deuda y han acrecentado el compromiso de endeudamiento, salvo en el año 2001, en plena rebelión popular, el gobierno efímero de seis días de Adolfo Rodríguez Saá, que sostuvo la cesación parcial de pagos a los acreedores privados, no a los organismos internacionales.
Salvo ese periodo donde el Parlamento declaró la cesación de pagos, base de política económica que permitió la expansión de la economía argentina desde el 2002 hasta el 2007, porque liberó al país de compromisos de pago por la deuda.
Luego vendrían los canjes del 2005, bajo el gobierno de Néstor Kirchner, y del 2010 con Cristina Fernández de Kirchner. En el medio, en 2006 se canceló una deuda por 9.500 millones de dólares al FMI. Esa cancelación se realizó en sintonía con el gobierno Lula de Brasil.
Macri renegoció deuda en 2016 y volvió al Fondo en el 2018 con el préstamo más grande de la historia del FMI, quien había acordado prestar 57.000 millones de dólares y solo se desembolsaron 45.000 millones.
Cuando Macri no es reelegido y asume el gobierno de Alberto Fernández, en lugar de denunciar ese crédito ilegítimo, ilegal, odioso, éste renegoció la deuda en el 2022, con un compromiso de hipoteca de la Argentina hasta el 2034.
Esa renegociación que hizo el gobierno de Alberto Fernández condicionó más fuertemente la política económica argentina y cuando asumió Javier Milei propuso un ajuste fiscal superior a las normas que planteaba el FMI, lo que ha llevado a definir su política como una política de ajuste y reestructuración de la economía, del Estado, de la sociedad.
Por eso, ante problemas económicos muy serios que tiene la Argentina, el gobierno Milei acudió recientemente al salvataje del FMI.
El Fondo adicionó un préstamo de 20.000 millones de dólares a la gigantesca deuda que la Argentina tiene con el organismo internacional.
Argentina es el deudor número uno del Fondo Monetario Internacional. Eso hace que el país tenga una deuda con el Fondo de 65.000 millones de dólares, con lo que triplica al segundo deudor que es Ucrania, un país que está en guerra.
El gobierno de Milei impulsa una política ortodoxa en lo monetario, en lo fiscal y en lo cambiario.
Aun así, necesitó que el Fondo desembolsara una cifra gigantesca para poder intentar mantener el consenso electoral derivado de la baja de la inflación, y poder consolidar en la elección de octubre 2025 una potenciación del poder legislativo en la Cámara de Diputados y en la de Senadores.
De ese modo, prepararse para dos temas muy importantes en la regresiva reestructuración del capitalismo local.
Uno es la llamada reforma estructural, demandada por el Poder Económico en la Argentina desde hace 40 años, que es la reforma laboral y la otra es la reforma previsional.
En ambos casos no se trata de mejorar las condiciones de ingresos de trabajadoras/es, jubiladas/os. El propósito apunta a generar condiciones de rentabilidad y mejora de la tasa de ganancia de los grandes capitales que invierten en la Argentina.
Para eso, el gobierno libertario necesita más diputados y senadores, y así avanzar con la reforma laboral y la reforma previsional.
Del mismo modo, prepararse para ese otro segundo gran objetivo, que es lograr en el 2027 un segundo periodo de un gobierno libertario, de ultraderecha, que consolide el ajuste y la reestructuración regresiva.
Una profunda transformación reaccionaria del capitalismo local, en sintonía con lo que acontece en el sistema mundial.
El tema de fondo en definitiva es que Argentina está llevando adelante un proceso que tiene fundamento de origen en la dictadura militar del año 76, que supuso una derrota muy profunda de la estrategia del movimiento popular.
La estrategia en desarrollo fue impulsada por la dictadura genocida en 1976, que se afianzó y se potenció en la década del 90 bajo gobiernos peronistas y radicales, con la presidencia de Carlos Menem por 10 años y la presidencia de Fernando de la Rúa por dos años, quién debió abandonar la gestión con la rebelión popular y crisis de fines del 2001.
Ese proyecto estratégico se potenció en el gobierno de derecha bajo consenso electoral de Mauricio Macri entre el 2015 y el 2019.
Ahora, Javier Milei, ampliando ese consenso electoral, lleva adelante ese objetivo originario de modificar profundamente las condiciones de funcionamiento del capitalismo en la Argentina, a favor de los grandes capitales.
Por eso, el objetivo propuesto por los libertarios apunta a disciplinar por abajo y por arriba. Por abajo al movimiento popular, con una fuerte tradición de organización y lucha. También disciplinar por arriba a sectores de la burguesía local que están fuertemente vinculados al abastecimiento del mercado interno.
Se busca reorganizar el capitalismo local y ponerlo a disposición de la demanda de los capitales transnacionales, para alinear a la Argentina a la política exterior estadounidense en su objetivo de reconfigurar un orden global capitalista en crisis amenazado en su hegemonía por la modernización de China.
IV – Ausencia de alternativa anticapitalista
Existen cantidades de luchas en la Argentina, que no alcanzan una síntesis política que constituya alternativa al orden capitalista en reestructuración regresiva.
La gran asignatura pendiente del momento es la construcción de esa alternativa política, que tiene base en la resistencia popular y en las demandas de los sectores sociales en lucha.
Hay sujetos sociales y políticos para la alternativa, tanto como programa.
La ausencia es la de una estrategia política para desarmar la ofensiva del capital y de la ultraderecha, para generar condiciones de posibilidad de una propuesta política que confronte con la dinámica actual del poder y genere las condiciones de una propuesta para otro orden socio económico, político y cultural, en contra del capitalismo y por el socialismo.
Buenos Aires, 14 de junio de 2025
Aumentos de precios, tarifas y de la resistencia
Por Julio C. Gambina
Inició junio de 2025 marcado por aumentos de precios y tarifas que deterioran la calidad de vida, especialmente para quienes viven con ingresos fijos. A la par, crece el conflicto social, ejemplificado por la situación en el Hospital Garrahan, con bajos ingresos para los residentes y el personal de salud, o las luchas de familias con personas con discapacidad y de investigadores del CONICET, en un contexto de ajuste y recortes similares a las políticas de Donald Trump en Estados Unidos. A esas luchas se suman las derivadas de la pérdida de más de 200.000 puestos de trabajo desde que Milei asumió el gobierno, y cómo la política pública afecta a pueblos originarios y migrantes. La realidad de la situación macroeconómica devuelve un endeudamiento creciente para mantener el tipo de cambio y una baja artificial de la inflación, principal activo político del gobierno por sostener consenso electoral al tiempo que crece la resistencia popular.
Aumentos y conflicto
Los aumentos afectan la condición de vida, sobre todo de aquellos que perciben ingresos fijos, porque no hay actualización de ingresos. Es más, hay deterioro de esos ingresos recurrentes por el “ajuste fiscal” de la política económica. Junto con los aumentos de precios y ese deterioro de la calidad de vida, crece la conflictividad social.
Es visible la lucha en el Hospital Garrahan, expresión representativa de lo que pasa en muchos otros hospitales, nacionales, provinciales o municipales, con deterioros de ingresos de sus trabajadores/as, donde lo más visible es el bajo ingreso de las/os médicas/os residentes, que en la práctica son jóvenes profesionales en formación, prácticamente a cargo de la atención sanitaria de la población hospitalaria. Pero no son solo los residentes, son bajos los ingresos del personal de salud en su conjunto, médicas/os, enfermeras/os, enfermeros, camilleras/os, en fin, todo aquel que trabaja en la salud pública argentina.
Hay conflicto y demandas sociales por las familias que tienen personas con discapacidad que ven restringidos los aportes para tratamientos imprescindibles, mostrando la crueldad de la política pública. Están en lucha los investigadores del CONICET, de diversos Institutos de investigación y la docencia universitaria. Es coherente con la gestión de Donald Trump en Estados Unidos. Se trata de un un ataque a la universidad, a los institutos de ciencia y tecnología. Es una política que expulsa fuerza de trabajo científico intelectual, tanto en EEUU como en Argentina. La Argentina es un aliado incondicional de la política de Estados Unidos y por lo tanto Milei y Trump llevan adelante programas similares en materia de ajuste, de “motosierra”, de recorte al gasto público social, y por eso el recorte a la investigación. La universidad lo sufre y por eso los paros docentes, de investigadores del CONICET, en donde los estudiantes universitarios van sumándose a esa conflictividad.
Crecen los despedidos y la precariedad a todo nivel en el sector público y en el privado. Ya se han perdido en la gestión Milei, más de 200.000 puestos de trabajo, más de 40.000 en el sector público y el resto en el sector privado. La política pública afecta, principalmente el empleo y el ingreso de los sectores populares. Esa creciente conflictividad se condensa en las movilizaciones semanales regulares del movimiento de jubiladas/os, expresión de una lucha emblemática que agrupa la diversidad de la protesta social.
Macroeconomía y deuda
Por eso interesa revalorizar la situación macroeconómica, que no termina de estabilizarse.
El gobierno está forzando una baja de la inflación sobre la base de contener el tipo de cambio, para lo que hace todas las maniobras que sean necesarias para que el dólar se arrime a la base inferior de la banda de flotación, entre 1.000 a 1.400 pesos por dólar. El costo es gigantesco, ya que se realiza a cuenta de un endeudamiento muy fuerte.
La semana pasada se tomó deuda por el equivalente a 1.000 millones de dólares, operación realizada con residentes externos que ingresaron dólares a la Argentina y tomaron bonos que se pagarán en pesos en el 2030. El año pasado, 2024, la deuda en pesos, en dólares, en equivalente a la divisa estadounidense se acrecentó en 100.000 millones de dólares. El gobierno está capitalizando intereses de la deuda que toma en pesos y por lo tanto “patea la pelota” para adelante.
El problema será para el/los próximo/s gobierno/s. Es una lógica que se reproduce desde la dictadura genocida. Se trata del “pecado original” en materia económica, con el que se condicionó la transformación estructural y regresiva del capitalismo local. Hemos insistido que, todos los turnos constitucionales, desde 1983 en adelante, renovaron ese endeudamiento, salvo el efímero presidente Rodríguez Saá, que fue a una cesación de pagos declarada por el Congreso de la Nación, producto de la movilización popular, de las condiciones políticas que imponía la lucha social.
Por eso señalamos que este mes de junio comienza con incrementos de precios y tarifas, junto a medidas que contrarrestan esos incrementos en el índice de precios vía “política cambiaria”, deteriorando las condiciones de vida de la población, por lo que crece la lucha social.
La política de ajuste y reestructuración afecta a millones de personas y sin perjuicio del consenso electoral que viene disputando con relativo éxito el gobierno, lo que crece es la resistencia popular. Lo destacable es la articulación de esas diversas conflictividades, al tiempo que se construye una estrategia y propuesta política alternativa que supere el carácter de opción por el gobierno del capitalismo local.
Buenos Aires, 2 de junio de 2025
Disciplinar al país para una inserción subordinada
El gobierno pretende disciplinar a la sociedad argentina en dos frentes: al movimiento obrero y popular, por un lado, y a los sectores económicos más poderosos por el otro.
Por eso, avanza en las restricciones al derecho de huelga, restringe la libertad en las negociaciones paritarias, promueve el permanente ajuste a jubilados y el recurrente aumento del desempleo y la precariedad laboral. Todas formas de disciplinar la protesta social y la organicidad popular.
Además, el gobierno busca reestructurar el bloque de dominación en el país, favoreciendo un modelo primario-exportador, sustentado en la inversión extranjera en bienes comunes y una reconfiguración empresaria de servicios en apoyo a esa lógica aperturista.
El resultado es una mayor desigualdad en un país de “servicios” para los inversores productivos transnacionalizados. Se trata de un proyecto que busca refundar a la Argentina, subordinándola a la dinámica del capitalismo contemporáneo en crisis.
El bloque de poder en la historia
La Argentina nació como tal hacia 1880 con un bloque socioeconómico dominante integrado por el capital externo y los grandes propietarios de la tierra.
Es el tiempo de la inmigración para nutrir el trabajo asalariado como sustento del desarrollo capitalista y con ello, una historia de organización social, sindical, popular para contrarrestar la explotación.
La reestructuración del bloque en el poder acontece con la industrialización sustitutiva a comienzos del siglo XX y durante buena parte del siglo pasado.
Se incorpora al anterior bloque de la dominación una burguesía local, principalmente fabril, diseminada como pequeña y mediana empresa vinculada al mercado interno, también orientada en parte, a la exportación.
El modelo productivo y de desarrollo se amplía con el mercado interno, por lo que se promueven propuestas políticas de conciliación de clases, que se expresaron en los distintos pactos sociales que se instrumentaron o que se pretendieron instrumentar durante el siglo XX.
Remitimos a reiterados “controles de precios y salarios”, “acuerdos empresariales con trabajadores y trabajadoras”. El Estado como organizador social promovía la articulación de la inserción internacional tradicional y el aliento y estímulo al mercado interno.
La búsqueda, junto con el desarrollo industrial, pretendía atemperar el conflicto en la sociedad.
Una nueva ruptura supuso la dictadura genocida, en una dinámica que hoy se manifiesta en el gobierno Milei, que pretende consolidar un bloque de poder que tiene manifestaciones en la política.
Remodelar el país
Una de las grandes novedades políticas de la Argentina en estos años es la emergencia de una derecha con votos, con consenso electoral. Eso fue Macri, el macrismo, entre 2007 y 2023.
El fenómeno actual se manifiesta con la aparición de Milei desde 2021 y con pretensión de perpetuarse en el futuro mediato. Se intenta desplazar esa derecha históricamente constituida en este tiempo, bajo gobiernos constitucionales.
La disputa se manifiesta en el terreno electoral, con la audacia de promover a fondo una regresiva reestructuración social, con un enfoque ultra liberal, ortodoxo, de ultraderecha.
Es lo que se puso de manifiesto en las elecciones porteñas y envalentonó a Javier Milei, que busca repetir en septiembre en la Provincia de Buenos Aires, subordinando al partido de Macri a ese objetivo.
La intención es reordenar y disciplinar la representación política de la derecha en la Argentina.
Como parte de ello, se intenta reacomodar al poder económico real en lo que es el nuevo modelo productivo y de desarrollo que imagina el gobierno en esta etapa.
Por un lado, inversiones externas en bienes comunes para consolidar el modelo primario-exportador, y sumar la potencialidad de la minería, el cobre, el litio; la energía, el gas y el petróleo no convencional.
Se trata de reconvertir al aparato empresarial de origen local en una estrategia de logística de “servicios” para esas inversiones externas que deberían llegar, imaginan en el gobierno, con el RIGI y el aval del FMI y el mercado mundial de capitales.
Para eso es el equilibrio macroeconómico buscado, el ajuste fiscal, los despidos y cierres de empresas, en un contexto de asociación política con el gobierno estadounidense y el FMI.
El objetivo es un “país de servicios” para las empresas externas que inviertan en bienes comunes, en la Patagonia, en el territorio cordillerano, en todo el país.
Así se define un modelo de desarrollo para una población menor, e incluso un mayor nivel de desigualdad.
En ese sentido, no se trata solo de un proyecto económico, sino que es una propuesta integral, económica, política, social, cultural, que intenta refundar a la Argentina.
La fundación o refundación del país capitalista es lo que tienen en común cada momento de reorganización de la economía, el Estado y la sociedad.
Aludimos al proyecto oligárquico imperialista de 1880, al proyecto de industrialización subordinada a la dominación externa en tiempos de la industrialización sustitutiva en el país, y por supuesto al nuevo orden que pretendió la dictadura genocida, hoy exacerbado bajo gobierno Milei.
La Argentina surgió capitalista bajo una lógica de subordinación al capital externo, en el cual, la deuda pública fue históricamente un condicionante, una situación morigerada por la lucha y organización social que intentó representaciones políticas populares que dificultaron el disciplinamiento social.
En esa historia, las limitaciones del poder global se manifestaron en una larga tradición de organización y lucha popular, sindical, social, cultural, pero también en disputa en el propio bloque de poder, que más allá de su posibilidad, imaginaron espacios de autonomía.
Por ello, el gobierno Milei es un nuevo intento para disciplinar por abajo y por arriba a la sociedad, e insertar al país en la nueva dinámica del capitalismo global.
El interrogante remite a la tradición de organización y lucha popular, con posibilidad de estructurar una representación política en sentido contrario y con proyección por la emancipación.
Buenos Aires, 26 de mayo de 2025
Elecciones del 18/5 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Lo primero a destacar es el avance del proyecto político liderado por Javier Milei, con el lema “Adorni es Milei”, consolidando la nueva referencia de la derecha política en Argentina, desplazando al macrismo. Es cierto que en simultáneo se verifica una fuerte abstención, del 46,6%, señal de crisis política y que afecta a todos los proyectos. Las medidas económicas previas a las elecciones, como la disminución de aranceles en Tierra del Fuego y el levantamiento parcial del CEPO, atraen a sectores con capacidad económica. Eso explicaría el avance de la votación libertaria en la zona norte de la ciudad, con residentes de mayores ingresos, y los mayores votos del peronismo en el sur empobrecido, en donde también hubo mayor abstencionismo. Los resultados electorales indican que continúa vacante un proyecto alternativo a la derecha reaccionaria, y que la iniciativa política está actualmente del lado de la ultraderecha.
Elecciones y política
Luego del resultado electoral importa discutir cómo está y cómo sigue la política y la economía en el país.
Ganó La Libertad Avanza (LLA), el proyecto político del presidente libertario de la Argentina, surgido a la política en el 2021, electo como Diputado Nacional hace cuatro años y hace año y medio como Presidente. Un fenómeno para analizar, ya que, desde una referencia de minoría en un solo distrito, tuvo capacidad de proyectarse nacionalmente y desafiar el liderazgo de la derecha para intentar consolidar un proyecto reaccionario con votos.
Un dato relevante entonces es el desplazamiento de Macri de la referencia electoral de la derecha. Macri asumió como Jefe del gobierno porteño en 2007 y su fuerza política, el PRO, completará 20 años al frente de la gestión de CABA en el 2027. En aquella ocasión, 2007, la división del peronismo/kirchnerismo aceitó el arribo al gobierno de una derecha con votos, iniciando un nuevo ciclo de la política en la Argentina bajo la disputa de dos coaliciones, la kirchnerista y la macrista. Una situación que permaneció hasta la emergencia de Milei, presidente desde 2023 y con una fuerte iniciativa política construida desde lo institucional y la influencia mediática, abonando un clima de época global.
Es cierto que hubo una fortísima abstención, del 46,6% de la población, casi la mitad de quienes estaban en condiciones de votar, lo que supone elementos de crisis política, tal como viene ocurriendo en variadas votaciones, casos recientes en Santa Fe, Chaco, Salta, Jujuy y San Luis. Una crisis política que afecta a todos los proyectos que se presentaron a la disputa electoral en 17 fórmulas, de las cuales solo 5 lograron bancas: los libertarios (11), el peronismo (10), el PRO (5), Rodríguez Larreta (3) y el FITU (1).
De ese modo, la Legislatura porteña queda con el peronismo como primera minoría (20), seguidos de LLA (13), el PRO (10), el larretismo (5), la UCR (5), FITU (2), Coalición Cívica (1), y otros (4). La derecha es hegemónica en la legislatura porteña.
Las bancas logradas mayoritariamente juegan para el proyecto de la derecha, mantienen al peronismo como primera minoría en la legislatura. Peronismo es una forma de decir porque ahí había una coalición que estaba liderada por un candidato de tradición radical, un radical kirchnerista, como es el caso de Santoro.
El macrismo dividido perdió en su bastión, tiene todavía por delante dos años de gestión para intentar recomponer, pero el dato relevante es que en la lucha institucional en la Argentina la ultraderecha avanza en su perspectiva de hegemonizar el espacio de la derecha argentina, lo que es una novedad en la larga historia constitucional del país.
Liderazgo en la derecha y crisis política
Quizás, la conclusión más importante es que la derecha tiene un nuevo liderazgo en Javier Milei, sin base social organizada, pero atraído ese conjunto social electoralmente por medidas de política económica que resultan atractivas a sectores con capacidad económica, con capacidad de ahorro.
Remito a los anuncios previos a las elecciones para disminuir los aranceles en Tierra del Fuego, lo que afecta al empleo, la producción y ha motivado conflictos sindicales y sociales muy importantes en ese territorio, pero también, en una lógica individualista, liberal, de índole meritocrático, instalada en la población con capacidad de ahorro, ese anuncio sonó a celulares, televisores o aires acondicionados más baratos.
En esa lógica individualista, lo que interesa es que a “mí” me vaya mejor, con independencia de lo que pase con los trabajadores, trabajadoras de Tierra del Fuego, los que se sumarán a los 200.000 puestos de trabajo perdidos desde que gobierna Javier Milei.
También se anunció el levantamiento parcial del CEPO para los particulares y la posibilidad de usar los “dólares del colchón”. Los sectores socioeconómicos con capacidad de ahorro ven con agrado que tengan libertad de comprar o de vender los dólares que quieran sin acudir a las cuevas del mercado paralelo.
Fueron medidas atractivas para los sectores con capacidad económica, que es lo que se ve también en el resultado electoral con la zona norte de la ciudad de Buenos Aires teñida de violeta (LLA), que son los barrios donde vive y se asienta la población de mayores ingresos en la ciudad de Buenos Aires, contra un sur empobrecido que volvió a pintarse con la identidad del peronismo y un mayor abstencionismo.
La elevada abstención y los escasos votos de la mayoría de las listas presentadas convoca a debatir la “crisis política” que existe en la ciudad y en el país.
Más allá de quienes ganaron o quienes perdieron, sigue vacante un proyecto alternativo al de la derecha reaccionaria que es lo que se viene consolidando en iniciativa política.
La iniciativa política está del lado de la ultraderecha y es importante pensarlo, discutirlo para configurar un proyecto político atractivo para los sectores populares, quienes no aparecen motivados o incentivados para ir a votar y que sufren las condiciones de un ajuste que con este resultado se profundizará. La alternativa política continúa siendo una asignatura pendiente.
Buenos Aires, 19 de mayo de 2025
Elecciones provinciales y crisis política
Hubo elecciones en Salta, Jujuy, Chaco y San Luis, destacando la continuidad del “cambio político” en Argentina, impulsado por el descontento social, económico y político. El proceso electoral da cuenta de la dificultad para identificar las identidades políticas tradicionales, tanto como en las listas electorales y el transfuguismo político, ejemplificado por el caso de Patricia Bullrich. Hay crisis de las identidades tradicionales y la elevada abstención (alrededor del 40%) como un signo de desinterés en la política tradicional. La situación es producto del regresivo impacto económico de largo aliento sobre buena parte de la población empobrecida, en donde subsisten las expectativas en el gobierno de Javier Milei, especialmente en lo relativo a la reducción de la inflación. Claro que, en origen, la inflación inicial fue exacerbada por la devaluación de diciembre de 2023, impactando negativamente en la distribución del ingreso. Esa expectativa se asienta en la política oficial de control salarial y del tipo de cambio para contener la inflación, a pesar de su discurso libertario. Lo concreto es la persistencia del descontento social, la crisis de las identidades políticas tradicionales y los desafíos del gobierno actual para controlar la inflación y mejorar su capacidad de disputa hegemónica para avanzar en profundas y reaccionarias reformas estructurales desde la próxima legislatura nacional a partir de diciembre del 2025.
Descontento como base de los cambios
Existe continuidad de cambio político en la Argentina. Un cambio político que tiene base económica, que está asociado al descontento de largo aliento de la población con lo que pasa en la Argentina con la economía, con la política. Enseña que subsisten búsquedas de rumbos por donde debe transitar la reestructuración de la economía, la política y la sociedad en la Argentina.
Hay que estar muy informado para saber dónde están las identidades tradicionales en las listas que disputaron las elecciones provinciales. Si uno no es salteño, puntano, jujeño o chaqueño, resulta difícil leer quién integra cada una de las coaliciones, incluso cómo esas coaliciones se expresan en los cargos provinciales, en los cargos municipales. Es una lectura difícil para alguien no informado en su provincia.
La pregunta es dónde está lo tradicional, dónde está el radicalismo, dónde está el peronismo, incluso dónde está la derecha, una derecha que se ha hecho competitiva electoralmente en los últimos tiempos, y dónde está la izquierda, también con mucha fragmentación, con nombres distintos en cada una de las provincias.
Un dato relevante es el transfuguismo político. Así como el dato emblemático de estos días fue Patricia Bullrich saltando de presidenta del PRO a afiliada de la Libertad Avanza, resalta como ejemplo de “políticos” que pasan por distintos partidos. Es el caso de muchos de los líderes políticos de estas provincias e incluso de otros distritos que van pasando por distintos partidos políticos.
Son elementos de una crisis política de las identidades tradicionales de la Argentina. Los oficialismos actuales tienen antecedentes en los opositores.
El caso del gobernador de San Luis es en origen del peronismo y los hermanos Rodríguez Saá, y ahora aparece en confrontación. Sáenz, el gobernador salteño, tiene una historia y una tradición en el partido justicialista.
Así podemos seguir mostrando los distintos casos que muestran las dificultades para entender cómo funcionan hoy las identidades políticas y cuáles son las opciones que se le ofrecen a la población.
Todo esto tiene que ver con el descontento social, económico y político, manifiesto en la elevada abstención, promediando el 40% de la población, algo que ya se vio en las elecciones santafesinas para convencionales constituyentes.
Los electos son apenas un poco más del 50% de la población que está en condiciones de votar.
Eso muestra un nivel de desinterés con la política, de crisis con la política tradicional y por lo tanto es un dato relevante del análisis político, no sólo quién ganó, quién salió segundo, cómo quedan configuradas las legislaturas provinciales, sino este nivel de desvinculación de una parte de la sociedad provincial y muy probablemente a nivel nacional con el destino político de organización y reorganización de la sociedad en la Argentina.
Inflación y anclas gubernamentales
Es un descontento que está asociado a la situación económica, en donde incluso hay que señalar que todavía existe una expectativa en lo que puede dar el gobierno del economista Javier Milei, que se ha comprometido y está afirmando su política económica en la reducción de la inflación.
Una inflación agigantada como primera medida del gobierno, con una importante devaluación en diciembre del 2023, que terminó con un registro del 25,5% de inflación para ese mes.
Una parte de esa inflación tiene que ser adjudicada al gobierno anterior, pero el salto, más que duplicar el registro de inflación de noviembre del 23, tiene que ver con la devaluación de Milei, con un impacto en la distribución del ingreso gigantesco, por eso el elevado nivel de empobrecimiento e indigencia en el primer semestre del 2024. Baja la pobreza en el segundo semestre del 2024, asociado a la disminución paulatina de la inflación, que volvió a subir con el registro de marzo del 3,7%. Ahora se espera que el registro de la inflación de abril sea un poco menor, pero mayor de la tendencia declinante de los meses anteriores.
La inflación sigue siendo un problema y por eso el gobierno insiste en planchar el tipo de cambio, el dólar más barato posible, ayudado por préstamos del FMI y recursos que vienen del exterior engrosando la deuda y comprometiendo a futuro las finanzas públicas. Otra ancla es el salario y por eso el gobierno libertario que pregona la libertad controla las paritarias, no avalando negociaciones colectivas que vayan más allá de lo que el gobierno imagina como control salarial para contener la inflación.
Estas elecciones y la que vendrá en la Ciudad de Buenos Aires el próximo domingo 18 de mayo son parte de una crisis política que tiene base económica y un debate en la sociedad de por dónde debe transitar un rumbo de búsqueda de alternativa visible y viable, como gran desafío de la izquierda y el movimiento popular que protagoniza la resistencia a la política de Milei y sus cómplices en el sistema político de la Argentina.
Buenos Aires, 12 de mayo de 2025
Los dólares del colchón para activar el consumo
El gobierno pretende intervenir en el uso de los dólares no declarados, que según fuentes oficiales alcanzan a 271.000 millones de dólares. La intención es favorecer el consumo de sectores de altos ingresos. El objetivo llegar a las elecciones con datos de crecimiento económico aun con deterioro en la situación de la mayoría empobrecida.
La idea es fortalecer el mensaje oficial, coincidente con el FMI respecto del crecimiento económico del país. Dice el FMI que se crecerá 5,5% en 2025 y el presidente Milei señala que se está creciendo al 10%. Desde economía se informa una expansión del PBI del 6%. Se alude a los dólares del colchón, en rigor, dólares que están en cajas de seguridad, probablemente en cajas fuertes de empresas, domicilios particulares, o en depósitos en el exterior, no regularizados. La cifra es muy importante, 271.000 millones de dólares, algo así como la mitad del Producto Bruto Interno, de la capacidad de producir en el año por parte del país. Son más de 10 veces lo que se regularizó en el blanqueo del año pasado, recordemos, 21.000 millones de dólares que se depositaron en los bancos.
El propio Caputo ha dicho que probablemente sean 300.000 millones de dólares. Hay otras estimaciones que dan por encima, pero este es el dato oficial que aparece en la información del INDEC, del Banco Central, del Ministerio de Economía. Incluso, Kristalina Georgieva dijo en la reunión conjunta del Fondo Monetario y el Banco Mundial que según ella entiende (curioso la forma de decirlo porque lo sabe) que Argentina tendría unos 200.000 millones de dólares dando vuelta y dice que sería muy importante que se vuelquen a la producción. En realidad, para volcarse a la inversión tendría que haber seguridades de la apuesta productiva del gobierno, y en general, el propio Javier Milei señala que la perspectiva de la Argentina es ofrecer los bienes comunes, los recursos naturales a la inversión externa disponible, y en todo caso, desarrollar en la Argentina una fuerte intervención para el sostenimiento logístico, algo así como una economía de servicios.
Una economía de servicios es lo que aconteció en Estados Unidos en los últimos 40 años y ahí tenemos el resultado. Más allá de que sea posible o no, el gobierno de Donald Trump está planteando una reindustrialización de Estados Unidos para disputarle competitividad a la economía china. Está por verse si será verdad lo que dice Trump, si lo puede lograr, si los capitales son tan fáciles de relocalizarse de su destino en China, en India, en Corea, en el sudeste asiático en general, a relocalizarse en Estados Unidos, pero ese es otro problema.
Argentina está definiendo un rumbo para explotación productiva con capitales transnacionales que no necesariamente están interesados en reinvertir sus excedentes en la Argentina. Pueden utilizar la producción y explotación de recursos naturales en el país para generar excedentes que se relocalicen en función de las estrategias de inversión de las corporaciones transnacionales en los sectores claves, sea la producción agraria, minera, los hidrocarburos, el litio, entre los sectores de interés principal para los inversores internacionales.
Por eso esta medida en la coyuntura apunta al consumo de sectores de altos ingresos y patrimonio, con capacidad de ahorro. Se está apostando a que una parte de esos dólares del colchón, como se dice vulgarmente, se vuelquen a comprar automotores, inmuebles, artefactos del hogar, y, por lo tanto, no está destinado al consumo popular. Alguien de escasos recursos podrá haber ahorrado en divisas, pero no suman la gigantesca masa de divisas no declaradas que se informa oficialmente.
La activación del consumo permitirá que la ecuación macroeconómica de crecimiento de la economía, como en febrero, 5,7%, de lo cual el 30% fue el sector financiero: bancos y billeteras virtuales, medios de pago que ponen en funcionamiento ese indicador de que la economía crece. Al mismo tiempo que hay retracción del consumo popular, incluso cierre de empresas, el relato tiene que destacar el crecimiento económico, aun cuando no se difunda a escala de la totalidad de la población.
Por lo tanto, la medida que se está anunciando, que probablemente se oficialice en los próximos días, tiene que ver con una señal de crecimiento de la economía que permita hacer campaña, que fortalezca el relato oficialista en la disputa electoral, especialmente en octubre para consolidar un peso legislativo que le permita continuar con las reaccionarias reformas estructurales, especialmente la reforma tributaria, la reforma laboral y la reforma previsional.
Buenos Aires, 7 de mayo de 2025
El crecimiento económico y la regresiva distribución del ingreso en la Argentina
En el informe de actualización para abril sobre las perspectivas de la economía mundial del 2025, el FMI alude a la “incertidumbre” derivada de la situación mundial. Una calificación motivada en la suba de aranceles comerciales anunciados a comienzo de abril por Donald Trump.
Dice el FMI: “Un recrudecimiento irreversible de la guerra comercial y la mayor incertidumbre en torno a la política comercial pueden deteriorar aún más las perspectivas de crecimiento a corto y largo plazo”, en: https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2025/04/22/world-economic-outlook-april-2025
El pronóstico del FMI es de un crecimiento del 2,8%, una corrección a la baja de los datos aportados en enero.
Lo curioso es que por encima del promedio están los países emergentes, con una proyección de expansión del 4,5%, con la India encabezando la expansión con el 6,2% y China con el 4%.
El FMI destaca que, junto a la India, Argentina, con un 5,5% de crecimiento está entre los países de mayor crecimiento en este 2025.
Javier Milei declaró a la prensa, a su regreso del homenaje a Francisco, que la “Argentina hoy viene creciendo a una velocidad del 10%”, un guarismo a verificar.
Sin perjuicio de ello, el INDEC destaca que el estimador mensual de actividad económica (EMAE) registró para febrero de 2025, “una suba de 5,7% en la comparación interanual y de 0,8% respecto a enero en la medición desestacionalizada”.
Respecto de febrero del 2024, el INDEC señala que la mayor suba está en la “Intermediación financiera”, con un 30,2% y en Pesca con el 28,3%.
Ese 30.2% es compatible con la atracción de inversores especulativos para colocar sus recursos en pesos, y hacer diferencia en dólares; una operación que solo exige retener la inversión por 6 meses.
Lo que importan es que ingresen divisas para intentar mantener a raya la inflación, aun con continuidad de la baja del consumo popular.
Por debajo del promedio aparece la “industria manufacturera” con el 5%, la construcción con el 4% y el sector “agricultura, ganadería, caza y silvicultura” con el 2,1%.
El modelo productivo que sugiere Milei
Importa reparar en los datos, que remiten a la historia reciente y en la perspectiva que proyecta el presidente.
En efecto, en reportaje televisivo de Antonio Lage al libertario español Jesús de Huerta Soto, “maestro” de Milei, al cual se presentó Milei, éste sostuvo que el futuro de la Argentina es ser un “país de servicios” y no asentado en la producción material.
Una aclaración que remite a los inobjetables datos de pérdidas de puestos de trabajo en el sector privado y estatal, al cierre de empresas y al bajo crecimiento industrial y de la producción local.
Puede parecer sorprendente, pero la aspiración del libertario local es una Argentina proveedora de servicios al capital transnacional, incluyendo la oferta de la explotación de los bienes comunes, de los que se dispone en cantidad.
Milei imagina ofrecer territorios locales, caso de la Patagonia, al capital transnacional y con la radicación de inversores externos, favorecidos por el Régimen de Incentivos a los Grandes Inversores, RIGI.
Sobre esa base y en torno a ese flujo inversor, el país generará una logística de servicios para la generación de empleos y mejora salarial.
Ese discurso aun genera expectativa de sectores que coinciden con la ideología liberalizadora y pro mercado, como de aquellos empobrecidos que conservan esperanza de perspectivas de empleo y de ingreso.
Distribución regresiva
La realidad de la distribución del ingreso resulta elocuente en su regresividad, para una economía que muestra un estancamiento estructural desde el 2010. Un informe suscripto por Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, en: https://centrocifra.org.ar/wp-content/uploads/2025/04/Notas-Breves-2025-Transferencias-de-Ingresos.pdf
Ei informe destaca que entre 2016 y 2024, gobiernos de Mauricio Macri, Alberto Fernández y primer año de Javier Milei, los asalariados perdieron 7,8 puntos en la distribución funcional del ingreso.
La pérdida es del 51,8% a diciembre del 2015 al 44,1% a diciembre del 2024. Por su parte, el excedente de explotación, o ganancia empresario creció en el periodo un 2,5%.
Más allá del estancamiento estructural, la distribución del ingreso es regresiva y se agrava con las reformas estructurales previstas para la próxima legislatura nacional: reforma fiscal, laboral y previsional.
En el informe de Mariana Gonzales sobre la evolución del Salario Mínimo Vital y Móvil en los últimos 10 años, en: https://centrocifra.org.ar/wp-content/uploads/2025/04/CIFRA-Salario-minimo-abr25-1.pdf se verifica que en abril del 2025 es más bajo que el registro de la década del 90 del siglo pasado, que culminó en la crisis del 2001.
Su valor actual alcanzo a los 296.832 pesos mensuales. Si hubiera mantenido el registro de noviembre del 2015, debería estar en 694.594 pesos mensuales.
El valor actual apenas cubre el 58% de la línea de indigencia y es apenas el 18,2% del salario privado promedio a febrero del 2025.
Argentina podrá presentar datos de crecimiento, sí, pero confirmando una tendencia regresiva en la distribución del ingreso. Un dato estructural que describe el presente de la perspectiva de crecimiento que auguran los datos oficiales, el FMI y especialmente la imaginación presidencial.
En vísperas del primero de mayo conviene registrar esta situación para potenciar la resistencia a la política del oficialismo y sus cómplices en los poderes del Estado y generar condiciones de posibilidad para revertir la ofensiva capitalista en contra de las trabajadoras, los trabajadores y el conjunto del pueblo.
Buenos Aires, 28 de abril de 2025
Francisco en el debate contemporáneo; publicado en: https://www.pagina12.com.ar/820334-francisco-en-el-debate-contemporaneo
El fallecimiento del Papa Francisco trae múltiples debates sobre el presente crítico de la humanidad. No es para menos, ya que se trata de un jefe de Estado con influencia global, que no solo opera desde lo religioso, sino que interviene en dimensiones políticas, ideológicas y culturales. Desde la política se discute cuanto de reforma tuvo el papado y si el próximo pontífice mantendrá el rumbo o retomará una orientación conservadora, de una institución que arrastra una crisis asociada a causas deleznables, caso de la pedofilia, la corrupción y la complicidad en numerosas ocasiones con el poder.
Prevalece el carácter reformista de Francisco en la calificación de su gestión política e ideológica, en contraste con valoraciones de su accionar como principal en la orden religiosa en tiempos de dictadura genocida en la Argentina. Se trata de un tema controversial, como lo es la propia Iglesia y las particularidades de individuos comprometidos con una visión reaccionaria y retrógrada, como otros asociados a las expectativas de transformación social, incluso de revolución.
Durante el papado de Francisco se suscitan debates culturales esenciales en la sociedad, con límites culturales imperantes y muy especialmente en la Iglesia, e incluso en la figura del Papa, relativo a la novedad que supuso el movimiento de mujeres y diversidades, los feminismos populares y el conjunto de aspectos que involucra la lucha contra el patriarcado.
Imperativos de época
Resulta pertinente el debate, más allá de la institución Iglesia y de su feligresía. Si atendemos en la historia reciente, recordaremos la circunstancia histórico global de la asunción de Juan Pablo II, en el inicio de la debacle del socialismo real. Vale recordar el tránsito de la crisis polaca en 1980, la caída del muro de Berlín en 1989 y la desarticulación y desaparición de la URSS en 1991, y con ello, el fin de la bipolaridad entre capitalismo y socialismo, expresión de una síntesis global entre 1945 y 1991. Un Papa polaco sintonizaba con un nuevo tiempo histórico, que algunos apuraron con definiciones por el “fin”, de la historia o del socialismo y del marxismo. Auguraron tiempos de paz para el sistema mundial, algo desmentido por la realidad a más de tres décadas de esos acontecimientos.
Por lo que el 2013, año de asunción de Francisco, pone de manifiesto la emergencia de la región latinoamericana y caribeña como símbolo de nuevas experiencias en el debate epocal del cambio del siglo, con perspectivas de búsquedas en la reorganización económica de la sociedad. Tras décadas de hegemonía liberalizadora en el sistema mundial, la crítica discursiva sostenida desde acciones masivas de organización popular en un continente de inmensa presencia del cristianismo, se presentaba en la región bajo la imagen de nuevos gobiernos que auguraban cambios políticos.
En efecto, la novedad era el cambio político en la región, incluso recuperando categorías y proyectos por el socialismo, del siglo XXI, comunitario, o incluso la recuperación de categorías ancestrales como el vivir bien o el buen vivir, para identificar nuevos desafíos en la contemporaneidad. Cuba revivía en la expectativa de recreación de un proyecto por la independencia y el socialismo, preocupando al poder global que buscó nuevas formas de golpismo para frenar procesos de crítica al orden vigente y potenciar el aislamiento del proyecto revolucionario que había inspirado los 60/70 y era ahora parte de un renacer de la experiencia por una patria grande.
La región sembró expectativas en todo el mundo. La experiencia de la primera década del Siglo XXI puso a Latinoamérica y al caribe en el foco de atención. Era también el tema de la emergencia de China, cuya acumulación y expansión global se hizo evidente desde su inserción como actor global en esos tiempos. Entre otras cuestiones, desde Beiging se le disputaba un territorito que era considerado propio de EEUU, mucho más cuando los pueblos articulados con algunos gobiernos rechazaron en 2005 el proyecto de integración subordinada bajo la consigna del libre comercio, el ALCA.
Hubo quienes especularon que el liderazgo de la Iglesia intervendría en ese contexto, de luchas y esperanzas, algunos en sentido de freno al cambio, y en otros para estimular el cambio. Resulta una especulación aún vigente en las distintas consideraciones a propósito del horizonte de acción y el legado del papado de Francisco. Resulta prematuro adelantar una opinión al respecto, pero su último mensaje enfatiza la denuncia de la violencia y la guerra, que afecta entre las principales víctimas a niñas/os y mujeres. La denuncia a la militarización y al gasto bélico lo coloca junto a la demanda por el gasto social en alimentación, educación o salud, entre otros, necesarios para combatir la pobreza en tiempo de concentración de riqueza e ingreso y muy especialmente de desigualdad social.
La disputa por el sentido
Traemos estas reflexiones al debate por la brutal ofensiva del capital en contra del trabajo, la naturaleza y la sociedad operada en el último medio siglo, que en la actualidad tiene máscara de ultraderecha, promoviendo la discriminación hacia migrantes, pobres y explotados, con iniciativas y reaccionarias reformas laborales, previsionales, impositivas y de la función estatal. Todo en beneficio de restablecer rentabilidad disminuida por las condiciones de funcionamiento del capitalismo en crisis, especialmente desde 2007/9. Francisco es expresión de crítica a la hegemonía ultra liberal y conservadora, sin asumir la síntesis de afinidad electiva entre marxismo y cristianismo de los 60/70 del siglo pasado.
Si pretendemos asociar ideológicamente su prédica crítica al orden económico, hay que buscarla en una concepción de Economía Social de Mercado, de tradición en la institución eclesial y que lo acercaba a intelectuales y profesionales críticos de la ortodoxia liberal monetarista, como a movimientos sociales y cercanos de juventudes. Son interlocuciones no necesariamente insertas en una concepción anticapitalista, pero si críticas del orden ultra liberalizador de las ultraderechas en boga en nuestro tiempo.
En este recorrido de marco de época, resulta necesario resaltar que la teología de la liberación, emergente en los 60/70 del siglo pasado, es contemporánea de concepciones asociadas a la pedagogía de la liberación, a la teoría marxista de la dependencia y a variadas formulaciones intelectuales de crítica al capitalismo, como a novedosas formas de expresión cultural, de autogestión y de organización política de carácter anti sistémicas, todas en la búsqueda de nuevos horizontes civilizatorios por la emancipación.
Una parte, quizá minoritaria de la Iglesia asumió este destino, contribuyendo con mártires a una lucha popular extendida que desafió el poder del régimen del capital. No fue esta la trayectoria de Jorge Bergoglio en su práctica religiosa en Argentina, ni en el papado, aun cuando, desde su propio nombre, identificó una perspectiva de denuncia de la pobreza, la que debe buscarse eliminar más allá de cualquier concepción humanista, ya que la esencia del fenómeno está en la explotación y el saqueo, propios del régimen capitalista.
Ante las distintas consideraciones a propósito de Francisco, resulta de interés discutir el contexto de época del capitalismo en crisis para apuntar y contribuir a nuevos sentidos sociales que se asocien a una perspectiva de transformación social en beneficio de los pueblos. Una búsqueda que no tiene por qué separar a los creyentes de quienes no profesan ninguna religiosidad, puesto que son en conjunto sujetos que actúan en la resistencia cotidiana y en la búsqueda de nuevos senderos de alternativa popular en contra y más allá del capitalismo.
Buenos Aires, 22 de abril de 2025
No alcanza con diagnosticar la crisis del capitalismo De cara al Primero de mayo se requiere recomponer una estrategia por la revolución
La política económica de Donald Trump expresa la crisis mundial del capitalismo, ya que el jefe del gobierno estadounidense pretende intervenir en el desarrollo capitalista para mantener el statu quo de la dominación estadounidense en el orden capitalista contemporáneo. Aludo a una situación de dominación que viene desde el orden mundial construido desde 1945, y en decadencia desde los albores del siglo XXI. Entre otros aspectos, la decadencia de EEUU se asocia a la expansión acelerada en este siglo del papel económico, comercial, financiero de China, tanto en su expansión local como global, una cuestión acelerada en los últimos tiempos, que se proyecta en el corto y mediano plazo como disputa por la hegemonía del sistema capitalista.
En rigor, se trata de un fenómeno estrechamente relacionado, ya que la caída de uno está asociado al auge del otro. La dinámica del capitalismo supone el crecimiento de la inversión productiva, punto de partida del ciclo de valorización, acumulación y reproducción ampliada. La tendencia inversora se trasladó desde occidente hacia oriente en busca de contrarrestar la baja de la rentabilidad manifestada entre los 60 y 70 del siglo pasado, especialmente en los principales países del capitalismo. La política de modernización en China desde 1978, atrajo capitales en busca de costos de producción más bajos, asociados a la inmensa fuerza de trabajo barata del gigante asiático, aunque no solo. La corriente inversora se extendió por el sudeste asiático y la India, en lo que se caracterizó como la nueva “emergencia” del capitalismo, incluyendo variados territorios del sur global.
La realidad de la desaceleración económica en “occidente”, especialmente luego de la recesión del 2009, y un mayor registro de la evolución de la producción y circulación en China o la India, expresa la complejidad de la situación del presente. Esa contradicción señalada expresa la expansión relativa de las relaciones sociales de producción bajo el régimen del capital, con base en la innovación tecnológica y científico técnica. En este aspecto, China está mostrando evidentes expresiones de estímulo a su preeminencia en la capacidad de su fuerza laboral y en la frontera tecnológica, caso reciente de la inteligencia artificial, la digitalización de la economía y especialmente de su moneda, ofrecida para el uso y difusión de la circulación mundial de bienes, servicios y capital. La pretensión en última instancia es lograr avances en la búsqueda de constituir al yuan en moneda de reserva mundial.
Estamos aludiendo a un movimiento contradictorio de crisis y desarrollo del capitalismo, que anima la crítica renovada de la civilización capitalista, una invariante en el pensamiento crítico desde que Karl Marx esbozara su búsqueda en un recorrido que transitó desde el Manifiesto en 1847/8 hasta su máxima obra, El Capital, entre 1857/67. Ahora, promediando la tercera década del siglo XXI, resulta imprescindible retomar al pensador y revolucionario de origen alemán para pensar críticamente el capitalismo. A pocos días del primero de mayo, fecha histórica de conmemoración de las reivindicaciones obreras y ante la ofensiva reaccionaria del capital por disminuir o eliminar históricas conquistas, se impone revalidar la crítica al orden vigente y actualizar las demandas, caso de la jornada laboral.
Hace mucho se luchaba por las 12 horas y luego por las 8, un tiempo que se quedó instalado pese al inmenso desarrollo de las fuerzas productivas, lo que amerita una importante reducción de la jornada laboral, sin afectación de los ingresos populares, no solo del salario, sino de las pensiones, las jubilaciones y la política social que hace al bienestar de la población. Es un rumbo en la perspectiva crítica y de volver a instalar una lógica reivindicativa por otra sociedad, sin explotación ni saqueo, una aspiración histórica de la clase trabajadora. Por eso es que no alcanza con el diagnóstico de la crisis capitalista o sobre los problemas y cambios en el régimen del capital, sino de volver a pensar en términos de emancipación y liberación social, por otro mundo posible.
Todo un desafío en la Argentina con un gobierno de ultraderecha que retoma la ofensiva con el aval financiero y político del gobierno de EEUU, con recursos del FMI por 20.000 millones de dólares que habilitan otros fondos para recomponer reservas internacionales y sostener la antipopular política oficial, más el apoyo del Secretario del Tesoro del gobierno Trump. Scott Bessent visitó a Caputo y a Milei en clara señal de compromiso estratégico para atar a la Argentina a la lógica de reordenamiento mundial que impulsa Washington. La instrumentación de una estrategia en contra del capitalismo supera las fronteras nacionales, aun cuando las respuestas nacionales a las ofensivas del capital y las derechas, configuran experiencias que suman en un imaginario alternativo al orden capitalista global.
Desde los tiempos del Manifiesto Comunista la unidad del proletariado es la consigna a levantar, lo que requiere en el presente una cuidadosa lectura en las mutaciones y extensión de la relación de explotación y saqueo de los bienes comunes para recuperar un imaginario global por la revolución en contra del capitalismo y por el socialismo. Es una tarea local y mundial ante la ofensiva de los Milei y sus cómplices en el entramado institucional del capitalismo local, y de los Trump y sus socios, o incluso “adversarios” de occidente, que pugnan por recrear las condiciones de su dominación imperialista ante cambios sustanciales del régimen del capital contemporáneo.
Retomar las banderas de la unidad de trabajadoras y trabajadores en todo el mundo constituye el requisito indispensable para hacer realidad un primero de mayo que reinstale una perspectiva por la revolución.
Buenos Aires, 20 de abril de 2025
FMI con más deuda, inflación y ajuste regresivo
El acuerdo con el FMI llegó con alza de precios, aumento de la deuda pública y compromisos para continuar con el ajuste fiscal y las reaccionarias reformas estructurales, especialmente laborales y previsionales.
Resultado del acuerdo se levantó parcialmente el cepo, las restricciones a las operaciones con divisas. Era una demanda del capital concentrado, que los medios y redes oficialistas instalaron como necesario para la salud de la economía local. Lo curioso es que muchísima gente no tenía ni idea de que era el “cepo” y que aun celebrando su levantamiento no le genera ninguna posibilidad de ahorrar o invertir en divisas.
En efecto, al nuevo tipo de cambio, de 1.230 pesos por dólar, en las primeras horas de la nueva política cambiaria, para comprar 100 dólares, lo permitido para efectuar por la ventanilla de un banco, el comprador tiene que tener un excedente de 123.000 pesos. Pretendemos señalar que luego de pagar todo lo necesario para la reproducción de la vida cotidiana, personal o familiar, al eventual comprador de divisas tiene que sobrarle esa magnitud para adquirir 100 dólares.
Además, es una operación que podría hacer todos los días hábiles por ventanilla bancaria. Es a todas luces imposible con los ingresos populares actuales, por ende, aun parcial, el levantamiento del cepo solo favorece a sectores concentrados del ingreso y la riqueza.
Por si fuera poco, por vía bancaria, con una cuenta en dólares, no hay límite para adquirir divisas. Algunos dicen “con mi dinero hago lo que quiero” y claro, falta agregar, con mucho dinero sobrante luego de satisfacer inmediatas necesidades, que es lo que no le ocurre a la población empobrecida de la Argentina, sean los 38% de pobres, los 42% de trabajadores/as en situación irregular, y muchos otros/as que apenas satisfacen las mínimas necesidades.
Levantar el cepo es la demanda de los grandes capitales que quieren libertad para ingresar capitales y sacar los excedentes que ellos generen en actividades económicas para remesar utilidades al exterior.
El FMI coloca recursos que, así como ingresan salen por una puerta giratoria para acumular en cualquier territorio del mundo.
La devaluación de la moneda, pasar de un tipo de cambio de 1.074 pesos por dólar a 1.230 o a donde llegue en el futuro cercano, es un mayor deterioro de la capacidad de compra de la mayoría de la sociedad que vive de ingresos fijos.
Además, como se esperaba la devaluación, aun cuando el gobierno juraba que no, los precios escalaron, tal como señala el INDEC en 3,7% en marco. Se esperan índices similares para abril e incluso mayo, lo que lleva al gobierno a imaginar que luego se recuperará una tendencia a la baja e incluso a cero a mediados del 2026. De ilusión también se vive. La realidad es el crecimiento de los precios, de la deuda pública, que convoca a mayor ajuste fiscal y más sufrimiento popular.
¿Es posible transitar otro rumbo?
La respuesta es afirmativa, si la sociedad hace crecer la resistencia a la política oficial y de sus cómplices, al tiempo que se enarbola una política alternativa, que privilegie resolver las necesidades elementales de la población empobrecida.
Se trata de confrontar con la lógica gubernamental y de poder en el país, lo que puede lograrse construyendo otro poder, que desarme lo construido durante esta gestión y especialmente rechace el acuerdo y la subordinación al FMI.
Buenos Aires, 15 de abril de 2025
Anuncios económicos en Argentina
El viernes 11 de abril hubo anuncios económicos en Argentina, enunciados en conferencia de prensa por el Ministro de Economía y el Presidente del BCRA. Luego se conoció el comunicado oficial del FMI informando del acuerdo del directorio para nueva deuda de la Argentina por 20.000 millones de dólares. Finalmente, Javier Milei en cadena nacional trasmitió un mensaje que oculta las enormes dificultades de la economía local, especialmente para los sectores de ingresos fijos, los más afectados por el ajuste fiscal encarado desde diciembre del 2023.
Milei augura buenas noticias para el futuro, tal como Fernando De la Rúa anunció a fines del 2000 un blindaje del FMI para un mejor 2001, y ya sabemos que ese año culminó con una profunda crisis, movilizaciones populares, represión y muerte de manifestantes y renuncia del gobierno. No sustento que ahora es igual, pero la inflación de 3,7% de marzo, en ascenso, y la suba por la devaluación anunciada con la flotación cambiaria, aun cuando perjuren que “flotar” no necesariamente sea devaluar, más la nueva deuda asegura más AJUSTE permanente y reformas reaccionarias. Es un escenario de creciente conflicto social.
El acuerdo con el FMI incluye compromisos de reformas estructurales, como la eliminación de fondos fiduciarios, la privatización de empresas públicas incluidas en la Ley Bases, y la presentación de un nuevo régimen previsional, en contra de las reivindicaciones de la recurrente movilización semanal del movimiento de jubiladas y jubilados, que el pasado 9 de abril convocó la solidaridad de las centrales sindicales en un paro de 36 horas.
Lo que Milei propone y escamotea es una nueva ofensiva contra el régimen laboral y previsional, vestido de reformas estructurales, en rigor, una demanda del capital concentrado para mejorar la rentabilidad.
Estos anuncios significan una mayor injerencia del FMI en el monitoreo y dirección de la política económica local, agravando las penurias sociales de la población empobrecida, incluso de sectores pequeños y medianos del empresario que asocian su destino en el consumo popular, tremendamente deteriorado por las condiciones de la política económica del libertario en el gobierno.
Son anuncios en el marco de turbulencias en la economía mundial, que incorporan incertidumbres al horizonte político cercano, atravesado por un proceso electoral que se transita entre mayo y octubre.
En ese contexto, el camino múltiple de resistencias se profundizará para frenar el daño libertario y generar condiciones para una política alternativa.
Buenos Aires, 12 de abril de 2025
La política arancelaria de Trump agrava la situación social
El fenómeno de la crisis actual se presenta como caídas de las bolsas de valores en todo el mundo. Un proceso en desarrollo durante el mes de abril, que más allá de las idas y vueltas del presidente estadounidense en materia arancelaria, la incertidumbre no cesa. Es el resultado del anuncio de “aranceles para todos”, formulado por Trump bajo el pomposo anuncio de la “independencia” estadounidense del sistema mundial. En menos de una semana tuvo que dar marcha atrás, salvo para China, a quien elevó la carga arancelaria en una escalada sin fin, por ahora encima del 130%.
Más allá de las idas y vueltas, son millonaria las perdidas en término de valorización bursátil de las empresas, que arrastra perjudicados no solo entre los principales accionistas, sino que afecta a inversores diversos, muchos de ellos de baja magnitud que confiaron en el capitalismo de cupones. Entre otros, se ven afectados los fondos de pensión, impactando en los ingresos presentes y futuros de jubilados/as y pensionados/as. Aun cuando pierden grandes capitalistas, el impacto se difunde entre los sectores de menores ingresos, sin perjuicio del horizonte inflacionario y recesivo que se anuncia y que perjudica a la población empobrecida, especialmente a las/os trabajadoras/es.
El fenómeno comentado anticipa un horizonte complejo de inflación y recesión. La suba de precios en EEUU está asociada al encarecimiento de los bienes de consumo provenientes desde China, el tercer socio comercial de la economía estadounidense. Los primeros son Canadá y México, cuyos aranceles están en suspenso luego de variados anuncios de incrementos y sustanciales modificaciones realizados por Trump. Nadie sabe cómo terminará la película arancelaria, ni con China, ni con los vecinos que suscribieron oportunamente un tratado de libre comercio con Washington y que ya modificara Trump en el primer mandato. Trump devuelve la arbitrariedad de su gestión, incumpliendo acuerdos y forzando nuevas situaciones multilaterales desde su condición hegemónica histórica en el capitalismo. Estas medidas explican el debilitamiento de la hegemonía y tensiona al sistema mundial, con impactos en el propio territorio y en todo el mundo, agudizando la crisis del capitalismo. La inflación y la recesión estadounidense impactará en todo el planeta.
Impactos regresivos
La incertidumbre arrastra inestabilidad a varias puntas. Suben los precios de los alimentos y baja el precio del petróleo ante la segura caída de la producción, poniendo en duda la posibilidad de producir hidrocarburos no convencionales por vía de la fractura hidráulica, solo rentable si el piso de la “commoditie” no continua su tendencia a la baja. Vale recordar que EEUU recuperó su preeminencia en la producción petrolera hace 10 años con base en los no convencionales, incluso, la Argentina está supeditada a esa producción para intentar resolver su déficit de divisas. La inflación y la recesión golpeará muy fuerte entre los sectores de más bajos ingresos, agravando la situación social de millones de personas en todo el planeta.
Todos estos intentos de la política de Trump pretenden sostener a EEUU en el timón de mando de la economía mundial. Para ello imagina que podrá restituir capacidad de producción y circulación de bienes, servicios y capitales. Con la extensión de las cadenas globales de valores resulta difícil suponer que EEUU recupere capacidad inversora productiva, ni que pueda subordinar a China y a otros “castigados” vía aranceles, ante los canales alternativos desarrollados desde Beiging. Es más, hasta el dólar pierde terreno ante los avances de canales financieros y de compensación internacional desarrollados desde China, sustentados en el yuan digital y la tecnología blockchain, que involucra a un conjunto de países y define nuevos conjuntos de articulación de la producción y circulación mundial.
Donald Trump pretende frenar el deterioro económico social y político de EEUU, que sostiene su hegemonía por el peso global del dólar, en decadencia como sostenemos, sin precisar plazos, pero, sobre todo, por el peso militar y su capacidad de acción global. En este sentido, acaba de aprobar el gasto militar más alto de la historia, intentando distanciarse del acercamiento que le genera China y su asociación con Rusia, con ventajas operativas en varios terrenos de la confrontación de equipamiento. No es bueno para la humanidad esta aceleración de la carrera armamentista que se difunde en aumento del gasto bélico en la mayoría de los países, restando recursos para atender necesidades sociales agravadas por la política estadounidense, la que impacta en la suba de precios y condiciona la posibilidad de satisfacer necesidades sociales de alimentación, educación o salud, entre muchas otras.
El presidente de EEUU le habla a su país y al mundo e intenta que la Reserva Federal baje la tasa de interés, a contramano de la lógica monetarista que teme por el recalentamiento de la economía y una tendencia al fuerte endeudamiento de la economía estadounidense, no solo del Estado y de las empresas, sino y muy especialmente de las familias, estimulados por una lógica consumista y a crédito. Es un combo complejo que muestra el límite del endeudamiento ante la pérdida de posibilidad de seguir captando financieramente el excedente económico chino. Durante décadas, China financió los déficits gemirlos de EEUU. Japón y China son los principales tenedores de títulos estadounidense, algo que empieza a modificarse, especialmente por las restricciones que Trump impone a China.
Trump difunde un mensaje de reindustrialización, que ven con buenos ojos algunos sindicalistas y votantes del magnate. Son quienes vieron desaparecer la industria local por décadas de migración de inversiones hacia China y a otros países, la India o el sudeste asiático. Se buscaba mano de obra barata, bajo costo de producción y alta rentabilidad, un objetivo esencial del régimen del capital. Trump quiere que esos inversores retornen e incluso relocalizar en EEUU a inversores externos que exportan bienes y servicios en ese territorio.
El capitalismo está siendo desafiado por la iniciativa Trump, más allá de idas y vueltas. Es un signo de debilidad, sí, pero peligroso y con un costo social inmediato muy serio. Por eso puede ser también, una ocasión adecuada para una iniciativa de signo contrario, a favor de los pueblos por otro orden posible. La crisis del “capital” habilita a retomar la consigna que enarbolaron movimientos populares a comienzos de este siglo por “otro mundo posible”.
Buenos Aires, 11 de abril de 2025
Trump pateó el tablero de la economía mundial
NOTA publica en Izquierda Diario, el 4 de abril del 2025, en: https://www.laizquierdadiario.com/Trump-pateo-el-tablero-de-la-economia-mundial
Las bolsas del mundo en caída expresan la incertidumbre de la economía mundial ante los anuncios de elevación generalizada de los aranceles a las importaciones de EEUU, anunciadas en estos días por Donald Trump bajo el pomposo eslogan de la libertad y la independencia del país del norte. El horizonte previsible es la suba de precios y la mayor desaceleración, incluso recesión, de la economía estadounidense y mundial.
El gobierno de EEUU pretende reindustrializar su economía y por eso, atraer capitales productivos a su territorio. No se trata solo del retorno de las corporaciones yanquis que invirtieron en países emergentes en el último medio siglo, especialmente en China. Lo que pretende Trump es que aquellos que hoy venden producción extranjera en territorio estadounidense, radiquen allí sus plantas, con expectativas de generación de empleos y salarios para millones de trabajadoras/es. Obviamente, los jefes del capitalismo europeo, japonés o de cualquier país, rechazan esa propuesta y generan reactivos, no solo subiendo sus aranceles en contra de las importaciones estadounidenses, sino subsidiando a lso capitales insertos en sus territorios.
Desde el imaginario de la economía de Trump, se pretende terminar con el ciclo de expansión aperturista, de libre circulación de mercancías, servicios y capitales, en tanto paradigma teórico y político del capitalismo a la salida de la crisis mundial de los 60/70. La crisis del 2007/09 inició el proceso de crisis mundial de esa apuesta liberalizadora, que se desplegó con fuerza por casi medio siglo, y que ahora, demanda una reestructuración del orden capitalista.
¿Es el fin de la mundialización tal como se concibió en el último medio siglo? Es lo que aparece a primera vista. En todo caso, la respuesta es una remodelación de los circuitos de valorización del capital, de relocalización productiva y muy especialmente del comercio, con extensión a la demanda financiera y las necesidades de nuevas referencia dinerarias del valor.
La lectura que se hace desde el gobierno en Washington es que esa liberalización extendida entre 1980 y 2020, le hizo perder relevancia a EEUU en el proceso de decisión sobre la producción y circulación capitalista. Se estima que el ganador de la “globalización liberalizadora” fue China y subsidiariamente otros países, caso de la India, por ejemplo.
Es que la dinámica de valorización mundial del capital tuvo como eje el traslado desde occidente, principalmente desde EEUU, a oriente de las principales inversiones productivas.
Así, China, con el 1% de la producción mundial a comienzos del siglo, hoy representa un 17% y en expansión, constituyéndose en la fábrica del mundo. China no solo atrajo capitales para la producción y reproducción a escala local y mundial, sino que amplió el papel en la circulación global, facilitada por su incorporación a la OMC y a las reglas liberalizadoras impuestas por las potencias hegemónicas en el sistema mundial. De una posición marginal a fines del siglo XX, en la actualidad, el gigante asiático explica el 12% del comercio mundial, contra un 10% de EEUU.
El proteccionismo estadounidense puede ser un punto más a favor de la ampliación del papel de China en la producción y circulación mundial del capital. Si la globalización terminó favoreciendo a China, la política proteccionista de suba de aranceles puede ampliar el lugar de organizador mundial contemporáneo de la producción y circulación mundial de bienes y servicios.
La Revista especializada londinense The Economist coloca en tapa a Trump serruchando las fronteras de un mapa de EEUU, señalando el proteccionismo y el cierre fronterizo a la circulación de mercancías con la suba de aranceles. The Wall Street Journal califica a esta guerra comercial como la más estúpida de la historia. La mayoría de la prensa mundial, que por décadas levantó loas al “libre comercio” no termina de asimilar la iniciativa arancelaria de Trump, quien intenta desafiar la crisis contemporánea del capitalismo bajo liderazgo de Washington.
No es novedad la ofensiva de Trump
Trump instaló bajo su primera gestión en 2016 el fenómeno de las sanciones unilaterales, especialmente contra China y cualquier intento de pronunciamiento de organización socio económica contra el capitalismo, por eso las sanciones se profundizaron contra Cuba y se extendieron al marco de asociados con el enemigo principal, China, que disputa el mando de la producción y circulación de capitales en el mundo.
Ahora, bajo el segundo mandato, la confrontación no es solo contra China y asociados, sino contra todos los países del mundo, especialmente Europa y sus vecinos americanos, Canadá y México, por lo que desafía al conjunto del capitalismo a una reestructuración y relocalización de la producción mundial. El tema se anticipó con los anuncios de apropiación de Groenlandia o el Canal de Panamá, como el desafío hacia Canadá para subordinarse a EEUU, incluso la re-nominación del Golfo de México.
Trump lidera un rediseño del funcionamiento del capitalismo estadounidense, con importante consenso institucional y una base de consenso social sustentada en el descontento de trabajadores y trabajadores que han visto deteriorare su calidad de ingresos y de vida bajo imperio de la política tradicional de demócratas y republicanos. Por eso la expectativa en el extraño personaje que emergió desde fuera de la tradición política estadounidense, aun cuando hoy lidera al Partido Republicano.
Es una expresión similar a la de otros procesos que en el mundo optan por personajes y propuestas de ultraderecha, con planteos simplistas y acelerados de reivindicación de la demanda de millones de personas afectadas por las formas de gestión del capitalismo en las últimas décadas.
Hace tiempo que el capitalismo dejó las reformas sociales, con las cuales competía al proyecto socialista mientras este sostuvo la bipolaridad del sistema mundial entre 1945 y 1991.
El derrumbe de la URSS facilitó la ofensiva del capital en contra del trabajo y desplegó un conjunto de iniciativas de supresión, disminución y anulación de históricas conquistas sociales, concedidas ante la lucha y el conflicto que tenía detrás la amenaza del comunismo, más allá de cualquier valoración que se haga del socialismo real en el este de Europa, o de otros países que enuncian su propósito por el socialismo y el comunismo.
La ultraderecha crece en el mundo ante la insatisfacción social a las promesas del liberalismo “neo” emergente con la liberalización de la economía y desplegado en los 80/90 de siglo pasado, acelerado con la debacle del este europeo.
Esa insatisfacción social no quiere volver hacia paradigmas previos, y en la renovación política buscada, encuentra la audacia propositiva de la ultraderecha, alentada por medios y redes sociales que instalan un imaginario de soluciones estimuladas por el “merito individual”. A eso se suma una campaña ideológica propagandística sobre valores “occidentales” que atrasan ante la relocalización del mando de la producción y la circulación global del capital.
Lo nuevo aparece vestido de derecha, de ultraderecha, contra las normas construidas en décadas de lucha de clases, que, bajo la preeminencia de la propiedad privada de los principales medios de producción, encontraron lugar y formas de establecer derechos económicos, sociales y culturales que en lo económico restringen la capacidad de producir y acumular plusvalía al capital concentrado.
Trump y otros ultraderechistas en los gobiernos, caso de Milei en Argentina, es el corolario de una ofensiva iniciada con la violencia del terrorismo de Estado con las dictaduras genocidas del cono sur a comienzos de los 70. Por eso, si la ofensiva tuvo un sentido contrarrevolucionario, el sueño de nuestro tiempo apunta a crear condiciones de acumulación de poder popular para reinstalar un proyecto político social y cultural por la revolución.
Buenos Aires, 4 de abril de 2025
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