A pocos días de la elección presidencial en la
Argentina, el domingo 27/10/2019, la información disponible sobre la situación
económica, ya sea la ofrecida por el INDEC, el Banco Central, o la que proviene
de los organismos internacionales, el FMI o el Banco Mundial, continúa siendo
muy preocupante para la mayoría de la sociedad. La inflación combinada con
recesión genera impactos sociales alarmantes sin ninguna expectativa de mejora
en la coyuntura para la mayoría empobrecida, aun con el discurso electoral
optimista de un futuro cercano mejor que sustenta el oficialismo en la persona
de Mauricio Macri.
Sin embargo, en sentido contrario, la
especulación genera importantes negocios para un sector muy reducido, ya que el
dólar oficial se mantiene en torno de los 60 pesos por dólar, mientras que el
ilegal (blue) alcanza los 67 pesos y las operaciones de compra de acciones y
liquidación en el exterior (contado con liqui) cotizan a casi 75 pesos por
dólar. Las operaciones con divisas excluyen a la mayor parte de la población y
solo constituyen oportunidades de negocios para inversores concentrados.
Recordemos que los bancos pueden optar por inversiones en leliq, que ofrece el
BCRA a tasas del 68%, con un diferencial de más de 20 punto con inversores
tradicionales del sistema financiero.
Como siempre sostenemos, no todos pierden con
el funcionamiento de la economía, un argumento válido para cualquier país. La
Política Económica siempre genera beneficiados y perjudicados, grandes
productores y exportadores; grandes industriales transnacionalizados; sectores
especulativos asociados a la internacionalización de las finanzas, por lo que
no adherimos a las calificaciones de “errores” o “mala praxis” en el
establecimiento de las medidas de gobierno.
El problema es que no pudieron sostener en una
parte de la sociedad las expectativas esperanzadas para gobernar un segundo
periodo y consolidar una propuesta política “conservadora” que recuperara el
lugar de dominación cedido a manos de nuevos sectores económico sociales
surgidos al influjo de la industrialización en el primer tercio del Siglo XX.
Puede decirse que el engaño o la ilusión se
cortó, pero en el intento estaba ajustar y reestructurar el orden económico local
para afianzar la inserción de la Argentina en un orden mundial con enormes
dificultades para satisfacer necesidades del conjunto social, muy especialmente
con el ascenso de Donald Trump al gobierno de EEUU, quien puso en crisis la
lógica de la mundialización construida por cuatro décadas de neoliberalismo en
el sistema mundial.
Inflación en alza
El INDEC[1]
anunció el registro del 5,9% de inflación para el mes de septiembre pasado, con
un acumulado anual de 53,5%, mientras el BCRA[2]
pronostica, según las consultoras que ofrecen sus estudios al organismo, que
para los próximos 12 meses se espera un crecimiento de los precios en torno al
48%.
La carrera por apropiarse de la renta
socialmente generada tiene entre los ganadores a los sectores más concentrados
de la economía, que vía precios defienden sus posiciones de privilegio y
condenan a la sobrevivencia a la mayoría trabajadora de la población.
El dato lo confirma el propio INDEC, que acaba
de difundir la “cuenta de generación del ingreso”, lo que antes se llamaba “distribución
funcional del ingreso”, que explica cuanto se apropian del total del ingreso,
los trabajadores y trabajadoras, por un lado, y los propietarios de los medios
de producción por el otro. Los primeros, trabajadores y trabajadoras, perciben
un 42,5% del total para el segundo trimestre del 2019[3].
Un año antes habían percibido un 46,4%. Lo que unos y otras perdieron, -3,9%,
es lo apropiado por las patronales en sus diversidades de tamaño, lo que nos
permite intuir una ganancia de los sectores hegemónicos más concentrados.
La inflación golpea de manera diferente según
sea el nivel de ingreso percibido, por lo que el 35,4% de pobres o la mayoría
de jubilados y jubiladas que perciben la mínima, o la mayoría de asalariados y
perceptores de planes sociales sufren la remarcación regular de precios y se
ven imposibilitados de resolver adecuadamente la vida cotidiana. El desagregado
de los datos agrava las consideraciones sobre el impacto entre los sectores de menores
ingresos, ya que los alimentos crecen por encima de la inflación anualizada,
tal como ocurre con la salud y otros rubros de la canasta diaria.
Un problema para destacar es que el gobierno
congeló precios de tarifas hasta la celebración de las elecciones el próximo 27
de octubre, lo que hace pensar a futuro en elevación del índice inflacionario,
si es que las tarifas retoman su evolución asociada al crecimiento de los
precios, e incluso de la variación del tipo de cambio. Recordemos que la
presión de las empresas privatizadas de servicios públicos demandó la
dolarización de sus tarifas más allá de masivas protestas sociales.
Solo con fines electorales se asumió el
congelamiento y regulación de algunos precios, que, de haber mantenido la
política originaria, en la que cree firmemente el gobierno de Macri, el
PRO-Cambiemos, la inflación sería aún mayor.
Macri le reclama al
FMI
En el FMI existe mar de fondo y algunos al
interior del organismo pasan factura por el desmedido apoyo financiero a la
Argentina y al gobierno de Mauricio Macri. También se queja el gobierno Macri,
quien sostiene que cumplió con lo acordado, que era el ajuste fiscal. En ese
marco presiona para que le desembolsen 5.400 millones de dólares que debieron
ingresar a mediados de septiembre al país. Los necesitan para seguir
financiando la salida de capitales.
La interna se procesa en el FMI, aunque un poco
inútil, ya que la voz final está en manos de Donald Trump, gobernante del país
que tiene la última decisión en el organismo internacional. Trump no dudó en
invertir “políticamente” en la Argentina, para asegurarse el acompañamiento en
su estrategia de injerencia sobre Venezuela, que Macri ratifica reconociendo sobre
el final de su mandato a la embajadora designada por el auto designado “presidente
a cargo”. La búlgara Kristalina Giorgieva, recientemente a cargo del Fondo se
desentiende de ese debate y espera el resultado electoral para redefinir los
marcos del ajuste y la regresiva reestructuración con el ganador del 27/10.
Mientras, Hernán Lacunza, Ministro de Hacienda y
Guido Sandleris, titular del BCRA, presentan las cuentas nacionales con los
deberes realizados ante las nuevas autoridades del FMI. Ellos sostienen que
cumplieron con el ajuste y poco les importa la hipoteca de una deuda a cancelar
en futuras administraciones. Como cumplieron solicitan el desembolso para
llegar lo mejor posible a las elecciones y a la entrega del gobierno. Temen que
se les agoten las reservas internacionales que hoy administran. El último día
hábil previo a las PASO, las reservas internacionales alcanzaban los 66.309
millones de dólares, que al último dato provisto por el BCRA para el 15/10, las
mismas se redujeron a 47.780 millones de dólares. La disminución continua.
Se perdieron en tan poco tiempo unos 18.529
millones de dólares, una cifra gigantesca que podría haber tenido destino
alternativo y que requiere de una investigación sobre el destino. En rigor, no
solo se trata de investigar esta fuga de capitales, sino asumir el proceso
completo desde diciembre del 2015, signado por un crecimiento enorme de la deuda
pública que hoy alcanza al 100% del PBI, duplicando el registro al comienzo de
la gestión. Es la ocasión para avanzar en una asignatura pendiente: la
investigación de la deuda iniciada en el ciclo de la dictadura genocida. No es
conveniente postergar para el futuro la auditoría integral que pueda definir lo
legal de lo ilegal, para no seguir descargando sobre el colectivo social el
cáncer del endeudamiento que ha favorecido la concentración de ingresos y
riqueza.
Preocupación por la
pobreza
En el mundo preocupa la pobreza, tal como
mencionamos hace pocos días con relación al informe del Banco Mundial, que
avisa sobre una desaceleración en la reducción del indicador de pobreza en todo
el mundo, especialmente en los países de menor desarrollo relativo. Por su
parte, el Banco de Suecia entregó el premio “Nobel” a tres investigadores sobre
la pobreza, una mujer y dos hombres, una francesa, Esther Duflo; un hindú,
Abhijit Banerjee y un estadounidense, Michael Kremer; todos radicados en EEUU. Por
su parte, Thomas Piketty difunde un nuevo libro “Capital e Ideología”, donde
vuelve sobre el tema de la desigualdad, abordado en su “Capital del Siglo XXI”.
Lo que retoma es la brecha entre ricos y pobres y el más que interesante
análisis del discurso justificados relativo a la acumulación patrimonial de la
riqueza.
Vamos a insistir que ni el Banco Mundial, ni el
Banco de Suecia, ni el economista francés asumen la responsabilidad del
capitalismo como causa de la concentración de la riqueza y la desigualdad en contraposición
a la situación de la mayoría de la población empobrecida. Todos ellos proponen
paliativos a la hora de atender el problema, pero sin afectar el régimen
subordinado a la lógica de la ganancia y la acumulación de capitales, aun
cuando el profesor galo se anima a proponer fuertes tributos a los más enriquecidos.
¿Habrá voluntad en nuestros países para avanzar
más allá de los condicionantes del orden capitalista o solo puede pensarse en
paliativos que morigeren el impacto de la pobreza y la desigualdad?
Es una dimensión para pensar en tiempos
electorales en la Argentina, e incluso este próximo domingo en Bolivia y luego
en simultáneo con nuestro país en el Uruguay.
Córdoba, 18 de octubre
de 2019
[1] Instituto Nacional de
Estadística y Censos, INDEC Índice de precios al consumidor. Septiembre de 2019,
en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ipc_10_19FB1348322D.pdf
(consultado el 18/10/2019)
[2] Banco Central de la República
Argentina, BCRA. Principales Variables, en: http://www.bcra.gov.ar/
(consultado el 18/10/2019)
[3] Instituto Nacional de
Estadística y Censos, INDEC. Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de
obra. Segundo trimestre de 2019, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/cgi_10_192FDDDA2A2F.pdf
(consultado el 18/10/2019)
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