El Primero de mayo de 2019 ante la ofensiva capitalista


Hacia 1890 se celebró por primera vez el día internacional de los trabajadores, que pasó a ser desde entonces un día de lucha por las reivindicaciones de las trabajadoras y trabajadores de todo el mundo.
Desde el origen se trataba de poner en evidencia ante la sociedad las demandas democráticas y revolucionarias expresadas por el movimiento obrero que ya tenía identidad internacional desde la Asociación Internacional de Trabajadores constituida en 1864.
Las reivindicaciones democráticas se expresaban, entre otras cuestiones, en la demanda por las 8 horas de trabajo y mejores condiciones laborales, y entre las revolucionarias se manifestaban en la disputa del poder para la emancipación de los trabajadores, en la lógica del intento desplegado en su momento por la Comuna de París en 1871.
¿Por qué recuperar las fechas de 1864, 1871 y 1890 en 2019?
Porque son momentos de constitución de un sujeto colectivo con capacidad de discutir el poder de las trabajadoras y los trabajadores contra la burguesía y el orden capitalista, un orden que mutaba desde la realidad de la libre concurrencia a la dominación monopolista y al imperialismo.
Era un tiempo en que se visibilizaba y se hacían realidad las dos estrategias confrontadas en la lucha de clases, para consolidar la lógica del capital o para confrontarla. Vale la recordación porque pocos años después, a fines de 1917 y en Rusia se haría la experiencia del primer intento de construir una sociedad no capitalista.
Comenzaba una nueva historia en la lucha de clases que pondría en crisis al orden capitalista hacia 1930. La respuesta del poder burgués fue entonces, por única vez a la defensiva, con el Estado de Bienestar y las políticas reformistas definidas en el keynesianismo.
El keynesianismo se constituyó en la corriente principal del pensamiento económico entre 1945 y la emergencia del neoliberalismo hacia 1973-76, con el monetarismo ortodoxo y Milton Friedman receptando el Nobel del Banco de Suecia en 1976. Eran tiempos de dictaduras genocidas en Sudamérica, territorio del ensayo neoliberal.
Con el neoliberalismo se retomaba la histórica ofensiva capitalista, abandonando la etapa de la defensiva del medio siglo entre 1930 y 1980, para ya no volver.
Hay quienes sostienen, desde la crítica al neoliberalismo, que es posible revivir el reformismo del paradigma keynesiano y quienes sostenemos que la transnacionalización de la economía solo habilita el desarrollo de una acumulación de poder popular del movimiento obrero y social para ir más allá y en contra del régimen del capital.
Por ende, no alcanza con la crítica al neoliberalismo, sino que se requiere profundizar en la crítica al capitalismo.
Esta última es una lógica asociada a las primeras fechas enunciadas en esta nota, incluso a 1848 y el primer grito del manifiesto demandando la unidad mundial de los trabajadores.
Consecuencias de la ofensiva del capital
Asistimos a una lucha de clases desequilibrada a favor de los capitales más concentrados, las corporaciones transnacionales, las que pretenden en todo el mundo reaccionarias reformas estructurales que eliminen derechos laborales, previsionales y sociales, individuales y colectivos.
Las transnacionales se apoyan en los principales Estados del capitalismo mundial, con la connivencia de la mayoría de los Estados que consolidan la dependencia ideológica, política y cultural; pero también asociados a los organismos internacionales que bregan por una institucionalidad centralizada del poder del capital.
En rigor, la ofensiva no es solo contra trabajadores y trabajadoras, sino que también es contra la naturaleza y la sociedad. El saqueo de los bienes comunes y la contaminación asociada al cambio climático evidencia el privilegio a la ganancia y a la acumulación del capital por encima del cuidado del hábitat y el planeta tierra.
Por su parte, el aliento al consumismo y la deliberada obsolescencia programada demuestra el despilfarro de un modelo productivo y de desarrollo a contramano de los derechos humanos y de la naturaleza, destruyendo la propia civilización humana.
En ese camino, el capital construye su ofensiva desde la hegemonía del pensamiento y la manipulación de las ideas vía redes sociales y medios de comunicación.
Alcanza volumen la estrategia con las “fake news”, con las cuales disputan consenso social para exacerbar la lógica individualista en el momento de mayor socialización de la producción, tal como lo anticipó Marx en la Introducción a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. Un escrito esencial de un joven Marx que empezaba a encontrar la explicación del eslabón perdido en la Economía Política: el origen del excedente, la plusvalía, y con ello la fundamentación de la revolución.
Más, junto al fundamento teórico, las tareas de los clásicos de la crítica de la Economía Política asociaron su práctica cotidiana a la construcción de experiencias que permitan transformar la realidad, contribuyendo a construir sujetos, programas e instrumentos políticos y sociales que hagan realidad la formulación conceptual por el cambio de régimen.
La teoría de la revolución se asociaba a la práctica social por la transformación, articulando lo reivindicativo democrático con la demanda por la revolución. Es una síntesis de lo que se pretende en cada conmemoración del primero de mayo.
Volver a fundamentar el proyecto de la emancipación
La historia no se repite linealmente, pero es conveniente estudiar el proceso de su evolución y considerar los momentos de las ofensivas y contraofensivas de las clases en el poder y de quienes se lo disputan.
Resulta imprescindible conocer la lógica actual de funcionamiento del régimen del capital, que sigue esencialmente sustentado en la extracción y acumulación del plusvalor, pero bajo las condiciones de un nuevo ciclo de innovación tecnológica y formas de dominación del saber hacer y la cultura social, que involucra niveles inusitados de violencia y barbarie.
Pero no solo se trata de las relaciones de producción, sino de la manufactura del consenso a la cotidianeidad, lo que supone variados mecanismos de ejercicio de la dominación del capital, ideológicos y represivos. Son cuestiones imprescindibles no solo para la crítica teórica sino para asociar los fundamentos de la crítica a la organización de las clases subalternas en la disputa del poder.
En nuestro tiempo se consolida un mensaje relativo al futuro del trabajo, como si la innovación técnico científica desalojara a la fuerza de trabajo, expresión del trabajo vivo, sin comprender que ésta es la que desarrolla a las fuerzas productivas en su integralidad. Se trata de recuperar la esencia de la ley del valor y ratificar con los clásicos de la Economía Política que el capital es trabajo acumulado.
Afirmamos que sin trabajo no hay futuro y en todo caso lo que se necesita es ajustar las reivindicaciones democráticas del movimiento obrero, especialmente ante casi 180 millones de desempleados en el mundo según la OIT, o un 25% de la fuerza laboral global bajo la pobreza según el organismo centenario, que confirma el crecimiento de la inseguridad social en la contratación contemporánea de la fuerza laboral, que certifica la tendencia a la precarización del empleo derivada de la ofensiva del capital.
¿Por qué no reducir la jornada laboral, sin reducir salarios, ante la dimensión del avance tecnológico y científico? Resulta posible distribuir el empleo sobre el conjunto de la población y evitar el fenómeno del desempleo, la baja del salario y de los ingresos populares.
Es posible asegurar junto a la mayor expectativa de vida de la población mejores condiciones sociales, de ingresos y prestaciones sociales de jubiladas y jubilados. La longevidad es una buena noticia y no un mecanismo de preocupación para la supervivencia de la población mayor.
También se necesita discutir los mecanismos actuales de intervención para la transición del capitalismo al socialismo, lo que supone desplegar estrategias anticoloniales, anticapitalistas, antiimperialistas, contra el patriarcalismo y toda forma de discriminación y racismo.
Para ello se requiere retomar la máxima histórica de la unidad de todas las trabajadoras y todos los trabajadores del mundo.
Buenos Aires, 1 de mayo de 2019

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