La semana transcurrió
con el vértigo de la suba del dólar, que llegó a 23,30 pesos por dólar y
parecía que no tenía techo. Cerró la semana a $22,30 y nadie sabe cómo
evolucionará, si a la baja o nuevamente al alza.
El tema venía de
antes, ya que en diciembre el dólar cotizaba a $17,50, consolidando una
devaluación desde entonces a la actualidad del 27%, que afecta a la mayoría de
la sociedad que percibe ingresos fijos, quienes como perdedores no pueden
intervenir en la fijación de los precios de la economía.
Se trata de una
variación coherente con la inflación futura que induce la evolución de precios,
cercana al 10% para el primer cuatrimestre del 2018 y que anualizada puede
igualar a la del 2017.
El nuevo precio del
dólar anticipa un traslado seguro a precios para consolidar una inflación que
rondará entre 20 y 25% para todo el año, aun cuando el gobierno perjure el
mantenimiento de la pauta del 15%.
Mientras tanto, las
negociaciones por actualización salarial se sostienen en el techo del 15%, caso
emblemático con los docentes.
Para calmar la “corrida”
de los especuladores el BCRA liquidó más de 7.600 millones de dólares en dos
meses, con un día pico de 1.500 millones de dólares.
Ese dinero se
acreditó en cuentas concretas, lo que demuestra el destino de las reservas
internacionales, que bien podría servir para desarrollos productivos sin
necesidad de los inversores externos (que nunca llegan), lo que habilitaría
otro debate, relativo a cual debiera ser el perfil productivo de la Argentina.
Dejemos ese tema para otro momento.
Junto con la corrida
destaquemos que el gobierno presentó su plan parcial de reforma laboral y
desbarató la movida parlamentaria para frenar el tarifazo.
Dos por uno en la
jerga cotidiana, ya que la reforma laboral incluyendo el tema indemnizaciones y
fondo para despidos avanza en la disminución del costo laboral y quita de derechos;
y con el tarifazo traslada a los usuarios (la sociedad) el costo del servicio
público privatizado.
En el dos por uno se
expresa el ajuste y la pulseada ganada por la derecha y el establishment.
Ajuste
gradual o shock
Desde el gobierno se
argumentaba que la política económica era de “ajuste gradual” y desde el “mercado”,
es decir, los grandes capitales y sus voceros pedían shock de ajuste.
Bueno, eso es lo que
anunciaron Dujovne y Caputo el viernes 4/5 al señalar que se baja la pauta de
déficit fiscal y nada menos que una reducción de $30.000 millones en obra
pública, lo que supone menos ingresos salariales y despachos de materiales
entre otros aspectos.
Todo apunta al
enfriamiento de la economía, justo cuando el INDEC anunciaba datos de un crecimiento
demorado luego de la fuerte caída del 2016 y el escaso repunte del 2017. Eso
induce a pensar en dificultades sociales en materia de empleo e ingreso de la
mayoría de la sociedad.
Por si fuera poco, la
tasa de interés de referencia establecida por el BCRA escaló a 40%, cuando en
medio de la corrida había sido colocada en 33% y hace una semana estaba en
27,25%, todo para mantener a los inversores en activos financieros,
especialmente LEBAC, las que ayer cotizaban en el mercado secundario a 35%.
Los tenedores
externos de LEBAC vendían sus títulos porque desde el lunes 7/5 debían pagar
impuesto a renta financiera por esas ganancias, por lo que ahora se los
estimula con una suba de tasas que compensa la perdida por el impuesto. Los especuladores
contentos, aunque habrá que ver si renuevan los 670.000 millones de pesos en el
próximo vencimiento del 16/5.
Todos los anuncios
confluyen en la profundización del AJUSTE, haciendo eco de la demanda del “mercado”,
que sin eufemismo son los grandes capitales hegemónicos en la economía local,
con sus voceros en consultoras privadas y en los medios de comunicación, caso
de Melconian o Espert, por mencionar algunos de los mediáticos.
Lo que el mercado
espera es el shock de ajuste, con menor gasto público, en empleo y salarios
estatales, pero también en la reducción del costo laboral para favorecer
inversiones y ganancias del sector privado.
El problema sigue
estando en el límite al ajuste que ofrezca la sociedad afectada, que aun con
conflictividad visible no tiene aún el volumen necesario para frenar la
ofensiva ajustadora, y menos, reorientar el sentido de la política económica
para favorecer intereses y necesidades de la mayoría empobrecida.
Buenos
Aires, 5 de mayo de 2018
Las variables económicas esta vez no le jugaron nada a favor al gobierno además de varias decisiones que nos costaron muy caro. El impuesto a la renta financiera que produjo un costo más alto de lo previsto y género una gran fuga de capitales. A veces tratar de ser correctos o justos en este país sale caro.
ResponderEliminarLa desastrosa cosecha tomó de imprevisto al gobierno quien no se adelantó a tomar decisiones hacia el futuro ya hoy presente. Si la cantidad de divisa verde es mucho menor a la esperada no podes tomar una decisión como el impuesto a la renta financiera. Por otro lado si apostas como motor de la economía al campo un gran problema de arrastre de varios gobiernos estás sujeto a estas variables climáticas que te pueden afectar gravemente. otro factor a tomar en cuenta es el alza del dólar a nivel mundial lo que afectó en menor o mayor medida a todas las economías del mundo y mostrando sus vulnerabilidades en todas partes del planeta.
El error del gobierno nos costó caro a todos: la inflación se disparó, el dólar también, perdimos reservas y lo peor es que la falta de anticipación a estas situaciones dejó las tasas de interés en el 40% lo que trae una grandísima contracción económica ya que el crédito y la plata estan muy caros hoy. La repercusión va a ser la baja en el consumo ya que el mismo está fomentado en gran parte de forma ficticia por créditos y puro plastico. Lo que el gobierno debería aprovechar es el mes de junio con el medio aguinaldo de la gente para palanquear la baja de consumo y luego bajar las tasa ya que se va a ser insostenible seguir a este ritmo. La chance que la tasa siga al 40% no puede superar los 60 días pasado junio sobre mediados de julio el consumo se empezaría a desplomar de forma abrupta sin dejar de mencionar el mes de mayo y un junio que viene con salvavidas pero muy engañoso.
Es un tema complejo encarecer el crédito o dejar que la inflación suba y el dólar se regule de acuerdo al mercado. Hoy ya es tarde el dólar trepó mucho y algunos se quedaron por debajo de la ola y otros por encima, los precios ya subieron, la incertidumbre ya tocó un punto de preocupación y el gobierno se debilitó mucho. Todos sus movimientos fueron tardíos como si se dejara porfiar del mercado. La inflación generada no vuelve para atrás. Aunque las tasas se mantengan al 40% hasta julio y se logre controlar el dólar en algún momento la divisa irá escalando de forma muy gradual a partir de agosto hasta superar los $24 y la inflación será por encima del 25% anual hay que tomar en cuenta que a medida que la tasa baje el dólar subirá gradualmente y la inflación empezará a volver a caminar lo cual es inevitable para el gobierno ya que la falta de consumo podría llegar a provocar mayor desocupación y esto podría llevar a la falta de poder adquisitivo genuino en calle. La gente en busca de soluciones va a tomar deuda/crédito para financiar sus estándares de vida y en algunos casos huecos ocasionados por baches anteriores y vuelve a quedar endeudada ya sea por plástico o créditos este circulo vicioso no puede seguir ya que a futuro puede generar un mega endeudamiento de una parte de la población y este no poder responder por dichos pasivos contraídos.
Hay que ser muy cauteloso a la hora de tomar deuda ya que la misma puede ser productiva o destructiva en caso y previendo que el dólar sube los ladrillos estan en dolares y los autos también las cuotas o valores del hoy mañana serán mayores si uno se adelanta unos 6 o 7 meses la diferencia es considerable. Las cartas están echadas flotar hoy es vivir y mañana triunfar