M.H.: De acuerdo a lo sucedido en el G20, parece que
a Macri le va mejor afuera del país que adentro.
J.G.: Lógico. Primero porque las políticas de Macri
favorecen a los de afuera que son los que manejan la economía de la Argentina.
La devaluación sirve para los grandes exportadores vinculados, entre otros, al
núcleo sojero, beneficiario de la disminución de las retenciones y quita de
retenciones para otros sectores, me refiero a las transnacionales. Toda la
producción y exportación concentrada en la Argentina tiene que ver con el
capital externo, con la dominación que tienen las transnacionales externas. Y
la otra medida es el pago de la deuda, especialmente a los acreedores externos,
capital que está fuera de la Argentina que había sido invertido en Argentina y
que logró una rentabilidad enorme con los pagos financieros.
Cómo no va Obama a
saludarlo en China en la reunión del G20 y decirle "está muy bien lo que
estás haciendo en Argentina”. El G20 discute que hay una pobre performance del
capitalismo mundial, que el capitalismo mundial tiene un crecimiento muy pobre,
que la solución es el crecimiento económico, la expansión del ciclo de
inversión-acumulación y, por lo tanto, hay un país, Argentina, que está
ofreciendo todas las condiciones para que haya inversiones externas que
reactiven la economía mundial.
No sólo y tanto por lo
que pasa en Argentina, sino por lo que sirve para apropiarse de riqueza
nacional generada en Argentina en el sector externo. Incluso lo que hace Macri
en Argentina es muy parecido a lo que fue a prometer Michel Temer, el nuevo
Presidente de Brasil.
La Argentina funciona
para el capital externo, de ahí a que eso resuelva los problemas de la economía
argentina es otra cosa. Por eso acá la sintonía es otra y la respuesta por
estas horas fue la gran Marcha Federal del 2 de setiembre. Una marcha de
carácter plural, un gran acontecimiento social y político que llama la atención
de observadores internacionales que ven bien lo que anuncia y hace Macri, pero
mientras tenga el conflicto social en la calle, va a ser muy difícil que los
capitales extranjeros opten por venir a invertir.
M.H.: El blanqueo de capitales daría la impresión
que no va a arrojar los resultados esperados por el gobierno.
J.G.: A lo mejor no. Todavía es muy temprano para
decirlo porque hay algunos mensajes internacionales de cruce de información, se
ha logrado meter mucho miedo sobre la información que pueda haber de afuera,
especialmente de algunos países. No está EE. UU. en estos acuerdos fiscales,
pero lo que aparece es que hay muchas consultas de quienes tienen capitales
fugados. Hay expectativas muy diversas y se imaginan que puede suceder esto.
Todavía no rigen los
primeros vencimientos, vamos a tener datos sobre si funciona o no el blanqueo
cuando empiecen a caer los vencimientos. Puede ser que en ese momento lo
tengamos más claro, toda la información de especialistas dice que puede ser
mucho el dinero que venga y no necesariamente en las condiciones que el
gobierno argentino quiere.
El gobierno argentino
quiere que traigan divisas concretas, las saquen de las casas o de las cajas de
seguridad y las canjeen por títulos de la deuda, para evitar que la Argentina
salga a buscar dinero al exterior, de esa manera se hace de dólares con emisión
de títulos a un costo muy barato. Es probable que eso no ocurra y entonces va a
tener que salir a buscar crédito al exterior que para Argentina sigue siendo
caro, más que para la mayoría de los países de la región.
La reapertura de las paritarias se va a
resolver con correlación de fuerza política
M.H.: Le
Monde Diplomatique publicó “El mundo según Macri”. Esto despertó algún tipo
de reflexión, en la columna que hace James Petras los días lunes en X36, una
radio de Montevideo, señalando que “Macri se va a caer entre dos sillas” a raíz
precisamente de un análisis de la Marcha Federal y las últimas declaraciones de
Mauricio Macri negando cualquier tipo de reapertura en relación a las
paritarias. ¿Qué reflexión te merece este análisis?
J.G.: El gran objetivo del gobierno es reducir el
costo de producción en lo que puede, que es el costo salarial. Macri está
insistiendo por distintas vías en los últimos 30/40 días con una reforma
laboral muy profunda. Hizo menciones a que la justicia tiene que fallar más
para el lado de los empresarios porque siempre lo hace para el mismo lado, o
sea, para el de los trabajadores. Es lo lógico en el derecho laboral que
siempre favorece al trabajador pese a toda la ofensiva del capital contra el
trabajo.
Hay muchos comentarios
hechos desde el Poder Ejecutivo sobre una reforma laboral, esta semana ha
empezado en el Parlamento la discusión del primer empleo, proyecto que presentó
en abril el Poder Ejecutivo, que se viene demorando porque el Parlamento se
avocó a la ley anti despidos. Luego que salió, el gobierno la vetó. Hay
declaraciones e iniciativas que pretenden bajar el costo laboral argumentando
que la tendencia inflacionaria es a la baja, por lo tanto, no habría necesidad
de reabrir las paritarias. No es lo que piensan las organizaciones sindicales,
los trabajadores que están bajo Convenio colectivo de trabajo. Hay una presión
muy fuerte por reabrir paritarias, muchas se cerraron por seis meses para
reabrirlas en esta época del año. Al principio del año la orientación del Ministerio
de Economía era una inflación del 25% para todo el año, queriendo inducir
negociaciones colectivas que vayan a la baja, el promedio ha sido del 30/31%
según el convenio. Los aceiteros llegaron al 38%, por ejemplo, pero muchos estuvieron
por debajo y la demanda que el movimiento sindical organizado sostuvo en la Marcha
Federal fue la necesidad de la reapertura de las paritarias.
La cúpula de la CGT, estuvo el mismo viernes reunida con el Ministro
de Trabajo, mientras las CTA y más de 30 sindicatos de la CGT se movilizaban.
Hay una nueva reunión de la CGT el 23 de septiembre donde supuestamente van a
analizar la situación. Mañana (7/9) hay una reunión del Consejo Directivo de la
CGT con los movimientos sociales que organizaron la movilización del 7 de
agosto. Con lo cual el tema de las paritarias está muy vinculado a los ingresos
generales de los trabajadores, aún los irregulares, con lo cual la presión para
abrir las paritarias no es solo de los trabajadores convencionados sino de
todos los trabajadores, aun los que están en situación irregular. Porque en
tanto y en cuanto se muevan para arriba los salarios convencionados, también el
resto de salarios se mueven en el mismo sentido. Si se congelan los salarios
convencionados es más difícil para los trabajadores en situación irregular
lograr una mejora en sus ingresos. Con lo cual esta es una discusión que se va
a resolver con correlación de fuerza política y la presión para un paro general
fue muy fuerte.
Lo más aplaudido y lo
más reclamado en la movilización del viernes era la idea del paro, sorprendía
el nivel de consenso que hubo. Por eso la Marcha Federal fue interesante, no
solo por quiénes convocaron, quiénes adhirieron, cómo se dio el juego; sino que
deja offside a los que se quedaron afuera, a los que no protagonizaron, con
lecturas incluso sectarias de lo que está pasando, no entendiendo que el
reclamo de extensión de la protesta social viene de la mayoría de los trabajadores
y no solo de los regularizados, sino de los irregularizados también, que salen
a la calle porque la realidad de la inflación impacta con pérdidas, con
disminución de la capacidad de compra, los ingresos no alcanzan, las
actualizaciones de las jubilaciones, la de los planes sociales, van muy por
detrás del avance de la inflación.
El que ahora aparezca
un dato de inflación menor, porque retrotraen las tarifas, no quiere decir que
lo que se llama “inflación núcleo”, o sea, los elementos centrales que
determinan los precios, tengan una buena noticia para la mayoría de la sociedad
que vive de ingresos fijos. Por eso la conflictividad social va a crecer en
Argentina. Lo que se espera es que la CGT convoque porque tiene un impacto en
la cantidad de trabajadores sindicalizados muy importante. Pero si la CGT no
lleva adelante esas medidas hay otros que lo van a hacer. Por eso te mencionaba
la importancia de las organizaciones sociales de la marcha del 7 de agosto
pasado, o la Marcha Federal empujada por las CTA y algunos gremios de la CGT.
Puede dar la nota en
la Argentina que quien se anime a promover y a alentar la radicalización de las
medidas de fuerza va a tener un impacto muy grande en la sociedad porque es
notorio que la recesión argentina puede disminuir la inflación pero, sobre todo,
afecta al empleo. Macri mismo dice “no hay mucho problema de desempleo en
Argentina desde que estamos nosotros. Apenas hay 100.000 nuevos desempleados”.
El propio gobierno acepta que hay una cifra muy importante de desempleados y el
propio dato del INDEC, aunque ponga en evidencia lo que se escondía en el viejo
INDEC, habla de que la Argentina tiene 9.3% de desempleo nacional. Pero que si
lo medís en las grandes ciudades, en Buenos Aires, el gran Rosario, Córdoba,
Mar del Plata, todas están entre 11,5 y 11,7%, sumale al desempleo, el trabajo
irregular, el propio INDEC dice que el 33% de los trabajadores asalariados no
tienen seguridad social, con lo cual estamos hablando de datos sociales de
empleo, desempleo, subempleo, precariedad que son muy importantes, a lo que hay
que sumar los datos de pobreza que ya causa revuelo por la cantidad de nuevos
pobres que generó la política de Macri. Eso que las estadísticas sólo llegan a
marzo, ni hablar del mes de abril que tuvo 6,5% de inflación y la que siguió en
mayo, junio y julio; por más que la tendencia sea a la baja, porque es a la
baja porque no hay consumo, hay recesión. Cualquiera sabe que en cualquier
barrio de la capital, más allá de los niveles de poder adquisitivo, lo que
empieza a haber es el cierre de negocios.
M.H.: Cavalieri habló de 6.500 comercios cerrados.
El domingo en La Nación, Prat Gay
reflota la idea de pacto social.
J.G.: Que también estuvo al principio. Lo que pasa
es que hay un debate político en el gobierno. Así como en economía se expresa y
los diarios hablan del debate Sturzenegger – Prat Gay, Sturzenegger con una
política monetarista ortodoxa, queriendo controlar la masa de dinero para
controlar la inflación, aunque hoy hayan vuelto a bajar las tasas de interés,
que igual están en un nivel altísimo. Confronta la política ortodoxa del Banco
Central con la heterodoxa, que algunos llaman neokeynesiana de Prat Gay, que
dice que es una locura seguir enfriando la economía, que hay que aumentar el
consumo, sobre todo para el año que viene que es un año electoral.
Algunos dicen que en
el gobierno hay una disputa por definir cuál es el plan económico, si es
heterodoxo a lo Prat Gay u ortodoxo a lo Sturzenegger. Lo mismo pasa en todos
los niveles de la política, el propio Macri fue el que dijo que había que ir
con todo sobre las tarifas y así se llevaron adelante los tarifazos y así le
fue, por eso algunos dentro del gobierno dicen que hay que ir parcialmente, que
no se puede hacer la política de shock.
Lo que pasa es que
hacia enero-febrero Macri estaba muy entusiasmado porque le había salido bien
(políticamente) la devaluación, la eliminación de retenciones, la negociación
con los acreedores externos, no había aparecido resistencia política porque
todavía estaba el efecto electoral o el efecto bronca de gran parte de la
sociedad que no votó al kirchnerismo y sí al macrismo, cansado de lo que venía
ocurriendo en la última etapa con el gobierno anterior.
No es un juicio de
valor lo que digo, sino lo que implica el triunfo de Macri sobre Scioli en la
segunda vuelta. Eso lo motivó tanto a Macri como a los sectores más duros, a
que había que ir con el tema de las tarifas con los tapones de punta. No
contaban con la respuesta de la sociedad que fue amplísima, que tuvo un punto
inicial en la movilización obrera del 29 de abril, todas las centrales
sindicales convocando a una gran jornada que sorprendió a todos, a los propios
organizadores que se vieron desbordados en el nivel de participación.
Pero la protesta por
las tarifas trascendió a los y las trabajadores y captó a gran parte de las
clases medias, muchos de los cuales fueron votantes de Macri en la segunda
vuelta. Por lo tanto, eso desarmó la estrategia del “todo o nada”. Por eso
aquello del “pacto social” quedó en el aire. Macri entre primera y segunda
vuelta hizo un recorrido hasta por las centrales sindicales, habilitando
niveles de diálogo. Obviamente, no es lo que ocurrió una vez que asumió. El
gobierno no ha recibido nunca a las CTA, el viernes en plena movilización el Ministro
de Trabajo planteó una reunión para esta semana, para discutir con las CTA en
debates a los que sí ha sido invitada la CGT.
Hasta ahora la
realidad del pacto social ha sido un discurso de campaña, en la primera etapa
del gobierno Macri. Y luego se abandonó por una imagen ganadora de que iban a
seguir avanzando con todo con la política de ajuste y reestructuración. Le
fallaron varias cosas, no vinieron las inversiones externas, no han conseguido
crédito externo barato y les cuesta mucho dinamizar la economía argentina. Hay
escasos recursos públicos, hay caída de la recaudación tributaria, por lo tanto,
no se puede estimular todo lo que se quisiera el gasto público y la inversión
pública.
Además, teóricamente
están en contra del gasto público. La realidad es que a 9 meses de gobierno
Macri hay más déficit fiscal actual que en el gobierno de Cristina Fernández,
lo cual es una contradicción en el discurso macrista, tanto en el de los más
ortodoxos como en de los más heterodoxos, ninguno de ellos plantea que hay que
mantener o incrementar el déficit.
Prat Gay había
planteado una reducción muy importante del déficit fiscal para este año, no lo
están logrando. Y por eso es que vuelve a aparecer el tema del pacto social,
pero habrá que ver quiénes son los interlocutores, cuáles son las bases, si no
es un mecanismo más para distraer o demorar el conflicto social que está
bastante estallado en Argentina. Yo creo que lo que está faltando es que se
incorpore la CGT, si no lo hace los actores que están hoy dinamizando el
conflicto son los que van a plantear el desafío a corto o mediano plazo.
(entrevista realizada el 6 de septiembre del 2016)
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