Esta semana se hicieron
actividades conmemorativas del rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), en varios países de la región, y por supuesto también en la Argentina.
Resulta interesante recuperar la
memoria de una de las gestas más importantes protagonizadas contra un proyecto
estratégico de las clases dominantes en la región. La liberalización impulsada por
EEUU en las negociaciones por el ALCA contaba con el consenso de todos los
gobiernos de la región, excepto Cuba, excluida de los cónclaves de Presidentes
de las Américas.
Todo era producto de la lógica
neoliberal que imperaba en los años 90, los del Consenso de Washington, a favor
de la iniciativa privada y la liberalización de la economía.
La combinación de la campaña
continental contra el ALCA y el acceso al gobierno de Hugo Chávez en 1999
significó el primer escollo al avanzado proyecto por el ALCA que se negociaba
en secreto. En efecto, en la III° Cumbre de Presidentes de las Américas del
2001 en Quebec, apareció la primera fisura en la reunión de los jefes de Estado,
con una gigantesca movilización continental de la II° Cumbre de los Pueblos en
las calles de la ciudad canadiense.
Allí empezó una nueva etapa, con
el fin del secreto en las negociaciones de los Jefes de Estado. Fue el comienzo
del fin de un tratado que definía en el corto plazo la integración subordinada
de nuestros países a la lógica de liberalización del capital transnacional y
los intereses de la política exterior estadounidense. La libre circulación de
mercancías, servicios y capitales constituía el sentido de la política
aperturista del ALCA.
Ese estado de situación del No
al ALCA se potenció en los años siguientes y en noviembre del 2005 en la IV°
Cumbre de Presidentes de las Américas en Mar del Plata, George Bush y los
gobiernos aliados intentaron reinstalar la agenda por el ALCA. No pudieron, ya
que fueron frenados por la movilización social reunida en la III° Cumbre de los
Pueblos, junto a una nueva correlación de fuerza política en los gobiernos de Sudamérica,
especialmente Venezuela y los 4 del Mercosur. La articulación con estos
gobiernos impidió la institucionalización del ALCA.
Integración
alternativa
Fue un gran triunfo que habilitó
una discusión sobre la integración alternativa, con nuevas consignas, como la
soberanía alimentaria, energética o financiera.
Ese es el marco para el debate
procesado entre 2005 y 2010 para pregonar la necesidad de una nueva
arquitectura financiera en la región. Incluso antes, en diciembre del 2007 se
suscribió un acuerdo para instalar rápidamente un Banco del Sur, como parte de
una estrategia de integración financiera con perspectiva alternativa.
La crisis mundial, actualmente
en curso, aparecía con fuerza en el sector financiero hacia 2007, y alentaba en
Nuestramérica una búsqueda para transitar senderos alternativos. Grandes
cantidades de reservas internacionales se acumulaban en nuestros países y se
discutía el uso orientado hacia otro modelo de producción.
Esas expectativas no se
concretaron, aun cuando subsistió el objetivo y el discurso por una integración
alternativa. Es más, algunas iniciativas avanzaron, caso de la Alianza
Bolivariana de los Pueblos (ALBA) por acuerdos entre Cuba y Venezuela hacia
fines del 2004, que con la incorporación de Bolivia en el 2006 se transformó en
ALBA-TCP (Tratados Comerciales de los Pueblos), para continuar creciendo en
adhesiones.
Con el ALBA-TCP se avanzó en el
intento de la nueva arquitectura financiera, con un banco y una moneda para el
intercambio comercial, el SUCRE; pero con los límites que impone la no
integración a esos procesos de los países de mayor desarrollo relativo,
especialmente Brasil y Argentina. Si se constituyeron ámbitos de articulación,
más políticos que económicos, caso de Unasur y la Celac.
Aquel clima de época y de
esperanzadas expectativas, del lustro
siguiente al 2005, no prosperó en su orientación principal, mientras seguían no
tan subrepticiamente los estatutos de la liberalización.
Así, el mantenimiento en varios
de los países de los tratados bilaterales de inversión y la negociación de
tratados de libre comercio, del Mercosur con Israel, por ejemplo; incluso las
conversaciones para retomar las negociaciones con Europa desde el 2010, dan cuenta
de una agenda liberalizadora que reapareció en la región.
La Argentina no siguió el camino
de Bolivia, Ecuador y Venezuela, que denunciaron la participación ante el
CIADI. Vale recordar que Brasil jamás aceptó integrarse a la lógica del tribunal
impulsado por el Banco Mundial.
Se puede coincidir que la
integración alternativa sigue siendo una asignatura pendiente, pero que las demoras
en ese proceso favorecieron remedos del ALCA como la Alianza del Pacífico, al
que son tentados para ingresar los países que resistieron hace una década al
ALCA.
Nuevos
protagonistas para la inserción mundial
Otros actores globales
intervinieron para definir la inserción de Nuestramérica en el sistema mundial,
especialmente China. Se trata de un vínculo de complementariedad sin modificar
el modelo productivo.
La presencia china fue creciendo
desde las relaciones comerciales, a las inversiones y los préstamos,
constituyéndose en varios de nuestros países en primero o segundo país en vínculos
económicos internacionales.
Esas relaciones y las
condiciones globales de la situación mundial estimularon el alza de los precios
de los productos primarios de exportación, algo que ya no ocurre, consolidando
la primarización de las exportaciones de Nuestramérica. El resultado directo
fue la confirmación de un modelo productivo subordinado a la lógica de
acumulación de las transnacionales.
El papel de China avanza en múltiples
direcciones y articulaciones globales más allá de Nuestramérica. Pretende su
lugar en la disputa de la hegemonía del sistema mundial. Destacan en ese
sentido las crecientes relaciones políticas y económicas con Rusia y el
liderazgo en la construcción del bloque BRICS, algo que genera expectativas,
aun cuando no está propuesta la superación del orden capitalista.
La discusión habilitada para
nosotros es sobre el modelo productivo y de desarrollo. Si el problema es la
subordinación a un bloque de países u otros sin superar la hegemonía del
régimen del capital, o si, de lo que se trata, es de superar la inserción
dependiente de Nuestramérica en el orden capitalista.
Subordinación
o autonomía para un nuevo modelo productivo
A 10 años del No al ALCA sigue
vigente la discusión sobre la inserción internacional de Nuestramérica y el carácter
subordinado o autónomo de la integración regional.
No es un tema menor en la
Argentina, en momentos en que se define un nuevo turno presidencial. No haber
avanzado en la agenda por la integración alternativa en estos años facilita la
presión del poder económico por la apertura, la liberalización y la
subordinación al programa de máxima del capital transnacional.
Hace muy poco y en Uruguay, la
movilización popular denunció el secreto del gobierno uruguayo para integrarse en
el TISA y frustró el proyecto, que es una de las tantas formas de
institucionalizar la liberalización. El triunfo de la movilización y
organización popular muestra el camino a seguir.
Por eso vale la pena recuperar la
memoria por el triunfo de hace una década y continuar en la brega por
reinstalar una agenda para la integración no subordinada.
No está cerrada la discusión y
el momento de mayor expectativa en la construcción de proyecto alternativo
estuvo determinado por la dinámica de movilización popular e iniciativa
política de transformación. Ese es el desafío en la coyuntura para recrear condiciones
de posibilidad para la lucha por la emancipación en la región Nuestramericana.
Buenos
Aires 7 de noviembre de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejanos tu opinión o comentario, muchas gracias.